Publicada el 15 de noviembre de 2013

¿Dónde reparar los glucómetros?

Soy jubilado de la Empresa Aguas de La Habana y soy diabético insulino-dependiente.

Les escribo con la esperanza de que alguno de sus lectores, y son muchos, me ayude con una situación que se me ha presentado; en el mes de marzo del 2012 compré en la farmacia donde adquiero mis medicamentos un glucómetro marca SUMASENSOR SXT (A), el cual estuvo funcionando bien hasta el mes de agosto de este año. Al principio pensé fueran las baterías, compré un juego nuevo, pero dicho aparato siguió igual, entonces llame a Tecnosuma Internacional SA y allí me dijeron que ellos los ensamblaban y distribuían al Minsap y no tenían idea de dónde los reparaban.

Entonces llamé a la Dirección Provincial de Farmacias y con ellos fue igual. Para no hacer muy extensa esta carta, le diré que he llamado a múltiples lugares y no he podido encontrar nadie que sepa dónde se reparan o si me pueden vender otro. Debo decirle que conozco otros casos similares y este es un instrumento necesario para poder saber la cantidad de azúcar en sangre que tenemos en un momento determinado, es por eso que les escribo para por vía suya y de su sección, alguien me pudiera informar de cómo puedo repararlo.

J. E. Delgado Castro

Situación del gas manufacturado en Ánimas y Soledad hace más de cuatro años

Llevamos alrededor de cuatro años y medio, que el sifón de la esquina de Ánimas y Soledad se llena de agua todas las noches, pues hay una rotura en algún lugar en las redes de agua y gas, no determinado, y hay que llamar a la Empresa de Gas Manufacturado para que vengan a sacar el agua, hasta ese entonces los vecinos no contamos con el servicio.

La afectación que comenzó por Ánimas entre Soledad y Aramburu, Cayo Hueso, Centro Habana 1004-1006 y 1008, ya se extiende a toda la cuadra, así como a la acera, incluido el Agromercado, también al resto de la manzana por Soledad, Aramburu y San Lázaro.

Ello ocurre los 365 días del año, por lo cual ya los compañeros de la brigada de sifoneros son parte de nuestra familia, hay periodos en que la afectación disminuye a dos o tres días en la semana y es cuando aumenta la presión en la planta y cuando más contentos estamos regresa el problema. Por los propios sifoneros conocemos que es uno de los problemas más viejos de la ciudad.

Todo lo anterior es del conocimiento y ocupación de nuestra delegada, elevados los planteamientos a la Asamblea Municipal del Poder Popular de Centro Habana, así como a la Empresa de Gas Manufacturado. Hace alrededor de año y medio comenzaron a abrir huecos para poder detectar en qué lugar estaban rotas las tuberías de agua y gas (después de esperar un permiso que no llegaba), en la esquina de Ánimas y Soledad y en Aramburu desde San Lázaro hasta San Miguel y ahí pararon pues se llevaron a la brigada para otro trabajo priorizado y aún hoy no lo han continuado.

Los domingos, cuando no tienen transporte, los vecinos estamos sin el servicio desde el sábado por la noche hasta el lunes a la hora en que puedan venir (puede ser a las 3 de la tarde, como ha ocurrido), también en ocasiones han tenido que sacar agua en más de una ocasión el mismo día.

El recibo de la electricidad, los que hemos conseguido hornillas eléctricas, vemos en letras mayúsculas "incrementó", como si fuera una gracia y el recibo del gas viene puntualmente como si recibiéramos el servicio sin contratiempos.

¿Hasta cuándo tendremos que esperar por la solución de este problema?

M. Elosegui Miranda

Hacen falta las reuniones en su “dosis exacta”

Motivado por el acertado escrito de G. Mederos Espinosa, publicado el viernes 1ro. de noviembre del 2013 bajo el título: Las denuncias se vuelven letra muerta si no se exigen respuestas convincentes; me sumo a sus ideas con un tema que aparentemente poco o nada tiene que ver, pero que a mi entender es una de las causas que provocan que muchas quejas, reclamaciones y reflexiones importantes aparecidas en esta sección (y otros medios) pasen inadvertidas: el exceso de reuniones.

En diversas ocasiones se ha publicado sobre el tema en este seguido apartado de los viernes, y siempre a modo de queja, porque su exceso atenta contra la atención que merece el pueblo trabajador; provoca costos injustificados (por falta de resultados tangibles en muchos casos); por su baja eficacia y efectividad; y a fin de cuentas frena la actualización del modelo económico, que es nuestro objetivo cardinal en la actualidad. Quiero que se tome en consideración, que solo me refiero al exceso, pues las reuniones son útiles y necesarias para el buen desenvolvimiento, desarrollo estratégico y el control en cualquier entidad, organización y la sociedad, pero todos los excesos terminan convirtiéndose en un pernicioso boomerang.

Hace ya bastante tiempo en este espacio, un compañero con suficientes conocimientos detalló las reuniones que por plan tenía un jefe directivo estatal y el poquísimo espacio libre que le quedaba para el resto de sus funciones; creo además que hay que ver el efecto multiplicador que genera una reunión provocando otras más con los subordinados de los convocados y otras más derivadas de la primera y la segunda. No hay que ser jefe de un despacho ni una secretaria ejecutiva para saber que por desgracia nuestros dirigentes políticos, sociales y de la esfera económica viven una buena parte del tiempo reunidos. Hoy día hay reuniones obligatorias e insuspendibles (y aunque no haya mucho que tratar, hay que efectuarlas), otras generadas por la importante cantidad de órganos colegiados indicados a crear comités y juntas (y donde los mismos actores convergen una y otra vez), otras preparatorias, las de chequeo, consejos, consejillos y las "urgentes". Preocupado veo la razón que tiene el niño del chiste que dice que su papá trabaja en una reunión.

Lo peor que provoca este reunionismo es que el control se reduce a informes escritos o verbales (y muchas veces formales y/o edulcorados) y la realidad se "toca" poco con las manos. De ahí que uno se sorprenda cuando ve que para resolver un alto porcentaje de las denuncias aquí publicadas se "crea una comisión" para investigar lo que debe ser controlado directamente de manera sistemática por los jefes. Pero esas deficiencias que pueden ser sistemáticas y prácticas comunes, solo las conocen los dirigentes cuando se publica un reclamo ciudadano, porque estaban reunidos.

No es concebible que un directivo a cualquier nivel no sepa por su propia experiencia personal dónde están los problemas, qué siente el pueblo ante ellos y qué soluciones proponen los trabajadores y ciudadanos. Los problemas no son iguales cuando se ven que cuando se oyen, y se está urgido a dirigir, como ha expresado el compañero Raúl, con los pies y oídos puestos en la tierra. De otra forma, el esfuerzo se convierte en puro eufemismo.

Soy del criterio, que si queremos de manera eficiente, efectiva y eficaz actualizar el modelo económico y fortalecer el control, hacen falta las reuniones, pero en su "dosis exacta", cuando sean necesarias, y llegar siempre a ellas con criterios basados en el contacto di-recto y sistemático con todo el pueblo y los colectivos laborales, con sus preocupaciones y propuestas de soluciones.

Hay que revisar cuáles son las reuniones que de verdad deben ser obligatorias a todos los niveles; la composición de las mismas, su frecuencia y duración, la cantidad de órganos de dirección colegiada a crear y medir con igual rigurosidad, tanto el cumplimiento de las reuniones planificadas, como el contacto directo de todos los directivos con la comunidad, con los trabajadores y los estudiantes. Sin esto la dirección colegiada y participativa, por demás pilar irrenunciable del socialismo, se diluye; la credibilidad de organizaciones y entidades se ve disminuida y el sentido de pertenencia se pierde.

El exceso de reuniones provoca que se refuerce el formalismo, se cree una visión distorsionada de la realidad y se tomen decisiones inexactas. Está en nuestras manos resolver este asunto, y apremia tomar medidas a todos los niveles en este sentido, para de verdad ir por el camino correcto y tomar las decisiones más acertadas y que el pueblo las sienta suyas.

T. Sáenz Coopat

Las indisciplinas sociales y el transporte de pasajeros

Sobre este tema se ha escrito mucho en Cartas a la Dirección, pero me quiero referir a algo que afecta no solo a los pasajeros, sino a la imagen del transporte en la capital por tratarse de hechos no tolerables.

Soy asiduo en viajar en el PC que cubre la ruta Hospital Naval Comandante doctor Luis Díaz Soto hasta el paradero de Playa.

Mi inconformidad está basada en que cuando he viajado en horas de la mañana de (06:00 a 09:00) abordo el ómnibus articulado en la parada que se encuentra en la Calle 114 y Avenida 47 en Marianao en dirección al hospital naval, siguiendo el recorrido; y al terminar la calle 114 y antes de llegar a los elevados que intercepta a las seis vías que va para Pinar del Río algunos choferes paran fuera de parada, recogen a personas que compran viandas y vegetales de los camiones que se parquean frente a la empresa Luz Producción y estos individuos se montan en el PC por las puertas del medio y la última que son las de descender el personal con sacos y cajas con dichos productos y en ocasiones se dificulta trasladarse hacia el final del ómnibus.

Me pregunto, ¿dónde están las autoridades competentes (inspectores) que tienen que velar y exigir que se cumplan las más elementales normas de conducta en un ómnibus donde viajan tantos trabajadores, estudiantes, enfermos y otras personas que por necesidad tienen que abordar el mismo?

Otro aspecto que quiero mencionar es que por la mañana (dígase de 11:00 a 12:00 del día) los articulados circulan con bastante frecuencia; pero después no circulan más, al parecer dando paso a los camiones que cubren la ruta, es decir, hay camiones y no hay articulados, incluso se ha dado el caso que llega un articulado de la ruta PC al final del viaje en el hospital naval y hacen un tiempo largo, esperando a que salgan los camiones.

Quiero además sugerir que esos camiones sean inspeccionados por las autoridades competentes, pues los mismos no tienen las condiciones requeridas para el transporte de pasajeros, las lonas están en malas condiciones, pues cuando llueve uno se moja; asientos estrechos y de hierros transversales y sin embargo su pasaje es de $5.00. Si los taxis ruteros de las bienvenidas cooperativas cobran el mismo precio con asientos cómodos y con aire acondicionado, el estado tiene el control de que no puede viajar ningún pasajero de pie y le pone un límite al precio, ¿por qué no hacerlo con los camiones y ponerle un precio módico acorde con sus condiciones?

Mi última preocupación y quisiera recibir una respuesta por parte de los funcionarios que le corresponda es: ¿Por qué la mayoría de los articulados que tiene la ruta PC tienen el 95 % o más de los asientos rotos, ocasionando malestar a los viajeros, pues los mismos rompen la ropa o le desgarran las piernas al que se sienta?, sin embargo esos vehículos circulan trasladando personal como anteriormente expuse.

A. Labrada García

En defensa del Lactosoy

Escribo a nombre de los que no opinamos como S. Menéndez Martínez, cuya carta titulada "Lactosoy" se publicó el viernes 8 de noviembre, en la que rechaza ese producto, que seguramente nuestro Estado subsidia, para que llegue a los ancianos que mucho agradecemos su distribución, porque nos permite desayunar con un alimento caliente, y el de chocolate, que es el que generalmente recibimos, de sabor agradable.

Quizás Menéndez pudo pedir que sea mejorada la calidad del producto agregándole algún espesante (que yo lo adquiero a muy módico precio, 4,00 o 5,50 CUP en la cadena Imagen) y lo del fondo terroso se resuelve dejando que se asiente.

En nuestra bodega se vende todo el que llevan, si no lo adquieren normado los ancianos que piensan como Menéndez, lo adquieren personas de otras edades que garantizan así su desayuno. Me preocupa que la empresa encargada de producirlo, o la de Comercio Interior que lo distribuye piensen que la opinión de Menéndez es la de la mayoría de sus consumidores y lo eliminen. Por favor, que se mantenga para bien de nuestra salud.

S. L. Velázquez

¿Qué ha pasado con los tubos de luz fría?

Escribo a esta sección del periódico para ver si encuentro la luz, que ausente de muchos lugares de comercio, se necesitan en las noches de muchos hogares del país.

Recientemente han salido publicadas por este órgano de prensa, informaciones sobre la venta de bombillos ahorradores al precio de 15 pesos MN, claro, todo esto después de varias quejas emitidas al periódico por lectores (aclaro que en mi provincia, Pinar del Río, aún no se están vendiendo, solo hay los de 25 pesos MN).

El problema que me aqueja tanto a mi como a muchos más, es la ausencia por un buen tiempo de las unidades de comercio de los tubos de luz fría o de 20 watts como se les conoce igual. En algunas ocasiones han sido sacados a la venta en algunas TRD de la provincia pero es tan poca la cantidad que solo algunos acceden a estos y claro está después te los revenden en la calle a 50 y 60 pesos (cuando en las TRD están a un CUC y antes eran a 85 centavos, no sé por qué aumentaron de precio sin dar información al respecto).

Tiempo atrás estos tubos se encontraban al precio de 20 pesos MN, en las unidades de comercio y las bodegas, los cuales se fueron perdiendo de las mismas y ni en las TRD son estables. Quisiera saber ¿qué ha pasado con estos tubos de luz fría?, ¿cuándo se estabilizarán?, ¿si volverán a venderse por moneda nacional y que situación fue la que ha provocado estos desabastecimientos?

A la espera de su aparición y poder alumbrar las noches cubanas,

D. Meléndez Acosta

¿Por qué los consumidores tienen que pagar los custodios en las bodegas?

¿Dónde está establecido que todos los núcleos de una bodega tengan que pagar un peso mensual para pagar un salario a su-puestos custodios que por pérdidas o supuestas pérdidas en esa bodega la administradora puso sin consultar ni ser aprobado por los usuarios de dicha bodega?

Esto ocurre en la bodega La Comercial, del Consejo Popular Los Reynaldos en el municipio de Songo La Maya, Santiago de Cuba.

Sé de otras bodegas donde se aplica esto pero existe un documento donde los usuarios se comprometen a pagar por la lejanía y situación constructiva del local, que este no es el caso.

Eso se está aplicando hace varios años desde que la bodega estaba en otra calle y estaba en malas condiciones, ya fue mudada para otro local con más seguridad, dichos custodios tienen casi 70 años de edad. Además este peso la mayoría de las veces lo incluyen en la nota de compra sin saber si el usuario tiene ese dinero para pagar. Hay muchas personas que se quejan de esta imposición. Esto lo sabe el delegado, el Presidente del Consejo, la jefa de bloque y otras instancias. Entonces me surgen las preguntas.

Si se crea una plaza para custodio en cualquier unidad de cualquier empresa 1. ¿El salario quién se lo debe pagar? 2. ¿Esto está respaldado legalmente por alguna resolución? 3. ¿Tienen los ad-mi-nistradores de comercio esa facultad? 4. ¿Los CDR del entorno en su guardia cederista no pueden velar por esa bodega?

J. Rodríguez de la Fuente

Violación de horarios y falta de respeto al consumidor

El domingo 27 de octubre, en horas de la noche, fuimos al Centro Comercial Palco. Siendo exactamente las 7:25 p.m., nos dirigimos al área donde se venden los panes con el objetivo de comprar uno de los otros productos que allí se venden.

Al llegar a dicho departamento, la empleada se encontraba sentada frente a la caja y cuando le solicitamos el producto, respondió que ya estaban cerrados. Es importante señalar que el mercado de este Centro Comercial cierra a las 9:00 p.m., por lo que esta respuesta fue dada una hora y treinta y cinco minutos antes de la hora de cierre.

Ante esa respuesta, le preguntamos cómo era posible que estuvieran cerrados y nos respondió que ellos no cerraban a las 9:00 p.m., sino cuando se acababa el pan. La respuesta nos pareció absurda, porque en dicha área se venden otros productos como cuadritos de sopa, cigarros, productos naturistas y algunas golosinas.

Con el objetivo de ir a quejarnos con el gerente, le pedimos su nombre y su respuesta fue: ¿Por qué me preguntas mi nombre?, ¿yo te pregunté el tuyo? Ante esta falta de respeto, preguntamos cómo podíamos ver al gerente y este nos remitió al jefe del área, el cual se negó también a darnos el nombre tanto de ella como el suyo.

En ningún momento el jefe del área le llamó la atención a la empleada, ni le dijo que había actuado incorrectamente, ni le solicitó que se disculpara. Solo de forma muy discreta y en tono de voz muy bajo aceptó que ella había actuado incorrectamente. La empleada, no satisfecha con su falta de respeto anterior, se dirigió a él —su jefe— diciéndole "ellas no querían comprar nada, lo que querían era buscar problemas", nueva falta de respeto por la que tampoco fue requerida por su superior.

La explicación que nos ofreció el jefe del área fue que, aun cuando la tienda cierra a las 9:00 p.m., las distintas áreas van cerrando en diferentes horarios para no cargar el trabajo de la caja central. Le explicamos que, de ser así, cosa que nos parece inadecuada, los distintos horarios deberían estar reflejados en cada uno de los locales, cosa que no es así y cada uno cierra a la hora que estima conveniente.

Uno de los que nos señalaron como gerente y otro empleado se acercaron y sin averiguar qué estaba sucediendo ni intentar intervenir en el asunto, nos regañaron porque una de las personas que iba con nosotros filmó con su teléfono a la dependienta mientras se negaba a dar su nombre. Una vez que se apagó el teléfono se retiraron sin ofrecer ni la menor explicación ni una disculpa, palabra que tampoco fue mencionada por la empleada en ningún momento.

Es inadmisible que se sigan tolerando los malos tratos, las faltas de respeto a los clientes y las violaciones de los horarios establecidos en los lugares de servicio a la población sin una respuesta enérgica por parte de los superiores.

Tengo 32 años, quiero seguir viviendo en mi país y que mis hijos crezcan en esta sociedad, por lo tanto he decidido combatir todo lo mal hecho en aras de lograr un país cada vez mejor.

Confiada en recibir, una vez más, una respuesta que me estimule a seguir en esta lucha a la que todos estamos convocados.

X. García Hernández

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Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

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