En verdad nadie, sea cubano o extranjero, ha podido sustraerse de
enaltecer las prolijas atracciones de esa hermosura de relieve que
incluye las subcuencas Jaguaní, Naranjo, Quiviján y otras 62.
Extendida por 1 061 kilómetros cuadrados en la región oriental
del macizo Nipe-Sagua-Baracoa, la cuenca del Toa lidera en Cuba y el
Caribe insular por su biodiversidad, reservas acuíferas, variedad de
sus paisajes y unicidad de los ecosistemas. El elevado endemismo de
su flora y su fauna, constituyen el refugio y centro de
especialización más antiguo de Cuba.
Cerca del 70% de la Reserva de la Biosfera Cuchillas del Toa, la
integran los municipios de Baracoa, San Antonio del Sur y Yateras,
más un área de 126 kilómetros cuadrados del holguinero territorio de
Moa. En la cuenca está enclavada la mayor parte del Parque Nacional
Alejandro de Humboldt, declarado Patrimonio de la Humanidad.
La preservación de los valores naturales de esta zona de montaña
(de por sí compleja para el desarrollo económico y social) motivó
que desde el año 2001 se emprendieran labores efectivas para la
corrección de cualquier daño causado al entorno principalmente por
la acción del hombre y las lluvias.
Datos aportados por el ingeniero Teudis Limeres Jiménez, director
del Centro de Investigación de Suelos en Guantánamo, y Juan Carlos
González Dalmau, subdelegado técnico de la Delegación Provincial de
Recursos Hidráulicos, avalan los trabajos de rehabilitación de la
cuenca del más caudaloso de los ríos cubanos.
En el periodo transcurrido del 2001 al 2006, asevera Teudis, unas
17 590 hectáreas fueron beneficiadas con medidas de conservación y
mejoramiento de suelo como la siembra en contorno y de cobertura
viva, corrección de cárcavas y construcción de tranques y de
barreras vivas y muertas.
La mitigación de los daños al más preciado de los recursos
naturales ha conllevado, asimismo, la certificación de las medidas
que se han aplicado en otras miles de hectáreas de café, cacao,
coco, cultivos varios y plantaciones forestales.
Solo para la conservación y mejoramiento de suelos el Estado
cubano ha invertido más de 3 543 000 pesos en esta cuenca, lo cual
confirma el interés por ese sitio y por la protección del medio
ambiente.
Explica Limeres Jiménez que el financiamiento dispuesto se
destinó también a la creación de más de una decena de centros de
procesamiento de abonos orgánicos, a proyectos ejecutivos y a la
capacitación de los productores.
Los suelos de la región se favorecen con la aplicación de más de
100 000 toneladas de abonos orgánicos (humus de lombriz, materia
orgánica y compost), y para preservarlos y obtener mayores
rendimientos agrícolas los productores se basan en un estudio que
determinó la aptitud de la tierra para cada cultivo, añade el joven
investigador.
Hasta el presente, expone ahora Juan Carlos, han sido
reforestadas en la región más de 1 500 hectáreas, cumpliéndose año
tras año el plan asignado.
El área sembrada, amplía el también master en ciencias
ambientales, permite que hoy esté cubierto con plantaciones el 99%
del patrimonio forestal de la cuenca, ascendente a 97 126 hectáreas.
La siembra de najesí, ocuje, pino, caoba y majagua, entre otras
especies forestales, es acompañada de frutales y de un renglón
típico de esta zona: el mapén o guapén, explicó Ricardo Suárez
Bustamante, delegado del CITMA en Baracoa.
Isidro Cisnero, un finquero forestal de Naranjal del Toa, diez
kilómetros al noroeste de Baracoa confirma, con su laboreo, las
aseveraciones de Teudis, Juan Carlos y Ricardo.
Los resultados de este campesino en la reforestación,
conservación de suelo, empleo de compost y materia orgánica como
nutriente, fomento de frutales, dominio de los cultivos apropiados y
en el cumplimiento de sus compromisos productivos, convierten a su
finca en referente para la provincia y el país.
Hombres como Isidro han desempeñado un rol protagónico en el
sustancial mejoramiento de la situación ambiental de la cuenca
hidrográfica del río Toa, objetivo al que ha contribuido también, de
manera significativa, la reducción de la carga contaminante gracias
a un mejor aprovechamiento de los residuales, sobre todo los
provenientes de las despulpadoras de café.