Hay intereses que se creen más poderosos que el
interés de un pueblo entero. Hay que decirles que la Revolución sabe
lo que está haciendo y que llegará tan lejos como sea necesario y
que llegará no cuando ellos crean, sino cuando nosotros creamos que
debemos llegar.
Todos los males del campesinado se resolverán con
una medida fundamental. Esta medida fundamental es la Reforma
Agraria. La Reforma Agraria es esencial para elevar el estándar de
vida al campesinado, para elevar su poder adquisitivo y darle
entrada a la fase industrial.
El Gobierno Revolucionario hará leyes
revolucionarias, porque si el Gobierno no hace leyes
revolucionarias, no es un Gobierno revolucionario.
Creo que no estamos preparados para intervenir los
centrales azucareros, porque todavía el propio Estado no lo hemos
podido administrar debidamente, ni el Municipio, ni las cajas de
retiro. Si decimos ahora cuatro turnos de trabajo en los centrales y
estos dicen no, tendremos que intervenir y eso no puede hacerlo
ahora el Gobierno Revolucionario.
Lo que sucede con los centrales azucareros es que
ahora tienen ventajas y tácticas. Dentro de cinco meses las ventajas
serán nuestras. Creen que nosotros somos un pueblo pequeño y quizás
cobarde. Creen que ante el poderío enorme del país de donde proceden
tendremos que doblegarnos ante sus caprichos y sus insolencias,
creen que somos brutos y que vamos a caer en medidas que en estos
momentos no convengan. Y no es allí solo, aquí en la capital grandes
hoteles están amenazando con despedir a cientos de obreros con
motivo de la campaña que están realizando los "gangster" para crear
problemas a la Revolución.
La Revolución está por encima de los grupos. No
podemos supeditar a los intereses sectarios los intereses de la
Revolución... Tengo fe en la victoria. Llevar adelante la Revolución
es más difícil que dirigir una guerra desde la Sierra Maestra. Si
ganamos la guerra fue por la estrategia. Si cada pelotón hubiese
atacado disgregadamente la guerra no se hubiese ganado. Necesitamos
la absoluta identificación entre todos. Porque ser líder para
paralizar un centro de trabajo es fácil. Hay que ser líder para lo
más útil. Hay que ser responsable como líder para los trabajadores.
Esto no es una competencia de un grupo contra otro grupo, o partido
político contra otro partido. El líder fácil puede hundir al pueblo,
a un sindicato. Esta prueba es más dura de lo que muchos se
imaginan. Asumo la responsabilidad de pedir. Yo asumo esa
responsabilidad. Las palabras que digo hoy se comprobarán mañana.
Quizás pocas tareas han sido tan difíciles como esta.
Hablo a hombres que tienen hambre y les digo:
esperen. Hablo a hombres que no tienen empleo y les digo: esperen.
Unos pocos disfrutan de todos los privilegios.
Otros, la inmensa mayoría, todas las necesidades, toda la miseria.
Con eso acabará la Revolución.
El obrero es el principal creador de la riqueza. No
el capitalista que se sienta en un cómodo despacho de Wall Street.
Estableceremos el salario justo. La vivienda justa.
La vida justa. Nuestra preocupación es el porvenir de todo el país.
Luchemos juntos, obreros, campesinos, estudiantes, desocupados. Es
hora de hacer, no de prometer. Se van a aplicar cuantas leyes
revolucionarias sean necesarias. La revolución se plasmará en las
leyes revolucionarias. No todas las leyes juntas, porque no se
pueden librar juntas todas las batallas.
En Cuba hay que hacer una revolución. O salvamos
esta república o esta república se hunde. No hay disyuntivas. No hay
términos medios.