Se nos quiere presentar ante la opinión pública
mundial como unos criminales y como un pueblo de salvajes.
¡Una campaña desatada repentinamente! ¿Por qué, y
por quiénes, y con qué objeto? Me hablan algunos amigos, de la
prensa norteamericana, porque es verdad que muchos periodistas
norteamericanos han escrito a favor de la Revolución, y me dicen que
son cosas que, desde luego, obedecen a determinadas actitudes por
parte de algunos periódicos y algunos congresistas. Pero lo cierto
es que la campaña desatada es de grandes proporciones, y lo cierto
es también que el pueblo de Cuba tiene que defenderse,
sencillamente, y lo cierto es también que el pueblo tiene que estar
alerta.
Yo no vengo a hacer demagogia aquí: yo lo que vengo
es a decirle al pueblo la verdad. Yo no vengo a exaltar las
pasiones, pero sí quiero mantener el temple del pueblo y el estado
de ánimo necesario para afrontar cualquier vicisitud.
La verdad es que la campaña ha sido de grandes
proporciones y tiene que obedecer a determinados intereses. Partió,
en primer lugar, de las agencias de cables internacionales, y yo
puedo dar cuenta de la mala fe con que han procedido las agencias de
cables internacionales, y lo han hecho, desde luego, al amparo de la
libertad que nosotros hemos conquistado, al amparo de los derechos
que nosotros hemos implantado en nuestra patria. Han hablado, han
atacado, han calumniado y han llevado adelante su campaña miserable
y cobarde, impunemente, porque nadie ni se ha metido con ellos, ni
se les ha amenazado, ni se les ha mandado un papelito, ni se les ha
puesto un policía delante, ni nada. Se les ha dejado enteramente
libres, que hagan lo que quieran y como quieran, porque nosotros
también sabemos lo que vamos a hacer, por supuesto (APLAUSOS). Que
nos acusen como quieran...
Nosotros no vamos a usar la fuerza. Ellos están
usando la intriga; nosotros vamos a usar la opinión pública, y vamos
a decir la verdad. Tal vez lo que quieran es que lleguemos alIí,
mandemos un tanque, destruyamos las agencias... Eso es lo que
quieren, para entonces decirnos que somos unos dictadores y que
somos unos violadores de la ley, y que estamos traicionando la
Revolución. Y en eso no vamos a caer, en esas provocaciones no vamos
a caer, porque nosotros sabemos lo que hacemos. Nosotros sabemos
defendernos con otras armas que son más poderosas: las armas de la
opinión pública nacional e internacional y las armas de la razón.
Ellos quieren, sí, desde luego, y ellos lo saben. Pero, ¿qué se
pretende? Antes que nada: restarnos la opinión pública
internacional, aislarnos. ¿Con qué intereses están relacionados?
Pues algún día lo sabremos.
Pero yo a lo que no le veo justificación alguna es a
la campaña que han lanzado contra nosotros, pues todo el mundo sabe,
todo el que haya vivido en Cuba sabe la verdad de lo que ha pasado
en Cuba. Entonces, las agencias internacionales, determinadas
publicaciones de Estados Unidos y determinados congresistas
americanos... No ha dicho el gobierno de Estados Unidos la última
palabra, pero a cada rato habla de que si no va a intervenir, o si
va a dejar de intervenir. Y yo considero insultante cada vez que se
habla de si se interviene o no (APLAUSOS). Porque nosotros, cuando
hay problemas en Estados Unidos y cuando hay problemas por las
cuestiones de la segregación racial en el sur de Estados Unidos, no
hacemos una declaración diciendo que no vamos a intervenir
(APLAUSOS); porque ya se sabe que no tenemos ningún derecho a
intervenir, y por lo tanto no tenemos que declararlo. El que se esta
declarando a cada rato implica algo así como que: bueno, declaramos
hoy que no intervenimos, como declaramos mañana que intervenimos. Y
no hay una declaración tajante y terminante, y los antecedentes no
son como para tranquilizar a nadie, y por lo tanto nosotros
consideramos insultante cada vez que se habla de que no se
interviene, como una merced respecto a la soberanía de nuestro
pueblo.