(17 de diciembre de 2004)
Las montañas: bastión
inexpugnable
Jorge Luis Merencio Cautín
GUANTÁNAMO.—El soldado Idelfonso
Hernández Romero conoce palmo a
palmo, cada metro del abrupto
territorio defendido por la
Unidad de Infantería, a la cual pertenece
desde hace 22 meses.
Ese dominio perfecto de las elevaciones,
los bosques, las cuevas, y de su
fusil automático, lo hacen un
combatiente temerario en la
defensa de la montaña que lo vio
nacer, crecer y convertirse en un
destacado jefe de pelotón.
Cuando visitamos su unidad, en plena
serranía guantanamera, Idelfonso
y otros cientos de combatientes perfeccionaban
su preparación mediante un
ejercicio de avance táctico en
el terreno, para ocupar una
posición ventajosa, y aniquilar
a una agrupación enemiga que
había logrado penetrar en las
profundidades de nuestro
territorio.
“Parecen árboles que se mueven”, llegó
a comentar un integrante del
equipo periodístico, al observar
cómo estos audaces montañeses,
enmascarados con la floresta, avanzaban lentamente, pero
con firmeza, hasta eliminar a los
intrusos.
“Nuestra misión está clara desde el
primer día de estancia en la Brigada: mantener la tradición
mambisa y del Ejército Rebelde de
que las montañas cubanas son
intomables”, afirma con elocuencia Idelfonso
y agrega: “Aquí derramamos
gran cantidad de sudor en la
preparación física y combativa,
en la construcción de obras
protectoras, y el acondicionamiento
ingeniero del teatro de
operaciones militares. Pero lo
hacemos convencidos de que el
sudor que se derrame en la paz es
sangre que se ahorrará en la
guerra, que no queremos, pero que
si nos la imponen, la ganaremos.”
Hábiles en el manejo del armamento y
en el desplazamiento en el
terreno, además de muy buenos tiradores,
son nuestros soldados aquí,
interviene el coronel Eduardo
Delgado Leyva, quien encomia
también el alto grado de preparación
psicológica de los combatientes,
capaces de penetrar en las
profundidades de una cueva, de
aparecer y desaparecer en el
bosque, como verdaderos fantasmas,
de trepar cualquier árbol, sin
deshacerse de sus letales medios
de combate.
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