Recientes estudios internacionales confirman que el aumento de
los niveles de O3 en las cercanías del suelo terrestre ocasiona la
aparición de plagas y enfermedades en diferentes cultivos agrícolas,
reduce el rendimiento y la calidad de la cosecha, además de mermar
el follaje de los bosques.
El hombre tampoco escapa a sus nocivos efectos y la ciencia ha
podido comprobar que el exceso de ozono superficial suele irritar
las vías respiratorias y provocar un incremento en los casos de
asma. También agudiza determinados trastornos cardiovasculares, y
disminuye la capacidad pulmonar.
Por lo general, dicho compuesto se forma a partir de las
emisiones locales de gases contaminantes que reaccionan con la luz
solar, o puede aparecer debido al transporte a distancia de masas de
aire procedentes de zonas industriales, asociadas a diferentes
sistemas meteorológicos (frentes fríos, bajas extratropicales,
centros de altas presiones, y huracanes).
Afortunadamente, Cuba cuenta desde hace más de diez años con un
Sistema de Aviso Temprano (SAT-O3), para alertar a los productores
agrícolas con cinco días de antelación, cuándo deben esperar
aumentos en los niveles de ozono troposférico.
Ello posibilita adoptar de manera oportuna un conjunto de
acciones dirigidas a proteger los cultivos y disminuir las pérdidas,
como es, por ejemplo, la aplicación de determinadas sustancias
fungicidas, y activar los sistemas de riego.
Según explicó el doctor Jesús Ramírez Almoguea, del Centro de
Contaminación de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, y autor
principal de este resultado científico, existe un grupo
multidisciplinario del Ozono superficial, integrado por TABACUBA, el
Centro de Sanidad Vegetal, la Empresa Nacional de Seguros (ESEN), y
la ANAP, cuya cohesionada labor ha permitido la completa
generalización del SAT-O3.
Los cultivos más beneficiados por la singular experiencia son el
tabaco, ajo, cebolla, papa, tomate, remolacha y pepino, los cuales
en los últimos tiempos exhiben una notable reducción de las pérdidas
asociadas al ozono superficial.
Osvaldo Encarnación, vicepresidente de TABACUBA indicó, por
ejemplo, que gracias al sistema de aviso (llega a la casi totalidad
de los productores estatales y privados), en la campaña 2006-2007
las plantaciones de tabaco dañadas por este problema no rebasaron
las 500 hectáreas, cuando hace solo cinco años rondaban las 2 500.
En el caso del ajo baste decir que en 1992 el 73 % de lo sembrado
se perdió por dicha causa y en la actualidad la cifra apenas
representa el 2 %.
Consultado por Granma, Vicente Arias, subdirector de
operaciones del Seguro, destacó asimismo, cómo a partir de la
aplicación masiva del citado logro, el importe referido al pago de
indemnizaciones a los productores tabacaleros por daños atribuidos a
las excesivas concentraciones de O3, disminuyó en un 90%.
De acuerdo con las investigaciones desarrolladas, el ozono
superficial comienza a ser perjudicial para la agricultura cuando
supera el valor de 70 microgramos por metro cúbico.
Sin embargo, en el transcurso del 2006 hubo días con cifras
superiores a los 170 microgramos/m3 en diferentes zonas del
archipiélago cubano, incluso llegaron a los 240 en algunos puntos,
pero los daños pudieron minimizarse por el empleo del SAT-O3.
Al margen de sus impactos favorables en la economía nacional, el
sistema de alerta temprana goza de reconocimiento internacional, y
hoy es aplicado en otras naciones.
Entonces, valdría la pena valorar la posible creación en el país
de un método similar, que teniendo en cuenta los efectos
perjudiciales del ozono superficial sobre las personas, advierta
públicamente las acciones a tomar para proteger la salud humana los
días con alta concentración del nocivo gas.