(22 de marzo de
2005)
Cultura y
derechos humanos
Los buitres están
deprimidos
ROLANDO PÉREZ
BETANCOURT
Los buitres viven
en sociedad, se alimentan de carroña y también se deprimen
cuando tras largas horas de revoloteo lo único nutritivo que
aparece ante sus ojos hambrientos no es una enjundia pútrida,
sino un cuerpo viviente y saludable.
Voltaire
(1694-1778), un pensador
contra la intolerancia y la tiranía.
Les sucede tanto a
los accipitriformes, esas aves rapaces engordadas por sus
excesos, como a los integrantes de la segunda acepción semántica
del término, aquellas personas aprovechadas y egoístas.
Como no soy un
aviario, no puedo hablar mucho más de los buitres voladores,
pero sí de aquellos que han convertido el odio a mi país en
la más feroz podredumbre alimenticia de su existencia.
La índole del
trabajo obliga, si no a seguirlos, al menos a leerlos de vez
en cuando. Una recomendación que no solo hiciera Karl Marx,
sino también Isaiah Berlin, el gran abanderado del
liberalismo moderno. "Leer al enemigo —decía él—
pone a prueba la solidez de nuestras defensas".
Por supuesto que
desde sus postulados liberales, Berlin se refería a los retos
planteados por un enemigo talentoso y bien preparado,
capaz de conmover las estructuras teóricas del mundo que él
defendía.
En el "caso
cubano", ese referido enemigo con
"talento" no existe, sencillamente porque a sus
recurrentes cabriolas filosóficas y al escamoteo político e
histórico en los análisis les ha faltado, desde siempre, la
sustancia de lo verdadero.
El recordarles esa
sustancia en el documento denominado Detengamos una nueva
maniobra contra Cuba ha sido algo así como revolverlos en
su impotencia: Más de 1 200 firmas de ilustres intelectuales
y artistas del mundo denunciando la prepotencia de un imperio
que, sacando a duras penas las narices de la sentina en que se
encuentra, trata de preparar una nueva artimaña de condena en
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para después
esgrimirla en función de sus antojos intervencionistas.
Esa es la
sustancia del "caso cubano": El imperio prepotente,
herido en su arrogancia y encaprichado en tragarnos desde la más
oscura noche de los tiempos.
Escritores de
primera línea, cineastas de vasta obra, pintores, bailarines,
filósofos, teatristas, músicos, intelectuales muchos,
firmando un documento ético y a favor de la soberanía,
recordándole al águila del Norte que ya es hora de recoger
las alas, bajar el pico y mirar hacia su tierra.
Pero la rapiña es
la rapiña.
Los buitres con
plumas entintadas en las manos, los que siempre han vivido
inventando y escribiendo contra Cuba a partir de
autofabricadas carroñas, gritan, patalean, ofenden a los
firmantes, hablan de conspiración, en algunos casos terminan
por deprimirse, pero al menos, hasta el momento, no se han
referido a Voltaire, aquel que acuñara conceptos tales como
tolerancia, universalidad moral y derechos humanos.
El Voltaire que
escribiera cientos de panfletos para satirizar las injusticias
del poder y de quien la propaganda moderna, en función del
liberalismo y de sus cortinajes democráticos tejidos
para el uso y abuso de intereses dominantes, se apropiara como
si fuera un calzador aplicado a una horma exclusiva, aupada
por la bota gigante que desde Washington, y sin pedirle
permiso a nadie, aplasta, arrasa, mata.
"¡Ecrasons
l' infame!" ("¡Aplastemos al infame!") fue la
frase más célebre echada al vuelo por el filósofo y
escritor, hace 250 años, al rechazar todo lo que fuera
irracional. Y llamó a luchar de una manera activa contra la
intolerancia, la tiranía y la superstición.
Los derechos
humanos proclamados por Voltaire, el inventor del término,
tienen hoy día en el imperioso Norte —tanto dentro como
fuera del país— a un profanador por excelencia, ya sin
disfraces para alquilar.
Los buitres lo
saben.
Pero son demasiado
buitres para dejar de revolverse (o deprimirse) mientras
nuevas firmas llegan cada día a Cuba y hacen suyo, en las más
diversas lenguas, el muy actual (y universal concepto de)
"¡Ecrasons l' infame!"
|