(17 de diciembre de 2004)
Jimaguayú: en combate
como siempre
Enrique Atienzar Rivero
CAMAGÜEY.—Las obras protectoras
para la población no se detienen
en Jimaguayú, municipio
eminentemente ganadero. Los
tuneleros, como son llamados
quienes las construyen, saben de
la importancia de las
fortificaciones para salvaguardar vidas
humanas.
En
la tercera jornada del Ejercicio se garantizó el traslado de
la masa vacuna.
Miguel Malpica López cambió hace
11 años la jefatura de personal de
la empresa pecuaria de Maraguán
por la de jefe de un colectivo
dedicado a esta faena y
considerado entre los mejores en
el país.
“Vivo enamorado de ese trabajo. Me
gusta ver lo que se hace y, en
primer lugar, por lo que
significan los túneles para proteger
a la población”, comenta Malpica.
Los rostros son mayoritariamente de
jóvenes curtidos por el trabajo
y que se olvidan del tiempo,
porque para ellos lo primero es
cumplir con la Patria, excavando
el suelo hasta llevar las obras a
su terminación.
Uno de esos muchachos, Henri
Nápoles Hernández, se ha
convertido en un albañil de primera
línea, que también sabe utilizar
la técnica, incluidos los compresores
para construir obras defensivas.
Las tareas previstas que deben cumplirse
en Jimaguayú durante el Ejercicio
Estratégico Bastión 2004 transcurren
sin contratiempos. Una de la
dinámicas que ocupan a los
miembros del Consejo de Defensa
Municipal es la de cómo producir
pan ante la carencia de energía
eléctrica. Se aplican las
variantes probadas y factibles,
en este y otros abastecimientos
para garantizar aprovisionamientos
a los combatientes y a la
población.
Guilber Álvarez tiene 29 años de
edad, y desde hace tiempo empezó
en los quehaceres de panadero,
mediante el movimiento de los
aprendices. Hoy expresa con
orgullo la satisfacción de asumir,
en condiciones excepcionales, la
responsabilidad de producir ese
vital alimento.
“Por encima de lo que sea, hay
que garantizar el pan. Esa es
nuestra disposición, que llegue a
los niños y a todo el pueblo. Y
si después de hacerlo tenemos que
coger el fusil, lo cogemos. Esta
expresión es reflejo del espíritu
prevaleciente en los más de 20
000 habitantes de Jimaguayú, y
en los 798 kilómetros cuadrados
de superficie que sabrán
defender.
El presidente del Consejo de Defensa
Municipal, Alberto Calderín así
lo ratificó: “Estamos en
condiciones de propinarle una
contundente derrota al enemigo, si
por error intenta atacarnos, porque
nos hemos preparado, y este
Bastión es el colofón de lo
aprendido para defendernos bajo
la concepción de la Guerra de
Todo el Pueblo.
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