A las 15:49 (GMT), la aeronave sale rumbo a Barbados después de
tomadas las medidas de seguridad necesarias desde un frustrado
atentado a un avión de Cubana en Kingston, Jamaica. No se aceptarían
carga o correo, ni equipaje sin acompañante; se chequearía el
equipaje de mano y se revisaría si los pasajeros iban armados; sin
embargo, el equipo utilizado por las autoridades aduaneras no estaba
preparado para detectar sustancias explosivas, por eso los
ciudadanos venezolanos José Vázquez García (nombre falso que dio
Hernán Ricardo Lozano) y Freddy Lugo no tuvieron dificultades para
acceder a la aeronave.
Ya en ella, rechazan comer. Uno va al baño, se traba la puerta y
da gritos de auxilio. El amigo no puede pararse del asiento: el
miedo lo deja inmóvil. El propio capitán acude a ayudar al que
estaba en aprietos. El mismo capitán al que los dos asesinos habían
sentenciado a muerte... A las 16:21, el vuelo arriba al aeropuerto
de Seawell, en Barbados. Allí concluyen su viaje Lugo y Ricardo.
Casi una hora después, a las 17:15, la nave calienta motores y
despega con destino a Jamaica. A bordo iban 73 personas entre
tripulantes y pasajeros.
Ocho minutos habían transcurrido del despegue, cuando en la torre
de control se escucha un "¡Cuidado!", era el grito del capitán
Wilfredo Pérez, quien se oía a través de la radio del DC-8. Más
adelante se percibe claramente lo que le plantean: "Felo, fue una
explosión en la cabina de pasajeros y hay fuego". "Regresamos de
inmediato; avisa a Seawell", indica el capitán.
"Seawell; Seawell... CU-455-CU-455... Seawell. ¡Tenemos una
explosión y estamos descendiendo inmediatamente, tenemos fuego a
bordo!", fue el mensaje de aviso. "¿CU-455 regresará al campo?",
ripostan. A las 17:25:20, otra vez se escucha en la torre de control
la voz del copiloto: "Seawell CU-455... pedimos inmediatamente,
inmediatamente pista". Un "Recibido", llega desde la torre de
control. "CU-455 autorizado a aterrizar".
Segundos después, a las 17:25:27, en Seawell se oye una frase
perentoria: "¡Cierren la puerta, cierren la puerta! CU-455. Tenemos
emergencia total, continuamos escuchando, respondan".
Una segunda explosión había tenido lugar en el área de los baños
traseros. Sin percatarse aún de la nueva complicación, el copiloto
grita: "¡Eso es peor, pégate al agua, Felo, pégate al agua!".
Entonces el piloto hace girar la aeronave, sabía que se acercaba el
fin... Con su acción evita que la nave caiga sobre la playa cercana
y se impiden más muertes inocentes. A lo lejos, ante los ojos
atónitos de los bañistas, una bola de fuego descendía en las costas
de Barbados con su preciosa carga calcinada.
Un avión venezolano que volaba cercano al lugar emitía una señal:
"Este es DQ-650. ¿Los podemos ayudar en algo?" Ya, para esa hora, la
única respuesta fue el silencio. A una profundidad de 1 800 pies y a
4,8 millas del litoral, la fragata británica H. M. S. Tartar ubicó
los restos del DC-8 de Cubana.
Un corresponsal del diario mexicano Excelsior, Ted Córdova,
señaló que el "principal error" de los ejecutores fue el haber
hablado sobre la acción terrorista que habían realizado, mientras se
trasladaban entre el aeropuerto y la capital trinitaria. Imaginaron
que el taxista, Erick Johnson, no entendía el español; sin embargo,
cuando este los dejó en el hotel Holiday Inn, formuló la denuncia
ante la policía, lo que permitió que poco después fueran arrestados.
En Puerto España, en medio de su nerviosismo, Hernán Ricardo
llama a su novia a Caracas y le pide que le avise a Luis (Posada
Carriles) que "el autobús con los perros se había caído".
Posteriormente, él mismo pudo hablar con Posada y le plantea:
"¿Qué hubo Luis, aquí chico, estoy en un problema, no sé qué hacer,
pero el bicho se cayó y parece que hay muchos sobrevivientes, con la
cantidad de siete ñampios, comunícale eso al jefe Paniagua
(seudónimo de Orlando Bosch)".
Para el 15 de octubre de 1976 la policía venezolana informó sobre
el allanamiento del negocio que Luis Posada Carriles tenía en
Caracas, donde fueron detectadas pruebas acerca de la vinculación
existente con los ciudadanos Lugo y Ricardo; así como su detención y
la de Orlando Bosch.
En una entrevista a The Miami Herald, publicada el 10 de
noviembre de 1994, Posada expresó con el mayor cinismo que "el
sabotaje fue el golpe más efectivo que se haya realizado contra
Castro".
(1) Pusimos la bomba...¿y qué?. Alicia Herrera.