¿Hay que votar por todos? La pregunta me la han hecho no pocas
personas en los últimos días. Mi respuesta invariable: Tú decides. El
voto unido no es cuestión de deber en términos de mandato, imposición
o coyunda a las libertades cívicas.
El 20 de enero cada cual tendrá derecho a votar como entienda
pertinente: por ninguno, por uno, por varios o por todos los
candidatos. Sin embargo, ello no significa que los revolucionarios
dejen de empeñarse en persuadir a cuanto compatriota sea posible
acerca de la importancia del voto unido.
Candidatos escogidos con tanto escrúpulo, honradez y cuidado, que
han sido seleccionados en virtud de principios y no de influencias,
merecen total respaldo, decía Fidel sobre los nominados en los
comicios generales de 1992-1993. La aseveración del Comandante en Jefe
bien se ajusta a lo sucedido también en esta ocasión, pues las
personas postuladas son fruto de un proceso similar y cada una de
ellas posee suficientes méritos, capacidad y aval revolucionario para
ocupar un puesto, según sea el caso, en las asambleas Nacional y
Provinciales del Poder Popular.
Sin sonrojos de ningún tipo podemos apelar al espíritu de unión,
solidaridad y patriotismo de los cubanos, a las puertas de los nuevos
sufragios.
Cuando en 1993* Fidel habló de la importancia de exhortar a la
unidad en el voto, dejó claro que no estaba mencionando la actitud "¼
que vayan a adoptar los que están en contra de la Revolución, los que
quieren que Cuba se convierta en un Miami, los que quieren que Cuba se
convierta en una colonia yanki, los que quieren que la Revolución sea
destruida, los que quieren que la Revolución no resista o no pueda
resistir. Esa es otra actitud, ya me imagino lo que harán: o no
votarán, o anularán las boletas, o se pondrán a inventar cosas que de
alguna manera perjudiquen".
Hoy la situación resulta semejante, los mercenarios internos, a
sueldo del gobierno de los Estados Unidos, siguen en "sus trece", pero
sin hacer mella a la Revolución. Tienen derecho, sencillamente, a
estar en contra. Mas, frente a ellos volverá a triunfar el sentimiento
de unidad y de independencia nacionales defendido por la mayoría de
los cubanos, convencidos de que, como advirtiera Martí: "Si hay
algo sagrado en cuanto alumbra el sol, son los intereses patrios".
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