ELECCIONES EN CUBA: EL PODER DEL PUEBLO

21 de marzo de 2005

Todo era engaño, mentira

Así asegura Argelio Cabrera, un cienfueguero que conoció de cerca los procesos electorales de antaño y tiene suficientes recuerdos para comparar

 RAMÓN BARRERAS FERRÁN

CIENFUEGOS.—Argelio Cabrera ha tenido una vida intensa. La experiencia que le aportan los años vividos le posibilita hoy reflexionar sobre los procesos electorales anteriores al triunfo revolucionario y los actuales. Su mente activa trae recuerdos que le permiten afirmar: "En las elecciones de entonces todo era un engaño, una mentira".

Foto: RAMÓN BARRERAS FERRÁN"En la nominación de los candidatos, actualmente hay transparencia, cuidado, respeto", dice Argelio.

Esos procesos, explica, en la época del capitalismo respondían siempre a las condiciones políticas del país, un Estado regido por una clase explotadora.

"Quienes hacían las campañas electorales estaban al servicio de la politiquería, de los ladrones con corbata y buenas posiciones profesionales o políticas. La propaganda estaba por todas partes; los rostros de los postulados y los eslogans que siempre los mostraban como buenas personas, ocupadas y preocupadas por el pueblo...

"Las elecciones estaban caracterizadas por esa política corrupta. Los candidatos de los partidos solo se veían en público y se daban a la publicidad en época de elecciones, haciendo promesas que nunca cumplían."

Quienes se ocupaban de los comicios no tenían escrúpulos, solo hacían "política" y buscaban dinero, apunta.

Sobre la jornada de las votaciones en los colegios recuerda: "Como se ha dicho, ese día las urnas eran custodiadas por fuerzas militares: en el campo por la guardia rural, y en los poblados y ciudades por la policía y el ejército, con fusiles y bayonetas. Eran muchas las personas que ni se acercaban por allí porque no les interesaba votar".

"Y no faltaban los sargentos políticos, personajes que compraban cédulas, ofrecían dinero... Ellos formaban una verdadera mafia. Solo defendían al candidato que representaban."

Cabrera rememora que muchos candidatos de los aspirantes a alcaldes municipales eran médicos u otras personas con influencia sobre los electores. "Cuando estaban en plena campaña ofrecían consultas gratis, pero después que eran electos o terminaba el proceso, le cobraban a todo el mundo, y si no tenías dinero no podías ir al consultorio".

Argelio sigue siendo un revolucionario activo. Sus apreciaciones sobre la realidad electoral se caracterizan por la objetividad, pues tiene suficientes elementos para comparar.

"En la nominación de los candidatos, actualmente hay transparencia, cuidado, respeto. Hoy nadie aspira por sí solo o por algún partido; hoy priman el mérito, el prestigio. Los delegados son electos espontáneamente, surgidos del pueblo. Es un acto soberano. Nuestro proceso se rige por principios de honestidad. ¡Qué diferencia!."

   

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