(13 de junio de 2003)

Arquitectura bioclimática

Ahorro energético y cultura ambiental

ORFILIO PELÁEZ

Son apenas las nueve de la mañana y los rayos del Sol inciden de manera directa sobre los amplios ventanales de cristal de un moderno edificio, cuyo diseño parece corresponder más al de un país con clima templado.

Foto: ARNALDO SANTOSLos grandes ventanales
 de cristales causan efecto invernadero en el interior
 de las construcciones y sobrecargan el trabajo de
 los equipos de climatización.

Un recorrido visual por hoteles, tiendas y otras obras, construidas o remozadas recientemente en la capital, permiten al más simple observador captar una clara tendencia a ignorar en la concepción de los proyectos, nuestras condiciones tropicales y otros factores relacionados con la iluminación natural y el uso de las sombras.

Para el físico Bruno Henríquez Pérez, investigador de Cubaenergía, resulta paradójico que mientras el país desarrolla con total prioridad un programa nacional de ahorro energético, los consumos se disparen en tales instalaciones por dejar a un lado los postulados de la llamada arquitectura bioclimática.

¿EDIFICIOS SUSTENTABLES?

Utilizada por el hombre desde hace muchos años, la arquitectura bioclimática es aquella que sabe aprovechar las posibilidades del entorno, en especial la energía solar, con el fin de reducir al mínimo indispensable los consumos de energía convencional en iluminación o climatización artificial, sin afectar el confort térmico en su interior, ni dañar el ambiente.

Según la opinión compartida por arquitectos y especialistas en Física ambiental, comenta Bruno, dada las características del clima de Cuba con altas temperaturas y elevada humedad relativa, es recomendable garantizar una protección casi absoluta contra la radiación solar directa, y favorecer el uso de la ventilación natural.

Los quiebrasoles del edificio donde radica la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana son un ejemplo de diseño bioclimático.

Por tanto, resulta ilógico el predominio de grandes ventanales de cristales oscuros, sobre todo en la fachada Sur de los edificios, pues los vidrios se calientan por los efectos del Sol, sube la temperatura interior hasta cerca de los 50 grados Celsius (el conocido efecto invernadero), y los equipos de aire acondicionado requieren trabajar más para mantener el ambiente fresco.

Así quien pierde es la economía, pues el resultado final se traduce en un notable aumento del gasto energético. Baste decir que en no pocas instalaciones, más del 60% de la factura anual de electricidad corresponde a la climatización.

El diseño de soluciones que favorezcan la ventilación cruzada de los locales, es decir la existencia de un libre flujo de aire, y el uso de las sombras o protección solar, también pueden contribuir mucho a la reducción del consumo de energía.

Al respecto, el especialista de Cubaenergía destacó lo beneficioso de tomar en consideración en los proyectos de nuevas obras el estudio de la trayectoria solar, el ángulo de sombra, la orientación de los edificios y las características de los materiales a emplear, para evitar el calentamiento natural provocado por la radiación procedente del Astro Rey.

Mencionó entre los elementos constructivos de mayores beneficios en la protección solar de las edificaciones a los aleros, toldos y quiebrasoles, lamentablemente muy poco utilizados en la actualidad con ese fin.

En un estudio desarrollado el pasado año por arquitectos de la Facultad de Construcciones, de la Universidad de Camagüey, se detectaron fallas relacionadas con el acondicionamiento ambiental natural en diferentes obras, como fueron habitaciones sin ventilación cruzada, grandes áreas compactas carentes de patio, y enormes superficies cerradas con cristales, sin protección solar.

Comprobaron, además, que existe la tendencia a evaluar los proyectos por el consumo inicial de materiales en la obra y otros aspectos, pero casi nunca por el gasto energético, la contaminación o su adecuación al ambiente del lugar.

Se impone entonces un rescate del diseño bioclimático, no solo porque el petróleo esté caro o sea difícil adquirirlo, sino también por una elemental cuestión de respeto y cuidado del medio ambiente. La búsqueda de un modelo de desarrollo justo y equitativo, pasa por la sosteniblidad de la arquitectura y sus edificaciones.

   

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