Publicadas el 9 de julio de 2010

Algo más sobre el consumo eléctrico para cocinar

Coincido plenamente con todo lo expresado por J. López Grueiro en su opinión "Inquietudes sobre el consumo eléctrico para cocinar" publicada en la edición de Granma del 2 de julio del año en curso. Solo me interesa expresar otros criterios adicionales a dicha opinión.

Seguí todas las intervenciones del Comandante en Jefe en las Mesas Redondas donde se abordó la cuestión de la introducción de equipos electrodomésticos para las cocinas familiares. Si mal no recuerdo dicha introducción se justificó por la necesidad de superar el atraso tecnológico que existía en dichas cocinas, lo que obligaba al uso de equipos de fabricación casera de muy baja eficiencia incrementando el consumo eléctrico. Demás está decir que dicha sustitución me pareció muy adecuada y oportuna. Lo que nunca he logrado entender es que el uso de dichos equipos tuviera que ser forzoso, al eliminarse el del gas licuado (GLP).

Las experiencias derivadas del paso de los huracanes motivó la introducción de una exigua reserva de una calabacita anual (más tarde incrementada a dos). Cuando en las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular correspondiente a julio del 2008, ante algunos planteamientos de incrementar dicha reserva, se ofreció a mi modo de entender, una respuesta de la Industria Básica, muy poco convincente.

Podemos añadir a esto, el incremento bastante grande de las tarifas eléctricas que se produjo simultáneamente. Considero que el precio actual de la calabacita ($7 en Santa Clara) es muy bajo y, ciertamente, la hace muy competitiva frente a la electricidad. ¿Por qué no pensar en incrementar su precio, digamos hasta unos $30 o $40, lo cual no es muy descabellado conociendo que muchos (no todos) que la reciben a $7, por la "mala suerte" de tener bajo voltaje, aprovechan para revenderlas a $120-$160? Considero que debería realizarse un profundo estudio técnico-económico del uso combinado del GLP con la electricidad, buscando los mejores beneficios para el país y para los núcleos familiares.

M. García Ramos

Despejar arriba para que haya claridad abajo

Me quiero referir a un tema de mucho interés. El perfeccionamiento institucional del país, tarea de elevada complejidad que requiere mucha precisión en su aplicación, de manera tal que estas se adecuen a las nuevas realidades históricas que estamos viviendo.

El General de Ejercito Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros se ha referido a este problema y la necesidad imperiosa de perfeccionar el sistema institucional cubano y que este cumpla con sus funciones.

Hoy se están dando pasos importantes en esta dirección: se unifican ministerios, se eliminan empresas, se adecua la división política administrativa del país, buscando una mayor funcionabilidad, con el fin de liberarla de la enfermedad burocrática, el exceso de personal, el inmovilismo en la que están sumidas, haciéndolas mas funcionales, eficientes y que cumplan con la misión asignada que tanto necesitamos.

Estas decisiones van encaminadas a enfrentar el grave problema de dirección y control en la vida cotidiana de la nación para lograr los objetivos propuestos, en busca de una mayor eficacia de nuestro sistema, de manera tal que conduzcan eficientemente a la economía y la sociedad.

Para lograr que este propósito sea perdurable, sistemático y evitar retrocesos indeseables hay que empezar por cambiar los conceptos de dirección en las estructuras principales del Estado, empezando por los niveles centrales hasta la base.

Según nuestra Constitución, el máximo poder del Estado cubano es la Asamblea Nacional, es necesario que esta utilice la autoridad que le asiste por la Constitución en toda su magnitud y le dedique el tiempo necesario para examinar los temas, asegurando que los debates los presencie el pueblo a través de los medios de comunicación masivos y que no se quede en puro resumen periodístico, tanto en las comisiones, como en el plenario. Las rendiciones de cuenta deben ser frescas, profundas y con el máximo de rigor, ausente de todo formulismo y mecanicismo.

Hay que lograr una verdadera dirección y control de las funciones del Estado y el Gobierno, siendo necesario separar esas responsabilidades en diferentes compañeros.

Con ello hacer funcionales las instituciones de arriba a abajo, como garantía de la estabilidad y el fortalecimiento sistemático de dirección y control de todas las entidades del país, evitándose la improvisación, desarrollándose el análisis en colectivo de los asuntos y buscar las mejores soluciones, perfeccionándose el mecanismo de fiscalización y control para su cumplimiento.

En cuanto a las provincias y los municipios, la doble responsabilidad del Presidente al frente de la Asamblea y el Consejo de la Administración no son aconsejables

En las rendiciones de cuenta de las entidades administrativas a la Asamblea, pueden producirse análisis parcializados ante los problemas existentes, lo cual afecta la credibilidad de la población ante sus representantes.

Además, al Presidente lo absorben los problemas administrativos de su territorio y por ello no pueden dedicarle el tiempo necesario a sus respectivas Asambleas, a sus consejos populares, delegados y a las comisiones de trabajo y en especial a la población.

De separarse estas funciones tanto las provincias como los municipios empezarán a despejar su camino, y el pueblo empezará a ganar credibilidad en sus elegidos.

A mi criterio, es una necesidad la existencia de los Consejos de la Administración Provincial y Municipal constituidos por las principales entidades económicas del territorio¼

La Patria es de todos y nuestro sistema habrá que defenderlo a toda costa.

P. Cruz Vento

No hay que temer a los cambios siempre que sean equilibrados y balanceados

En los últimos tiempos han estado apareciendo en esta sección excelentes criterios sobre el tema de la economía y su relación con otros asuntos muy vinculados a ella como el control del Estado y los tipos de propiedad. Han sido análisis realizados por compañeros con excelente preparación y conocedores de los temas, aunque como es lógico en algunos aspectos con enfoques no coincidentes y creo que es aquí donde radica la riqueza de esta Sección que tanto interés despierta en la población.

Para tratar de no reiterar algo de lo planteado por ellos, lo cual resulta muy difícil, me referiré a aspectos conceptuales e históricos.

Los clásicos del pensamiento revolucionario encabezados por su máximo exponente Carlos Marx, han hecho referencia en la historia de la humanidad a cinco regímenes sociales, de ellos cuatro que han transitado desde la comunidad primitiva hasta el capitalismo y un quinto que llamaron comunismo del cual solo se han realizado ensayos desde que hace casi un siglo triunfó la Revolución de Octubre en Rusia.

Con bastante precisión estos pensadores pudieron describir lo que había acontecido en la época que les tocó vivir hasta finales del siglo XIX, pero incluso no pudieron palpar de forma práctica el desarrollo del capitalismo en el siglo XX, aunque de forma genial previeron muchas de la facetas de este sistema en su fase superior, lo que le permitió a Lenin describir de forma magistral al imperialismo como fase superior y última del capitalismo y llevar a la práctica el primer ensayo social y económico de construir el comunismo comenzando por su etapa de transición denominada socialismo.

El siglo XX como ningún otro en la historia de la humanidad fue pródigo en ensayos para aplicar en la práctica las ideas de la construcción del socialismo, muchos de estos ensayos sucumbieron antes de que concluyera el siglo y en mi criterio por dos razones fundamentales; la primera es que fueron incapaces de crear la base económica que sustentara el desarrollo social, y la segunda, que el capitalismo se vio enfrentado por primera vez a su posible sucesor histórico y como régimen social con siglos de existencia fue capaz de buscar nuevos recursos que a la larga se impusieron.

Cuba, como ensayo social único y con características propias, emerge de esta lucha en un estado de supervivencia, sustentado en una gran obra social implementada tempranamente, ampliada en la época de bonanza económica gracias a la solidaridad de la Unión Soviética y preservada hasta límites increíbles en los últimos 20 años y que puede agonizar en un tiempo relativamente corto si no se logra resolver la base económica.

Y es aquí donde radica el problema y por lo tanto surgen las más variadas propuestas y criterios. En el mío lo más adecuado es recurrir a un concepto muy simple y elemental que es el balance, el equilibrio y no los extremos. Veamos en qué consiste este concepto. El capitalismo recurrió al neoliberalismo que es la máxima expresión del descontrol del Estado; dejarlo todo a las leyes ciegas del mercado sin regulación estatal lo que ha conducido en gran medida a la crisis económica actual. Contrapuesto a ello el socialismo ha querido aplicar todo lo contrario es decir el control absoluto de todo por el Estado y de eso los cubanos lo sabemos muy bien, hasta una barbería estatal. Creo que el socialismo está obligado a aplicar en lo económico categorías que surgieron en el capitalismo como es la ganancia, la eficiencia económica y permitir de forma balanceada y equilibrada, las actividades por autogestión, ya sea privada individual o privada colectiva que garanticen explotar a plena capacidad ese enorme potencial humano con sentido de pertenencia hacia algo concreto. Al Estado le corresponde controlar los asuntos estratégicos de la economía y sobre todo garantizar la redistribución de las riquezas de forma equitativa y no igualitaria. Es absurdo pensar que podemos renunciar a mecanismos capitalistas que han mostrado ser eficientes para la economía, sobre todo durante el socialismo, que es un estado de transición.

R. González Hernández

A propósito del recape: ¿Cómo ahorrar millones?

El viernes 2 de julio del presente año, leí en el periódico Granma un artículo titulado ¿Cómo ganar millones?, lo cual me llamó mucho la atención por los aspectos que quiero dar a conocer a continuación:

Históricamente el problema del recape de gomas ha tenido varias fases, una en que a pesar de la vieja tecnología, se les daba el servicio a todos los usuarios, incluyendo los particulares y a un precio bastante barato, aún así la conciencia de los organismos es la misma que la actual o peor, nadie quiere parar el auto o el vehículo que tiene asignado para recuperar gomas, pues es más fácil adquirir las nuevas que tienen mayor calidad; claro que esto fue en una etapa antes del llamado periodo especial, pero yo recuerdo las colas que había para recapar, sobre todo los particulares. También en algunos organismos crearon un módulo de gomas nuevas o recapadas, para cuando se hacía la inspección a los vehículos de la empresa, quitarles las gomas con posibilidad de recapar y se les daba ese módulo para garantizar recuperar esas gomas y no dejar que se deterioraran mucho; al parecer esto fue otra de las cosas que por descontrol o facilismo se dejó de hacer, creándole al Estado un gasto millonario para poder mantener el parque de vehículos del país funcionando. Esto se controlaba a los que dirigían la actividad de Transporte.

No entiendo si existe el interés de recuperar gomas o se está planteando que no se cubre la demanda de las fábricas, entonces ¿qué imposibilita que los particulares no puedan recapar gomas? Esto los obliga a tener que comprarlas a un alto precio en las tiendas de divisas, pero ese gasto que se genera por el Estado en adquirirlas, no se considera a la hora de analizar la compra de gomas en el exterior en vez de recapar, tal como se plantea para las empresas estatales, o es que prima el interés de comercializar en divisas para los particulares. Yo pienso que se pierden divisas al evitar dar este servicio para todo el país sin excepción. Esto es sin entrar a analizar la importancia de que todos los vehículos del país, incluyendo los particulares, posean las gomas en óptimo estado técnico, para evitar accidentes por rodar con gomas en mal estado.

Creo que debe analizarse este problema a otras instancias, porque es molesto leer un artículo de una página entera, en cómo buscar soluciones que todos conocemos y ya vividas por muchos de nosotros. De ser así, cabría otra pregunta en vez del título del artículo del periódico que sería: ¿Cómo ahorrar millones?, visto desde otra perspectiva más económica.

Estamos en momentos de cambiar cosas que no funcionan, mejoremos la economía que el país necesita, para poder salvaguardar los logros alcanzados en todos estos años por nuestro Estado.

L. Rodríguez Blanco

Surrealismo en el comercio minorista

En el sistema gastronómico y de comercio minorista en moneda nacional y en CUC, incluyendo los mercados agropecuarios estatales, he chocado con la ausencia de listados de precios impresos, catálogos de productos que se le entreguen al cliente y una falta de constancia de la oferta donde los productos no son los mismos, cambiando constantemente la forma de presentación, el precio, e incluso la calidad. Eso hace que sea una tarea complicada la distribución del presupuesto doméstico, pues también hay que chocar con el pesaje cuando corresponde.

El avance tecnológico ha provocado que sea cada vez más barata una cámara fotográfica, que por demás viene incorporada en numerosos móviles y hace que las personas las tengan consigo en todo momento, la cual puede facilitar mucho una consulta en el núcleo familiar para optimizar el uso de la maltratada economía familiar.

Teniendo en cuenta esos dos elementos me resulta extremadamente chocante que en los establecimientos estatales del comercio minorista (en una buena parte de ellos) manifiesten prohibición de tirarles fotos a los productos y listado de precios ofertados, incluso después de comprados, como hubo de pasarme en el Coppelia, donde me dijeron que para tirarle una foto a un par de ensaladas de helado que había comprado e iba a consumir tenía que pedirle permiso a la administración. Eso le suena a surrealismo a quienes se lo cuento. Algo parecido me ha ocurrido en algunas tiendas y mercados agropecuarios, no por casualidad es algo que no me ocurre en todas las provincias y establecimientos que frecuento.

¿Es acaso esta una política o reglamentación establecida por algún nivel del comercio interior o son simplemente las administraciones cómplices de alteraciones de precios o de venta ilegal de productos las que potencian ese tipo de reglamentos internos, que conspiran contra el derecho de los consumidores?

J. Becerra Peraza

Conocer y cuidar nuestra historia

No pretendo debatir sobre los interesantes análisis y propuestas económicas que ocupan una parte de esta sección que sigo cada viernes, pero sí deseo detenerme en un aspecto que tiene gran importancia si deseamos avanzar y mantener nuestro socialismo, me quiero referir a la necesidad de conocer nuestra historia y de defenderla a cualquier precio y forma, por muy sencillo que pueda parecer. Si no somos consecuentes con nuestra historia sobran las propuestas y consideraciones económicas.

Para ello deseo referirme a un ejemplo que valoro como muy significativo y a la vez penoso, además no es la primera vez que se trata: El conjunto escultórico dedicado a Julio Antonio Mella ubicado frente a la Universidad de La Habana.

En días recientes por necesidad de trabajo he tenido que transitar por esa área. Tenía referencia, por un artículo publicado en el periódico Trabajadores, de su estado deprimente y a pesar de haber pasado unas cuantas semanas pude ver cómo todo se mantenía prácticamente abandonado, al menos esa es mi impresión. Bolsas por doquier, papeles, latas, pedazos de madera, hojas secas, por solo citar lo que más resalta a la vista. Pregunto: ¿esa es la forma de rendirle tributo a una figura emblemática de nuestra juventud, fundador de la FEU, máximo dirigente de la reforma universitaria, fundador de nuestro primer Partido Comunista en 1925 y un luchador antiimperialista por excelencia?

Recordando la historia no podemos olvidar las manifestaciones efectuadas, fundamentalmente por nuestros estudiantes, cuando el entierro de sus cenizas y posteriormente ante la ofensa provocativa e indigna de haber manchado su busto. No podemos olvidar que esas manifestaciones fueron fuertemente reprimidas. Y entonces, ¿cómo podemos permitir ahora que ese conjunto escultórico, que tanta historia tiene, se deje mancillar por la indolencia y el abandono, situado frente a la Universidad de La Habana, justamente de donde salieron tantas manifestaciones de protesta durante los gobiernos corruptos de la seudorrepública? ¿podemos olvidar que de ese lugar salió la Generación del Centenario a rendirle tributo a nuestro Héroe José Martí?

¿Cómo es posible que los estudiantes y trabajadores de ese emblemático centro universitario y de otras escuelas de la comunidad no puedan dedicarle diariamente unos minutos para su atención como una forma sencilla de rendirle el tributo diario que se merece? ¿no ayudarían estas acciones a conocer y respetar nuestra historia? ¿es que las organizaciones de masas, políticas y la administración popular de esa comunidad, del municipio, nada pueden hacer ante tal ofensa?

Los invito a meditar sobre tal aspecto, mucho podemos proponer y opinar sobre las dificultades económicas y procedimientos para salir adelante, pero si no cuidamos y conocemos nuestra historia, nada podremos lograr.

E. Ordóñez Suárez

Es imprescindible erradicar los paradigmas de los antivalores

Quisiera aprovechar esta sección para exponer a mi juicio uno de los problemas que en nuestra sociedad dejan heridas en el plano ideológico al pueblo trabajador, pero en particular a las nuevas generaciones.

Me refiero a los paradigmas de estilos y calidad de vida que proliferan como consecuencia de la libre circulación de dos monedas nacionales con diferente valor, unido a la falta de un estricto y exigente proceso de fiscalización financiera para las personas jurídicas.

Es académico que en las condiciones de producción material en que se encuentra nuestro país, donde la actividad presupuestada en salarios, seguridad y asistencia social consumen un componente importante del producto interno bruto para un año fiscal, unido al dominio de las leyes del mercado en la imposición de los precios al detalle, resulte que los sueldos se muestren insuficientes para la solvencia honrada de las necesidades materiales de la familia cubana.

Lo que nunca será académico es que una gran parte de las personas que viven con alto nivel de vida lo hayan alcanzado mediante la extorsión al pueblo, prostitución, corrupción y negocios ilícitos.

El capitalismo, que tiene como motor social el dinero, vigila los ingresos de todos los habitantes económicamente activos para evitar la evasión a los impuestos y cualquier persona jurídica paga multas y cárcel cuando se le prueba un delito económico de esta índole.

El socialismo, que tiene como motor social el trabajo, debe vigilar, exigir y monitorear a todos los habitantes económicamente activos para evitar el surgimiento de paradigmas de los antivalores.

Ningún ser humano se enriquece si no explota a otro ciudadano o delinque, es imprescindible para nuestra sociedad erradicar los paradigmas de los antivalores, cuando todos tengamos que declarar ingresos anuales y exista un ente fiscalizador del nivel de vida en correspondencia con los ingresos de cada familia.

Estamos obligados a que el trabajo sea la fuente de producción material, exportaciones nacionales, y nivel y calidad de vida de cada familia cubana.

Es vergonzoso cómo el consumismo, el dinero y la ostentación se han convertido en los objetivos de muchos, lo que puede llevar en un futuro al caos social, pretensión no renunciada del imperio y advertida por el compañero Fidel en la Universidad de La Habana a principios de este siglo XXI.

La Asamblea Nacional del Poder Popular bien pudiera pronunciarse en este sentido y crear cuantos mecanismos económico-sociales se requieran para rescatar los paradigmas éticos que surjan por los resultados del trabajo.

Solo recuerdo que los hijos de Cuba dieron sus vidas en África por la idea de justicia, igualdad y libertad cuando los paradigmas eran los héroes del trabajo, los trabajadores internacionalistas, los agricultores de alto rendimiento, los científicos con aportes de resultados, los mártires y héroes de la Revolución.

Las nuevas generaciones y las intermedias no han tenido Sierra Maestra, Girón, Crisis de octubre, Liberación de Angola y Namibia, y aquellos que hoy tienen 21 años solo conocen los rigores y las consecuencias de la economía cubana post Unión Soviética.

J. P. Granados Tápanes

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