Publicadas
el 11 de diciembre de 2009
Nos falta cultura económica y del trabajo
La definición de cultura contempla múltiples
manifestaciones del saber e incluye tener conocimientos, sin llegar
a ser un especialista sobre arte, literatura, ciencia y tecnología,
política, historia, entre otras ramas del saber. Un médico, un
artista, un político, un educador, un científico, un literato, un
periodista entre otras profesiones, que solamente sepa de su
especialidad podrá ser quizás una persona instruida e incluso
educada pero no puede ser considerada culta.
Con el triunfo de la Revolución nos liberamos de una
serie de trabas y limitaciones a que nos tenía sometido el sistema
capitalista que imperaba antes de 1959. En nuestra sociedad actual,
nuestro pueblo ha logrado desarrollarse en múltiples manifestaciones
de la cultura general. Yo pienso que nadie puede negar el desarrollo
político que hemos alcanzado mediante las posibilidades que nos
brindan las reflexiones de Fidel, las mesas redondas, la universidad
para todos entre otras actividades. Creo también que hemos alcanzado
un alto nivel cultural en las diferentes manifestaciones del arte en
general: música, escultura, pintura, danza, teatro, cine, entre
otras. Quién puede negar la justicia, la ética, la solidaridad y el
humanismo que hemos alcanzado los cubanos desde que triunfó la
Revolución hace 50 años hasta hoy. Son evidentes los logros de
nuestro pueblo en el deporte donde hoy somos una potencia mundial y
qué decir de la cultura adquirida en salud pública y en otras
actividades.
Sin embargo, no podemos sentirnos satisfechos con lo
alcanzado y tenemos otras ramas de la cultura que no hemos logrado
desarrollar como las que hemos señalado. Voy a referirme a dos de
ellas que, por su importancia para el logro de nuestros objetivos,
debemos enfrentar para lograr lo que realmente necesitamos. Me estoy
refiriendo a la "cultura económica", necesaria para comprender e
incluso apoyar las medidas que toma la Dirección de la Revolución
ante la situación compleja y difícil que vive hoy un mundo
globalizado, injusto y en peligro de extinción. El otro aspecto en
que no hemos podido alcanzar lo que realmente necesitamos es la
cultura del trabajo; no es suficiente tener un empleo y cobrar un
salario, es necesario lograr el sentido de pertenencia del
trabajador hacia su centro laboral, es necesario cumplir
conscientemente la jornada laboral, es necesario trabajar con
eficiencia, productividad y calidad, es necesario ahorrar los
recursos de que disponemos. Para mí, reunir esas condiciones y
hacerlo con conciencia, satisfacción y amor a lo que creamos, es la
verdadera "cultura del trabajo".
Estoy consciente de que Cuba cuenta con multitud de
excelentes trabajadores pero debemos preguntarnos: ¿es esa la
generalidad en los millones de hombres y mujeres que laboran en
nuestro país?
Construir la sociedad socialista, además de ser un
problema de conciencia, precisa de un desarrollo económico que
permita satisfacer las crecientes necesidades de la población y esto
se logra solamente cuando alcancemos una adecuada cultura económica
y del trabajo en todo nuestro pueblo. Nuestros medios de información
y los educadores en general son un factor imprescindible para lograr
esos objetivos.
E. Regalado García
Recobrar el significado de la caballerosidad
Soy una estudiante del IPVCE Lenin y escribo a esta importante
sección pues creo que si todos ponemos de nuestra parte podemos
mejorar nuestra sociedad y evitar que sigamos perdiendo valores tan
importantes y necesarios. Quiero referirme específicamente a la
caballerosidad, escondida ya no sé ni en qué lugar. No se imaginan
la impotencia que siento cada vez que estoy en una guagua, de
cualquier índole, ya sea una P, o cualquier otra, veo a todos los
hombres sentados y ninguno tiene la bondad de cederte el asiento, ni
siquiera de cargarte el bolso. de 100 hombres a veces uno te brinda
el asiento. Sepan que esto no lo digo por mí, pues al final soy
joven y no lo necesito, pero me molesta mucho que a veces van los
hombres sentados (la mayoría son jóvenes) y a su lado puede ir de
pie quienquiera que sea, una mujer con su hijo, una persona mayor y
te miran como si nada, a veces me dan ganas de decirles algo pero
como están las personas de hoy en día uno no sabe con qué te van a
salir.
Yo no viví en los tiempos de antes pero según me han contado,
existían más valores, existía esa caballerosidad que ya nadie sabe
qué es y sería bueno que intentemos recobrar su significado. Creo
que se deberían buscar alternativas para lograr una transformación
en la conciencia de los individuos y no solamente en este aspecto,
porque si estos son los hombres y jóvenes de hoy ¿qué esperar de los
de mañana?
L. Colina Fernández
Prioridades a aplicar para estar en el camino correcto
Me dirijo a la Sección Cartas a la Dirección ya que
todos los viernes la leo con sumo interés y aunque a veces no estoy
totalmente de acuerdo con lo que se plantea, no dejo de reconocer
que los planteamientos todos tienen su lado positivo y constructivo.
Soy graduado universitario en la especialidad de
control económico, tengo 62 años de edad y me gradué en el año 1977
en la Universidad de la Habana. El pasado viernes leí un escrito
enviado por el co. N. Páez del Amo con el título Un criterio para
debatir, el cual me ha compulsado a escribir por primera vez a esa
Sección.
En primer término estoy totalmente de acuerdo con lo
que se plantea por el compañero, si hoy tuviéramos los faltantes
declarados por nuestras entidades y los no declarados como cuando
vamos a un restaurante en divisa y la cuenta nos la traen en un
papelito sin foliar, sin membrete para solo poner un ejemplo de la
lucha a la que él se refiere, o los millones de ejemplos de tipos de
lucha que todos vemos a diario comenzando en la guagua, con el
combustible, etc, etc, etc, nuestro Estado tuviera millones de pesos
en recursos financieros para hacerles frente a muchos problemas que
padecemos.
Es una prioridad de primer orden para nuestro país
aplicar las leyes económicas que desaten las fuerzas productivas,
eliminar de una vez por todas las fuentes de lucro ilícito, aplicar
una política impositiva que en vez de frenar a las fuerzas
productivas sirva de motor impulsor para los miles de trabajadores
que deberán cambiar de puestos de trabajo porque no tienen contenido
de trabajo hoy, eliminar prohibiciones absurdas que son fuente de
corrupción e irritan a la población, eso sería lo más provechoso y
lo más inteligente y cuando llegue el día en que un fregador de
autos gane menos que un médico, o que un vendedor de maní gane menos
que un investigador de las vacunas que nos enorgullecen a todos con
los logros científicos alcanzados, entonces sí estaremos en el
camino correcto.
A. P. Rodríguez González
Las veces que se ha reparado el mismo tramo de La Monumental
Los que vivimos en La Habana nos sentimos muy
orgullosos del Túnel de la Bahía y del tramo de su salida hasta la
Vía Blanca. Primero se le hizo una reparación capital quedando como
nuevo. Hace un tiempo con satisfacción vimos que todo el sistema de
luminarias fue totalmente remozado tal y como quedó cuando en la
década de los 50 del siglo pasado se inauguró (lamentablemente, al
menos dos o tres de ellas han caído víctimas de embestidas de
vehículos). Posteriormente los compañeros de Tránsito renovaron toda
la señalización situándola a la altura de las vías más modernas del
mundo. ¡Cómo lo disfrutan los turistas! ¡Y también los que pasamos
al menos dos veces al día!
Sin embargo, los compañeros que tienen a su cargo la
preservación de la vía desde el punto de vista constructivo no han
estado a la altura de las circunstancias, sobre todo en el tramo que
va del puente de Cojímar a los que dan acceso a Alamar. He perdido
la cuenta de las veces que han "reparado" algunos tramos —casi
siempre los mismos para, transcurrido un tiempo, vuelvan a estar
peor que cuando acometieron la tarea. En general el trabajo ha sido
tan deficiente que quedan desniveles muy incómodos. ¿Cuánto material
se ha despilfarrado en estas "medias curas"? ¿Cuántas horas hombres
se han malgastado? ¿Cuántos vehículos han sufrido roturas de piezas?
¿Por qué no se hace un trabajo duradero? ¿Qué lo impide?
O. M. Núñez Tornés
Trabajo por cuenta propia a partir de una
anécdota
Permítame comentar lo que me sucedió
hace aproximadamente unos 23 años (proceso de rectificación de
errores y eliminación de tendencias negativas) lo que fijó en mí un
criterio que he defendido durante todo este tiempo:
Me encontraba en mi casa escuchando
una retrasmisión de un discurso del Compañero Fidel propio de aquel
proceso, era sábado no laborable y ocupaba entonces la
responsabilidad de Director Provincial de Trabajo.
Pasaba frente a mi casa un amolador
de tijeras, ocupación autorizada a ejercer, me dispuse a que me
brindara sus servicios, y ocurrió lo siguiente: las tijeras fueron
amoladas al instante y me cobró un peso. Le dije: si le calculo el
gasto de energía física, mental y material, en el que ha incurrido
su servicio tendría un valor aproximado de unos 20 centavos, el
compañero sonrió y me dijo: Si mi explicación no lo convence no hay
problema, no me pague; si lo convenzo me paga, así acordamos.
Comenzó diciéndome, que desde mi casa
hasta el taller de servicio hay 14 cuadras de ida y regreso, "cuando
usted llegue tiene que hacer una colita para entregar sus tijeras,
la compañera le solicita su carné de identidad, para conformar el
comprobante de depósito porque ya es sábado por la tarde y el
operario ya tiene su tarea completa. La recepcionista le dice: Usted
debe conservar este documento como prueba para poder sacar las
tijeras el martes próximo.
"Usted se va preocupado que no se le
extravíe el comprobante. El día señalado, supongamos, se puso de
suerte que el operario no faltó al trabajo y sus tijeras estaban
amoladas, pero usted tuvo que pedir permiso para ausentarse del
trabajo afectando como es lógico su actividad laboral. Le entrega un
comprobante con sus tijeras amoladas por valor de 80 centavos y
usted no sabe dónde ubicarla si en el bolsillo, maletín o llevarla
en la mano, etc".
Al concluir la explicación me dice el
compañero: "Le he evitado todos estas preocupaciones y gastadera de
tiempo; dígame ahora si está o no de acuerdo en pagarme los 20
centavos que le estoy cobrando por encima de lo que cobra el
taller". Realmente me convenció y le pagué el peso.
Entonces me dice: Es verdad que el
servicio que te he prestado tiene ese valor que tú dijiste (20
centavos), y me pregunta ¿usted sabe por qué se fija ese precio de
80 centavos? Entonces comienza a brindarme una esmerada y detallada
explicación económica, una clase magistral y me dice:
Esa empresa tiene que cobrar ese
precio porque en ese taller hay serenos, recepcionista, auxiliares
de limpieza, jefe de área, almacenero, personal de oficina para
llevar los registros, un administrador y los obreros por
especialidades y gastos de todo tipo, además tiene una empresa en el
municipio que cuenta con una tremenda plantilla con técnicos de
relojería, barbería, enseres menores etc; personal de aseguramiento,
economía, de recursos humanos, brigada de mantenimiento, jefes de
todo tipo, casi todos con carros y sus choferes y así, hasta el
Ministerio.
Cuando en la Comisión Provincial del
Perfeccionamiento del Sistema de Dirección se discutió el proyecto
de los cuenta propias como se les denominó, expuse esta experiencia
y agregué:
El socialismo según la definición por
sus clásicos es la propiedad social sobre los medios fundamentales
de producción, pero un centro de servicio, una tienda, una cafetería
no puede estar en manos del Estado, debe ocuparse de los grandes
programas como el desarrollo social, la industrialización, la
automatización, las grandes empresas, el control financiero y como
sistema socialista retroalimentarse además de los impuestos de este
pequeño sector.
Sin duda, esto evitaría tantas
actitudes deshonestas, falsedades, corrupción, personas en la
administración que se burlan y se enriquecen a costa del Estado y
del pueblo; el Gobierno entonces no se vería tan comprometido y
responsabilizado con lo que hoy sucede y desempeñaría su verdadera
función, la de gobernar, dirigir y ejecutar la política que se trace
por el Partido.
Es necesario una decisión pero no
apresurada pues primero hay que definir desde los nuevos
inspectores, su retribución para que no exista el soborno, ¿a quién
le vamos a arrendar los locales, si los actuales se los merecen o
no, o hacer pequeñas cooperativas que es lo más prudente y
aconsejable hacer, qué tratamiento le vamos a dar a los cientos de
trabajadores que quedarán sin empleo?, ¿cómo va a ser la política de
precios, cómo será su sistema contable, el suministro, las
transacciones económicas, etc?
Tal vez sea necesario buscar los
nuevos administradores que se pusieron al triunfo de la Revolución,
sin muchos conocimientos pero con mucha honradez y lealtad, eso es
lo que pide este pueblo. Considero que la calidad mejorará, porque
aparecerá la competencia y la competitividad y el precio se regulará
solo, el control interno será verdadero porque el despilfarro y el
desvío no tendrán cabida en estas forma de propiedades, el Estado
dispondrá de un mejor y más amplio presupuesto para cumplir su
verdadero sistema social, pero requiere de un adecuado y profundo
estudio para no cometer errores.
Quiero agregar que en la práctica,
estas empresas con plantillas excesivas ya no cumplen cabalmente su
Objeto Social. Ahora, su principal ingreso es por venta de ropa
reciclada y las reparaciones de los equipos electrodomésticos
asignados al pueblo, pero ya no existen ni los hojalateros, ni los
carpinteros ebanistas para arreglar o encolar un sillón, tapizar un
mueble, un cristalero, un arreglo de una persiana, un marco de
puerta, etc., y hay que acudir al servicio clandestino, por ejemplo,
le reparan una ventana y usted ni pregunte de dónde salió la madera,
o le chapistean el carro y a lo mejor el oxígeno es comprado a un
enfermo porque necesita el dinero, pero en eso caemos todos sin
excepción.
Apoyo los escritos de los anteriores
compañeros y considero aceptable un cambio en este sentido pero
paulatino y sin triunfalismo.
R. D. Macías Pérez
La opinión contraria
Escribo a raíz de leer la opinión de Palacios
Álvarez titulada Sobre la gastronomía y los cuentapropistas. En
primer lugar para defender su propuesta de pasar al sector
cooperativo la actividad gastronómica pequeña, y no solo esa, sino
toda aquella pequeña actividad económica como por ejemplo:
zapatería, relojería, costura, talleres de bicicletas y autos, etc.
Hace pocos años en un evento nacional de la Sociedad
Científica de Derecho Constitucional un profesor pinareño propuso
algo similar; y en aquella ocasión la mayoría de los presentes
coincidió en que sería favorable.
Por supuesto que esto implicaría un control estatal
(y social) abocado a la protección de la población, fundamentalmente
en cuanto a precios, tal y como lo expone Palacios refiriéndose a
una opinión anterior; sin olvidar la dialéctica y la inserción de
Cuba en el mundo.
La segunda cuestión, más peliaguda aún, es más bien
una reflexión en torno a una anécdota que nos hace Palacios en su
mismo escrito, él dice: "Cuando (...) el Estado intervino todos los
negocios privados, inclusive, los llamados ‘timbiriches’, yo era
estudiante (...) y fui uno de los que salió a la calle apoyando la
medida. No imaginaba, en aquel fervor revolucionario, la carga que
sería para el Estado asumir después el control de esa actividad
económica".
El debate que propongo está circunscrito al respeto
a la diferencia, a la opinión contraria, ¿qué pasó con los que se
opusieron porque no siguieron "el fervor revolucionario"? Claro está
que unos lo hicieron porque saldrían perjudicados, otros por
contrarrevolucionarios por naturaleza, pero ¿y los que sí pensaron
en que sería una carga para el Estado? ¿y los verdaderos
revolucionarios? No ha habido torturados ni desaparecidos por esa
causa, esas historias falsas y morbosas dejémoselas a la gente de
Miami que lucra con ello; pero sí debe haber habido gente
incomprendida, gente que fue vista como contraria al proceso por
tener una opinión diferente.
¿Cuántas veces no nos hemos sumado a la falsa
unanimidad, contra la que tanto lucha Raúl, por no buscarnos
problemas con nuestra opinión contraria? Pensémoslo un segundo.
El desarrollo, dicho está por los clásicos, se
genera del debate, de las contradicciones, no de actitudes sumisas y
seguidoras a ultranza de corrientes de las cuales no estamos
completamente informados. La idea no es ser contracorriente en todo,
eso sería armar una sociedad de duda y confrontación
individuo-Estado; sino en poder expresar la opinión contraria sin
miedo a que se nos cierren los espacios sociales, en una sociedad
donde, por suerte, lo primero es la relación del individuo con la
sociedad.
J. A. Ochoa del Río
Una buena atención
Es realidad, no sueños, lo que presencié, el pasado
día 10 de noviembre, en la Dirección Municipal de la Vivienda del
Municipio de Diez de Octubre.
Acudí a esa Institución, para presentar un trámite
de permuta. Al llegar al lugar un compañero que se encontraba en la
recepción, de una forma muy amena, respetuosa y cortés, me explicó
que la cola era al doblar y que comenzaban a las 8:30 a.m., marqué
en la cola, una sola para todo y obtuve más o menos el número 15.
A las 8:30 a.m., o sea en punto, salió una
compañera, dio los buenos días e informó que mantuvieran el orden de
la cola, pues ella comenzaría a llamar en breve. Cuando el reloj
marcaba 8:35 a.m., empezó a llamar y anotaba en una hoja de papel el
nombre separando las distintas gestiones, es decir: Arquitecto de la
Comunidad, Trámites Migratorios, Decreto Ley 217, Permutas etc. Con
una manera muy amable le explicaba a cada uno. Existían en la cola
personas que acudían sin orientación, a lo que ella decía: Mire por
favor yo no soy abogada, pero, para ese trámite usted debe primero
pasar a un Bufete Colectivo, o por el Arquitecto de la Comunidad.
Esta compañera explicaba de forma clara, respetuosa, amable, con
ganas de ayudar a la gente a resolver sus problemas.
Al poco rato llegó una señora bastante mayor,
acompañada, pero era impedida física. La compañera mencionada se
paró de su buró, se dirigió a la cola y dijo: Permiso, esta señora
es una impedida física y pongo a consideración de ustedes que no
debe hacer la cola, todos estuvimos de acuerdo, por supuesto.
A otros, los mandaba a orientarse en el Mural sobre
los Documentos Legales a presentar, que está muy actualizado.
Realmente, sin exageraciones, todos comentamos que trato tan gentil
y qué nivel de profesionalidad para atender al público. Pensé: ¡qué
raro!, ¿será un sueño?
Cuando me tocó mi turno entré con la abogada que
estaba de turno, se llama María Elena; al entrar me dio los buenos
días, me preguntó en qué me podía ayudar y le expliqué, me pidió los
documentos y después de revisarlos me llenó una declaración jurada,
me la dio a firmar y sin yo preguntar nada, me dijo: Mire señor,
este trámite a partir de ahora demora 30 días hábiles, es decir,
días laborables, yo le voy a entregar un papel con un número, que
con él, puede pasar cuando lo desee y la compañera de la puerta le
informa si su trámite está o no. Me aclara que para esto no hay que
hacer cola.
Llegué a la Vivienda a las 7:30 a.m., salí a las
diez y 45 a.m., con mi problema resuelto y sin duda.
Realmente es digna de elogiar la forma en que tratan
a las personas en esa institución.
E. Rico Pérez
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