Caja de Resarcimiento. Misión imposible
Leyendo la sección Cartas a la Dirección me percato
que la situación del compañero C.M. Smith Ordóñez en cuanto a la
Caja de Resarcimiento es muy similar a la mía, pero en mi caso en
vez de dos años, son tres los que han trascurrido desde la fecha de
reclamación (16/09/2010).
Parece que esto es un mal generalizado, soy de la
provincia de Holguín y desde principios del 2011 estoy comunicándome
con la compañera Cristina, la cual generalmente se encuentra
viajando a La Habana buscando cheques, la respuesta siempre es la
misma: "no ha llegado su cheque", en más de una ocasión he decidido
desistir, pero ¿por qué lo haría si es un derecho como ciudadano que
se me pague la indemnización por el daño causado?, el sancionado ya
está en la calle y yo todavía no recibo mi pago. ¿Qué mecanismo es
el que está fallando? ¿Por qué la demora en cumplir el pago?
La causa referida es la 310/2010, del Tribunal
Provincial. Sección 1ra.
A. Mariño Pérez
¿Por qué creamos “prohibiciones” que se prestan para
cualquier cosa?
Vivo en la ciudad de Sagua la Grande, un pueblo que
en cuanto a indisciplina social e ilegalidades tiene un amplio
camino por resolver, pues así lo vemos y lo discutimos en cada
esquina sus ciudadanos.
En esta ocasión me voy a referir a dos situaciones
que he estado observando hace algún tiempo y las pongo a disposición
de los lectores de esta sección buscando la reflexión.
En primer lugar hace ya más de dos meses, cuando
viene a mi casa el compañero de la Empresa Eléctrica a tomar la
lectura del consumo de mi metrocontador me explica que no puede
decirme en ese momento cuál ha sido mi consumo pues está
"prohibido". Pregunto a mis compañeros de trabajo que viven en
diferentes áreas de la ciudad para comprobar si era un problema
único de mi zona y resulta que no, a todos les ha sucedido lo mismo.
Aprendí a leer yo mismo mi metrocontador, tomo cada
día el consumo para saber y planificarme para el resto del mes y
cuando viene la cuenta "a ciegas" porque me siguen insistiendo que
está prohibido, siempre me viene de 20 a 30 pesos por encima de mi
lectura personal y por más que reclamo me dicen que seguramente no
sé tomar el consumo de manera correcta. Pues ahora quién me explica
a mí y al pueblo por qué no tengo derecho de saber en el momento
cuánto consumí, si es mi gasto eléctrico, por qué no puedo saberlo
con tiempo y poder planificar mi salario con antelación a la fecha
de pago en las oficinas de la Empresa Eléctrica.
Otra situación que hemos estado viendo en un
servicio recién nacido y ya viene con "problemas" desde pequeño y me
refiero al servicio de Internet instalado en el Centro de
Multiservicios de Etecsa en Sagua la Grande; el servicio está bien
pensado para mejorar la informatización de nuestro pueblo, la
conexión es buena, pero una vez más la mano del hombre rompe los
beneficios, pues estamos hablando de un servicio caro, si se tiene
en cuenta el salario medio de la población, y aún así ya se lucra
con él.
Pues en este Centro está prohibido llevar
dispositivo USB o de cualquier otro tipo para guardar información,
entonces si necesito enviar un documento o archivo adjunto en un
correo electrónico no lo puedo hacer, pero entonces aparece la
palabra mágica de otro usuario que te dice si "ayudas" a la muchacha
que está trabajando hoy, te permite cuando no hayan muchas personas
conectar tu memoria flash y hasta te compacta las fotos para que se
envíen más rápido en el mensaje.
Tenemos que combatir los problemas de frente y
denunciar lo mal hecho sin mucha teoría, tal y como se ve, porque
cada cosa tiene su nombre y hay que llamarla como es.
N. Pérez Sosa
Respetar el contrato es defender los bienes del
pueblo
En el año 2013 los campesinos de la CCSF Abel
Santamaría de Quivicán, sembraron sin firmar contratos, tampoco
firmaron las dos hojas llamadas Modelo Consolidado para la
Contratación de las siembras y ventas al Estado de la producción
agropecuaria, quiere decir que sembraron y están cosechando y
entregando al Estado sin el documento oficial que es el Contrato,
además esta cooperativa nunca ha hecho contrato individual con los
productores.
Los campesinos sembraron frijol bajo esta
circunstancia sin firmar contratos, les entregaron el paquete
tecnológico dos meses después que se efectúa la siembra, las
siembras cogieron plagas y la cooperativa no fue a la Comisión de
Sanidad Vegetal para reportar esta situación, donde ahora por el
incumplimiento de la entrega de los frijoles por el campesinado
lleva una multa.
En la asamblea de campesinos de agosto el Presidente
de la cooperativa y el administrador expresaron que ellos fueron
tres veces a la Comisión de Sanidad Vegetal no había nadie, pero
tuvieron tres meses para hacer este trámite. Otras cooperativas
certificaron su frijol por enfermedad. A quien hay que poner la
multa por negligente e irresponsable, es a los directivos de la
cooperativa que agregaron además, que son dos y que tenían mucho
trabajo.
Pero además cómo vas hacer un plan de producción del
año, entregarlo a la ECV 19 de abril sin tener un sostén productivo
que son los contratos individuales de las fincas y campesinos, cómo
vas a entregar un paquete tecnológico para las siembras del frijol
si no existe un respaldo legal que proteja al Estado y al campesino.
En la asamblea general de campesinos el
administrador dijo: vamos a chequear el cumplimiento del plan de
producción, y yo pregunto: ¿de qué plan de producción se está
hablando, y de qué cumplimiento se está hablando? Se incumplió en el
tomate de industria y el tomate se pudrió en el campo y el campesino
perdió recursos del Estado, el producto y sin poder demandar a nadie
porque no tiene nada que lo respalde jurídicamente.
Que paguen los responsables, que sean sustituidos
por gentes capaces y preparadas; en estos tiempos que vivimos tiene
que dirigir el que está preparado integralmente, el que no sabe no
puede dirigir, la cooperativa, no es para vivir de ella sino
aportarle a ella.
R. Leyva Mateo
Ha faltado sistema de trabajo para restituir la
disciplina perdida
La batalla contra el delito, la corrupción y las
ilegalidades en general, tan necesaria como vital en nuestra
sociedad, no es tarea por encargo y mucho menos un fenómeno social
para resolver en corto tiempo. Se trata de un proceso complicado,
con un entramado de manifestaciones de conductas retorcidas en
personas, grupos sociales y colectivos laborales, cuyo máximo común
múltiplo es el reblandecimiento de valores claves como la
honestidad, la honradez y la laboriosidad.
No podemos ni debemos entretenernos en el combate de
estas manifestaciones, y el enfrentamiento demanda penetración,
neutralización y sanciones; estas últimas acorde con la naturaleza,
alcance y repercusión de los hechos detectados.
Tenemos el sagrado deber de formar una generación
más educada y culta en el respeto a la legalidad, el reforzamiento
de los valores más universales y por encima de todo, la
responsabilidad de preservar nuestro socialismo, su obra y los
principios que la animan.
Pienso que en esta batalla ha faltado sistema de
trabajo para atacar las causas y poder definir un orden, restituir
la disciplina perdida y al mismo tiempo desarrollar la cultura de
respeto a la ley.
Como dijo el Primer Secretario del Comité Central
del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros,
General de Ejército Raúl Castro Ruz, en la clausura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular en su primer periodo de sesiones de este
año, y cito: "Se ha abusado mucho de la nobleza de la Revolución".
Considero que la gama de delitos presentes en la
realidad cubana de hoy tiene en su base general, la impunidad, lo
cual es expresión de esa falta de sistema de trabajo para lograr no
solo, unidad de criterio, existente ante el fenómeno, sino de acción
y de mando. Las más debilitadas en esta compleja labor.
De esa impunidad se deriva un conjunto de causas muy
dañinas para consolidar el sistema necesario ante tales
manifestaciones en la vida social, económica y productiva del país.
—Las pobres medidas administrativas ante reiteradas
violaciones detectadas por el Control Interno en no pocas entidades
laborales productivas y de servicios.
—La poca o ninguna combatividad de las
organizaciones de masas en centros laborales.
—La tolerancia de un grupo de administraciones ante
la falta de control y chequeo de los recursos asignados para cumplir
los compromisos productivos.
—La incapacidad de no pocos cuadros, directivos,
funcionarios y especialistas en los más variados sectores para
enfrentar con éxito sus tareas.
—Los análisis repetitivos de incumplimientos
similares, por mucho tiempo y no pasa nada.
—No llegar a las causas de los problemas y quedarse
solo en las consecuencias, los pretextos como justificaciones, el
discurso reiterativo de años anteriores y lo que es peor, la
ausencia de planes de acción coherentes y específicos.
—El trabajar casi siempre bajo la tiranía de lo
urgente (crisis del proceso directivo), en detrimento de lo
verdaderamente importante, en una gama nada despreciable de
sectores, empresas y ramas de la producción y los servicios. Un
ejemplo: el trabajo publicado en este diario el pasado 27 de agosto
de este año, referido a los incumplimientos en la transportación de
cargas. Habrá que capacitar mejor a nuestros empresarios.
—No por dejarla para último la considero menos
importante: La poca aparición en nuestros órganos de prensa,
especialmente en los provinciales que mucho pueden hacer, de las
medidas ejemplarizantes para frenar, hacer retroceder y detener las
ilegalidades, indisciplinas sociales y hechos de corrupción
presentes en nuestra realidad.
La vergüenza a la que hizo alusión el Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros, nos convoca a combatir estas
causas, a cerrarle el cerco al delito económico, la corrupción y la
falta de disciplina social. La cultura de respeto a la legalidad
debe ir acompañada del respeto, la medida y el sistema, si buscamos
el éxito en esta batalla.
G. González Quesada
¿Apagones programados o averías continuadas?
Esta misiva tiene el objetivo de plantearles una
preocupación y queja sobre un tema muy delicado y sensible para la
población y que ha venido ocurriendo en los últimos días en la zona
donde resido.
En uno de los circuitos del Barrio Cayo Hueso,
municipio de Centro Habana, han venido ocurriendo en los últimos
días, frecuentes y continuados apagones, lo que acarrea el
inevitable malestar de la población que allí reside, ¿por qué la
desconectan?, ¿es apagón programado?, si así fuera debía salir
publicado en la prensa; la semana anterior nos la quitaron al menos
un día, pero luego la quitaron el sábado de 10:30 a 12 de la noche,
el domingo de 8 a 9 de la noche y el lunes 2 de septiembre, día de
inicio del curso escolar, de 8 a 11 de la noche; ¿serán averías
continuadas?, es curioso, porque coinciden en los horarios, además
de que recientemente fuimos objeto, como otras zonas del país, de
los arreglos de las redes eléctricas, entonces, ¿de qué se trata?
Por lo sensible de la situación que no solo molesta
por la oscuridad, sino por la hora en que ocurre, cuando las
trabajadoras están enfrascadas en la tarea de preparar la
alimentación para su familia, y, como en el caso del domingo las
madres, padres o abuelos, preparando las cosas de sus hijos, los que
seguramente habrán tenido que realizar después de las 11 de la
noche, y si lo dejaron para el lunes, estarían con el credo en la
boca, esperando que a las 8 en punto, les vuelvan a dejar sin
electricidad.
N. Lainé Oquendo
¿Derechos del consumidor?
Soy jubilado, 69 años de edad. Los espejuelos se me
rompieron a principios de julio. Después de varios días de
gestiones: 1) para ver al médico de la familia que nos corresponde y
obtener una remisión a la oftalmóloga del policlínico; 2) allí
obtener un turno, dado para unos días después; 3) asistír a la
consulta del día indicado (17 de julio); al fin pude obtener la
receta correspondiente para poder encargar los espejuelos que
necesito.
Estaba esperanzado que tendría una rápida solución
para poder reparar mis espejuelos, pues había escuchado comentarios
de varios compañeros sobre las "ópticas en moneda nacional" que
"habían mejorado, la calidad y rapidez de sus servicios". Ese mismo
día fui a la óptica de Línea entre 6 y 8, Vedado, con la receta y la
armadura metálica, en buenas condiciones ya que había tenido poco
uso, de la cual se me había roto uno de los cristales. Después que
comprobaron la calidad de la armadura, ser posible su reutilización
y que tenían los cristales indicados, pagué lo establecido para el
trabajo a realizar y me dieron el comprobante de la solicitud y pago
efectuado.
Primera sorpresa: Me dijeron que debería llamar al
teléfono 830 4566, dentro de ¡30-45 días! (no era tan rápido como me
habían dicho) para comprobar si ya estaban listos, pues no me podían
indicar una fecha concreta en que estarían listos los espejuelos. Y
me pregunto: ¿por qué no saben el tiempo para hacer un trabajo
concreto en que tienen tanto la armadura como los cristales?
Transcurrido más de un mes (24 de agosto) llamé al
teléfono indicado, y después de muchos intentos, pues o estaba
ocupado o no respondía, la persona que me atendió me dijo que ya mis
espejuelos estaban listos. Fui expresamente a buscarlos, ya
reparados, pero... ¡No, era un error! Aún no estaban listos. La
recepcionista que me atendió indicó que llamara de nuevo, una semana
después, el sábado 31 de agosto.
Después de varios intentos para comunicarme
telefónicamente se me informa que ya mis espejuelos están listos.
Fui de inmediato a buscarlos. Me atiende la misma recepcionista de
la semana anterior y que había respondido mi indagación telefónica y
me dice, de nuevo, ¡que no estaban listos! Parecía una burla.
Esta vez, a diferencia de la primera ocasión, me
incomodé. Me respondieron, ella y otros dos trabajadores de la
óptica que estaban en la recepción, con explicaciones y
justificaciones de distinto tipo como que había habido un error, que
el error no era de ella, que ella es la que "da la cara", que en vez
de bifocales en el taller habían hecho monofocales; que la
indicación en el libro de control de los trabajos estaba mal
reflejada, y no actualizada, que las responsabilidades eran de otras
personas, la administradora, el que había hecho mal los espejuelos,
etc. Y de nuevo, me dijo que debía llamar el lunes próximo, pero en
esta ocasión directamente a la administradora.
Le comenté a la recepcionista, molesto, que yo lo
que quiero son mis espejuelos, no seguir con la pérdida de tiempo
inútilmente llamando por téléfono, visitando la óptica, oyendo
excusas y justificaciones, etc., que todos esos errores de quien
hayan sido, son un problema del trabajo colectivo de la óptica en su
conjunto, y entre ellos son los que tienen que resolverlo. El
cliente paga por resultados, no por justificaciones por no hacer lo
solicitado.
Y me pregunto, ¿por qué la(s) mala(s) calidad(es) de
otros tienen que afectar solo al cliente? Considero que un
generalizado y frecuente "Disculpe por las molestias ocasionadas" no
es suficiente y lo peor, ni contribuye a solucionar que no se
repitan los errores y malas calidades. Por ejemplo, en mi caso, en
lo que no hay justificación para lo injustificable, ¿quién me
retribuye las dificultades de tener que estar todos estos días sin
poder disponer de los espejuelos que necesito, tener que estar
pendiente para no olvidar tener que dedicar tiempo llamando por
teléfono al establecimiento en cuestión (generalmente se requieren
muchos intentos por estar la línea ocupada) y visitando
infructuosamente la óptica, a recoger los supuestamente listos
espejuelos? ¿Quién me retribuye ese tiempo que me han hecho perder,
los recursos empleados para ir y regresar a la óptica más las
molestias e incomodidades motivadas? ¿A quién se podría demandar por
ello?
V. Pina Tabío