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Publicada
el 27 de septiembre de 2013
Un mal casi endémico del comercio y la gastronomía
Leí la carta de E. Ortega titulada "Las pesas y los
pesos", y no he podido resistirme a una imperiosa necesidad de
manifestarme sobre un tema al que dediqué, hace unos dos años, una
atención muy detallada y vehemente.
Por supuesto, apoyo incondicionalmente al autor del
escrito, pero creo necesario hacer algunas observaciones para quizás
enriquecer el análisis. En primer lugar el timo (yo lo califico de
robo consciente), no está ubicado solo en el asunto de las pesas,
sino que uno es agredido en el peso, en el precio y en el "redondeo"
del importe monetario que debemos hacer, por parte de todos los que
manejan este asunto ante el ciudadano que compra.
El autor se refiere al timo en cantidades muy
pequeñas y aquí está mi primera gran discrepancia: no se trata de
"pequeñas cantidades" sino de entre el 25 y el 30 % de lo que
pagamos al comprar y que en el caso de los cárnicos se eleva hasta
un muy escandaloso 40 %. Estos datos fueron el resultado de un
estudio de campo que realicé en agromercados de mi municipio de
residencia (Playa) por espacio de varias semanas, de recopilación de
información y su procesamiento, que puse en conocimiento entonces de
la prensa escrita y de las autoridades del municipio donde resido.
Incluso llegué a proponer hasta un procedimiento, muy expedito y
totalmente alejado de la burocracia que habitualmente rodea a las
muy famosas y en gran porcentaje inútiles acciones de inspección.
Por tanto, estamos hablando no de pequeños síntomas
de corrupción, sino de un proceder corrupto que en mi opinión está
bastante generalizado en este sector y que tiene disímiles
"justificaciones" para que así sea. De hecho, y me perdonan la
crudeza de lo que voy a decir, es evidente que si los estamentos
administrativos obligados a velar por el correcto funcionamiento de
los asuntos de su incumbencia no conocieran de estas situaciones,
habría que reclamarles que se ocuparan de, al menos, intentar
solucionar en algo el problema (yo no veo evidencias de tal
actitud). Y si el caso fuese de permisividad ante el hecho flagrante
y rampante, público por lo demás en la población afectada, entonces
creo que tendría pleno derecho a calificar de otra manera el asunto.
Es cierto, el problema es multilateral y
multidisciplinario en cuanto a su solución, pero tiene un
responsable principal que se llama Ministerio del Comercio Interior,
rector de la actividad, y que creo es el que debe hacer lo que se
necesite para coordinar lo que haya que coordinar y con quien haya
que coordinar (sin excluir ni uno solo de los actores) para al menos
intentar una solución en serio y de largo plazo de permanencia para
disminuir en primera instancia, y erradicar después, este mal casi
endémico del comercio y la gastronomía en todas sus variantes.
Una última solicitud de mi parte: me gustaría que,
si van a enviarme a alguien a visitarme, que no fuese un funcionario
para "cumplir un requisito" que después se convierte en cifras en un
informe administrativo de esos que tienen muchos datos y dicen muy
poco de interés.
M. Vidal González
La baja calidad de las libretas escolares
Permítanme poner en su conocimiento un problema
relacionado con la calidad de las libretas escolares en Guantánamo.
Resulta que las libretas rayadas son confeccionadas
con un papel que por su baja calidad no permite ver con claridad lo
que en ella se escribe. No desconozco los problemas económicos que
enfrenta el país y los esfuerzos por satisfacer las necesidades más
apremiantes de la población, pero deben realizarse sin renunciar al
principio de que la calidad es el respeto al pueblo.
Mi nieto de 7 años de edad se encuentra cursando el
segundo grado y al revisarle las libretas le llamaba la atención
diciéndole que por no presionar adecuadamente el lápiz no se
observaba con claridad lo que escribía; pero al observar que por
mucho que se esforzaba la situación no mejoraba, me doy cuenta de
que es el papel de que está hecha la libreta el que no permite que
lo que el niño escribe se vea claramente.
Al acercarme a la maestra me plantea que el problema
está en la baja calidad de las libretas.
Mi nieto, aunque no es una situación crónica, debe
usar espejuelos para leer, y se añade la deficiente iluminación del
aula en que recibe las clases; factores que pueden afectar su
aprendizaje y su salud.
H. Quintana Charlot
Un mar de basura
Recientemente estuve alojado en Villa Yaguanabo,
pequeño hotel ubicado entre Cienfuegos y Trinidad en la costa sur
de nuestra hermosa Isla. Esta villa, donde hace poco tiempo se llevó
a cabo una reconstrucción casi total, tiene una ubicación envidiable
donde se combinan armónicamente la desembocadura de un río, una
playa y un bello paisaje de montaña.
Sinceramente, la estancia en el lugar se hizo en
extremo desagradable al encontrar una playa llena de basura dejada
por las personas que la frecuentan. La belleza del lugar se perdía
entre cáscaras de mamoncillos, botellas de ron vacías, latas de
cerveza, todo tipo de envolturas de plástico y nylon, etcétera.
Estuve tres días en dicha villa y nadie se ocupó de
la limpieza de la playa, simplemente ahí la basura se acumula. Ni
tan siquiera existe un cartel con el clásico: Prohibido botar
basura. No existían papeleras o cestos de basura, nada. No sé si
Yaguanabo pertenece a Cienfuegos o a Sancti Spíritus, pero lo que sí
sé es que ninguno de los dos se está ocupando de esta playa. A mis
comentarios con personas en el lugar no encontré nada más que
indolencia ante tal situación.
Por cuestiones de trabajo viajo lo suficiente como
para tener una idea general del cuidado del medio ambiente en Cuba.
He visto casi todas las playas de esta Isla y ninguna alberga tal
suciedad.
Hago un llamado a las personas que proceden con
negligencia, indolencia y que lanzan su basura en lugares públicos.
Pero también hago un llamado a las personas, entidades,
organizaciones e instituciones que deben cuidar de la limpieza y la
salud de nuestras playas. Y no quisiera una explicación a través de
esta sección, simplemente me gustaría, cuando vuelva a pasar por
playa Yaguanabo, ver a los cubanos nadando en el mar Caribe y no en
un mar de basura.
R. Palmero Gómez
¿Cuándo vamos a resolver estas chapucerías y
descoordinación?
En ocasiones he leído en esta sección varios
comentarios relacionados con la reparación de las calles y/o
acometidas que realizan las empresas de Aguas de La Habana y
Acueductos y Alcantarillados, en las que se pone de manifiesto una
mala organización, planificación, control y coordinación de la
realización de las mismas y sobre todo su conclusión total. ¿Acaso
es muy difícil coordinar por ambas entidades con la Empresa de
Viales de La Habana, para conocer el plan de reparación de calles y
avenidas en la capital, con vista a realizar los trabajos de
acometidas o reparación de redes de acueductos y alcantarillados,
acometidas de agua o reparación de las existentes antes de su
pavimentación, o no ejecutarlas hasta que no tengan todos los
recursos asegurados para empezar y concluir las mismas, sin el menor
contratiempo posible?
De ser así pienso que puede desaparecer el "dicho"
ese de que, Acueducto rompe las calles pero no tapa los huecos que
hace; u otro también que dice que, la brigada que abre los huecos
está vinculada y la que repara y tapa no. ¿Lo que sería más
provechoso para nuestra capital no es que impere el orden y la
disciplina?
En meses pasados, en mi área residencial, Acueducto
realizó trabajos de reparación de acometidas de redes albañales, y
para no hacer muy larga la historia, todavía quedan calles que no
han terminado de sellar; y las concluidas en algunos registros está
la loma de tierra esperando que la retiren, y por consiguiente
obstaculiza el paso vehicular. Yo pregunto: ¿Se necesitan muchos
recursos para concluir esto?, ¿cuándo vamos a resolver estas
chapucerías y descoordinación?
En relación a ello quiero recordar una cita del
General de Ejército en el discurso pronunciado en saludo al 26 de
Julio en la provincia de Camagüey, en el 2007, refiriéndose a las
dificultades objetivas que enfrenta el país. Cito: "Requieren ante
todo trabajo organizado, control y exigencia un día tras otro;
rigor, orden y disciplina sistemáticos desde la instancia nacional
hasta cada uno de los miles de lugares donde se produce algo o se
brinda un servicio".
En la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, el 24 de febrero del 2008, expresó, cito: "Mientras
mayores sean las dificultades, más exigencia, disciplina y unidad se
requieren. El desorden, la impunidad y la falta de cohesión han
estado siempre entre los peores enemigos de un pueblo que lucha".
Este llamado al orden y la disciplina en el país es
para todos.
¿Qué esperamos para resolverlos, a quién le
corresponde, quién tiene que imponer el orden y la disciplina para
acabar con estas chapucerías?
J. A. González Dopico
La calle es de todos
Tengo 14 años, estoy en 9no. grado, soy cienfueguero
(muy orgullosamente) y estudio en la ESBU Rafael Espinosa. Tengo una
gran preocupación por todos los aspectos de la sociedad cubana,
sobre todo por la falta de conciencia por el medio ambiente, la
inmoralidad y la falta de sentido de pertenencia.
Muchas veces cuando los ciudadanos, sobre todo los
jóvenes, que tenemos conciencia y un gran sentido de pertenencia,
vemos a alguien atentando contra el bien público: muchachos
escribiendo las paredes de una guagua, hospital u otro sitio, gente
tirando basura en las playas, en la ciudad, de los transportes,
sabemos que está mal hecho, sabemos que debemos regañarlos, nos
preocupa, pero no, viramos la espalda y decimos "No es problema mío,
yo nunca lo haría". Gran error, debemos regañarlos y educar al
ciudadano inconsciente para que él sepa que está mal y decirle:
"Esto es de todos, por lo tanto tuyo también".
Siempre que regaño a alguien por tirar basura en la
calle o en la bahía me dicen lo mismo, "¿la calle es tuya, el agua
es tuya?", y les respondo "Sí, es mía y tuya y de todos", creen que
la calle no es de nadie, y si no es de nadie, ¿por qué hay cestos,
si no es de nadie por qué hay trabajadores que la limpian?
Creo que el problema de las indisciplinas sociales
no se resuelve a golpe de estatuto, prohibiendo, porque el objetivo
principal no es la limpieza de las calles, ni el orden sino la
conciencia ciudadana sobre lo que es de todos. Poniendo sanciones o
multas sobre los humildes ciudadanos no resolvemos el problema de la
conciencia que es lo principal. Una vez escuché decir: "La época de
hacer conciencia se acabó, es la época de las multas", creo que
nunca es tarde para hacer conciencia.
¿Cuándo dejaremos de decir la ‘"calle no es de
nadie" y empezaremos a decir "la calle es de todos"?
A. Valladares Marrero
¿Qué está pasando con la calidad del Chocolatín?
Quiero referirme a la calidad de un alimento que se
expende en los mercados de moneda nacional, muy conocido y
demandado.
No pretendo hacer historia pero sí re-flexionar
sobre esta opción que como todas las ideas de nuestro Comandante en
Jefe Fidel Castro, los cubanos acogimos con beneplácito. ¿Pero qué
está pasando con la calidad del Chocolatín?
El año pasado detecté que lotes de este producto
elaborado por la fábrica Fer-nando Chernard Piña, ubicada en 60 y
11, Playa, no reunían los requisitos de calidad; en aquel momento
llamé a la fábrica y la compañera de Control de la Calidad, me
expresó posibles causas, como que fuera un arrastre en la línea de
producción de otro producto (Lactosoy) que en su composición de
ingredientes está la harina de soya. Precisamente el 16 de
septiembre compré cuatro paquetes de Chocolatín en un
establecimiento sito en Milagros y 10 de Octubre, envasado en nylon
blanco con un sello en el que se leía Lote 1 y fe-cha de expiración:
junio 2014. Siempre que compro este producto abro uno para ver si
verdaderamente es el producto en su composición de ingredientes y lo
que conocemos. Este sobre sí cumple con lo declarado en el envase,
pero no el que pertenece al Lote 2 con fecha de caducidad agosto
2014, adquirido en un establecimiento en Alamar. Poseo los dos
sobres y pretendo, como lo hice el año anterior, comunicarme con la
fábrica elaboradora.
No obstante, consideré oportuno remitir mi
preocupación a ustedes con el fin de que las autoridades competentes
de la Industria Alimentaria tomen las medidas pertinentes con este
producto destinado a la población, porque siempre nos queda la duda
sobre lo que verdaderamente estamos consumiendo, ¿a quiénes van
dirigidas las ganancias que imagino resulten de elaborar chocolatín
con harina de soya? Y, por supuesto, menos leche, menos cocoa y más
sal.
Muchos consumidores no se percatan de tal situación
porque piensan que esté vencido o dicen que para qué quejarse si se
pierde tiempo en plantearlo. Considero que mi inquietud sea de
muchos, porque aquí hay mucha tela por donde cortar, además nos
hemos acostumbrado a consumir productos sin calidad.
A. Guzmán Londres
Bombillos ahorradores: desaparecidos hace cerca
de un año
Retomo el tema abordado por G. Arredondo Salgado, de
La Habana del Este. Comparto en su totalidad lo expresado, es
absolutamente cierto que en la red de tiendas minoristas en moneda
nacional, hace cerca de un año que no existe este artículo que
siempre constituyó un eslabón esencial en el Programa Energético que
tan acertadamente el país se propuso en su momento.
Si se profundiza un poco se puede conocer que mucho
antes de desaparecer comenzó el desabastecimiento del surtido en el
"wataje", que existía en una gama, al menos desde 18 hasta 5 watts...
ya en esa época los precios no eran nada económicos y podían
sobrepasar los 45 pesos en moneda nacional cuando se necesita de un
wataje mayor.
En estos momentos, en las tiendas recaudadoras de
divisas, sin que exista todo el surtido, lo más económico es el
bombillo de 5 watts, que sobrepasa, como señaló el compañero, los
2.00 CUC, esto al cambio, son más de 50 pesos.
Nuestro país está enfrascado en una dura batalla
económica y se jerarquiza el rol que debe jugar una acertada
planificación de las necesidades del país, acorde a nuestras
posibilidades económicas. Si esto es así uno se pregunta ¿cuál es la
planificación que de este importante artículo, se ha realizado por
el organismo correspondiente, el MINCIN, creo entender?
Se mantiene una información actualizada sobre otros
aspectos en la Política de Ahorro Energético, pero sobre este tema,
lo que prevalece es el silencio, nada se explica, como si ya lo
normal es ir a la tienda recaudadora de divisas y que la población
siga exprimiendo sus depauperados ingresos para no vivir en la
oscuridad.
Lo correcto es que se brinde una respuesta
convincente y concreta sobre el asunto y su solución a la mayor
brevedad.
R. de Armas Rivera
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