(11de noviembre
de 2004)

Cazadores del tiempo
El Centro de
Meteorología avileño es uno de los más efectivos del país en la
predicción de los fenómenos climáticos
ORTELIO GONZÁLEZ
MARTÍNEZ
CIEGO DE ÁVILA.—
Cuando el huracán Iván corcoveaba por los mares del Sur de Cuba, y
la mayoría de los habitantes de la Isla trataban de "obligarle" a
cambiar la trayectoria un poco más al Sur, un grupo de hombres y
mujeres del Centro Meteorológico avileño seguía con precisión su
rumbo. Iván estaba fichado como altamente peligroso por los
intensos vientos (casi siempre por encima de los 200 kilómetros por
hora) y las lluvias asociadas a su ojo que, afortunadamente, siempre
estuvieron bien en el ojo de los meteorólogos cubanos.
Oscar Benedico explica algunas de
las características del huracán Iván.
Frente a la computadora,
Oscar Benedico Rodríguez, director del Centro Meteorológico de
Ciego de Ávila, habla de las enseñanzas de este y otros individuos
del nada agradable "hampa ciclónica" que cada año visita el
Caribe.
Por estos días cuando
el centro celebra sus 20 años, Benedico rememora lo que él llama
el "bautismo de fuego": la visita del famoso ciclón Kate, el 19 de
noviembre de 1985, que puso a prueba los conocimientos adquiridos
por un grupo de seis jóvenes que empezaban su vida laboral.
"Teníamos
la enorme presión de informar correctamente a la población.
Debíamos hacerlo, y hacerlo bien. Desde una oficinita, con un
mínimo de condiciones, nos las arreglamos como pudimos, pues no
disponíamos ni del 25% de las informaciones que tenemos
actualmente. Solo podíamos acceder a los datos tributados por las
cuatro estaciones meteorológicas de la provincia y nuestro
Instituto Nacional.
"Pese
a todo, la información fue muy precisa. Después de minuciosos
análisis, llegamos a la conclusión de que el Kate, de categoría
dos en la escala Saffir-Simpson, entraría por una zona entre los
poblados de Esmeralda, al Norte de la provincia de Camagüey, y
Caibarién, en Villa Clara."
La distancia entre
ambos puntos es bastante grande. ¿No pretenderían así minimizar
el riesgo de equivocación?
"Si
te pegas al mapa y lo ves de cerca hay algunos cientos de
kilómetros, pero si te alejas un poquito verás que fuimos
atrevidos en el pronóstico. Y dimos en el clavo, pues el ojo entró
por la zona de Turiguanó, al Norte de Ciego de Ávila, cerca de
Esmeralda.
"Otra
experiencia fue la del Lili, en octubre de 1996, que aunque no
azotó directamente a los avileños, tuvo una trayectoria un poco
errática, y aun así no se nos escapó, para satisfacción nuestra
y de otros centros de la región central.
"Predijimos
que iba a tener un rumbo, primero hacia el Nordeste, y luego se
inclinó un poco más al Este-nordeste. Dicho modelo de pronóstico
sirvió para la información general del resto del país. Días
después, los centros meteorológicos de la región central
recibimos el certificado por Servicio Distinguido."
Para el licenciado en
Geografía Armando Mursulí Hernández, especialista del Grupo de
Pronóstico, predecir el tiempo es más difícil de lo que realmente
muchos piensan. A la hora de conformar un vaticinio hay que tener en
cuenta factores como el comportamiento de las presiones, la
influencia de los sistemas meteorológicos (frentes fríos, ondas
tropicales, depresiones...), lo que sucede en la atmósfera, en
niveles desde uno y medio kilómetros hasta los 12, entre otros
datos. Además, "siempre estamos en boca de millones de personas".
Según la evaluación
diaria que realiza el Instituto Nacional de Meteorología, Ciego de
Ávila mantiene el 93,6% de efectividad en las predicciones de los
fenómenos del clima, solo superado por la provincia de Las Tunas.
Los avances de los
últimos años posibilitan que todos los centros del país puedan
mantener el ojo avizor sobre cualquier fenómeno de este tipo, a
partir de la preparación de los especialistas, el desarrollo
tecnológico y la amplia información puesta a disposición del
servicio.
Cuba cuenta con una red
meteorológica de gran calidad que brinda información constante y
fiable ante la amenaza de cualquiera de estos fenómenos, desde la
edición de distintos modelos de pronósticos, hasta la observación
de las imágenes del satélite y de radar, datos que pueden ser
procesados con gran precisión gracias a la preparación de un
equipo integrado también por geógrafos, físicos, matemáticos y
agrometeorólogos, entre otros especialistas.
Antes de 1959 el
Servicio Meteorológico Nacional respondía a intereses de la marina
de Estados Unidos; casi sin técnicos calificados y con unas pocas
estaciones dispersas por el país, su estructura resultaba muy
frágil. Hoy, solo Ciego de Ávila dispone de cuatro estaciones, dos
especialistas Másters en Ciencias Meteorológicas y otros cuatro
que se graduarán en los próximos meses.
Y no solo eso.
Integrantes de este centro avileño están vinculados a importantes
proyectos investigativos, relacionados con la salud humana, la
agricultura y las lluvias intensas que ocurren en el territorio.
Todo ello sin descuidar
valiosos datos, que a veces el público desconoce o no recuerda pero
que los especialistas registran con mucho celo. Por ejemplo, el 25
de septiembre de 1998, cuando George pasaba por Cuba, en el
Atlántico se encontraban otros cuatro "compinches": Hermine, Iván,
Jeanne y Karl, la prueba más real de cuán útiles son estos "cazadores"
que mantienen informada a la población ante las amenazas de la
naturaleza.
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