La decencia del
capitalismo
JOAQUÍN RIVERY TUR
Sordidez, oscuridad,
triquiñuelas legales, donaciones a los políticos, robo
descarado, desprecio por el ambiente y por la vida humana.
La lista, claramente,
puede ser aumentada, según los deseos de usted mismo, pues
realmente faltan unas cuantas características que, por ocupar
espacio y para no aturdir, prefiero no mencionar.
Hablo de empresas, de
empresas transnacionales abrazadas al neoliberalismo, de empresas
del capitalismo actual.
La revista
norteamericana Multinational Monitor publica todos los años la
lista de las 10 peores corporaciones del año. Esta es la del
2004.
Vamos a comenzar rápidamente
con los registros negativos de Multinational Monitor, reproducida
por el periódico argentino Página12. Los Laboratorios Abbott
entraron a formar parte de este récord de indecencias por el
aumento del 400% del precio del medicamento Norvir, empleado como
inhibidor en los tratamientos del Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA).
Se trata de una droga
de mucha venta (lucro a costa del sufrimiento). Ya era cara antes
del aumento en diciembre del 2003, y fue una triquiñuela
reportadora de dividendos, porque la esencia del alza radica en
que no variaron el precio de otros medicamentos de Abbott y que el
aumento no se aplicaba si el compuesto era vendido convoyado por
otro denominado Kaletra. Pícara finta para abaratar el segundo
frente a marcas alternativas.
Una agrupación de
pacientes calificó la acción de "terrorismo farmacéutico".
Una ONG solicitó ante la ley que se permitiera la fabricación de
un genérico que sustituyera el Norvir, pero los jueces, muy
norteamericanos y quizás vinculados a la firma, se negaron.
La segunda "oveja
negra" del año pasado fue AIG Insurance (la mayor compañía
de seguros del mundo), acusada por la Fiscalía de Nueva York de
operaciones ilegales de 750 millones de dólares. No hubo juicio.
Rápidamente la empresa llegó a un acuerdo con la
"justicia" para pagar 80 millones de dólares, más 46
millones de fianza. Sumen, resten y verán el saldo.
El mecanismo usado por
la AIG se emplea enormemente en Estados Unidos, se llama Acuerdo
de Diferimiento y fue un invento para que las transnacionales
eludieran los procesos judiciales.
En la lista del 2004
está la Coca-Cola. Todo el mundo la conoce, pero no hay
suficiente información sobre las barbaridades que la empresa de
tantos tentáculos perpetra contra los trabajadores. El caso fue a
dar a la nómina negativa de Multinational Monitor debido a que,
en Colombia, la Coca empleó a los paramilitares contra los
trabajadores sindicalizados.
Reportados hubo 179
casos de violación de derechos humanos de trabajadores de
Coca-Cola, incluyendo nueve muertes, sin contar con la tortura a
familiares de activistas sindicales y despidos de dirigentes del
gremio. Un ejemplo claro de a quién sirven las bandas
paramilitares colombianas, que, se arguye, nacieron para combatir
a las guerrillas.
La próxima
"decencia" del año, según la revista norteamericana,
fue cometida por Dow Chemical, una empresa que huele a agente
Naranja y napalm, y trae a la memoria personas con esas horribles
quemaduras en Cuba, Viet Nam y en otros escenarios víctimas del
terror yanki.
Pero no está ahí por
ello, sino por negarse a indemnizar como es debido a los miles de
víctimas por la tragedia de Bhopal, una población que un día,
hace 20 años, se despertó bajo el horror de estar siendo
envenenada por gases letales procedentes de una planta de
pesticidas en el lugar. La Dow se negó a pagar. Los indios no le
importan.
Un medicamento cuya
componente es la paroxetina, un antidepresivo peligroso, hizo
incluir en el grupo a Glaxi-SmithKline, porque una investigación
demostró que el laboratorio estaba consciente de que uno de los
efectos colaterales de la droga era aumentar la tasa de suicidio
de jóvenes, pese a lo cual no lo informó.
Llegamos entonces a
Merck, también farmacéutica, protagonista principal de un escándalo
gigantesco por la venta del Vioxx, una medicina contra la artritis
que provocó entre 88 000 y 139 000 ataques cardiacos. De ellos
fueron fatales más de 35 000, y la firma lo sabía cuatro años
antes de que se retirara de la venta (año 2004), pero su
prohibición fue demorada debido a los vínculos de la dirección
de la agencia estatal reguladora de medicamentos con la industria.
El mismo banco en que
Pinochet guardaba los millones robados al pueblo chileno también
tuvo el "honor" de aparecer en la lista. La institución
ayudó al tirano de Chile a armar empresas fantasmas para
justificar las seis cuentas abiertas en el Riggs Bank.
Otro cliente del 2004
de la Multinational Monitor fue la famosa Wal Mart, la mayor
cadena de tiendas de venta minorista del mundo.
Un total de 1,6
millones de trabajadores la demandaron por discriminación de género.
Tuvo actitudes antisindicales y proveyó malas condiciones de
trabajo a sus empleados y bajos salarios en comparación con el
resto de sus competidores.
Faltan Hardees (comida
rápida) y McWane (desagües y cloacas), pero no hay espacio y
todavía es preciso decir que Multinational Monitor no incluye dos
años seguidos a las mismas transnacionales, y eso es una forma de
defenderlas, aparte de reducir la lista solamente a 10. ¿Dónde
dejan a la Halliburton del vicepresidente Richard Cheney, no solo
por los robos descarados en Iraq, sino también por los sobornos
en Nigeria?, ¿por qué no está Bayer y la historia de la
contaminación por un pesticida en Perú que costó vidas humanas?
Se podrían añadir
también Citigroup, Shell, Procter and Gamble, British American
Tobbaco, Arthur Andersen, Merril Linch, Boeing, Enron, AOL y otras
"decentes" firmas que andan por el mundo cuchillo en
boca, ametralladora en manos y un pomo de veneno en los bolsillos.
En fin de cuentas,
esta conducta absolutamente delictiva la practican todas, solo que
a veces son sorprendidas y no es posible ocultar los males que
causan a la humanidad.
Esas son sus reglas.
Su dios es la ganancia. A cualquier precio.