CRIMEN DE BARBADOS. Aniversario 30.

Publicado el 5 de octubre de 2006

El odio no quedó disfrazado

MARIAGNY TASET y JOEL MAYOR

A esar de los numerosos años dedicado a investigaciones criminalísticas, aún el teniente coronel Homero Fondes no ha intervenido en otro caso del impacto del crimen de Barbados. En aquella ocasión el odio no reparó en la cantidad de víctimas.

"Ya habíamos atendido otros casos similares de actividades terroristas contra nuestro país. Esta todavía nos afecta. He trabajado con otros accidentes de aviación. He visto muertos, pero son cadáveres que uno puede reconocer. En este caso resultó difícil.

La segunda explosión fue fatal. Provoca que el avión pierda el control y suba antes de caer en picada, asegura Fondes.

"Establecimos dos comisiones de trabajo: una dedicada a analizar los restos de los cuerpos e identificarlos; la otra, se encargaría de las cuestiones técnicas, de determinar las causas de la catástrofe."

Hacia Barbados parten Enrique Herrer, especialista en Trazología e Identificación, y Julio Lara, experto en accidentes de aviación. Desde Cuba, el resto estudiaba la información enviada.

"Comparamos las imágenes recibidas con el otro DC-8 con que contaba el país, a fin de ubicar dentro de este los síntomas que presentaba cada parte fotografiada. La prueba más evidente fue el pasador de una de las puertas, incrustado en el mamparo del baño, el cual se notaba que había sido lanzado desde el interior.

Se descubrió explosivo de alto poder en uno de los asientos del avión.

"Reconstruimos lo sucedido con el mamparo, y la posición en que quedó un tornillo reveló el posible lugar donde fue ubicada la bomba fatal, en un plano inferior y dentro del baño.

"De acuerdo con grabaciones recogidas por la torre de control del aeropuerto, el piloto dice: `Eso es peor, Fello, pégate al agua', lo cual advierte el momento en que el avión sube antes de caer en picada. Y antes, cuando grita: `Cierren la puerta...', la orden confirma que había sucedido algo perceptible para el piloto desde su posición, y que ocurría en el extremo izquierdo de la aeronave.

"Además, por el giro de 180 grados que logra hacer el avión para reincorporarse a la ruta, evidentemente los controles no tenían ningún síntoma de falla. Es la segunda explosión la que los daña."

El asunto siguiente consistía en determinar el detonante utilizado. Era el más complejo.

"Demostrar que no se usó dinamita, desmentía la hipótesis de que cualquiera hubiera podido ser el asesino, pues en diversos sitios del mundo se comercializa para determinadas voladuras.

"Los análisis probaron el empleo de explosivo plástico de alto poder, como los utilizados por la CIA. Esta sustancia la descubrimos en un pedazo de asiento, y en el último de los cadáveres encontrados, también hallamos una presilla profundamente incrustada."

El informe del caso se presentó el 25 de octubre de 1976. En él aparecen detalladas todas las maniobras del piloto antes de que el avión se precipitara.

Según Fondes, "se desarrollaron en un ambiente difícil, debido al humo en la cabina y las cortinas de lluvia, que disminuían considerablemente la visibilidad. Unido a esto, la terrible situación de los pasajeros, que se estaban quemando en el resto de la nave.

"Fue un momento terrible para las personas atrapadas allí, a causa del aterrador lapso entre el primero y segundo estallidos. Los asediaba el fuego, el monóxido de carbono que los asfixiaba, y la certeza de que iban cayendo sin salvación."

Cuando trasladaron los restos a Cuba, procedieron a identificarlos y a buscar elementos que probaran la presencia de sustancias explosivas y cómo había ocurrido la catástrofe.

"Comprobamos que no había ocurrido una explosión física (donde no hay transformación de la sustancia), sino química y concentrada, pues dejó un cráter debido a la onda expansiva, útil para la investigación. Este tipo de estallido arrastra cuanto encuentra a su paso, lo cual conllevó ubicar el lugar exacto de la carga.

"Es posible que el primer explosivo, colocado en una cámara fotográfica dentro de un equipaje de mano, haya tenido como fin crear el pánico, con alevosía hacia los deportistas cubanos, pues en el interior de un objeto como ese la carga habría de ser reducida. En cambio, la segunda sí buscaba precipitar el aparato."

En ambos países caribeños se suceden las pesquisas. No solo los peritos indagan. El pueblo quiere saber. Ambas comisiones intercambian información, criterios, experiencias.

"Se decía que ciertos contrarrevolucionarios iban a atentar contra la delegación cubana que custodiaba los cadáveres antes de enviarlos a Cuba. Lara y Enrique nos comentaron que estando en la funeraria se aglomeró un grupo de individuos fuera, lo cual les llamó la atención.

"Entonces, ante la sospecha de un posible incidente, introdujeron la mano en el bolsillo de los sacos y simularon portar armas. Dentro sujetaban sus cachimbas a modo de pistolas. Luego se pararon a ambos lados de la puerta... y los sujetos abandonaron el lugar."

El oficial recuerda que "cuando recibimos los primeros restos nos impactó. Aunque se sabe que cuando un avión cae los cuerpos se fragmentan, estos cadáveres estaban tan maltratados y quemados que nos obligaron a trabajar con más empeño, para demostrar lo sucedido realmente.

"No podía ser un accidente. Con el giro que hace la aeronave era improbable que tuviera una avería. Hasta el momento de la detonación volaba normalmente, incluso no perdió el control con la primera descarga."

 

   

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