4 de abril de 2005
Gobierno local registrará importante renovación
MARÍA JULIA MAYORAL
Aproximadamente
la mitad de los representantes recién elegidos son actuales
delegados; para los otros es experiencia inédita, cuyo inicio
tendrá lugar con la constitución de las nuevas Asambleas
Municipales del Poder Popular el venidero 15 de mayo. Cada dos años
y medio, como resultado de los comicios, el país vive experiencias
más o menos similares. Desde los primeros sufragios del Poder
Popular en 1976 hasta los anteriores celebrados en el 2002, han sido
reelectos como media el 46,5%.
Este hecho, en opinión
de especialistas como Jorge Lezcano Pérez, muestra dos aspectos
interesantes, el primero, que el pueblo ratifica su respaldo a un
número importante de sus representantes en las Asambleas
Municipales, con lo cual se garantiza la continuidad del trabajo; y
segundo, que en cada proceso se incorpora una cantidad también
significativa de nuevos delegados, quienes aportan iniciativas y
enfoques renovadores a la gestión de gobierno tanto en la
circunscripción como en el municipio.
Sin desconocer la
validez de las evaluaciones anteriores, la renovación hecha una y
otra vez en tan corto tiempo, aunque es resultado de la voluntad
popular, genera no pocos retos para el propósito de perfeccionar el
desempeño de las Asambleas y de sus correspondientes Consejos de la
Administración.
Medio lustro de mandato
parece un tiempo largo, pero la práctica confirma que muchos
delegados han llegado a dominar el contenido de su labor cuando ya
andan por la mitad del periodo. Si a ello se une que en determinados
sectores de nuestra sociedad subsisten desconocimientos y errores a
la hora de interpretar el papel de esos representantes, podrá
entenderse el trascendente reto que vuelven a tener ahora los
órganos locales del Poder Popular.
No en balde días atrás
fue dado a conocer el propósito de impartir seminarios a todos los
delegados antes de la próxima constitución de sus Asambleas. Desde
hace varios años la preparación de estos cuadros del sistema
representativo del Estado recibe especial atención; sin embargo,
los hechos también constatan que ni conferencias ni estudio de
normativas jurídicas resultan suficientes; buena parte de los
conocimientos dependerá, como de costumbre, de la voluntad
individual de superación, sobre todo, porque los electos deberán
cumplir sus obligaciones en el Poder Popular sin descuidar su faena
laboral o estudiantil.
En momentos como este
vale recordar, además, que en la circunscripción la máxima
autoridad no la tiene el delegado elegido, sino el conjunto de los
electores: son estos quienes le otorgan el mandato para que los
represente en sus problemas, quejas y opiniones; y son esos
electores los que pueden revocarlo en cualquier momento cuando no
responde a sus intereses, como señaló en 1974 el Segundo
Secretario del Comité Central del Partido, General de Ejército
Raúl Castro. Pero a la vez se trata de una relación de
corresponsabilidad en el trabajo, pues el delegado necesita (y debe
promover) la participación de los electores en las tareas de
gobierno, entre ellas las de control y fiscalización.
El hecho de que cerca de
la mitad de los actuales delegados no continuará ejerciendo el
cargo, tampoco significa "borrón y cuenta nueva". En las
más recientes asambleas de rendición de cuenta fueron formulados
292 662 planteamientos por parte de la población, y en 177 331
casos los vecinos se comprometieron a participar en la ejecución de
las soluciones. Tales empeños deberán continuar ahora aunque el
delegado sea nuevo o con experiencia en esos menesteres.
La autoridad y el éxito
de todos ellos dependerán no solo del desvelo personal de cada
cual. Será clave su trabajo de conjunto como integrantes de una
Asamblea, el respaldo que les brinden las entidades y la
cooperación de la comunidad, cuyo voto secreto y directo los
colocó en esa compleja encomienda de ser el Delegado.
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