ELECCIONES EN CUBA: EL PODER DEL PUEBLO

20 de enero de 2005

Electores con privilegios

MARÍA JULIA MAYORAL

Los comicios en Cuba durante las últimas tres décadas, desde el experimento inicial en la provincia de Matanzas en 1974 y los primeros sufragios generales del Poder Popular en 1976, destacan la existencia de un tipo de democracia popular y participativa, esencialmente diferente a las representativas burguesas, prevalecientes en el mundo.

Nadie pretende presentar al sistema electoral en la Isla como un modelo a copiar por otros países. Sin embargo, la opción cubana debe examinarse con respeto, pues ha sido capaz de asegurar al pueblo su activa participación en la vida económica, social y política, y en los procesos de toma de decisión, desde los barrios hasta las máximas instancias del Estado y del Gobierno.

No es fortuito que en el más reciente plan del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, aprobado por W. Bush el 6 de mayo del 2004, aparezca el objetivo de restaurar un sistema electoral semejante al empleado en aquella gran potencia.

Al parecer olvidan, entre otras cosas, que hasta los nacidos después de 1959 tienen clara conciencia sobre lo que fueron las farsas electoreras durante la república neocolonial, bajo la tutela o la intervención directa de EE.UU.

El Plan para asistir a una Cuba libre —notorio proyecto para arrebatar a nuestra nación su independencia, privarla de su soberanía y proceder a la anexión del país—, expresa en el capítulo 3 el propósito de "crear y fortalecer, con el apoyo y asistencia de Estados Unidos, un sistema electoral democrático para la redacción y reforma de las leyes electorales y capacitación de los funcionarios electorales en cuestiones de inscripción de votantes, mantenimiento de los censos electorales y procedimientos de votación".

Se trata de la "ayuda democrática" de un país en cuyas elecciones pueden ocurrir cosas como las siguientes: La mayoría de los votantes, más del 80%, usó recientemente para el sufragio máquinas fabricadas por dos compañías. Los dirigentes de ambas, hermanos además, fueron activos participantes y grandes contribuyentes de la campaña del señor W. Bush. El presidente de una de esas empresas declaró en el 2003 que iba a garantizar la victoria de Bush en el Estado de Ohio.

Dichas máquinas registradoras de votos no entregaron ningún recibo como constancia a los electores. Sin embargo, esas dos compañías producen máquinas de juego que emiten certificados para cada jugador. ¿Por qué no hacerlo para algo tan importante como el sufragio? En el Estado de Ohio no se permitió la presencia de ningún observador internacional. El territorio estaba garantizado por el propietario de las máquinas mediante las cuales votaron los electores.

Una mirada realista al sistema político estadounidense también evidencia que los escogidos como candidatos, tanto por el partido Demócrata como por el Republicano, han sido los que han logrado recaudar más dinero para la contienda electoral durante el año anterior a los comicios.

"En la campaña..., el dinero temprano lo es todo", ha confirmado la prensa estadounidense. Sobre el asunto, a finales de la década de 1990 un senador explicó que él contaba "con el amigo más confiable que usted puede tener en la política americana", y ese amigo es "el dinero accesible" (ready money).

El Plan contra Cuba señala, además, que el "Gobierno de Estados Unidos ofrecerá asistencia para planear las nuevas elecciones multipartidistas" y que colaborará con la OEA "en apoyar misiones de observación electoral para ayudar a las autoridades cubanas del Gobierno de transición a imprimir responsabilidad a su proceso electoral".

Quienes tienen y ejercitan la libertad de postular y elegir a sus representantes por sí mismos no necesitan intermediación alguna de partido político. Eso lo saben bien los cubanos, que además cuentan con el derecho, bastante raro en este mundo, de que los electos rindan cuenta y puedan ser revocados en cualquier momento por quienes los promovieron al cargo mediante sufragio directo y secreto.

Aquí el Partido Comunista no interviene ni en la selección ni en la posterior elección de los representantes públicos. Como tampoco se verán campañas propagandísticas para condicionar las decisiones de los votantes a favor de uno u otro candidato, o en el proceso inicial de postulación.

Los electores en Cuba gozan de prerrogativas vedadas a millones de personas en el planeta, y esas son las que, en nombre de la "democracia", nos quieren arrebatar.

   

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