¿Cómo se desclasifican y reclasifican los documentos secretos de
la CIA y el FBI?
REINALDO TALADRID HERRERO
Luego
de la salida de estos primeros artículos donde el hilo conductor y
revelador de los mismos han sido documentos secretos
norteamericanos, principalmente de la CIA y del FBI, que se logró
fueran hechos públicos, varios lectores inquieren cómo es que se
desclasifican estos documentos, quiénes lo hacen y temas
relacionados.
De ahí que para esclarecer estas inquietudes, hagamos pública
esta entrevista que hace unos meses le hiciéramos a uno de los
protagonistas de estas acciones de desclasificación de documentos
secretos.
Nuestro entrevistado es Peter Kornbluh, quien está a cargo del
Proyecto de Documentación sobre Cuba en los Archivos de Seguridad
Nacional, instituto que pertenece a la Universidad George
Washington.
Enviamos nuestras preguntas y recibimos respuestas desde
Washington D.C. y esto fue posible gracias a la ayuda de Miguel
Álvarez, de la Presidencia de la Asamblea Nacional del Poder
Popular.
He aquí el resultado. Pero quisiera llamar la atención de que al
terminar de leer la entrevista, los lectores podrán apreciar cómo ha
surgido un nuevo fenómeno en los EE.UU., el cual no se conocía
cuando se realizó el intercambio con Peter Kornbluh. Se trata nada
más y nada menos que de la RECLASIFICACIÓN de documentos
anteriormente desclasificados.
Así que tendrán las dos caras de esta moneda, el cómo se
desclasifica y el surgimiento de la reclasificación.
¿Qué es su institución, a qué se dedica y cómo se financia?
P.K.: El Archivo de Seguridad Nacional es una organización única
en su tipo que trabaja para lograr la desclasificación de documentos
confidenciales del gobierno norteamericano y ponerlos a la
disposición de la prensa y de ciudadanos en general, para así
permitir que se establezca el debate sobre la dirección que toma la
política exterior norteamericana. Es una organización que cree que
la democracia requiere de una población informada y que más
franqueza y menos secretos dentro del modo de gobierno son
fundamentales para lograr una política exterior que represente los
valores del pueblo norteamericano.
Algunos de nuestros fondos provienen de grandes fundaciones y
también recibimos ingresos creando colecciones de documentos puestos
en un índice y distribuidos a las bibliotecas universitarias.
Nosotros nos dedicamos a seguir las verdades de la historia que
permanecen ocultas en las bóvedas de la CIA, en el Consejo de
Seguridad Nacional, el Departamento de Defensa y la Casa Blanca,
entre otras instituciones o agencias. Me gusta referirme a nosotros
como historiadores "forenses". Intentamos excavar y entonces evaluar
viejos secretos de Estado que han permanecido enterrados por años y
que pueden ser pertinentes a los problemas internacionales actuales.
Los documentos sobre Luis Posada Carriles son un excelente
ejemplo del poder y la relevancia que tienen esas verdades
enterradas una vez que se recuperan y son compartidas con la
comunidad internacional.
¿Quién y cómo desclasifica un documento?
P.K.: Igual que todos los gobiernos, los Estados Unidos tienen un
sistema de información secreta, pero debido a la existencia de
fuertes sectores dentro de nuestra sociedad que abogan por la
franqueza, los Estados Unidos también tienen una Ley llamada de
Libertad de Información, esta les permite a los ciudadanos solicitar
qué documentos sean revisados para la desclasificación. Debido a esa
Ley —conocida en inglés con las siglas FOIA—, cada agencia en el
gobierno norteamericano tiene una oficina de desclasificación que
revisa los documentos y decide si estos pueden ser completamente
desclasificados, con algunas partes censuradas, o si deben
permanecer secretos. Bajo esta Ley hay varias provisiones que le
permiten al gobierno continuar guardando en secreto ciertos
documentos, particularmente si el revisor estima que la
desclasificación de cierta información pueda comprometer la
seguridad nacional de los Estados Unidos.
Pero a menudo se abusa de ese argumento por parte de funcionarios
dentro del gobierno norteamericano. En una ocasión tuvimos una
solicitud de Libertad de Información sobre la Operación Mangosta
donde la CIA planteó que no podían desclasificar información del año
1962 porque al hacerlo estarían comprometiendo el uso de métodos
clave en operaciones encubiertas en el futuro. Una vez que
convencimos al juez para que exigiera la desclasificación de dicho
documento, resultó ser un memorando referente a una operación
encubierta que consistía en flotar sobre áreas de la Isla de Cuba
unos globos de helio amarrados a canastas llenas de pequeños
regalitos y propaganda. A las canastas se les pondrían relojes de
tiempo que activarían que estas se vaciaran sobre las aldeas y los
poblados. La CIA tomó la precaución de evaluar el peso de cada una
de las cosas depositadas en las canastas para asegurarse que de caer
sobre la cabeza de algún niño en Cuba, este no resultara herido. Era
un documento extraordinario, pero no un documento que en los años
1990 aún requiriera de permanecer clasificado.
¿Se pudiera resolver el problema de las tachaduras de manera
legal o incluso técnicamente para que se pudiera lograr leer lo que
dice?
P.K.: Secciones clave de muchos documentos son censuradas; se les
pasa una raya negra que garantiza que la información sobre
identidades de fuentes y métodos de operaciones, y a menudo las
operaciones en sí, no se hagan públicas. Existe un mecanismo legal
para apelar a la censura de partes de los documentos y bajo la FOIA,
el solicitante puede presentar una demanda exigiendo la
desclasificación completa del documento. En ocasiones esto ha
sucedido, pero a menudo no es así. En algunos casos existen razones
legítimas para mantener en secreto partes de un documento. Cuando no
las hay, nosotros tratamos de hacer lo posible por obtener una copia
completa si ese documento es realmente importante para la historia
de la política exterior, las operaciones y las acciones de los
Estados Unidos.
¿Dónde van los documentos una vez desclasificados?
P.K.: Eso depende de cómo y por qué fueron desclasificados. Si el
documento es desclasificado debido a una solicitud bajo la Ley de
Libertad de Información, es enviado al solicitante, la persona que
lo pidió. Si los documentos son desclasificados como parte de los
procedimientos de las bibliotecas presidenciales, son archivados en
esas bibliotecas. Por ejemplo, el presidente Carter tiene una
biblioteca presidencial en Atlanta, Georgia; el presidente Gerald
Ford tiene una biblioteca presidencial en Ann Arbor, Michigan, y el
presidente Clinton tiene una biblioteca de sus documentos
presidenciales en Little Rock, Arkansas.
Los Archivos Nacionales y los Registros de Administración (NARA)
tienen una biblioteca inmensa en College Park, Maryland, donde están
guardadas millones de páginas de registros presidenciales desde el
siglo dieciocho. Es ahí donde pueden encontrarse muchos documentos
desclasificados sobre la política de los Estados Unidos, Cuba y
muchos otros países de todo el mundo.
¿Cómo pueden obtenerlos ustedes?
P.K.: El Archivo de Seguridad Nacional intenta obtener documentos
de muchas maneras. Usamos la Ley de Libertad de Información casi más
que cualquier otra organización, dirigida hacia documentos
específicos referentes a temas clave y a países que son importantes
en el debate sobre la política exterior norteamericana. Pasamos un
tiempo considerable en las bibliotecas presidenciales reuniendo
documentos desclasificados y revisando las listas de aquellos
materiales que aún están por desclasificar, que entonces solicitamos
haciendo uso de la Ley de Libertad de Información. También recogemos
registros de los diversos archivos en los Archivos Nacionales y en
la Biblioteca del Congreso y otros de los almacenes de documentos de
oficiales norteamericanos retirados.
¿Por qué se lee en algunos JFK ACT?
P.K.: Muchos de los documentos sobre Luis Posada fueron
desclasificados a mediados y a finales de los años 1990 bajo una ley
especial denominada Ley de Registros sobre el Asesinato de Kennedy.
Esta Ley se aprobó después de que se estrenó la película JFK
(del cineasta Oliver Stone con Kevin Costner en el papel
protagónico). El largometraje era his
tóricamente inexacto, pero incitó e impulsó una amplia solicitud
a que millones de documentos relacionados con el asesinato de
Kennedy que aún permanecían en secreto, fueran desclasificados. El
Congreso aprobó una ley que asignara el dinero necesario para crear
una comisión que revisara y dirigiera la liberación de más de un
millón de documentos. La comisión decidió incluir documentos sobre
operaciones encubiertas de los Estados Unidos en Cuba y documentos
sobre las actividades de grupos de exiliados cubanos como Alpha 66 y
CORU, debido a que Cuba siempre ha sido parte de muchas de las
teorías de la conspiración en lo relacionado a quién mató al
Presidente y por qué.
La desclasificación de aquellos documentos pertinentes ayudaría a
desmentir muchas de estas teorías y en cualquier caso, presentaría
una imagen más completa del contexto en el cual ocurriera el
asesinato de Kennedy.
Algunos analistas (incluyendo brevemente a oficiales de la CIA e
incluso al presidente Lyndon Johnson) inicialmente pensaron que el
Gobierno de Castro había organizado el asesinato de Kennedy en
respuesta a los esfuerzos de la CIA por asesinar a Castro. Otras
teorías se dirigían más hacia los grupos de exiliados cubanos que
estaban molestos con Kennedy por no haber autorizado una completa
invasión militar norteamericana durante Playa Girón. Por esto, la
comisión consideró desclasificar tanto material sobre Cuba como
fuera posible como parte de la Ley de Registros sobre el Asesinato
de Kennedy.
Es por esto que muchos de los documentos tienen el cuño de "Ley
JFK" y es por eso que tenemos muchos informes de inteligencia
calificados como de secreto máximo sobre Luis Posada, Orlando Bosch
y otros operativos violentos anti-castristas de los años 1960 y
1970, que se nos hacen asequibles hoy. Sin la labor de la Comisión
Kennedy a mediados de los años 1990, quizás nunca hubiéramos podido
estudiar y utilizar estos documentos.
¿Han recibido algún tipo de presión para que no publiquen algo?
Secciones clave de muchos documentos son censuradas; se les pasa
una raya negra que garantiza que la información sobre identidades de
fuentes y métodos de operaciones, y a menudo las operaciones en sí,
no se hagan públicas, explica Peter Kornbluh
P.K.: Honestamente puedo decir que nunca hemos recibido presión
para impedir que se publiquen documentos clave, pero por supuesto
muchos documentos que hemos solicitado nos han sido denegados, a
menudo injustamente, y permanecen secretos. Pero nos mantenemos
comprometidos en lograr su desclasificación.
¿Cómo surgió el proyecto con relación a Cuba y qué piensa se ha
logrado con el mismo?
P.K.: Cuba continúa siendo un tema clave dentro de la política
exterior norteamericana igual que lo ha sido desde la Revolución de
1959. Cuba es posiblemente el único país del mundo hacia el cual la
esencia de la política norteamericana no haya cambiado en 40 años, a
pesar de que Cuba, el resto del mundo y el contexto para la política
norteamericana hayan cambiado. Por ello, la historia de la política
norteamericana con respecto a Cuba, incluso una historia tan antigua
como Girón por ejemplo, aún se mantiene con relevancia en las
discusiones sobre temas de hoy día.
Para apoyar el debate sobre las políticas de los Estados Unidos y
para contribuir a un mejor entendimiento entre nuestras dos
naciones, hemos estado elaborando durante casi 20 años un importante
trabajo que se ha centrado en: Playa Girón, la Operación Mangosta,
la Crisis de Octubre, la génesis del embargo, actos de violencia de
los grupos de exiliados y, más recientemente, la historia de las
comunicaciones entre funcionarios de los gobiernos de los Estados
Unidos y Cuba.
En colaboración con instituciones académicas y gubernamentales
cubanas, hemos organizado las principales conferencias sobre Playa
Girón y la Crisis de Octubre y hemos participado en otros foros,
para así fomentar el mejor entendimiento mutuo de la historia
complicada y peligrosa entre Cuba y los Estados Unidos.
¿Qué lo estimuló a organizar este proyecto de Luis Posada
Carriles en específico y qué piensa ahora del mismo?
P.K.: El tema de la violencia anti-castrista siempre ha sido de
gran interés. Los documentos desclasificados pueden esclarecer mucho
sobre aquellos individuos que cometieron actos terroristas bajo el
auspicio de la CIA en los años 1960 y que posteriormente hayan
trabajado con otros patrocinadores como el régimen de Pinochet en
Chile, para así continuar con tales atrocidades. El caso de Orlando
Bosch, quien llegara ilegalmente a los Estados Unidos a finales de
los años 1980 y al cual le fuera otorgado eventualmente asilo aquí,
me llamó la atención y comencé a buscar documentos sobre la bomba
puesta en el vuelo 455 de Cubana de Aviación. Llevamos años
recopilando documentos sobre Luis Posada dentro de millones de
páginas desclasificadas bajo la Ley de Registros sobre el Asesinato
de Kennedy. Le entregamos al diario The New York Times en 1998
algunos de estos documentos para la serie en dos partes que hiciera
ese año sobre Posada.
En estos momentos esos documentos están jugando un papel
primordial dentro del debate público que se ha creado en torno a la
presencia de Posada en los Estados Unidos. Los Estados Unidos y, por
supuesto, el resto del mundo están en función de la guerra contra el
terrorismo internacional y lo que le suceda a Luis Posada será un
reto a la credibilidad del liderazgo de la administración del
gobierno de Bush para detectar y evitar actos de terrorismo y para
asegurar que aquellos que los cometan sean llevados ante la
justicia.
¿Podría revelar cuál será su próximo proyecto con relación a
Cuba, qué documentos conoceremos?
P.K.: El proyecto de documentación sobre Cuba continuará
intentando obtener y distribuir documentos sobre temas clave
referentes a la larga y conflictiva historia de la política
norteamericana hacia Cuba y las relaciones Cuba-Estados Unidos.
Ahora estamos buscando lograr la desclasificación completa del
archivo de la CIA sobre Luis Posada. Intentaremos obtener los
registros completos de la investigación sobre la bomba del vuelo 455
de Cubana de Aviación. Esperamos obtener documentos sobre la
historia del embargo de viajes y comercio, además de intentar
desenmascarar la historia completa de hostilidades de Estados Unidos
hacia Cuba. También estamos solicitando documentos bajo la Ley de
Libertad de Información que tratan temas de los episodios de
cooperación y negociación que se han llevado a cabo a lo largo de
estos 40 años, temas que son de interés mutuo, con el objetivo de
probar que a través de los registros históricos se hace posible el
diálogo.
Usando contactos con varias agencias cubanas esperamos que el
Gobierno de Cuba igualmente desclasifique documentos de sus archivos
que puedan esclarecer esta historia y que brindarán una visión más
completa de la perspectiva de Cuba hacia los Estados Unidos desde
que triunfó la Revolución. Al examinar la historia desde los puntos
de vista de Cuba y de los Estados Unidos, quizás podamos llegar a un
mayor entendimiento del pasado entre nuestras dos naciones que
impacte en nuestras relaciones futuras.
Hasta aquí la entrevista, pero para perplejidad de muchos el
Gobierno de los EE.UU. está implementando en estos momentos un
intenso proceso de RECLASIFICACIÓN de documentos, o sea que lo que
se había logrado desclasificar, ahora puede retirarse y ser
clasificado de nuevo como secreto.
Lo reveló el diario The New York Times en un artículo publicado
el pasado 20 de febrero, del cual citamos algunos fragmentos:
En virtud de un programa secreto creado hace siete años en el
Archivo Nacional, las agencias de inteligencia han retirado del
acceso público miles de documentos históricos que estuvieron
disponibles durante años, incluidos algunos que el Departamento de
Estado ya había publicado, así como otros que historiadores privados
habían fotocopiado años atrás.
La restitución de la categoría de "confidencial" a más de 55 000
páginas que habían sido desclasificadas con anterioridad, comenzó en
1999.
El propio programa de reclasificación está envuelto en un velo de
secreto, regido por un memorando que aún permanece clasificado y que
incluso prohíbe al Archivo Nacional dar a conocer a las agencias
implicadas.
Entre los 50 documentos que fueron retirados de la vista pública
y que el señor Matthew M. Aid, historiador dedicado a los temas de
la inteligencia, encontró en sus propios archivos, se encuentra un
memorando de 1948 acerca de un esquema de la CIA para hacer volar
globos por encima de países detrás del Telón de Acero y dejar caer
folletos de propaganda. El mismo fue reclasificado en el 2001 aunque
había sido publicado por el Departamento de Estado en 1996.
El señor Aid indicó que se había sentido consternado al encontrar
documentos "de horror" en estantes de libre acceso en el Archivo
Nacional, incluidas instrucciones detalladas acerca de la
utilización de explosivos de gran potencia.
Expertos aseveran que forma parte de una tendencia marcada hacia
una mayor actividad secreta en la administración de Bush, que ha
aumentado el ritmo de la clasificación de los documentos como
secretos, retrasado la desclasificación y desalentado el proceso
para hacer públicos algunos materiales en virtud de la Ley de
Libertad de Información.
Expertos en el secreto gubernamental consideran que la CIA y
otras agencias encargadas de realizar labores de espionaje, no la
Casa Blanca, constituyen el motor impulsor del programa de
reclasificación.
Según funcionarios del Archivo Nacional, el programa había
revocado el acceso a 9 500 documentos, más de 8 000 de ellos desde
que el presidente Bush asumió el poder. Asimismo, alrededor de 30
examinadores —empleados y personas contratadas por las agencias de
inteligencia y de defensa— trabajan durante toda la semana en el
complejo de archivos en College Park, Md.
Los funcionarios del Archivo no pueden definir cuánto ha costado
el programa, pero afirmaron que sin duda alguna se han empleado
millones de dólares, incluidos más de un millón de dólares, para
construir y equipar un salón con seguridad donde trabajan los
revisores.
Considero que esta política la evalúa acertadamente la señora
Anna K. Nelson, historiadora de política exterior en la American
University, cuando dijo "Creo que están privando al público de los
aspectos esenciales de la historia: los hechos".
Así que como siempre le pido, saque usted sus propias
conclusiones.
19 de junio de 2006 |