ELECCIONES EN CUBA: EL PODER DEL PUEBLO

26 de febrero de 2005

Anónimos pero decisivos

Texto y foto Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— Si algo ha aprendido a hacer bien el cubano es a dignificar al compatriota. Honor a quien honor merece, pidió El Maestro desde el siglo antes pasado.

Como María Antonia y Mirtha, en
 Las Tunas, miles de cubanos han
 cooperado, proceso tras proceso,
 en las comisiones electorales.

Y aunque no siempre medie una arenga de reconocimiento explícito para quienes se afanan día y noche en los preparativos, organización y consecución de este proceso de elecciones, es obvio que la población los admira.

He notado ese sentimiento en la calurosa palmada que se da a modo de saludo sobre el hombro, en la frase "te veo en la pelea, de campana a campana" y también en el ofrecimiento para "ayudar a tu familia durante esta etapa en lo que me necesiten".

Solo aquí, suman más de 4 100 los tuneros que intervienen directamente en las tareas del presente proceso electoral, formando parte de sus comisiones, desde la circunscripción hasta el nivel de provincia. Considérese, pues, en cuántos cubanos recae igual responsabilidad...

En diálogo con Juan González Sacramento, presidente de la Comisión Electoral Provincial, recordaba una frase que define lo que siempre debe distinguir a un revolucionario: "Trabajo, trabajo y más trabajo".

No les ha faltado eso a las miles de mujeres y hombres de diferentes profesiones, que por sus probados méritos, capacidad y experiencia tomaron posesión, en distintos momentos, como autoridades electorales.

Y es justo decirlo; no solo para satisfacción individual de cada uno de ellos, sino también para que millones de electores sepan que detrás de esa planilla donde aparecen sus nombres en los registros primarios y en cada paso adelante del proceso está la anónima pero decisiva entrega de quienes son protagonistas voluntarios de nuestra genuina democracia.

   

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