1 de marzo de 2005
Temas electorales...
Abismo entre pasado y presente
DIEGO
RODRÍGUEZ MOLINA
NUEVA GERONA.—Por más
trabajo que tenga al frente de la Comisión Electoral en la
circunscripción 14, en el Consejo Popular Abel Santamaría, de esta
capital de la Isla de la Juventud, Juan Colina la Rosa no olvida
aquellos comicios fraudulentos que viera y repudiara en su juventud
y de los cuales dice que "luego, cuando investigué y profundicé
como historiador encontré la farsa y demagogia que ponía y quitaba
presidentes y políticos y alejaba al pueblo del gobierno..."
Juan Colina, con la lista primaria en mano, visita por la Comisión Electoral cada casa de su circunscripción, en busca de la exactitud y calidad de ese paso básico para las elecciones de abril.
"Pero
de eso prefiero hablar después, porque ahora debo terminar un
recorrido por varias casas —explica— para comprobar los
Registros primarios, porque además de poner las listas en lugares
visibles para que el pueblo las conozca con toda transparencia, se
llega a cada ciudadano para comprobar la veracidad de los datos,
facilitar el arreglo a tiempo de errores u omisiones, actualizar o
incluir a quien no aparezca, pues se trata de un derecho aquí muy
respetado, y garantizar exactitud y, por tanto, la calidad de las
elecciones."
"Y
más allá del aspecto técnico —subraya— es admirable el apoyo
popular en la colocación de las listas y su cuidado, ya que son la
base de las elecciones, para la cual nos preparamos en todos los
terrenos."
"Nuevamente
le demostraremos al Gobierno yanki, no solo el día de la votación,
sino en el resto de los momentos del proceso, algo tan elocuente
como la forma que los vecinos tienen de proponer libremente a los
candidatos con méritos y posibilidades de representarlos, lo
inútil de ponerle más dinero al macabro plan empeñado en destruir
a un sistema electoral muy nuestro y una democracia muy valorada por
los cubanos", reflexiona.
A Colina le sobran
razones para sentirse orgulloso de lo que hace y comenta tras el
recorrido que "a diferencia de aquella seudorrepública o de la
amarga realidad de otras latitudes, aquí nadie paga un centavo para
inscribirse ni tiene que hacer trámites complicados o sufrir
limitaciones".
Ejemplifica en tal
sentido aquellos comicios de los años cuarenta en la entonces Isla
de Pinos: la guardia rural impidió a la entrada de los poblados la
llegada a los colegios electorales de campesinos, gente humilde y
otros que sabían estaban contra Batista, uno de los aspirantes a la
presidencia, la cual finalmente ocupó a base de este tipo de
coacción, que aunque fue denunciada junto a los fraudes en La Fe,
de nada valió.
"Parte
de las humillaciones era también la compra de las boletas
electorales de las personas necesitadas, a cambio de resolver algún
problema.
"El
descaro llegaba al extremo, cuenta, que el último alcalde aquí,
Pedro Díaz del Valle, del partido en el poder, se atrevió a
decirle al candidato opositor ortodoxo, Andrés Fernández, ya en la
década de los cincuenta: Para qué te presentas, si tú sabes
que no vas a ganar...
"Tal
era el relajo, que había momentos en que los partidos que
representaban a los grupos de poder económico se ponían de
acuerdo, turnaban y alternaban los alcaldes, concejales y otros
cargos públicos y el sufragio popular era solo fachada de una
sociedad que mucho contrasta con la de hoy, donde quien postula no
es el Partido, sino el pueblo en las asambleas de nominación, clara
expresión de democracia directa, y cada ciudadano ejerce el derecho
y el deber de no solo elegir y ser elegido, sino también de
proponer y ser propuesto."
"Para
más regocijo —subraya confiado— las personas que elegiremos son
ciudadanos con capacidad y prestigio en la comunidad, ante la cual
rendirán cuenta periódicamente, sin convertirse en profesionales
del Poder Popular, e incluso pueden ser revocados antes de cumplir
su mandato", enfatiza al acentuar otros detalles del profundo
carácter democrático y transparencia de nuestra Ley electoral.
Juan Colina no olvida, y
menos cuando compara todo aquello con las realidades de hoy. Por eso
tampoco descansa en una misión en la cual mucho se enorgullece de
la participación de los jóvenes.
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