Publicada el 13 de septiembre de 2013

Son momentos de enfrentar la situación con decisión y valentía

Precisamente hoy deseo reflexionar sobre algunos temas que ya resultan habituales leer casi todos los viernes en esta página de Granma, donde ya son varias las personas que se suman e identifican con el llamado realizado por el compañero Raúl a nuestro pueblo a luchar contra todas las manifestaciones de delitos, indisciplina social y actos de corrupción en cada uno de nuestros radios de acción.

He seguido con gran sistematicidad los diversos y valiosos criterios que sobre el tema en cuestión semana por semana escriben a la prensa muchas personas revolucionarias quienes con mucha honestidad expresan libremente su sentir ante tan desagradables hechos y conductas que hoy lamentablemente se suscitan en nuestra sociedad, y como algunos ya han expresado antes, estos no son momentos de lamentarnos por lo que no fuimos capaces de hacer en su momento, sino de enfrentar la situación con decisión y valentía por todos los revolucionarios cubanos, esta es la ocasión de hacer valer una frase expresada por el General de Ejército y cito: Los revolucionarios tenemos que buscarnos problemas y estar dispuestos a pagar el precio necesario, con razón o sin razón.

El pasado viernes 6 de septiembre el compañero González Quesada fue muy certero y elocuente en su opinión publicada en estas páginas, ya que identifica con mucha claridad varios de los problemas que con más frecuencia hoy nos aquejan y que en su inmensa mayoría perduran con absoluta impunidad ante los ojos de todos que prefieren susurrar en los pasillos el rechazo a las conductas indecorosas de algunos jefes y dirigentes administrativos, que decidirse a enfrentarlos con suficiente valentía política en el lugar adecuado, en el momento oportuno y en la forma correcta.

Cuando criticamos la actitud de estas personas muchas nos alegan temer a las represalias que con posterioridad son objeto por parte de las administraciones además de no contar en la mayoría de los casos, aun teniendo la razón, con el apoyo por parte de los principales dirigentes de las organizaciones políticas y de masas de esa entidad, en ocasiones confabulados con la dirección de estos lugares, es el motivo por el cual muchas personas optan por no buscarse problemas y que las cosas caigan por su propio peso.

La flagrante violación de la política de cuadros en varios organismos, la imposición de cuadros incapaces, la doble moral, el compadreo y amiguismo además de otras tantas manifestaciones negativas que obran hoy en organismos de la administración estatal, son ejemplos palpables de los problemas más graves que ocurren hoy en nuestro país, y que la Contraloría General de la República no se cansa de publicar críticamente, sumado a la opinión del pueblo.

Por cuanto, estamos llamados a combatir todas estas manifestaciones negativas que ponen en riesgo la existencia de la Revolución, que se traduce para todos los cubanos en una cuestión de honor, si hemos sido capaces de resistir por más de medio siglo los ataques y amenazas del poderoso vecino del norte. Como no vamos a tener la decisión y el valor de enfrentar y aplastar a todos esos facinerosos que se empeñan en destruir nuestra obra que emergió de la sangre derramada de nuestros héroes y mártires de la Patria.

Solamente por el honor revolucionario y el respeto a la memoria de los caídos por esta justa causa es que tenemos que echar esta guerra sin cuartel y sin temor a nadie porque seguros estamos de contar con el incondicional respaldo de la dirección del Partido y la Revolución. Solo debemos ser consecuentes con nuestros actos y no dejar los problemas por el medio del camino ni por causas del desaliento inculcado por otros que se alimentan del chisme de pasillos que es una manera más de confundir y dividir a las personas, por cuanto toda discrepancia cuando no hay solución debe ser conducida hasta el final de la gestión donde existen instancias superiores facultadas para decidir, y como reafirmara el General de Ejército, nadie está mandatado para impedirlo.

A. Ochoa Moré

¿Quién retribuye al cliente por los malos ratos, el tiempo perdido, el maltrato?

En mi caso me sumo a la carta enviada por V. Pina Tabío, publicada el viernes 6 de septiembre preguntando también ¿Derechos del Consumidor?, y quiero referirme al servicio de la Empresa Eléctrica, la cual, habiendo yo pagado el consumo de energía el 14 de agosto, me cortó el servicio el 28 de agosto, sin una previa notificación ni consulta.

Yo trabajo y cuando viene el cobrador no estoy en mi casa y cuando vinieron a cortar la corriente, tampoco estaba y como no pudieron cortar el cable cerca del reloj, porque está dentro de la reja de mi casa, se subieron a la azotea y lo cortaron allí.

Al personarme en la OBE de Playa, Oficina Comercial Almendares y reclamar, me dice la compañera que tengo que llevar el comprobante del cajero, le digo que no lo tengo porque fui a cuatro cajeros y ninguno tenía papel y me dice que entonces no podía revisar, le pregunto si en su sistema computarizado no puede buscar y al hacerlo me dice que sí, que aparece que había pagado, cuando le pregunto a dónde puedo ir para quejarme por esta situación, sencillamente se encogió de hombros y a mi insistencia me explicó que la empresa les pasa a ellos los reportes de los cajeros electrónicos, las oficinas de correos y Telebanca y que si no los reciben pues tienen que cortar el servicio.

Ahora yo pregunto, ¿qué tengo yo que ver con eso?, ¿qué culpa tengo yo de que quién tiene que pasar esos reportes no lo haya hecho? ¿Quién me retribuye por los malos momentos pasados durante toda una noche sin corriente, además de que tuve que faltar al trabajo para poder ir a la oficina comercial? ¿Y si vuelve a pasar? ¿Y si dejan de enviar el reporte, qué pasa? ¿Me vuelven a cortar la corriente?

Yo estoy segura que si la Empresa Eléctrica o cualquier otra entidad tuviera que pagar indemnización a los clientes afectados por negligencias de la empresa, estas cosas no pasarían, pero todo se reduce a disculparse con el afectado o hacer una, dos o tres comisiones para analizar lo sucedido, en algunas ocasiones se sanciona a los responsables, pero ¿el cliente qué, quién retribuye al cliente por los malos ratos, el tiempo perdido, el maltrato?

Y por lo que estoy viendo en la correspondencia que publican cada viernes, esto se ha convertido en algo habitual, maltratar a los clientes se ha convertido en algo natural, y cuando digo maltratar no me refiero a que nos maltraten de palabra (que en algunos casos también sucede), sino de hecho porque a veces, de forma muy amable también te maltratan, porque cuando dan una información errónea, cuando no saben explicar un procedimiento, cuando no saben cuál es el trámite que hay que hacer o explican mal ese trámite y te hacen ir a otros lugares sin necesidad o varias veces al mismo lugar, también te están maltratando.

Y termino con la misma pregunta del compañero a que hacía referencia al principio de mi carta ¿A quién se podría demandar por ello?

M. T. Giral Domínguez

Monos sueltos

Permítanme poner en su conocimiento un problema muy serio que se viene realizando a nuestro entender con toda impunidad. Soy campesino de la CCSF Lino Álvarez de las Mercedes del municipio de Boyeros, La Habana.

Desde hace más de un año se viene planteando en las reuniones de asociados de nuestra cooperativa la situación que presentamos con nuestros cultivos que son ferozmente atacados por un grupo de alrededor de 30 monos que están sueltos en áreas del Instituto de Ecología y Sistemática del CITMA, que son del Zoológico Nacional, lo cual ha sido informado a la Presidencia de la ANAP Provincial y al Director del Zoológico Nacional y no se han tomado las medidas para resolver esta situación.

En la reunión de rendición de cuenta realizada recientemente se informó por parte del Delegado de nuestra circunscripción que ya los habían recogido, cosa que no es cierta, los mismo siguen afectándonos. Estos animales se comen los cultivos de maíz, habichuela, guayaba, mango, etcétera.

J. Luis Herrera

Depredadores de árboles a la carga

Mediante este correo quiero expresar mi más sentida repulsa a la forma depredadora en que la brigada de corte que realizó hace unos días el salvaje trabajo de desmoche de los árboles en las calles Bellavista, Tulipán y sus alrededores donde sin existir cables de energía eléctrica cortaban a diestra y siniestra los gajos dejando un paisaje desolado cuando recientemente salía la noticia del trabajo de reforestación que se está haciendo en la ciudad.

Estoy de acuerdo en realizar la poda ante ciclones y máxime cuando el tendido eléctrico los atraviesa o pueden ser objeto de interrupciones, pero cuando se hace en una forma deliberada y sin cultura de poda es un acto vandálico a la naturaleza y al entorno.

C. Pereira Machado

Denuncias sobre la construcción de viviendas por las UMIV

He leído en diferentes órganos de prensa, quejas de ciudadanos sobre el resultado de trabajos constructivos ejecutados por brigadas de la UMIV de diferentes municipios a todo lo largo del país.

Es indignante lo que ocurre con las obras de beneficio directo a la población, como son las viviendas.

En todos ellos el denominador común radica en la mala construcción desde los cimientos hasta las cubiertas y quienes son los que sufren la desidia de los que tienen que controlar la ejecución de las obras, las direcciones de la Vivienda y la UMIV, son los ciudadanos a los que el Estado les asignó las viviendas, cumpliendo uno de los puntos contemplados en La Historia me absolverá y más recientemente en los Lineamientos del Partido.

¿A dónde se dirige el burlado e irritado ciudadano? ¿A los que incumplieron con sus obligaciones, con su deber, por lo que se les paga un salario?¿Al organismo inversionista, al mismo que se burló del Proceso Inversionista, creado por nuestro Estado para que hechos como los mil veces denunciados no ocurran, en el que se regula desde la construcción de una vivienda hasta el complejo petrolero de Cienfuegos?

Cerca del periódico Granma y frente al municipio del Partido del Cerro hay un ejemplo elocuente: en los locales que ocupaban las antiguas Casitas de Ayestarán, no hay dos vigas que tengan el mismo peralto y un poquito más alejado en Ermita y Tulipán recientemente entregaron un edificio de viviendas que a los pocos días de entregado tuvieron que apuntalar los balcones.

Es un bochorno, pero en esas obras:

¿Quiénes son el inversionista, el proyectista, el constructor y el suministrador? ¿Dónde están los contratos de la inversión con cada una de estas partes? ¿Existe el proyecto de la obra, las licencias?

Además, mensualmente hay que hacer los cortes entre el inversionista y el responsable, in situ, de la obra, de lo ejecutado durante ese periodo, con la correspondiente certificación firmada por ambos, para el pago de lo que se supone está correctamente construido.

El inversionista tiene que aceptar diariamente que lo que se ejecuta está dentro del proyecto y dentro de las normas vigentes (todos los trabajos de la construcción están normados).

Antes de la entrega de la obra, están las ejecuciones parciales como es la hidráulica, la que después de concluida hay que hacer las pruebas de presión correspondientes para prevenir los salideros, situación similar se presentan con la sanitaria y la electricidad.

Cuando se va a impermeabilizar el techo, allá arriba en la cubierta tiene que estar el inversionista, para aprobar los trabajos que se están ejecutando.

Un paso muy importante: los constructores no pueden fundir hasta que el inversionista no aprueba el acero colocado en la estructura, que consta en el plano estructural del proyecto, de haberse obrado así no hubieran ocurrido las barbaridades en los dos casos señalados.

El inversionista antes de firmar los documentos de recepción de la inversión, tiene que revisar una vez más con el constructor la obra y después firmar la aceptación.

De haberse obrado según lo establecido en la ley que creó el Proceso Inversionista, ¿los órganos de prensa recibirían frecuentemente quejas al respecto? Le aseguro que no, y que no le vayan a echar la culpa al bloqueo. ¿Por qué certificaron mensualmente, durante el tiempo que duró la construcción, que lo construido se ajustaba al proyecto y a las normas de la construcción?

¿Donde están los materiales de los trabajos no ejecutados?

Además, ¿en algún momento el inversionista solicitó a la entidad proyectista el control de autor correspondiente durante la ejecución de su proyecto?

Estas situaciones son de la competencia de la Fiscalía, pero desgraciadamente, ese ciudadano al que el Estado trató de resolverle su problema de vivienda, en su afán por querer vivir como la Revolución quiere y aspira a que todos vivamos, acude al indolente que no ejerció su deber.

Y cada vez más nuestros dirigentes hablan de la lucha contra la corrupción, contra lo mal hecho, que optimicemos el uso de los recursos, que se aligere la carga de trámites, etc., pero los malos e indolentes administrativos, no los buenos, no permiten que se cumplan esas orientaciones, no les conviene, desde muchos puntos de vista y el periódico seguirá recibiendo quejas justas de ciudadanos burlados, irritados y deseosos de que al fin se superen estas situaciones

C. E. Morales Quevedo

Otra queja sobre los apagones

Coincido plenamente con la queja de N. Lainé Oquendo publicada el viernes 6 de septiembre sobre los apagones o averías, pues en el reparto donde resido ocurre algo muy similar, solo que muchas veces estos apagones o averías no tienen lugar solamente "la semana anterior" como expresa el autor en su carta, sino prácticamente todas las semanas.

Llamar a 188-88 desde el Reparto California, en San Miguel del Padrón, para reportar una interrupción es algo repetitivo, pues en dicho reparto se va la luz, a cualquier hora y por cualquier motivo, en intervalos que generalmente varían desde los 5-10 minutos hasta la media hora y más. Inclusive en un mismo día se puede ir la luz en varias ocasiones, siempre por pequeños intervalos. Las razones: disparos del circuito, transformadores que explotan, cables que se parten, y no siempre las causas se le pudieran achacar a inclemencias del tiempo, pues esto ocurre bajo lluvia, sol o sereno.

Por ejemplo, el domingo 8 de septiembre tuvimos interrupción desde las 6:10 p.m. hasta las 7:45 p.m., por un cable partido. ¡Y no había ni empezado a llover! Justamente el jueves anterior, el 5 de septiembre, habíamos estado afectados durante todo el dí

a, por labores de mantenimiento en las redes¼ ¿Cómo se pueden entender tantas horas de mantenimiento, si los problemas persisten? En la madrugada del 10 de septiembre, se fue la luz nuevamente en el horario de descanso, desde las 12:30 a.m. hasta la 1:0

0 a.m. Y no puedo mencionar más cortes o averías porque en el horario del día en que ocurren, yo me encuentro en mi centro de trabajo, y no puedo tomar notas de los días u horarios, pero de que ocurren, ocurren.

La zona donde resido está declarada como zona de bajo voltaje. Y no es menos cierto que en el reparto, se han construido desde hace ya algunos años, edificaciones de viviendas multifamiliares, los cuales ciertamente conllevan una carga eléctrica mayor de la que pueden aguantar las líneas y transformadores que de por sí ya son viejos o están en mal estado. Pero la población de la localidad no tiene culpa de esto y lo cierto es que la electricidad la cobran muy cara, para el mal servicio que se nos da. Esto se ha planteado muchas veces en asambleas de rendición de cuenta, sin embargo, no se obtiene una respuesta por parte de las autoridades competentes. Mucho menos se ve una mejoría.

De esta forma, se nos crea, sobre todo a las madres trabajadoras, un enorme estrés por no contar con las condiciones adecuadas para efectuar los quehaceres diarios y no poder terminar la jornada en familia disfrutando del descanso luego de haber laborado por 8 horas. Y al tener que vivir pensando que tenemos el apagón al doblar de la esquina, me pregunto: ¿se puede ser productivo, si productividad y eficiencia son las palabras de orden en los momentos actuales?

R. Fernández Arias-Carbajal

Sobre opinión de la venta de materiales

Comienzo por decirle que comparto todos los criterios expuestos por el lector G. Gómez González el 30.8.2013.

Durante estos días he sido asiduo a varios rastros con vistas a adquirir varios materiales que necesito para la reparación de mi vivienda, realmente una odisea, no solo por la inestabilidad con la entrada de los recursos a estos lugares, sino por todo el "ambiente" que a sus alrededores "vive" de los necesitados. Hablo desde la venta de sacos, hasta del acaparamiento de materiales como la arena, el polvo de piedra, la gravilla y las cabillas, estás últimas casi siempre deficitarias porque son para los "subsidios", sin embargo, se encuentran en la calle al precio de 5 CUC ó 6 CUC, según quien las oferte.

A lo anterior, que de por sí tanto afecta a los usuarios de estos lugares, están las regulaciones absurdas salidas de arriba, según me explicó el administrador del rastro ubicado en las proximidades de la Plaza de la Revolución, al plantearme que el camión estatal que en mi trabajo me facilitaron para la adquisición de los materiales necesitados no podía entrar al rastro, contrario a lo que sucede con los vehículos particulares que entran y salen de este lugar sin ningún tipo de restricción, salvo la de no entorpecer al que está cargando en ese momento.

¿Es esto lógico?, ¿lo que se pudiera sustraer en un vehículo estatal no se puede también llevar en uno de esos vehículos particulares que acceden con facilidad, muchos de ellos con chapas de otras provincias y la duda de estar autorizados o no para realizar este tipo de tareas?

Choca también las ofertas de materiales a las afueras de los rastros, por propietarios de "rastros paralelos", donde sí abunda la arena, la piedra y las cabillas, por supuesto, a precios muy superiores a los establecidos por el Estado, que en algunos casos incluyen servicio a domicilio. Para comprobar estas cuestiones no es necesario destinar muchos recursos, solo presentarse en algunos de estos lugares y preguntar por alguno de los materiales mencionados o la necesidad de un transporte.

Considero que estas son las cuestiones contra las que debemos luchar, no basta la voluntad y disposición de nuestras máximas autoridades para facilitar el desarrollo del país, si los encargados de implementar las nuevas medidas que se aprueban dificultan su desarrollo o simplemente no le dan seguimiento a su puesta en vigor, sobre todo en un tema tan sensible como la construcción y reparación de viviendas, un asunto complejo y necesario.

M. Valero Puig

Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

SubirSubir