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Derechos humanos
Solo para pies secos-pies mojados...
ALFONSO NACIANCENO
¡Cómo se hacen los
santurrones! Y ahora azuzan las diferencias entre los cubanos de la
tercera edad residentes en Miami.
Los dividieron en dos
bandos. El integrado por aquellos a quienes Estados Unidos les dio
la bienvenida tiempo atrás como héroes de su ilegal política de
pies secos-pies mojados, con acceso al beneficio de la Seguridad
Social; mientras en la acera de enfrente a una gran cantidad de
veteranos que permanecieron en aquel país al expirar sus visas, se
les niega ese dinero.
Para ponerle más sabor
al condumio, dos abogados del servicio público, que deben
encargarse de las reclamaciones de los excluidos, se arrogaron el
derecho de escoger a sus representados ante la imposibilidad de
atender a los muchos casos existentes.
Está clara la maraña:
les enseñaron la zanahoria, y después los mandaron a freír tusas.
En principio, todos eran elegibles para recibir la ayuda, pero en el
año 2001, la Administración del Seguro Social (SSA, en inglés)
eliminó del paquete a jubilados con incapacidades, solo porque no
pertenecieron a la loable legión de los pies secos... o mojados,
aunque prefiero decir: alentados por las salidas ilegales.
Desde aquel entonces
aumentaron las penurias de quienes, hasta el sol de hoy, están
fuera de juego. El berrinche de congresistas republicanos que
solicitan un diálogo entre el Departamento de Seguridad Nacional y
el SSA encuentra oídos sordos, nada hace pensar en un cambio del
panorama. Y los años pasan...
Esta situación vuelve
sobre el tapete precisamente cuando Carlos Álvarez, alcalde de
Miami, estableció en su lista de prioridades recortes en la cifra
de empleados del condado, en tanto sugirió diversas formas de
apretarse el cinturón (y el bolsillo) en las que contempla la
posibilidad, incluso, de utilizar a voluntarios como ayudantes en el
mantenimiento de los parques y el vecindario.
El grueso de la
emigración cubana en Estados Unidos lo compone personas de bajos
recursos, dependiente de las pensiones y la asistencia médica.
Alrededor de 47 millones de trabajadores jubilados e incapacitados
reciben pagos del Seguro Social en esa nación. Estadísticas del
Gobierno reconocen que más del 20% de los beneficiados disponen
únicamente de esos ingresos para su supervivencia, y ese índice es
superior en Miami-Dade, donde están reconocidos aproximadamente 400
000 pensionados.
La porción de Medicare
que pagan los retirados (deducida de su cheque de Seguro Social)
aumentó en el 17%, un alza récord, y ese ascenso, vaticinan los
especialistas, se tragará casi la mitad del 2,7% de incremento de
las pensiones prometido para el 2006. Estudios recientes sostienen
que la deuda en tarjetas de crédito, entre los mayores de 65 años
de edad, se duplicó en la última década.
Aumentan el alquiler de
la casa, el seguro del automóvil, el precio de los productos
alimenticios y las medicinas, las tarifas de electricidad y
teléfono, cuando los recortes de distintos presupuestos anunciados
por Bush amenazan con hacer más dura la existencia de millones de
norteamericanos y, por supuesto, de los cubanos radicados allá.
La soga aprieta el
cuello. Quizá en el futuro inmediato no insistan más en beneficiar
solo a los pies secos o pies mojados, porque los abrume la cantidad
de jubilados que estirarán los pies.
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