Publicadas el 29 de enero de 2010

Una información sobre los diccionarios

El Centro de Lingüística Aplicada del CITMA en Santiago de Cuba ha concluido la tercera edición del Diccionario básico escolar, obra dirigida a los escolares y pueblo en general, la cual ya fue entregada al Instituto Cubano del Libro a través de la Editorial Oriente.

Confiamos en que esta edición esté impresa para la XIX Feria Internacional del Libro 2010 y tanto usted como el resto del pueblo pueda adquirirla.

Deseo comunicarle que nuestra institución ha publicado también el Diccionario escolar ilustrado, dirigido a los estudiantes de segundo a cuarto grados de primaria.

Ambos diccionarios contribuyen al mejor conocimiento de la Ortografía y al significado de las palabras por parte de los escolares y pueblo cubanos.

Atentamente,

Dr. Leonel Ruiz Miyares
Director
Centro de Lingüística Aplicada.
CITMA. Santiago de Cuba

El uniforme en la disciplina laboral

Me decido a escribirles para tratar un asunto que creo debe estar incluido en la disciplina laboral, se trata de lo que con tanto esfuerzo se ha logrado en cuanto a la imagen de los trabajadores: el uniforme.

Con mucho pesar podemos observar el mal uso que se les da. Si hacemos una encuesta vemos que un por ciento muy bajo de los centros de trabajo que tienen ese privilegio lo usan, o lo utilizan de forma parcial, o sea la saya con otra blusa o zapatos inadecuados. Otro aspecto es que un uniforme laboral debe mantener las medidas adecuadas, tal es el caso de las faldas que en ocasiones son cortadas a la mitad.

El pasado día 19 visité el banco del Focsa y dos empleadas de las mesas de comercial tenían menos de 25 cm de saya, una de ellas trabajaba solo con la mano derecha porque la otra tenía que ubicarla entre sus piernas para no mostrar su ropa interior, y la otra ocupó mas tiempo en bajarse su minifalda que en atenderme. Y todo esto con la mirada de una empleada sentada frente a ellas con una placa que decía "Supervisor de negocios" y ¿quién supervisa estas cosas? Sin embargo, he de mencionar que el custodio y el compañero que atienden la puerta estaban debidamente uniformados y con un trato excepcional.

Yo me pregunto: ¿dónde está la exigencia administrativa ante esa indisciplina? El país invierte cuantiosos recursos para lograr la imagen de esos centros laborales y los administrativos permiten que sencillamente se anule ese logro.

Otra cosa son los muebles mal ubicados, las calcomanías en los medios de trabajo, por ejemplo, esa misma empleada que nos atendió tenia una calcomanía de un anuncio de un hombre en calzoncillos en plena caja de seguridad, ¿es esa su casa para semejantes decisiones?

Por favor, hago un llamado a la cordura. Disciplina no es solo marcar tarjeta a la hora indicada, también hay que tener en cuenta la vestimenta y otros múltiples aspectos.

G. Paz

Aplicar lo que cada cuestión exige

Partiendo del titulo seleccionado en el tema abordado por el compañero R. Guerra González el pasado 25 de diciembre denominado Un Criterio para Disentir, me permito emitir mis consideraciones acerca del asunto analizado por varios compañeros relacionado con las trasformaciones económicas que deberá adoptar el Estado, como parte del proceso de perfeccionamiento de nuestra economía y nuestro sistema social.

Es evidente que nuestra dialéctica y los momentos actuales requieren de un cambio, el protagonismo y el voluntarismo o los llamados conceptos y eslogan han de quedar atrás, en cada momento ha de aplicarse lo que cada cuestión exige y lo más beneficioso para esa ocasión. Si en el año 1968 se aplicó la Ofensiva Revolucionaria existían razones que la justificaban pues los que ya somos más viejos no podemos olvidar que algunos comerciantes acaparaban los productos más demandados por la población para crear un clima de inseguridad y desconfianza. Los tiempos han cambiado, la economía se ha trasformado y se requiere, como expresó Fidel en su concepto de Revolución, cambiar todo lo que debe ser cambiado...

Solo quiero expresar un criterio que ratifica lo planteado por Raúl en la Asamblea Nacional cuando expresó: "Este país no puede darse el lujo de soportar gastos que es capaz de sustituir con la producción". Preguntémonos: ¿cuántos millones de pesos ha tenido que ajustar el país, inclusive en los momentos más florecientes de nuestra economía, por concepto de mermas, deterioro y faltantes en el Sector del Comercio y la Gastronomía? Es imposible que el aporte del pueblo, el sacrificio del pueblo, el trabajo del pueblo continúe subvencionando las deficiencias y las irresponsabilidades de quienes tienen la obligación de haber cuidado los recursos del pueblo, para que el Estado disponga de recursos más holgados para cumplir con su objetivo esencial: la satisfacción siempre creciente de la sociedad.

Dejemos de seguir pensando en sistemas ya obsoletos y apliquemos los verdaderos principios que sustentan la base del socialismo. Nuestro país no puede continuar creyendo que estamos en una urna de cristal y actuar por lo que dirán nuestros enemigos. Ya hemos adoptado medidas y nuestro socialismo ha continuado su línea, por ejemplo: despenalizamos el dólar, hicimos apertura en el sector turístico, abrimos nuevos negocios a empresas mixtas , comenzamos la entrega de tierras en usufructo, y el país ha avanzado. Por qué temerle a otras ideas, si el Che expresó ya hace algún tiempo que de ese sistema tenemos que aprender mucho.

No podemos continuar enclaustrados en los viejos conceptos que lo que han hecho es acomodar a muchos a este modelo para no trabajar, para buscar siempre justificaciones a los problemas y echarle la culpa al enemigo. El enemigo somos nosotros mismos que no somos capaces de plantear, luchar y combatir las deficiencias que requieren soluciones más aventajadas para perfeccionar nuestro socialismo. Ni los teóricos del capitalismo concibieron nunca que la pequeña propiedad debiera estar en manos del Estado, esta debía ser privada para lograr el beneficio de la población y la motivación al desarrollo. Concluyo con lo expresado por nuestro Máximo Líder de la Revolución cuando expresó: "Nuestro principal error es que nos creímos que sabíamos construir el socialismo".

R. D. Macías Pérez

“Mucho tiempo en las colas” ¿es necesario?

Resido en Versalles, La Lisa, y lo que critico estoy seguro que pasa en otros lugares y es la incapacidad administrativa y la insensibilidad de las administraciones y empresas por accionar para que las colas fluyan más rápido y estemos menos tiempo en ellas.

Hoy me pasé 2 ¼ horas para pagar la luz. En general en 196 y 45, la empresa eléctrica mantiene una sola cajera, teniendo otra ventanilla sin cubrir para atender al personal, con un aviso de quiénes deben pasar por ella, o lo que es igual que tienen una organización que no cumplen y el local espacioso no tiene bancos para sentarse. Súmele a esto el frío de días pasados y que la mayoría de las personas son de la tercera edad y el que trabaja tiene que perder medio día o el día de trabajo, afectando la productividad de su centro.

Esto pasa además en la unidad de ETECSA en 190 y 39, donde también hay una sola compañera para cobrar y existen más mesas sin personal para esto y en el Correo también, porque hay tres ventanillas y siempre hay una o dos vacías, por lo que los días de cobro se ven grupos de jubilados que hacen colas desde por la madrugada.

Este problema está a la vista y acentúa las complejas condiciones de vida y hacen aparecer más crítico y negativo el funcionamiento administrativo de nuestras empresas y el modo de vida. Ya que las colas hay que hacerlas para todo, entonces ¿por qué no hacer que fluyan más rápido?

¿Es que tengo que quejarme por de-satención al consumidor, cuando están viendo el fenómeno?

Oí mucho comentario negativo e irritador, al punto que un anciano invitaba a los que estábamos en la cola a entrar todos a la dirección de la Empresa Eléctrica a quejarse, lo que pudo crear un desorden.

Considero que sería bastante aleccionador y ejemplarizante ponerle como medida a esos administradores ocupar las plazas de cajeros durante tres meses y que fueran sustituidos en estas plazas los que forman la Comisión de Desatención al Consumidor.

Hay que acabar con la impunidad y la inercia y ser aleccionadores en las medidas si queremos resolver los problemas.

Saludos,

J. Mayano Rodríguez

Para salvar nuestro socialismo

En este espacio de opinión, salen a menudo criterios contrapuestos sobre una supuesta privatización en nuestro país. Y lo sorprendente es que algunos compañeros defienden el status quo actual, como si no hubieran vivido estos últimos 42 años en Cuba. Asumen una posición ingenua de quien está en el bosque y no ve los árboles, y claro está, prefieren seguir nadando contra la corriente como si toda una vida no fuera suficiente para comprobar un rumbo equivocado e hicieran falta más generaciones, para que corresponda a otros, secularmente después, confirmar el error.

En el orden ético, yo soy partidario de la propiedad social por encima de cualquier otra, pero cuando se trata de una propiedad estatal de verdad, en que tanto los gastos como los beneficios corresponden por entero al Estado.

En la situación que tenemos, no se trata de privatizar nada porque en la práctica ya ocurrió, pero no de una manera racional y pensada, sino anárquica y perversa. ¿Qué clase de propiedad social son los centros de servicio y gastronomía en que los gastos corresponden al Estado, mientras los beneficios, con todo tipo de orígenes fraudulentos e ilegales, van a parar a los bolsillos de quienes trabajan en ellos como depredadores de la población y el Estado?

No sé qué pagarán, por ejemplo, estos compañeros por un pelado, que oficialmente son 80 centavos y todo el mundo paga 10 pesos, o por un ponche cuyo precio oficial es de 60 centavos y hay que pagar 10 pesos o más según sea el tipo a realizar. Y si no conocerá que en los centros de servicios de gastronomía, bodegas, carnicerías, de viandas y vegetales, reparadoras de todo tipo, los bienes del Estado no se utilizan para servir a la población sino para lucrar los que trabajan allí de manera impune y desvergonzada.

Tenemos que liberarnos de estereotipos que hemos sedimentado a lo largo de tantos años, en que la propiedad privada aparece demonizada de manera absoluta. La propiedad, sea privada o estatal, cuando está en función social es válida. Culpar a la propiedad privada en general de regresar al capitalismo y por tal motivo obviarla, es como calificar a la máquina de vapor también de capitalista por haber propiciado el desarrollo de este sistema cuando la revolución industrial.

Además, hay otras formas superiores de organización social como la cooperativa, que puede ser en muchos casos una opción conveniente. Pero la individual, bajo formas de regulación y control estatal, en que la fuente de los recursos sea el Estado mismo y no canales fraudulentos e ilegales, puede contribuir también al desarrollo social y económico, beneficiando a la población al ampliar las posibilidades de oferta de servicios de todo tipo y, adicionalmente, convertir de virtuales delincuentes en ciudadanos dignos a tales productores.

¿Qué representaría para el Estado la eliminación de la actual farsa de propiedad estatal?, pues nada menos que la eliminación de un gasto colosal de salarios, seguridad social, un enorme aparato burocrático y consumos materiales enormes de imposible recuperación, que aliviarían el presupuesto nacional significativamente.

En última instancia se pretende ser fieles al marxismo como algo forzado, pero en realidad lo que ocurre es que se ha creado una ideología ajena al marxismo. El materialismo histórico establece que la base económica determina su superestructura, es decir, la organización económica, feudal, capitalista, etc., genera su propia superestructura, que entre otras cosas incluye hasta conceptos espirituales como el de la moral. Me pregunto qué moral se supone que esté surgiendo del tipo de propiedad estatal que tenemos en que los bienes del Estado se utilizan para el lucro y el saqueo a la población.

¿Quién que no viva en nuestro país, y sea un ciudadano de a pie, puede ignorar cómo se ha desencadenado un individualismo feroz, en que ha renacido no un lobo del propio hombre, sino una hidra que lo abarca y prostituye todo? ¿A qué llaman "luchar" los que habitan este submundo marginal de la propiedad estatal?, pues a robarle al Estado, así de sencillo, como si los bienes de la nación fueran una carroña que esté disponible para los buitres. Y lo peor que esta situación tiene es el contagio epidémico que va corrompiéndolo todo, para nublar la moral de todos.

Pondría a título de ejemplo el hecho de que ya muchos pasajeros, una cantidad bastante significativa, ya no dejan de pagar el ómnibus, sino que le entregan el dinero al chofer. Se puede pensar que una inspección eficiente pudiera refrenar esta conducta, pero lo importante no es ya el hecho en sí, sino la predisposición que ha surgido de que es preferible que el chofer reciba un ingreso que no le pertenece, que es fraudulento, a que justamente lo perciba el Estado que es a quien justa y legalmente corresponde.

Esto pudiera extenderse mucho más, pero me limitaré a lo más importante: si queremos salvar nuestro socialismo, no basta con proclamarlo en consignas machaconas, debemos hacerlo desde adentro con las rectificaciones necesarias y pronto. Me parece que además de ser un mandato de nuestros mártires, representa también un compromiso con esos pueblos que miran hacia nosotros, a pesar de todos estos desafueros, como una expectativa de esperanza.

D. González de la Cruz

Tenemos derecho a soñar con las mejores soluciones

Me sumo a los que opinan sobre la conveniencia o no, de efectuar cambios de propiedad en organizaciones económicas en busca de la añeja esperanza de encontrar lo que buscamos: un producto y/o servicio de calidad deseada.

Se ofrecen los más variados argumentos, todos con un denominador común: incapacidad del Estado socialista para hacerse cargo de las pequeñas y medianas empresas. ¡Qué pena!, compatriotas, siento que sin darnos cuenta vamos torciendo el rumbo de la génesis de nuestra Revolución de los humildes y para los humildes. Cientos de miles de cubanos ni siquiera saben que estas cuestiones sobre "mutación de la propiedad socialista" se ventilan por la prensa nacional, porque no les llega el periódico, porque no tienen hábitos de lectura o por otra razón cualquiera. Millones de compatriotas se encuentran al margen del debate público, y un hipotético día puede que hasta amanezcan con la noticia de que la cafetería de la esquina cambió de propiedad simplemente para que sea más eficiente, más productiva, más competitiva, y para que sus trabajadores y/o directivos no tengan que desplazarse más por la "izquierda" (sería mejor decirle "derecha" al robo, el desvío, etc.), en busca de ingresos extra que permitan elevar el poder adquisitivo al que aspiran.

Las causas de la insuficiencia en la esfera productiva y de servicios en las condiciones de nuestro país se conocen muy bien, y cuando las estudiamos a cabalidad comprendemos que no tienen que ver con el tipo de propiedad sobre los medios de producción.

El espacio no me permite mucho. Solamente decir que tuve el ingrato privilegio de ser testigo en un país socialista, en el que me encontraba como estudiante, de los cambios de propiedad que trajo la apertura económica. Nada se parecía más a un establecimiento capitalista que aquellas cooperativas de producción o servicio. Funcionaban bajo sus leyes, sus vicios y otras perversiones de nueva y original creación. Se multiplicaban una tras otra; se fusionaban como monopolios, se adentraban en los negocios ilícitos escapando del control del Estado y sus regulaciones, del control de funcionarios e inspectores prestos a corromperse por no pocos dividendos. Nacía una sociedad económica nueva y tenebrosa, con gérmenes mafiosos, donde se establecieron y posicionaron firmemente los que tuvieron algún tipo de poder. Nacieron y se multiplicaron los ricos y las clases sociales marcaron su territorio.

Todos tenemos derecho a soñar con las mejores soluciones para los problemas de nuestra Patria, pero por favor, con cordura, porque no se trata de fobia, de ortodoxia, de necesidad de cambio, o de fanatismo a toda costa por una ideología: se trata de esencia, de génesis, de eterna lucha entre escoger el bien o el mal como medio para llegar a un fin, y en nuestro caso a un fin de justicia. Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas, dijo nuestro poeta. No puede haber espacio para equivocaciones estratégicas, ni para el cansancio. La ansiedad no nos debiera hacer ver varitas mágicas hacedoras de milagros.

L. Navarro Díaz

No comparto la idea de semejantes pasos

En esta sección, en las últimas semanas, se ha producido un intercambio de ideas en torno a la posible "privatización" de la gastronomía, aportando varias vías posibles.

No comparto la idea de que haya que dar semejantes pasos porque hoy sería la gastronomía, pero mañana, pueden ser el transporte público, la educación, la salud, etc. No es hora de crear condiciones para que el capitalismo astuto y traicionero desde su surgimiento se introduzca de nuevo en nuestra Patria.

Lo que considero esencial:

Confiar de manera absoluta en la dirección de la Revolución.

Trabajar cada día más y mejor.

Luchar por producir más alimentos.

Por eliminar las importaciones y aumentar las exportaciones .

Llamar a la juventud a que imponga su protagonismo en esta etapa decisiva de la Revolución.

Solo así considero que lograremos como siempre alzarnos con la victoria.

Al capitalismo, "ni un tantito así"

J. L. Valdés Carrasco

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