Privaron al pueblo de sus prerrogativas de gobernarse, privaron al pueblo de su soberanía

(Fragmentos del discurso en el Club Rotario. La Habana, 15 de enero de 1959.)

(...) Los mambises lucharon 30 años y, mala suerte, cuando se acabó la Guerra de Independencia se quedaron en la calle los voluntarios, los confidentes, los enemigos del país. Y los que gobernaban la república no eran los cubanos: eran los extranjeros los que gobernaban la república.

Esa ocupación extranjera fue la causa de muchos de nuestros males. Sí, aquí vino una higiene brutal: mataron los mosquitos, desecaron muchos pantanos, hicieron una serie de cosas, algunas mejoras en ese orden. Pero, ¿qué hicieron? Privaron al pueblo de sus prerrogativas de gobernarse, privaron al pueblo de su soberanía, lo trataron como a un muchacho chiquito al que le decían: Te damos un permiso para que hagas hasta aquí, y si no haces eso te castigamos. Y se implantó la Enmienda Platt, que, o nos portábamos bien, bien en el sentido y en el concepto que le interesaba al país extranjero, o nosotros, pues, perdíamos nuestra soberanía, pues los Estados Unidos tenían el derecho de intervenir en Cuba. Cuba no era libre, porque cuando un extranjero se arroga los derechos de intervenir en los asuntos de un país, ese país no es libre, ese país es un poquito menos esclavo de lo que era antes, pero libre no era. La libertad no admite trabas, la libertad no admite límites, la libertad no admite cortapisas.

¿Y cuál era la consecuencia? )¿Que el gobierno robaba? Pues había que soportarlo. ¿ Que mataba el gobierno? Había que soportarlo. ¿ Que existía la prebenda, el privilegio, el favoritismo, el nepotismo? Había que soportarlo. Si usted combatía eso, si usted protestaba contra eso, entonces lo podían acusar de poco patriota.

Y le decían: Usted tiene que escoger entre dos males: entre el mal gobierno o perder la soberanía. Si nosotros, en aquel tiempo, nos hubiéramos levantado en armas, nos hubieran acusado, y con algún fundamento, de enemigos de la soberanía y de la patria, porque nos iban a decir: Van a intervenir, van a intervenir, así que ustedes van a sacrificar la soberanía; ustedes, los exaltados, van a sacrificarla.

Y entonces aquí se creó un conformismo, una resignación, frente a todos los males públicos. Era inconcebible que un pueblo, que había demostrado tantas virtudes en su guerra por la independencia, un pueblo que había sabido gobernarse en plena manigua, un pueblo que había sabido ordenarse jurídicamente, que había tenido su presidencia, sus leyes, sus parlamentos en plena guerra, llegara la república y fracasara (...)

(...) de todos los pueblos de América, el que tuvo que pelear más fue el cubano; de todos los pueblos de América, aquel que tuvo que librar su guerra solo, fue el cubano. Los demás países libraron aquella guerra ayudados unos por otros. España estaba invadida por Napoleón Bonaparte, tenía una guerra en Europa, no podía atender del todo sus intereses en América y todos aquellos pueblos, unidos, lograron su independencia. Pero todo aquel poderío español quedó en Cuba, y los cubanos solitos, solitos, sin que nadie los ayudara, tuvieron que luchar. Y cuando se reunían armas en los Estados Unidos, se las quitaban como nos las quitaban ahora también , y después de tanto tiempo luchando, al final, les impiden recoger el fruto de su victoria. A Calixto García ni siquiera lo dejaron entrar en Santiago de Cuba.

Pero yo decía que lo peor de todo fueron las consecuencias morales, el conformismo, la corrupción, que originó todo aquello, y, además, porque los gobernadores militares fueron los que sembraron aquí la semilla de la corrupción en el país.

   

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