(11 de diciembre de 2007)

La expresión de los genes

Un centro avileño de investigación muestra hoy resultados relevantes en proyectos de la biotecnología vegetal

Ortelio González Martínez

Cuando el hoy doctor Justo González Olmedo llegó en 1978 a Ciego de Ávila no imaginó que en esta provincia comenzaría el largo camino de una vida dedicada a la investigación.

Janet, la mejor investigadora joven del centro.

El pequeño laboratorio de biotecnología de los frutales, en uno de los pisos del entonces Instituto Superior Agrícola (en la actualidad universidad Mayor General Máximo Gómez Báez) cautivó al joven graduado de Bioquímica, tal vez sin conocer que aquellos primeros intentos en los cultivos in vitro en las plantaciones de cítricos sería el embrión del centro avileño de Bioplantas.

Entre probetas, microscopios, cultivos y plántulas habla más de realidades que de sueños. Cuba fue el tercer país (después de España e Israel) que logró la floración in vitro de cítricos en 1990.

Por entonces, dice, investigábamos bajo la dirección del doctor Carlos Borroto Nordelo, actual subdirector del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

Así llegaron los proyectos Bioclimatología de los cítricos, Mejoramiento genético de la piña, y muchos otros que han generado más de un centenar de tecnologías de propagación de plantas in vitro para especies de interés agrícola, forestal y ornamental.

Desde el presente, los 27 investigadores (incluidos 11 jóvenes) se asoman al futuro, porque ahora "los genes continúan expresándose, pero ya en condiciones de campo, más cercanos a la vida cotidiana y a la alimentación de las personas".

Lo reafirma el doctor Ramón Santos Bermúdez, director general, cuando explica que las líneas fundamentales de investigación se dirigen al desarrollo de tecnologías para la obtención de semillas de calidad (vitroplantas), al mejoramiento genético de los cultivos para incrementar la resistencia a factores bióticos y abióticos, y la ingeniería de los procesos metabólicos en plantas, como componentes esenciales de los procesos agroproductivos en el país.

La continuidad y la tradición se percibe en Janet Quiñones Gálvez, una de las dos mejores jóvenes investigadoras del pasado año en el centro.

Entró hace tres lustros como técnico, concluyó la Universidad y después la maestría en biotecnología vegetal, para luego iniciar el doctorado. Frente al microscopio se refiere al trabajo en la obtención de "metabolitos secundarios" en el cacao, investigación sin antecedentes en Cuba.

Para los no iniciados en el lenguaje científico, explica: "Son sustancias que la planta produce en estados específicos de desarrollo y periodos de estrés causados por las deficiencias de nutrientes o como defensa ante el ataque de microorganismos que puedan causarle enfermedades. "En años anteriores realicé, junto a otros investigadores y técnicos, un estudio genómico funcional de los procesos de maduración y asimilación de nitrógeno en caña de azúcar, y anteriormente participé en una investigación realizada sobre la tristeza de los cítricos."

El pasado 5 de diciembre este instituto cumplió 15 años de inaugurado. Por sus resultados el centro alcanzó 14 veces el Premio Anual de la Academia de Ciencias de Cuba, ganó en 12 ocasiones consecutivas la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores de las Ciencias y cuenta con más de 50 publicaciones en prestigiosas revistas de la biotecnología vegetal. Constituye, sin discusión, un colectivo orgullo de su provincia.

   

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