Publicadas
el 18 de diciembre de 2009
La venta de frutas frescas y vegetales en el
municipio de Playa
Soy vecino del Mercado Agropecuario Estatal (MAE) de
33 y 30 en Playa, uno de los más importantes en este territorio.
Hace meses atrás a estos mercados concurrían directamente, o a
través de intermediarios, las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS)
y las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC). Entonces el
mercado les compraba sus productos agrícolas y cárnicos. Las
cooperativas venían días fijos en la semana y suministraban casi
todo el año zanahoria, remolacha, habichuela, rábano, quimbombó,
ajo, guayaba, fruta bomba y plátano fruta. A partir de octubre
comenzaba además el suministro de tomate, cebolla, cebollino,
perejil, pimiento, ají chai, ají cachucha, a veces cilantro, col,
lechuga y acelga, que se mantenían hasta finales de abril e incluso,
algunos de esos productos hasta más tarde.
Pero después de los tres ciclones del 2008, todo
cambió. Ahora las cooperativas no pueden concurrir con sus productos
directamente al Mercado Agropecuario Estatal y este depende de lo
que Acopio, como intermediario exclusivo, les suministre. Es verdad
que las viandas están presentes todos los días; pero las verduras,
los vegetales y las frutas frescas prácticamente desaparecieron de
sus anaqueles, pues estos rubros solo a veces son suministrados por
Acopio al Mercado y en muy reducidas cantidades y pocas variedades.
Hay que ver las colas que se forman desde las seis de la mañana los
sábados y domingos, días más frecuentes de estos suministros.
Asimismo en el MAE de 33 y 30, como se le conoce,
diariamente se vendía la carne fresca de siete u ocho carneros a 20
pesos la libra de pierna, de lomo y de paleta, el resto a menor
precio. Además vendían la carne fresca de dos o tres cerdos a 21
pesos la libra de pierna, la de lomo y la de paleta, y más barata el
resto. También una gran variedad de productos cárnicos de cerdo ya
elaborado: lomo ahumado, costillas saladas, jamón pierna, jamón
viking, etc... Toda esa oferta de productos cárnicos era
suministrada por las cooperativas. Actualmente no se vende carne de
carnero ni productos elaborados del cerdo, aunque en alguna medida
venden a los mismos precios carne fresca de cerdo, pero de calidad
inferior a la que antes vendían.
Por otra parte aquí en Playa todos los domingos
existía una feria de productos agropecuarios donde concurrían
cientos de vendedores de estos rubros, no solo de la provincia de La
Habana, sino de otros territorios del país incluyendo el EJT, que
llenaban la Avenida 13, que es muy ancha, desde la calle 70 hasta la
calle 84. Allí usted podía comprar de todo lo que en Cuba se cultiva
en sus cálidas y productivas tierras. Éramos miles y miles los
vecinos del municipio que domingo tras domingo, asistíamos a esta
feria.
Pero además había cientos de puntos de ventas en
todo el municipio, auspiciados por las cooperativas, que vendían una
amplia gama de estos surtidos. Es verdad que el precio era un poco
mayor al de los MAE, pero el pueblo lo pagaba con gusto. En realidad
no había ninguna escasez de productos agrícolas y cárnicos en Playa.
Ahora la gente deambula de un lugar otro y no encuentra en los MAE
más que algunos de estos vegetales y frutas, ninguna carne de
carnero y muy pocos productos de cerdo elaborado, todo ello a costa
de interminables colas. Pienso que ante un cambio tan radical de
situación, el pueblo de nuestro municipio merece una explicación.
R. Pérez Cabrera
Lo inconcebible en un hospital
El pasado lunes 30 de noviembre, hubo necesidad de
llevar a una de mis hijas al hospital Calixto García. Estuvo desde
horas tempranas de la mañana hasta casi las 5:00 de la tarde en la
Sala de Observación del Cuerpo de Guardia.
La atención del personal médico, como siempre, a la
altura de como se han caracterizado nuestros médicos, sobre todo en
este hospital, al que en varias ocasiones, he tenido que recurrir.
Sin embargo, lo que para nosotros los cubanos
constituye un hecho normal y corriente la atención esmerada y
profesional de nuestros médicos, parece en ocasiones convertirse en
una obra titánica, degradada o disminuida a la vez, por la falta de
condiciones mínimas con las que se necesita trabajar, sobre todo, en
un hospital.
La Sala de Observación a la que hacía mención, es
una instalación que no lleva mucho tiempo de restaurada. No hay un
solo servicio sanitario que pueda descargarse. El mal olor
proveniente de este lugar invadía la Sala. En varias ocasiones tuve
que salir a la calle. ¡Qué decir de los enfermos que no pueden
moverse por su delicado estado! Me ofrecí para descargar todos los
baños con algún cubo, pero no apareció ningún tipo de recipiente. Ni
hablar de agua para tomar. Las sillas, a pesar de ser bastante
incómodas por su armadura de hierro, no alcanzaban una por cama. Una
parte del techo estaba desprendido. Pude constatar, que esta
situación se repite no solo en esta sala.
Situaciones de este tipo, y aún más, han provocado
que muchos trabajadores abandonen el centro, sobre todo, el personal
de enfermería e incluso, médicos.
Es inconcebible, que en nuestro sistema de salud
ocurran hechos como estos, sobre todo, en un hospital de carácter
nacional donde se atiende personal de cualquier parte del país,
además de ser un hospital universitario.
M. Santana Pérez
Las tareas de masas tienen más alcance
En la respuesta de la compañera Bertha Álvarez, de
la empresa de recuperación de materias primas, se hace un recuento
de la historia que ha atravesado la recogida de materias primas y
las dificultades económicas que limitan una mejor acometida de esta
tarea.
A mi juicio esta batalla por la materia prima dejó
de ser lo que era cuando se "metalizó" y no desempeñó más el papel
protagónico nuestro pueblo; la experiencia personal, y estoy
convencido de que muchos compañeros la comparten, es que las tareas
de masas poseen mucho más alcance, veracidad y energía que ninguna
otra forma.
Para poner un ejemplo: si cada cederista aporta en
el año la pequeña cifra de un kilogramo de cartón y/o papel, un
kilogramo de aluminio y cinco envases de cristal (puede parecer poco
para el ciudadano, pero ¿qué es?, multiplique por la cantidad de
cederistas en el país y la cifra le sorprenderá. Sé que puede
aportarse mucho más.
No hay que recorrer los barrios solo hay que ir
planificadamente a las Zonas de los CDR, donde se creen las
capacidades, cuando estos lo soliciten y los cuadros a ese nivel
puedan responder a sus electores o cederistas de lo que se recogió o
se aportó.
Sé que es difícil pues la confianza de cuadros y
pueblo de que voy a entregar materia prima, será recogida por la
Zona y llegará a su destino, habría que recuperarla, la conciencia
creada ante el sistema adoptado de trae materia prima para que
tengas un pomo de refresco u otra cosa material es difícil de
erradicar y considero a la larga es más costosa, material y
espiritualmente.
Este pueblo, humilde en su esencia, está ávido de
tareas pero donde vea a las claras que son fruto de su esfuerzo, que
quien dirige no las tome con indiferencia, que reconozca que es
útil, que no las trabe ninguna burocracia, ni que sirvan para
ensalzar falsas producciones o resultados; para eso fuimos educados
y enseñados a lo largo de estos años.
Recomiendo lo siguiente: Si algún porcentaje de las
ganancias de la empresa se debe destinar a que sea para estimular a
los colectivos (CDR, empresas, escuelas, etc.) que voluntariamente
sean capaces de recaudar mayor cantidad de materias primas según los
objetivos propuestos, y no acciones individuales. En la confianza y
participación del pueblo está la respuesta.
E. A. Fernández
Sí al debate constructivo
Completamente de acuerdo con la opinión vertida por
el compañero Palacios Álvarez en la que propone pasar al sector
cooperativo algunas formas de la actividad gastronómica y otros
servicios no básicos, envío mi parcial coincidencia con la del
compañero Ochoa del Río, publicada el pasado 11 de diciembre,
basándome en que prefiero apelar al análisis objetivo al referirnos
a aquellos que rechazan la crítica y el debate constructivos.
En los primeros años de la etapa revolucionaria,
primaba la efervescencia revolucionaria, y los protagonistas de esta
etapa eran nuestros padres, que no exhibían la preparación de la
sociedad en general de hoy, pero de indiscutible probidad e
integridad revolucionarias.
Equivocaciones, actuaciones erróneas, a veces
injustas contra personas incomprendidas, hubo y las habrá. Lo más
importante es el reconocimiento y la rectificación de los errores,
como nos ha enseñado Fidel, como parte del perfeccionamiento del
mecanismo de funcionamiento en la construcción del Socialismo.
Los que llevamos adelante este proceso hoy, tenemos
el privilegio de ostentar una mayor preparación en sentido general,
la que desafortunadamente no siempre exhibe el elevado nivel de
conciencia para enfrentar las arduas tareas de la construcción de la
nueva sociedad. Ciertamente, al igual que el compañero Ochoa Ríos,
me pregunto "cuántas veces no nos hemos sumado a la falsa
unanimidad, contra la que tanto lucha Raúl, por no buscarnos
problemas con nuestra opinión contraria"...
Los revolucionarios de hoy, somos los mismos de ayer
porque los objetivos no han cambiado en nada, pero la naturaleza del
miedo a buscarnos problemas hoy radica, desde mi punto de vista, en
la debilidad política e ideológica de algunos para comprender la
utilidad del debate enriquecedor, en el espacio, en el momento
oportuno y con los elementos de juicio que sustenten cada criterio,
en el desconocimiento de las funciones, obligaciones y facultades de
cada quien y una miserable fobia de algunos a todo lo que le haga
sombra al cargo y a las necesarias facilidades para su eficaz
desempeño (medios de transporte, oficinas confortables, etc.).
Elementos que influyen en el rechazo a ultranza de algunos a las
opiniones discrepantes y a las críticas, invocando facultades
absolutas o moción, alegando que el tema no se puede discutir ahora
o que este no es el momento adecuado, u otras descabelladas
justificaciones.
También hay otros muy dañinos, que con argumentos
sólidos para hacerlo, no tienen valor para verter un criterio
diferente cuando reciben orientaciones o cuando se discute algún
tema en algún nivel superior en que no siempre lo que se acuerda
tiene que ser acertado o debidamente comprendido.
La defensa y la construcción del Socialismo
constituyen procesos de constante perfeccionamiento y tareas de
hombres plenamente identificados con los principios rectores de la
sociedad y con los intereses de su pueblo, no de simuladores ni
temerosos burócratas incapaces, capaces de apelar a cualquier
subterfugio para evadir cualquier tema que consideren amenazante a
egoístas intenciones, y ninguna opinión que responda a los intereses
supremos de la construcción de la nueva sociedad puede desestimarse
ni arremeter contra ella, eso sí, puede corregirse, perfeccionarse y
hasta rectificarse, preferentemente en aquellos ámbitos en que se
aproveche la inteligencia colectiva.
J. L. Vázquez Cárdenas
Experiencias para pensar sobre las medidas de
ahorro
La semana pasada tuve dos experiencias que me dejan
bastante que pensar en cuanto a las medidas de ahorro. El 8 de
diciembre, aprovechando mi horario de almuerzo, me di un salto a la
tienda TRD ubicada en 23 y P y me tropecé con la sorpresa de que
estaba ya cerrada por haber superado el límite en el consumo
eléctrico el mes anterior. Resumen, en noviembre esta tienda y su
taller atelier detrás (ambos usan el mismo metro contador de
electricidad) sobrepasaron la norma de consumo eléctrico y la
solución que encontraron los directivos fue trabajar menos horas al
día durante el mes de diciembre.
¿Nadie ha sacado cuentas de cuánto se deja de
recaudar en el tiempo que han decidido cerrar anticipadamente?
¿Acaso estos trabajadores seguirán cobrando el mismo salario por
trabajar solo tres horas al día (de 9:00 a.m. a 12:00 m)? ¿Es que
acaso las ventas de esa tienda ubicada en una posición tan
estratégica son menores que su consumo eléctrico?
Trabajo en la misma cuadra y, siempre que voy a
comprar algo he tenido que hacer una pequeña cola de entre 5 y 10
personas. Si esta afluencia se mantiene durante todo el día, en ocho
horas de trabajo debe atenderse un número considerable de clientes
con la consiguiente recaudación de divisas... El ahorro energético
es parte integral de nuestra economía, debe serlo normalmente y más
en las condiciones actuales, pero todos sabemos que parte integral
de la economía también lo es el mercado, la circulación del capital,
la venta de productos y servicios para obtener las divisas con las
que se moverá la economía.
Otro ejemplo lo he sufrido con los nuevos horarios
establecidos por las sucursales bancarias en aras del ahorro de
energía. Actualmente los bancos están trabajando menos horas, sus
trabajadores cobrando el mismo salario que cuando lo hacían en el
horario normal, las horas que están de servicio tienen grandes colas
de clientes en todas las ventanillas y para todos los gerentes
comerciales. ¿No nos damos cuenta acaso de la importancia clave de
este factor en la economía? ¿No debemos realizar un balance
costo-beneficio antes de tomar una decisión de este tipo? ¿Alguien
lo ha realizado ya? Indudablemente las medidas de ofrecer menos
horas de servicio a la población en aras del ahorro energético
tienen su base lógica en cuanto a que son horas en que no están
encendidos los aires acondicionados, ni las luces interiores ni las
computadoras. Pero ¿cuánto deja de ganar nuestra economía con estas
medidas?
E. Santana Carballo
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