Cuando era niño allá en los campos de mi tierra hondureña,
escuchábamos las transmisiones de Radio Habana, Cuba, y aun siendo
niño, sentía en mi corazón y me invitaba a soñar en un mañana mejor
para mi tierra Catracha.
Hoy sigo al pie de la bandera, pensando que todavía es posible
una Honduras diferente.
¿Si soñaron Martí, Morazán y Cabañas, por qué no podemos soñar
todavía?
Gracias Cuba por ser inspiración para toda América Latina.
Roberto Santiago