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Estados Unidos carece de moral en derechos humanos

(4 de marzo de 2005)

A propósito de los derechos humanos

Maldad en el presupuesto

JOAQUÍN RIVERY TUR

Tiemblo por mi país. Ya imagino las lágrimas de alguna madre, latina o negra, por la muerte de su niño, no por una enfermedad, sino por no tener con qué comprar los medicamentos.

Los ancianos que dependen de la ayuda de la sociedad porque tuvieron una vida modesta económicamente, pueden correr la misma suerte. Hay muchos que ya tienen que escoger entre la salud y el hambre.

Un artículo publicado por el reverendo Jesse Jackson en la Red Voltaire de Internet, donde el hombre público se horroriza por las consecuencias del proyecto de presupuesto presentado por W. Bush en el Congreso, termina precisamente con la frase que aparece en negritas al inicio de este trabajo.

La personalidad religiosa y política indica: "Nuestros ojos dan vueltas sobre las cantidades del presupuesto federal de EE.UU., demasiado grandes para comprenderlas: un presupuesto anual de 2,5 billones de dólares, un déficit de 427 000 millones de dólares, un gasto militar de más de 500 000 millones de dólares en un año."

Su calificación de la acción del Gobierno de Bush, Richard Cheney, Condolezza Rice, Donald Rumsfeld y los demás es tan exacta que mejor copiarla: "...el presupuesto que Bush ha presentado ante el Congreso es tan vergonzoso en sus prioridades como desvergonzado en su falta de honestidad. Es el Presidente más antiderechos civiles, antisindical y antipobres en 75 años."

Hay muchos datos de elocuencia en este y en otras fuentes. En los últimos cuatro años —bajo Bush—, en EE.UU. la pobreza ha aumentado en un 14%. Hoy, uno de cada ocho estadounidenses vive en la pobreza; también uno de cada cinco niños. El número de norteamericanos sin seguro médico —más de 45 millones— ha batido un nuevo récord.

Se dice que la economía crece, pero aumenta desproporcionadamente el gasto de guerra y bajan los impuestos a los ricos.

El resultado es un déficit sin parangón en la historia, y un desbalance comercial monstruoso. Lógico, si el Estado cobra menos impuestos y gasta más, tiene que haber déficit. Asunto a resolver.

Dice Jackson: "Esencialmente, el presupuesto de Bush pide a los estadounidenses más pobres y débiles que sigan pagando el costo de sus reducciones tributarias a los más acaudalados. Demanda la ampliación permanente de los cortes de impuestos, ensanchando las lagunas de la ley fiscal que sólo benefician a los muy ricos. Los millonarios no correrán con carga alguna. Bajo Bush, EE.UU. va a dedicar aproximadamente tanto dinero a su ejército como el conjunto del resto del mundo. Nuestro presupuesto para el Pentágono va a ser superior al total de la economía de Rusia."

Para mitigar el déficit fiscal, Bush reducirá la ayuda para la vivienda a las familias trabajadoras pobres. Start, el programa de alfabetización para los niños más pobres, volará en pedazos. Se debilitará la ayuda para la calefacción doméstica de los ancianos vulnerables. Los veteranos tendrán que pagar una "cuota de usuario" de 250 dólares si quieren utilizar la asistencia sanitaria. Los vales para pobres menguarán en más de 1 000 millones de dólares en cinco años. La atención médica para ciudadanos de bajos ingrresos, los discapacitados, los ancianos y los jóvenes —Medicaid— se recortará en 
44 000 millones de dólares a lo largo de 10 años.

Bush tiene sus banderas: la privatización de la seguridad social, que se calcula en un costo de 4,5 billones (millones de millones) de dólares para comenzar. Las transnacionales financieras se frotan la mano y se hacen las indiferentes. Cuando suceda, los que quieran tener una jubilación al final de su vida tendrán que pagar gruesas tajadas de los salarios a las empresas administradoras para seguir siendo pobres con una pensión de hambre.

Y remodelar el Medicare (ayuda médica a ancianos) va a costar otra fortuna que el Gobierno esconde de los congresistas.

Thomas Scully, el más alto funcionario de la Administración para este tema, y Doug Badger, consejero de política en salud del Presidente, son dos funcionarios que —según The New York Times— deberían comparecer ante los parlamentarios, si es necesario bajo citación, para contes-tar preguntas sobre "lo que parece una conspiración para ocultar al Congreso información sobre los costos reales de la reestructuración del Medicare" propuesta por Bush.

Dice el Times que Scully, en la actualidad miembro del grupo de cabildeo de grandes farmacéuticas y empresas biotecnológicas, amenazó con despedir a Richard Foster, un funcionario encargado de hacer los cálculos de los costos del Medicare, si revelaba al Congreso las cifras reales de la remodelación del proyecto.

Ya, de por sí, bajo Bush los precios se han disparado dramáticamente y están perjudicando a los californianos —dice el diario La Opinión—, principalmente a quienes dependen a diario de los medicamentos como las personas mayores.

"Hay muchos ancianos que pagan más de 100 dólares al mes para sus medicinas y tienen que decidir entre comprar sus alimentos o sus remedios", mencionó Starlight García, asistente de Health Access, organización dedicada a procurar servicios médicos de calidad en California.

El argumento de las compañías productoras de medicamentos, explicó García, es que no pueden reducir los costos porque requieren de más dinero para la investigación. Sin embargo, aclaró, estas empresas, que son las más lucrativas a nivel mundial, sólo destinan el 14 % de sus recursos a la investigación y el 47 % a la publicidad.

Jennette Gayer, representante de consumidores del grupo de investigaciones Calpirg, reveló que de 1980 al 2002 el gasto en medicamentos de los estadounidenses se ha incrementado de 12 000 millones de dólares a 162 400 millones.

Disminuir los egresos en salud pública, que ya se ha estado haciendo, afecta directamente a los niños. Hace unos días la agencia AP trasmitía que "la tos ferina, una de esas ancestrales enfermedades que debían haber sido erradicadas por la vacunación, está regresando: parece ser que las vacunas que reciben los bebés comienzan a perder su efecto en la adolescencia."

¿Quién gana? Hace unas semanas, la firma farmacéutica GlaxoSmithKline solicitó la autorización de la Administración Federal de Drogas y Alimentos para vender la reactivación. Su rival Aventis Pasteur se apresta a hacer lo mismo. Vieron la veta y van a exprimirla.

Mientras en la Casa Blanca no saben qué hacer, es bueno recordar: que la tos ferina puede matar a los niños más pequeños.

A Bush no le interesa. Él, Condolezza, Rumsfeld y Cheney saben perfectamente todo lo que sucede con sus medidas, por tanto, no se trata de equivocación. Se trata de mala fe, de crueldad consciente, igual a la que los lleva a asesinar en Iraq y a amenazar por todas partes. En las cifras que deberá analizar el Congreso para que entren en vigor en octubre próximo no se ve ninguna ingenuidad; es un presupuesto de maldad.

 

   

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