Incumplidos compromisos en el otrora
central Mañalich
El pasado 2 de enero visité las instalaciones del
que fuera el central Gregorio Arlés Mañalich, de Melena del Sur.
Según se publicó en Granma en septiembre del 2005 en la 2da.
etapa de la tarea Álvaro Reynoso, estaba contemplado "guardar en
conservación", y sus instalaciones y almacenes principales serían
dedicados a producciones o a brindar servicios de carácter social.
En esta visita pude apreciar que esto no se ha
cumplido en toda la magnitud, las instalaciones han sido desmontadas
y dañadas por el tiempo y no se utilizan con fines económicos y
sociales.
Quisiera que el grupo AZCUBA pudiera informar acerca
de esta situación y los planes futuros.
O. Podín Martínez
Ni parada ni ruta regular de ómnibus en los
aeropuertos holguineros
Me dirijo a ustedes para compartir una inquietud de
la comunidad a la que pertenezco y de muchos de los pasajeros que
arriban a nuestra ciudad vía aérea.
Resulta que nuestros aeropuertos (nacional e
internacional) que se encuentran uno al lado del otro, a una
distancia de 12 km aproximadamente de la ciudad de Holguín, no
cuentan con una parada (estructura) de ómnibus, ni con una ruta
regular que cubra este recorrido, razón por la cual, tanto los
lugareños (niños, ancianos y trabajadores) como los pasajeros que
arriban a estas terminales deben caminar hasta la carretera central
para ser expuestos a las inclemencias del tiempo y a la piedad de
los choferes que quieran parar y hacer un acto de caridad de
trasladarlos hasta la cabecera de la provincia. Lo cierto es que
luego que sale el ómnibus de ECASA a las 08:15 a.m., no existe
transporte con el que se pueda contar para trasladarse hasta
Holguín, pues los ómnibus que pasan procedentes de Granma, Cacocum y
Cristino Naranjo, en la mayoría de las ocasiones no traen capacidad.
A lo largo de los años se ha venido planteando este
problema (histórico) por parte de la comunidad en las diferentes
reuniones de rendición de cuenta del delegado a sus electores,
siendo de conocimiento de la Presidencia del Poder Popular en el
municipio de Cacocum. Hasta la fecha no se ha recibido una respuesta
convincente por parte de la administración responsable que solucione
el problema.
D. Reyes Mora
De acuerdo con las indemnizaciones
Soy asiduo lector de sus páginas y me motiva
escribirle la carta enviada por D. León Jiménez el pasado 10 de
enero sobre la posible indemnización que se puede aplicar a un grupo
de irregularidades que afectan a nuestro pueblo.
No es secreto para nadie cómo dirigentes y
funcionarios de diferentes ni-veles hacen oídos sordos a las
críticas que ustedes y otros órganos de prensa publican siendo esto
una flagrante burla a nuestro pueblo y a los medios en esta batalla
contra todo tipo de indisciplina y mal actuar de entidades y de
personas que, amparados en su cargo, hacen y deshacen a la vista de
todos con su actuar negligente e irresponsable, con lo que dañan al
pueblo trabajador sin el más mínimo escrúpulo.
Es por ello que considero que la dirección del país
debe valorar la posibilidad de la aplicación de la indemnización a
quienes por negligencia o despreocupación causan daño a otros
ciudadanos, pienso que esta medida puede ser efectiva siempre y
cuando esa indemnización salga del bolsillo de los responsables y no
de los fondos del Estado.
Al igual que León Jiménez, convoco a los lectores a
dar su opinión sobre el tema.
R. Pino Orozco.
Anuncios de los cuentapropistas… solo en español
Agradecería que mi inquietud fuera publicada pues no
es solo mía, sino de muchos cuentapropistas. Esta actividad creada
como otra posibilidad de trabajo y también motor impulsor de nuestra
economía que en su desempeño trata de insertarse, cumpliendo con sus
deberes y derechos, a veces se encuentra en desventaja con empresas
estatales que son su competencia y tienen menos restricciones que
nosotros.
Un buen ejemplo de ello es recientemente cuando fui
a pedir el permiso para situar un cartel, anunciando mi negocio, en
las oficinas de Planificación Física del Vedado, resulta que el
anuncio solo puede ser en español, o sea, poner rent room no
es posible a pesar de que el idioma de los negocios es el inglés,
para quien no habla español y sabemos hay muchos idiomas no se
parecen en nada al nuestro, un anuncio en inglés sí es dominado por
todos los turistas. Los cuentapropistas no pueden hacer sus anuncios
en inglés, me pregunto y ¿por qué el Estado sí? ¿O acaso rent a
car, como anuncia el Ministerio de Turismo el alquiler de autos,
no es inglés?
Entonces, ¿estamos en el mismo negocio en igualdad
de condiciones para unas cosas, como el impuesto, las personas
jurídicas y las naturales y para otras no?
Me gustaría un análisis y respuesta convincente
realmente de las autoridades que tomaron tal decisión, no es que el
Estado quite los suyos, sino que nosotros los podamos poner también.
R. Conde Hernández
De SOMATON, harina, petróleo y otros...
En los últimos meses he tomado algunos taxis
(almendrones) y algunas guaguas de empresas (de a peso) y he oído
algunas conversaciones, que de tener algo de ciertas, son muy
preocupantes.
En uno de los almendrones, el chofer le comentaba a
un pasajero que una de las razones por las cuales los precios de los
viajes tenían que aumentarse era porque había "tenido que pasmar 50
‘faos’ pa’pasar el SOMATON". En otra ocasión otro chofer, bajo otras
circunstancias, comentaba que lo del SOMATON era una locura pues no
había piezas, y todo el mundo sabía que lo que se hacían eran
remiendos para los carros, y que eso solo servía para hacer ricos a
los del SOMATON. Me llamó la atención que también mencionó el
importe de la tarifa (y coincidía con la experiencia anterior), y
que además no se ocultaban ante el resto de los pasajeros para
hablar sobre un tema tan delicado.
Estos comentarios, junto al deplorable estado
técnico que presentan muchos "almendrones" me crearon algunas dudas
razonables: ¿será verdad eso? De ser verdad, producto que no están
creadas todas las condiciones de abastecimiento y reparación, ¿no se
estará utilizando un mecanismo para el cual no hay condiciones y que
puede generar corrupción?
A partir de esta duda, hilé esto con otros temas:
¿corresponderá el volumen de harina comercializado en las tiendas en
divisas y en pesos con la cantidad de panes, dulces y pizzas que se
producen por los trabajadores por cuenta propia? Hace unos meses
hubo una escasez temporal, aunque algo prolongada, de harina en el
mercado minorista, sin embargo, noté que la venta de productos
elaborados con esta materia prima no se comportaban de igual forma.
¿Hay correspondencia entre el petróleo ex-pendido en
los CUPET con el consumo estimado de almendrones?
Estos temas son frecuente tema de conversaciones
callejeras, y de hecho constituyen un secreto a voces.
Creo que sería muy saludable para el buen curso de
la actualización del modelo económico que cosas que han empezado
torcidas, no terminen con la "botadera del sofá", es decir,
prohibiendo, en vez de implantar los mecanismos adecuados para que
funcionen correctamente antes de que sea demasiado tarde.
L. Gutiérrez Urdaneta
Sobre la venta de las papas
Hace varios años se está produciendo lo que
pudiéramos nombrar como el "show de las papas", a la vista de todos
(pueblo y dirigentes en general), abundantes colas inclusive con
auxilio de la PNR y me pregunto con este disgusto, ¿qué necesidad
hay de esto?, ¿es tan difícil evitar que esto suceda?
Esto incluye a los pescadores de río revuelto y
hacen su negocio revendiéndolas, por supuesto triplicando su precio
o quién sabe.
Pero lo que me colmó fue ver hace alrededor de 3 o 4
meses por una de mis calles a un "señor" vendiendo jabitas con
escasamente dos libras de papas a un CUC (1,00).
Estamos en los inicios de una cosecha y
comercialización de las "papas"; creo que corresponde a los que
dirigen y organizan esto, evitar que este año se repita esta
situación.
Pudiera abundar en hechos pero con lo expuesto hay
suficiente, pienso, para crear los mecanismos que eviten una
situación tan desagradable y descontrolada.
Aún existe la "libreta", si es necesario usarla,
recuerden cómo se hacía esto antes de liberar este producto.
M. Herrera Martínez