Al venir aquí lo hago con la honradez y la
sinceridad con que siempre le he hablado al pueblo preocupado de una
sola cosa: el encontrar el camino acertado para conducir la
Revolución hacia el triunfo. Es posible que discrepe de algunas
ideas expresadas aquí y no sería tampoco la primera vez; muchas
veces me ha tocado discrepar, pero lo que no haré nunca es pararme
delante de un grupo de cubanos a engañar a nadie. Puedo equivocarme.
Todos los hombres estamos expuestos a equivocarnos. Con más razón
puedo equivocarme puesto que muchas veces he tenido que tratar tan
variados y distintos temas, la tarea me ha obligado a opinar sobre
tan distintas cuestiones, pero lo que no haré nunca es decir algo
distinto de lo que pienso por ninguna razón.
Me siento con moral para hablarle al trabajador y me
siento con moral para discrepar aun de alguna corriente de opinión
que tenga el respaldo de la mayoría. Y lo hago porque soy un
defensor del pueblo y no un defensor de los intereses creados.
Porque me considero el mejor amigo del humilde, el mejor amigo que
tienen los trabajadores, el mejor amigo que tiene el desempleado, el
mejor amigo de miles y miles de niños descalzos, hambrientos, sin
maestros y sin escuelas, el mejor amigo del negro discriminado y el
mejor amigo de la mujer discriminada también. El mejor amigo de todo
aquel víctima de la explotación, de la injusticia...
Creo que quienes hemos tenido la decisión suficiente
y la firmeza de convicciones necesarias para enfrentarnos a
intereses tan poderosos como los que nos hemos visto obligados a
enfrentar en los días primeros de la Revolución, no pueden sentir
ningún temor hacia los poderosos intereses que hoy se oponen al
progreso del país. Por tanto no le quepa a nadie la menor duda de
que sabemos hacia dónde vamos, que sabemos muy bien quiénes nos van
a combatir y que conocemos perfectamente quiénes nos van a poner
obstáculos en el camino y estamos dispuestos a luchar.
[...] "Cuando se piensa lo que en todos los órdenes
se hubiera podido hacer, no nos queda otro consuelo que maldecir del
pasado que nos ha traído tanta infelicidad y desorden a este pueblo.
Porque aquí nada ha querido ser ordenado, nada se ha querido
resolver para el futuro, porque aquí cada cual no se ha preocupado
nada más que de sus intereses personales, de acumular millones y
favorecer a sus amigos y camarillas".
"Por lo tanto hay que analizar la política en el
pasado para no incurrir en los mismos errores. Porque la dictadura
de Batista no fue la causa sino la consecuencia de lo anterior,
porque muchas cosas han conspirado contra la patria y esto no es más
que el resumen, el resultado lógico. Al menos tenemos hoy un punto
de partida, al menos tenemos una base formidable para empezar a
hacer una República nueva, no solo para resolver lo problemas de
hoy. Tenemos en primer término el respeto a los derechos del pueblo,
el respeto absoluto a los derechos del ciudadano. Por fin los
trabajadores se pueden reunir y expresar sus pensamientos. Por fin
tienen la seguridad por primera vez en cincuenta años de que la
fuerza pública, de que los hombres, los ciudadanos que tienen las
armas en la mano, no la usarán contra ellos; tienen la seguridad y
se sienten garantizados por los hombres que hoy tienen en sus manos
los fusiles y las armas que antes se usaron para agredir." [... ]