( (8 de
diciembre de
2005)

Meteorología con rostro periodístico
IRAIDA CALZADILLA
RODRÍGUEZ
iraida.cp@granma.cip.cu
Si
Orfilio Peláez Mendoza se decidiera pudiera escribir uno de los
libros de anécdotas más humorísticos de estos tiempos. Y no
porque las fabule, sino porque le ocurren los más inusitados
percances. Sin embargo, no es ese texto esperado por sus compañeros
de la Redacción Nacional de Granma el que ve la luz, sino
una recopilación de 110 textos entre sus más de 500 artículos,
comentarios, entrevistas, reportajes, crónicas e informaciones que,
con la paciencia de una hormiga trabajadora, ha publicado sobre
meteorología y las múltiples facetas de esa disciplina en Cuba y
el resto del mundo, redactados durante 20 años de estudiosa labor.
En soporte digital nos
entrega Meteorología con rostro periodístico, un homenaje
que por el aniversario 40 del Instituto de Meteorología
merecidamente hace ese organismo y la Sociedad Meteorológica de
Cuba a este periodista de proverbial modestia, imprescindible en la
redacción en los tiempos azarosos de tempestades y huracanes.
"Orfilio
está en Festival", es la frase acuñada cuando la temporada
ciclónica se presenta en sus más activos momentos, y mientras el
resto de los compañeros sufre por los aguaceros y vientos que
reportan desde cualquier lugar del archipiélago, el "Orfi" no se
despega de la computadora, llama por teléfono, recibe de primera
mano los partes, escribe, y hasta se aventura en pronósticos. Ese
es su puesto de mando.
Producido por CITMATEL
en un mes, con enlaces en las páginas web de Granma y el
Instituto, el CD proporciona abundante información sobre ciclones
tropicales, cambios climáticos, contaminación atmosférica, la
capa de ozono, el fenómeno de El Niño, sequías, lluvias
provocadas, y hasta las aplicaciones de la meteorología en la
agricultura.
Cuenta también con una
galería de fotos espectaculares, la mayoría de ellas arrebatadas a
la naturaleza por los fotorreporteros del periódico y por el
meteorólogo Armando Caymares. En suma, una interesante propuesta
que divulga de manera popular esta ciencia, y que bien pudiera
conver-tirse en soporte de referencia no solo para especialistas,
sino también para estudiantes y curiosos de ese microuniverso del
saber.
Es tanta su pasión por
la meteorología (dice que el más remoto recuerdo es el ciclón
Alma, el cual siguió en un pequeño mapa escolar a la edad de ocho
años), que si uno no quiere verlo disperso y nervioso es mejor
dejarlo escuchar el parte de la noche en el Noticiero de
Televisión. No importa que esté en el momento más íntimo, en una
visita o comiendo. La vida se detiene porque solo es importante el
rumbo de los elementos y lo que pueden proporcionar de noticia al
periódico.
Todavía le faltan unos
años para festejar la "media rueda" y está en un momento de mayor
reflexión, de plena madurez profesional. La multimedia, entonces,
es un reconocimiento que le sorprende y conmueve porque "yo solo he
querido trabajar bien y cumplir con lo que se me encomienda".
También le ha hecho repasar sus textos y ver cuánto ha crecido en
la presentación y manera de escribir los reportes.
"Los
primeros me son sentimentalmente muy gratos. Mi debut fue una
información sobre el inminente azote del huracán Kate, y salió
publicada en la primera página de Granma el 19 de noviembre
de 1985. Yo había ido a buscar el pan y llovía bastante fuerte
cuando compré el periódico. Sentí tanta emoción que se la
enseñé a todos los vecinos. Todavía no era periodista, sino
archivero del Centro de Documentación".
No puede sustraerse a
los agradecimientos, pero son muchos y le comento que no hay espacio
en esta, su página de Ciencia y Tecnología, que ha coordinado por
no sé cuánto tiempo. Eso sí, entre las prioridades están su
padre, el fallecido científico Orfilio Peláez, y su madre, la
batalladora Mariadela, de quienes heredó los dones de la sencillez.
Y sin que falte, Silvia
Diéguez, quien le permite compartir amores con las tormentas de
verano: "Me gustan tanto, que una vez caí en un bache y el carro se
apagó. No me daba cuenta que el agua estaba a la altura de la mitad
de las puertas. No hay como el disfrute de un aguacero fuerte o ver
las nubes bajitas cuando se aproxima un ciclón".
Fundador de la Sociedad
Meteorológica de Cuba, miembro de su ejecutivo y vicepresidente del
Círculo de Periodismo Científico de la Unión de Periodistas de
Cuba, el "Orfi" está de fiesta por este premio al trabajo callado,
a la labor del día a día. Quizás sea el momento en que repiense
seriamente en escribir el libro de sus anécdotas y también, ¿por
qué no? otro dedicado a la ciencia de sus pasiones.
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