La II Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños que inicia hoy en nuestro país tiene
entre sus metas declarar la región como una Zona de Paz.

Fuera de toda retórica, el objetivo es muy
concreto: que siempre se resuelvan los conflictos a través del
diálogo y las negociaciones, y nunca por la vía armada.
Los países al sur del Río Bravo están declarados
como libres de armas nucleares desde la firma de los tratados de
Tlatelolco a finales de la década de los 60. Sin embargo, ya no es
la única zona del mundo que ostenta ese privilegio, pues desde que
Sudáfrica se deshizo de ese tipo de armamento —adquirido durante el
Apartheid—, África la acompaña en ese privilegio.
La declaración que se busca en la capital cubana
comprometería a los estados miembros del bloque al respeto de los
principios y normas del derecho internacional y a la solución
pacífica de controversias, de acuerdo con fuentes diplomáticas.
Igualmente, establece que los integrantes de la
Comunidad fundada en el 2011 deben cumplir estrictamente con su
obligación de no intervenir en los asuntos internos de cualquier
otro estado.
Resulta una apuesta por la preservación de la
soberanía y la autodeterminación regional, al tiempo que se avala el
derecho de todo país a elegir su propio sistema político, económico,
social y cultural, como condición para garantizar la convivencia
pacífica.
Este paso, que constituiría un hito para la
región, ya ha sobrepasado dos momentos cruciales. La Reunión de
Coordinadores Nacionales de la CELAC dieron su visto bueno al texto.
Asimismo, los Cancilleres que se reunieron el lunes respaldaron la
declaración.
A una pregunta de Granma, el canciller
cubano Bruno Rodríguez Parrilla aseguró que la idea de crear una
Zona de Paz recibió el apoyo "unánime y sustantivo" de los titulares
de Exteriores de la región.
Ahora solo resta que los jefes de Estado y
Gobierno lo ratifiquen durante la II Cumbre de la CELAC que inicia
hoy.
LOS FRUTOS DE LA PAZ
"La zona de paz no solo quiere decir ausencia de
guerra entre los estados latinoamericanos, sino también dentro de
los estados latinoamericanos, lo que se refiere a los golpes de
Estado y a las posibles guerras civiles", refirió a este diario el
Doctor en Ciencias Históricas Alberto Prieto Rozos.
También establece —añadió— que cualquier agresión
militar imperialista significaría una violación del acuerdo de paz
que se pretende.
De lograrse la Zona de Paz, impactaría no solo a
nivel político, sino también en lo económico y social. El
representante regional de la FAO, Raúl Benítez, le refirió a este
diario que la paz no está desvinculada del hambre, la pobreza y la
desigualdad.
"A nivel mundial hay ejemplos donde la lucha
contra el hambre ha ido en retroceso y justamente se da en aquellas
regiones donde existen conflictos y guerras. No se puede garantizar
la seguridad alimentaria en medio de los tiros".
El politólogo Carlos Alzugaray apunta que la
declaración es una muestra más de la creciente autonomía de la
región y pudiera ser un primer paso para eliminar aquellos aspectos
más negativos de la presencia militar extranjera en Nuestra América.
El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, comentó
a Granma que la propuesta de Zona de Paz era un primer paso
para avanzar hacia la consolidación de los objetivos comunes y
lograr una región que viva en armonía.