JÓVENES, ADULTOS, BLANCOS, MORENOS, BELLAS Y SIMPÁTICOS. ASÍ SON
ELLOS Y ELLAS: LOS CUBANOS QUE TE ATIENDEN EN LA MISIÓN MILAGRO
Te preguntan "¿qué tu tienes?", "¿cómo te llamas?", tus datos de
identificación y detalles de tu afección en los ojos. Te atienden
profesionalmente, vestidos de jeans, gomas, franela o bata blanca;
sin aires de DOCTOR, sin más pretensión que contribuir a resolver un
problema en tu visión.
No le oyes ni por azar hablar de revolución, comunismo, del
presidente de aquí o de allá, no te preguntan tu afiliación
partidista o tus opiniones de este o aquel tema.
Te examinan, te dan un medicamento, unos lentes (si lo amerita),
una invitación a volver, un saludo sin tinte político. De ser
necesario te operan uno o ambos ojos, y al día siguiente: ¡MILAGRO!,
amaneces viendo mejor que ayer, tus ojos se llenan de lágrimas por
la emoción, tu corazón palpita cien veces mas rápido y, en tu mente
solo hay dos palabras:
LOS CUBANOS;
Ah, ¿y cuánto pagaste?, he aquí el segundo milagro: ni un
centavo. Y empiezas a preguntarte ¿Cómo agradecerlo? ¿Cómo
retribuirles?; y luego de pensarlo varios días concluyes: imposible
compensación. Solo albergas en tu mente y en tu corazón un eterno
agradecimiento, porque hasta ahora habías pensado que estabas
destinado a la ceguera.
Te encuentras en la calle al pariente o amigo que días antes te
veía trastabillando, le saludas y lees en voz alta las pequeñas
palabras que hay escritas en su gorra o franela; el amigo no sabe
que te operaste, exclama: ¡milagro! Uno calla para contener las
lágrimas. Regresas a tu casa con un nudo en la garganta y, en la
soledad de tu habitación concluyes: El prodigio está en las manos de
unos seres humanos con un corazón tan noble, que son capaces de
producir ese "inexplicable" MILAGRO.
Rafael Márquez
Mérida, Venezuela julio 2010
(escrito sin mis viejos lentes)
PD. Y estos hombres y mujeres dejaron en su patria ojos en
los cuales mirarse: los de sus novias, novios o parejas, los
abnegados ojos de sus padres e hijos que otean el horizonte en
espere de su regreso, los de amigos que esperan verles para
abrazarlos de nuevo; todo lo dejan para venir a curar ojos extraños
carentes de esas "manos milagrosas".