Sumándonos a la sanción social publicada en la
carta: Un lamentable "baño público", relacionado con el
edificio de Arte Universal, que fuera restaurado íntegramente y
adecuado para uso museístico, donde se exponen colecciones
permanentes, exposiciones temporales y posee espacios para
actividades artísticas, cafetería, tienda, almacenes de obras y
talleres de restauración, pretendo examinar algunos aspectos.
El exterior de este Museo acoge golondrinas, por él
transitan, se resguardan de la lluvia o del sol cubanos y turistas
de todas las edades, profesiones y condiciones, en ocasiones, se
trasladan los integrantes de la peña deportiva, forman los grupos de
escolares y nos llega el salitre que junto a las huellas del tiempo
en su decursar y el tránsito vehicular inciden en la conservación de
la higienización que debidamente se realiza de las áreas exteriores,
a lo que se suma pasar por similares avatares que el resto de las
entidades y pobladores de la zona, con el suministro del agua y
materiales.
Todo afecta nuestras áreas, pero el mayor daño es el
que infringen quienes no tienen ubicado al Museo, importante musa de
la memoria, en un adecuado lugar en su escala de valores. Respetar
la realidad, respetarse a sí mismo, permitirá que el hombre pueda
controlar sus instintos arcaicos, pero aún nos falta para alcanzarlo
y son las acciones depredadoras que algunos realizan aún conociendo
que en el Museo se protegen y conservan exponentes que conforman el
patrimonio artístico de su nación, lo que más puede afectarnos y los
que así actúan violan lo refrendado en el Artículo 64 de la
Constitución que establece como deber cuidar la propiedad pública y
social.
Aceptamos los señalamientos que sobre el actuar del
Museo se realicen, consecuentes con nuestras fallas y sabiendo que
no se nos reconoce de igual manera por lo interior y lo exterior,
por lo que las posturas referidas seguirán atendiéndose por los que
laboramos en él, con el necesario apoyo de los agentes de la
comunidad anfitriona y los medios de difusión, pues solo así
encontraremos las variantes que faciliten hacer coincidir valores
existentes con deseados en el comportamiento cotidiano y proscribir
estas desviaciones de la conducta que llegan como pasajeros, se
hospedan como huéspedes y pueden quedar como amos.
Oponernos a lo que atente contra el bien público es
nuestro deber y esto incluye nuestros exteriores, en los que se
evidencia la necesidad de incorporar la presencia preventiva de los
Agentes de Seguridad de la Empresa SEPSA (custodios para algunos),
que aunque hayan sido cuestionados, la mayoría se conduce con
profesionalidad, responsabilidad y sentido de pertenencia, lo que
permite proteger la integridad de las colecciones expuestas y
almacenadas, sin tener que enfrentar daños, que es su principal
misión en nuestra institución desde el 2001.
Por último, sugiero desestimar el comparar los
exteriores del Museo con un "baño público", modestamente lo sugiero
porque aparece como propuesta para frenar actuaciones como las
cuestionadas, de lo contrario la idea emergería sancionada y en
cualquier institución pública: sea museo, restaurante, banco,
escuela, centro comercial o "baño público", el cubano debe encontrar
un ambiente de limpieza y comodidad, que ayude a que se comporte
como pretendemos, solo así pondríamos en práctica lo que señala el
Maestro "¼ ir a lo mejor de la gente
porque si no, lo peor prevalece".
Regla M. García Henry
Vicedirectora General
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