Publicada
el 8 de noviembre de 2013
Diferencia entre error, equivocación y delito
Hoy la sociedad cubana se enfrenta a un único
parásito que recorre todas sus esferas y no la deja ni la dejará
avanzar en la perfección del socialismo, y el mismo se observa en
nuestra realidad cotidiana: la necesaria eliminación de un
paternalismo arraigado en nuestra sociedad que hace que una realidad
presente se observe a conveniencia y no tal y como es.
Es por ello que una misma situación sea interpretada
como un error para algunos y un delito para otros; y siempre que
esto suceda se estarán oyendo frases como: "Esto es paternalismo" y
"el que tiene padrino se bautiza", muy común para aquellos que ven
cómo pasan los años y luchamos contra nuestro único enemigo interno:
nosotros mismos.
Recordemos a nuestro máximo líder en el Aula Magna
de la Universidad de La Habana y sería culpa nuestra no entregar a
nuestros hijos, nietos y toda la generación de pinos nuevos todo y
más por lo que luchó la generación histórica de la Revolución.
Nuestro Presidente Raúl expuso en uno de sus
discursos que todo lo que se debía decir para perfeccionar el
socialismo ya estaba dicho con anterioridad por el compañero Fidel,
solo era necesario trabajar y cumplir sus orientaciones.
Recordemos algo de lo que dijo el 29 de agosto de
1966 nuestro Líder histórico; cito: "La mayor desgracia que tienen
las ideas políticas es lo mal que se las interpreta. Y las teorías
revolucionarias han padecido de ese mal tan terrible que es la
interpretación errónea".
¿Por qué unos sí y otros no? En el texto Un
encuentro con Fidel, en una de sus respuestas, el mismo nos hace
reflexionar sobre la diferencia entre error y delito; cito: "El
hombre puede cometer un error y se le dice ‘rectifica’, pero si ha
cometido un delito y es un delito grave ya no puede haber
rectificación, puesto que se ha dado un paso en que la actividad se
ha convertido en delito y por tanto se sale del margen de la
política y se entra en la violación de la ley".
Hoy hemos visto y acogido la crítica a nuestros
problemas como una vía eficiente y eficaz en la solución de las
variadas acciones y los procederes de las personas que en el marco
de una situación cometen error, equivocación o delito. Tres términos
muy diferentes pero que muchas veces confundimos, y que nunca se
observan al finalizar una crítica tanto periodística como televisiva
o radial.
Por tal motivo propongo que cada situación, hecho o
suceso se valore a partir de los tres términos referidos y donde se
reflejen los "límites" de cada uno, presentes en la situación que se
analiza, valorando con ello que la persona que ha cometido un delito
no nació delincuente sino que pasó a serlo a partir de errores y
equivocaciones en las acciones y los procederes al enfrentar una
situación.
Al hablar del delito, el transgresor de la ley debe
saber que el riesgo que corre es tan grande y el castigo tan severo,
que al perpetrar el delito puede perder más de lo que gane; pero
esto solo se logrará cuando separemos el error, la equivocación y el
delito, que unidos hacen que toda situación se observe como
"indisciplina social", que solo se resuelve apelando a la vergüenza
del autor ante una crítica radial, periodística o televisiva.
Si sabemos que el conocimiento se obtiene a partir
de da-tos e informaciones, ¿cómo valorar al dirigente que "se
entera" por la prensa escrita, TV o radio, "de algo" que ocurre o
está
ocurriendo en su entidad por un periodo de tiempo
que denota descontrol? La respuesta "no sabía", ¿cómo clasifica en
los términos señalados?
Una correcta clasificación determina el grado de
enfrentamiento y la solución a nuestros problemas actuales; estoy
convencido que tal confusión a los términos error, equivocación y
delito, que originan diversas interpretaciones, son asumidos por
necesidad laboral de un Abogado de la Defensa, no así por toda la
población.
Félix Varela nos enseñó a pensar que ningún hombre
dijo todo lo cierto ni es cierto todo lo que dijo y que toda la
verdad no la tiene nadie; pues bien, entonces pensemos cómo separar
tres términos que tanto daño hacen a nuestra sociedad, unificando
criterios.
P. Rodríguez Gálvez
Salidero que afecta siete cuadras
Reiteradamente los vecinos de mi cuadra, así como
los de otras siete cuadras afectadas, hemos planteado en asambleas
de rendición de cuentas y al Municipio del Partido lo que ocurre con
un salidero de aguas albañales que parte desde la calle Tulipán, al
lado de la panadería de la zona, y continúa por La Rosa, Vista
Hermosa, Lombillo, Falgueras y Piñera.
En la última rendición de cuentas la respuesta
brindada a los electores es que el trabajo no se podía
acometer hasta el 2014, sin precisar en qué mes
comenzarían las obras.
Teniendo en cuenta la situación que nos afecta,
¿hasta cuándo tenemos que seguir esperando y so-portando la fetidez
y el peligro que entraña esta situación donde todos somos portadores
de gérmenes en nuestro zapatos hacia nuestros hogares?
N. Rodríguez Triana
Un peso por un kilómetro
Soy defensor de las decisiones adoptadas por nuestro
Estado y estoy claro de la situación económica que atraviesa el país
y el esfuerzo que se hace por llevar adelante nuestra sociedad.
Quisiera referirme a una temática vinculada con el
transporte urbano.
Hace aproximadamente un mes el periódico Artemiseño,
de nuestra provincia, publicó un buen escrito vinculado al tema que
me ocupa, bajo el título: Poner el parche antes que salga el
hueco. Posteriormente, el periodista Wilmer Rodríguez, del canal
ARTV, en el programa Esto si tiene nombre, abordó de nuevo la
temática e hizo una evaluación profunda atemperada a las principales
preocupaciones de la población, concentrada en las nuevas
cooperativas del transporte.
Sucede que recientemente, en la provincia, comenzó a
aplicarse la tarifa de precios de transporte urbano, la que es
extensiva a la cooperativa de transporte recién constituida,
cobrándose 2.00 CUP por recorrido de 0 a 37 Km y 1.00 CUP a los
escolares.
Soy trabajador de Educación al igual que mi esposa;
vivo aproximadamente a un kilómetro de la cabecera municipal y de mi
centro de trabajo; nos trasladamos con dos menores diariamente, ida
y vuelta, y diariamente de pasaje a partir del primero de octubre
pagamos 12 pesos. Esto significa, al mes, según días trabajados, 288
pesos. Considero que el país tiene que seguir evaluando esta medida
que tiene poca aceptación y que provoca tanta irritación. Hoy en mi
comunidad existe un rechazo total a la misma.
Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que el costo del
pasaje sea el mismo al trasladarse 200 m, 300 m, un kilómetro, que
trasladarse 37 kilómetros?
¿A qué personas va a afectar esta medida tan radical
que no da margen a los Gobiernos municipales a adoptar alguna
decisión?
¿Se tuvo en cuenta que hay familias que viven a unos
pocos kilómetros de una cabecera municipal y por ende trabajan y
estudian en ella y que están gravemente perjudicados económicamente
con esta medida?
Cuando hoy, primero de octubre, abordamos el ómnibus
hacia la cabecera municipal y el cobrador exigió, como es debido,
este precio del pasaje, el personal presente, fundamentalmente
madres con niños y estudiantes de todas las enseñanzas, no entendían
que el pago por cada niño era un peso y dos por cada mayor, si la
distancia era prácticamente un kilómetro. Muchos cuestionaron esta
decisión muy difícil de explicar, máxime si usted no está convencido
de la racionalidad de la medida.
Me he acercado a las autoridades del Consejo de la
Administración y a la Asamblea Municipal y me han explicado que nada
puede hacerse, pues se trata de una Resolución Ministerial.
L. Velázquez Santos
Ponerle punto final al pan
Atender socialmente los problemas que se plantean en
virtud de sus responsabilidades, ayudan a encararlos y resolverlos,
y cuando no sean posibles porque las limitaciones materiales lo
impidan, dé las explicaciones debidas y verá que ayudan a comprender
estas dificultades. Estas deben ser las premisas fundamentales del
que dirige.
Reiteradamente venimos hablando del pan nuestro de
cada día, producto alimenticio de primera necesidad y consumo
diario. La calidad de este producto normado que supuestamente debe
tener 80 gramos, y que nos toca uno por consumidor, deja mucho que
desear. Sigue siendo una asignatura pendiente, ¿pero quién le pone
el punto final al problema?
El tema que me obliga a dirigirme a esta redacción
es más esencial que el mismo pan, ya que para su conformación y
calidad de acuerdo con las llamadas Normas Técnicas hay que revisar
varios detalles. Los que elaboran en estas pequeñas industrias
tienen que ser magos para que la producción se logre.
El sábado 28 de septiembre visité la panadería que
nos suministra el pan, en Concha y Luyanó, para conocer el porqué de
su mala calidad. Fui atendido cortesmente por su administrador e
hice un recorrido por toda la instalación donde pude conocer lo
siguiente:
· Deterioro de la edificación, con filtraciones en
el techo corriendo el riesgo de que se le moje la materia prima o la
producción.
· El horno no cuenta con el regulador de petróleo,
pues el consumo es directo y por en-de la temperatura no tiene cómo
medirse, trayendo consigo, que al menor descuido la producción
pierda calidad. Esto sin contar el riesgo de sufrir un accidente por
parte de los operarios.
· Las bandejas en un estado de deterioro tal que no
sirven ni para reciclar.
· El baño con recursos y medios propios tuvieron que
reconstruirlos, pues no contaban con este servicio en el
establecimiento.
· La tecnología es totalmente obsoleta.
· La harina cuando procede del frigorífico está casi
vencida y la levadura (la na-cio-nal) es de baja calidad.
Puede ver un colectivo con sentido de pertenencia y
responsabilidad, pues la higiene es aceptable. ¿Cuál es mi
inquietud? ¿Cómo puede ser posible que donde se produce un alimento
tan necesario para la población, no se le dé el tratamiento que
es-te requiere para el consumo del pueblo y tenga la mínima calidad?
¿Hasta cuándo vamos a estar sufriendo la indolencia,
la insensibilidad y el acomodamiento de los que tienen que darle
solución a este mal que tanto nos daña?
¿Seguiremos nadando en las aguas turbias de la
justificación y la tolerancia? Es hora ya de que trabajemos con la
seriedad que nos exigen los momentos actuales, pues el pueblo
necesita respuestas y somos nosotros los que de una forma u otra
tenemos esa responsabilidad. Está bueno ya de tantas chapuce-rías,
salvemos lo que tenemos que es lo más preciado de los cubanos: la
Revolución.
D. Leyva Garcés
Aceras de la capital: ¿reconstruirlas o dañarlas?
Existe muy poca información sobre el estado físico
de las aceras en los diferentes municipios de la capital. Sin
embargo, quien camine por la mayoría de los barrios habaneros podrá
apreciar que sus aceras presentan un nivel tal de deterioro que
obligan a la población a transitar por la vía, con el consiguiente
peligro debido al tráfico vehicular.
La escasa disponibilidad de materiales áridos y
cemento, los limitados presupuestos municipales para el pago de mano
de obra destinada a la reparación o construcción de aceras y la
falta de iniciativas a través de los delegados de circunscripción
para estimular e involucrar a los vecinos en el mejoramiento de las
aceras de su propia cuadra, han llevado a tan precaria situación de
las vías peatonales de nuestros vecindarios.
A ello se suma la destrucción indiscriminada de
aceras y contenes por parte de algunos operadores de equipos pesados
(cargadores frontales fundamentalmente), utilizados en la recogida
de basura y escombros depositados en cualquier esquina como
resultado de la indisciplina social que hoy padecemos. En el
triángulo de territorio limitado por las avenidas Acosta, Porvenir y
Camilo Cienfuegos, en la barriada de Lawton, existen sobrados
ejemplos de este mal proceder de los servicios comunales.
Si ahora los gobiernos municipales pueden disponer
de parte de los recursos financieros provenientes de la recaudación
de impuestos en sus territorios, sería recomendable la organización
de cooperativas destinadas a la construcción y reconstrucción de
aceras, aplicando alguna alternativa viable para el suministro del
hormigón o de los materiales necesarios para tales fines.
La población continúa su proceso de envejecimiento y
muchas de las personas que transitan por las aceras son ancianas.
Con más razón deberíamos aplicar iniciativas locales en las que los
propios vecinos se sientan estimulados a cooperar en el arreglo de
sus aceras si a estos se les garantizan en tiempo y forma los
materiales requeridos.
Por qué, entretanto, los funcionarios de los
Gobiernos y Administraciones locales no les exigen a las brigadas y
operadores de equipos pesados que al recoger escombros y basura
cuiden como es debido los contenes y las aceras. Como diría el
profesor Calviño, "vale la pena" encontrar alguna solución que ponga
fin al permanente deterioro de nuestras aceras, que es el lugar
apropiado para que transiten adecuadamente nuestros niños, ancianos
y población en general.
R. Portal Falez
Lactosoy
Estimulado por la carta que leí el pasado 27 de
septiembre "Qué está pasando con la calidad del Chocolatín",
publicado en la página de Atención al Lector, lo que voy a exponer
es posible de comprobar fácilmente.
Entre los productos que se distribuyen como
normados, mensualmente se destina un complejo vitamínico denominado
Lacto-soy para poder ser comprado por personas de la tercera edad y
con la condición de tener cumplidos 65 años de edad. ¿Puede pensar
alguien en Comercio Interior que los ancianos merecemos tener
normado tan desagradable suplemento alimentario?
Es un producto de producción nacional, tan mal
confeccionado, al que unas veces le dan sabor a chocolate, plátano,
o fresa, es-tos dos últimos sabores son desagradabilísimos e
imposibles de degustar (en mi caso) y el de sabor a chocolate un
poco más tolerable, pero que al prepararlo con las proporciones que
son indicadas, se convierte en un agua color sucio y con un fondo
terroso desagradable que no invita a ser ingerido. Desde hace mucho
tiempo se queda en la bodega el que viene destinado a mi libreta y
muchísimas personas, como yo, hacen dejación de este complemento
alimentario.
S. Menéndez Martínez
Cuatro o cinco días esperando por el periódico
Estimados compañeros me permito tomarles un tiempo,
que deben tener bien distribuido, y me disculpo de antemano por su
uso. Les comento que necesito me asesoren en el tema de recibir la
prensa, en especial su órgano oficial del Partido, pues he afrontado
problemas con el recibo de esta. Estamos suscritos al Granma
y abonamos el servicio cada tres meses, pero realmente lo recibimos
cada cuatro o cinco días, o sea el periódico Granma llega a
nuestra casa en esa frecuencia.
Nos han comunicado que el compañero que reparte la
prensa a nuestra área está enfermo y lo reparte otro compañero, pero
realmente el servicio no repara en ese problema, el periódico
requiere de noticias con inmediatez, está bueno esperar por él unas
horas pero no cuatro o cinco días como es el último caso, recibí un
periódico el miércoles 30 de octubre y el próximo fue el 5 de
noviembre.
No hay inconveniente en pagar todos los meses aunque
sea un poco más, pero sería muy reconfortante tener la inmediatez
del diario Granma.
¿A dónde me dirijo con mi problema para
solucionarlo?
J.R. Fernández García
Lo que agradece la población
Casi siempre, para no ser absoluto, las cartas de
esta sección son para criticar y denunciar las malas conductas de
personas o empresas que no cumplen con lo establecido, cosa que hace
falta en estos momentos, aunque soy del criterio, que más que decir,
hay que hacer. Pero en mi caso a través esta sección quisiera
transmitir mi gratitud a personas y organismos que a continuación
relacionaré.
El pasado lunes 14 de octubre me presenté a las 2:00
p.m. en la oficina de trámites para el cambio de chapa, sito en
Villa Nueva y San Felipe para que me orientaran o guiaran sobre qué
tenía que hacer para el cambio de chapa de una moto perteneciente a
la provincia de Holguín.
Desde el custodio que me atendió hasta el último
inspector que puso la chapa nueva y tiró las fotos correspondientes,
fui atendido de una manera afable, con dulzura, cosas que escasean
en estos tiempos y más aún en un tema tan candente como el del
cambio de chapa. Agradezco al custodio, las compañeras de la mesa de
recepción, la operadora de la ventanilla, el inspector y todos los
que interactuaron conmigo, incluyendo al jefe de la unidad que sin
violar nada de lo establecido para estos menesteres, hicieron
posible que yo no tuviera que llevar la moto al municipio de Moa, en
Holguín, bastante distante. No puedo dejar de mencionar a los
compañeros de la ONAT de Santa Catalina y San Gerónimo en Diez de
Octubre, las personas de allí y el jefe del almacén que muy
gentilmente contribuyeron también al éxito de mi empeño.
Cosas como estas son las que agradece la población.
R. O. Torres Caballeros
Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General
Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.
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