Una de las peticiones más reiteradas por el pueblo en
los encuentros sostenidos durante la fase de presentación de los
candidatos fue que mantuviesen el contacto sistemático con la gente
después de finalizados los comicios.
La expectativa tiene sobrados motivos si se tiene en
cuenta la forma de actuar de los principales líderes de la Revolución.
Además, el sufragio directo permite apreciar con más claridad que el
integrante de la Asamblea Nacional representa no solo al país, sino
también al distrito o al municipio por donde fue elegido.
"Ninguna de las dos cosas deben olvidarse", advirtió
Fidel desde los comicios generales de 1992-1993, cuando por primera
vez se aplicó el actual sistema para la elección de los parlamentarios
y los delegados provinciales.
No deben olvidarse jamás, agregó entonces el
Comandante en Jefe, de que representan a la nación, "porque van a
tomar medidas y a adoptar decisiones que afectan a la nación, y en
nombre de la nación. Pero también representan al municipio y al
distrito de donde provienen, tienen una doble representación, y no
pueden olvidar el municipio ni el distrito que los eligió, ni pueden
olvidar la necesidad de los contactos, cualesquiera que sean las
obligaciones de los diputados a la Asamblea Nacional".
El porcentaje de votos obtenido por cada candidato
este 20 de enero indica, entre otras cuestiones, que cuando hay
relaciones estables y fructíferas entre el pueblo y sus
representantes, la gente los apoya, aun cuando el diputado no viva en
la demarcación por donde fue votado en las urnas.
Por mis conversaciones con los integrantes de las
Comisiones de Candidaturas, conozco que durante el proceso de
consultas hubo muchas personas e incluso Asambleas Municipales que se
pronunciaron en favor de postular nuevamente a compañeros residentes
en otros territorios porque apreciaron sus visitas estables al
municipio, la preocupación por los problemas del pueblo, el
intercambio habitual de información. En síntesis, se sentían bien
representados.
El diputado, dijo el Comandante en marzo de 1993,
"debe hacer todo lo que pueda por su distrito, y cuando no pueda hacer
nada, hablar con los electores cada vez que pueda y explicarles qué se
hace y qué no se hace, qué puede hacerse y qué no puede hacerse.
Constantemente hay que estar dando explicaciones".
El diputado, añadió, tiene que decirle la verdad al
ciudadano. "Pero siempre hay algo que se puede hacer, siempre habrá
algo que dependa de un esfuerzo, no de recursos materiales, y eso hay
que explicarlo. La gente comprende. Recuerden la propia experiencia
que me refirieron muchos candidatos a diputados de que en ningún lugar
les pedían nada; que los recibían, los escuchaban, les hacían
preguntas, pero en ningún lugar les pedían nada. Esa es una cosa
verdaderamente admirable con la cantidad de necesidades que tenemos,
que el elector no se dirija al candidato para estarle pidiendo cosas
que no está en sus manos resolver".
Todo este proceso, señaló Fidel, debe marcar un estilo
nuevo en el trabajo de los cuadros políticos y en el contacto con las
masas.
Como periodista, desde hace varios años trato de
seguir de cerca la gestión del Poder Popular, ello me permite hacer
apreciaciones básicas sobre el tema expuesto: Primero, la Asamblea
Nacional, mediante sus comisiones de trabajo, propicia el contacto de
los diputados con la población, pues esos equipos a la hora de hacer
sus evaluaciones están obligados a indagar y sopesar las opiniones de
los ciudadanos. Segundo, en sus debates los parlamentarios se han
hecho eco invariablemente de las preocupaciones de la gente.
Sin embargo, todavía hay mucho de espontaneidad en el
vínculo de los diputados con la población del municipio o distrito por
donde fue electo, y por tanto notables diferencias. Además, en
ocasiones esa relación se circunscribe a la asistencia del
parlamentario a las sesiones de la Asamblea del Poder Popular del
municipio en cuestión.
Debería pensarse en la conveniencia de que la Asamblea
Nacional establezca a sus miembros que por lo menos dos veces al año
recorran las demarcaciones electorales para dialogar con las personas,
como mismo hicieron en la etapa de los comicios.
Esto podría ser de mucha utilidad para que los
diputados rindan cuenta al pueblo de su labor en el Parlamento,
ofrezcan información sobre el desempeño de las comisiones permanentes
de la Asamblea y obtengan de primera mano opiniones de los electores.
Resulta muy dispar la intensidad con que se promueven
los contactos de los candidatos durante las elecciones y la posterior
información pública acerca del diálogo entre los diputados y sus
electores. El vínculo con el pueblo no es cuestión de coyunturas,
responde a la filosofía de la Revolución y al ejemplo que nos han dado
sus principales líderes.