Publicada el 30 de agosto de 2013

La indisciplina y la negligencia no se fomentaron de ayer para hoy (II)

Pido disculpas por tomar el título de un comentario de C. M. Santos Cid, aparecido en este espacio el viernes 23 de agosto. Lo hago bajo el respeto de quien lee asiduamente su espacio y aunque en muchas ocasiones no estoy de acuerdo con lo que se opina, respeto las opiniones que se vierten.

Retomo el último párrafo del mencionado texto: "Sí, estoy de acuerdo, a este país le hacen falta, cada día, cinco minutos, pero jamás de capitalismo y sí de mucha disciplina y exigencia social". La pregunta en cuestión es: ¿Qué pasó que perdimos esos atributos?

En dicha carta hay un análisis consciente, pero a mi entender y es la posición que mantengo desde hace años, no toca la principal causa, y si no revertimos esa causa jamás lograremos detener el deterioro social en que estamos viviendo. El periodo especial obligó a invertir la pirámide social y luego nunca nos dedicamos seriamente a revertirla. Hoy estamos viendo las consecuencias en todos los acápites de nuestra vida y solo tocamos el aspecto someramente y no bajo la lupa del análisis, buscando revertir la situación. Cada indisciplina social, cada ineficiencia empresarial, cada proceso burocrático que nos atormenta, cada responsabilidad no ejecutada, y muchos más etcéteras, tienen su causa en este problema.

Nosotros generamos ese cambio, hoy un cuentapropista (y no tengo nada contra ellos) gana más y es más importante en el escalón social, fíjense que escribo escalón social y no escalón estatal, que un neurocirujano, o un biólogo investigador, o un ingeniero, o un economista. Sin mencionar a los que laboran en el sector turístico. ¿Nuestros jóvenes qué quieren ser? ¿Se mantiene la economía de un país con cuentapropistas o cooperativas de cinco, seis, o 20 personas? La respuesta es no.

Históricamente nuestro sistema social peca de ineficiencia ante el sistema capitalista, ellos no sufren de la misma forma nuestro burocratismo y nuestra forma de producir, donde unos pocos trabajan y muchos organizan ese trabajo, lo dirigen y lo controlan, sin analizar el costo global de cada acción. Pero lo principal es que para ellos un médico, un profesor, un arquitecto, tiene el reconocimiento social (en toda la dimensión de la palabra) que su aporte refleja y a partir de ahí la sociedad se comienza a armar partiendo de cada eslabón; si se viola este principio entonces los niveles de responsabilidad no son acordes con el puesto que se tiene y la exigencia comienza a indisciplinarse, sin hablar de nuestra juventud y sus expectativas.

Como dijo Raúl, nuestra principal batalla es la económica, y es en ella donde debemos centrar nuestros mayores esfuerzos. Enfrentémosla entonces y que esto no quede como un eslogan.

J. Gómez Pérez

Compra de teléfonos por reposición

Leí el artículo publicado en su diario, del compañero Alfonso Nacianceno, sobre las ofertas de servicios en la capital titulado Complacer al consumidor y me decidí a hacerles un comentario.

Hace algunas semanas recibí en la factura telefónica, una comunicación donde se ofertaba la compra de un teléfono en moneda nacional, por una sola vez, en caso de que el que había adquirido años atrás y había pertenecido a ETECSA (desde el momento en que recibí la comunicación me pertenecía), no tuviera reparación.

Casualmente, al poco tiempo, comenzó a presentar problemas y lo llevé al taller de 23 y C, El Vedado, donde me le hicieron una reparación que duró solo unos días. Lo reporté entonces al 114 y a los dos días se presentó un técnico, que después de examinarlo me dijo que no tenía reparación y me expidió un certificado avalando su criterio, con el que podía comprar en los telepuntos de ETECSA el susodicho teléfono por reposición.

Despúes de buscar en varios telepuntos, donde no había el producto, volví al taller de 23 y C, donde me dijeron que allí no se vendían por reposición, solo en CUC.

En 17 entre B y C existe otro telepunto donde sí había el teléfono buscado, pero no tenían comunicación con la red y por tanto no podían venderlo. Regresé al día siguiente lleno de esperanza y después de una larga cola, la compañera que me atendió me dijo que no podía vendérmelo porque el certificado era de La Lisa. Le argumenté que ETECSA era una empresa nacional y que donde único había encontrado el equipo era allí.

¿Por qué no podía adquirirlo allí, si no había nadie comprándolos y era mi necesidad? Me planteó que eran directivas de la empresa y no podía hacer nada.

¿Por qué el propio taller no expide el certificado, ya que es el único en la provincia? (Tengo entendido). ¿Por qué no venden allí mismo los teléfonos por reposición en moneda nacional igual que los venden en CUC?

He repetido mis viajes a los telepuntos de venta de La Lisa y no hay nada aún. Saque usted sus propias conclusiones.

R. Claro

Dos años sin solución por la Caja de Resarcimientos

El objetivo de la presente es que a través de ustedes se me aclare la situación que a continuación le describo.

En fecha 29 de agosto del 2011 se emitió con carácter firme la sentencia de la causa 104/11 del Tribunal Provincial de La Habana.

En fecha 20 de septiembre del 2011 me personé en la Caja de Resarcimientos donde se me entregó un documento avalado por el director Pedro O. García Arias, informándome que el Tribunal Provincial de La Habana aprobó el pago de una indemnización.

Cada vez que me presento, la compañera Iliana me comunica que venga dentro de dos o tres meses para pagarme con pagos parciales. El hecho es que hace dos años me están dando la misma respuesta y no han empezado a pagarme.

En el mes de mayo del 2013 vuelvo a ir a la Caja de Resarcimientos y le comunico a la misma compañera que voy a ser operado, a lo cual ella me responde que vuelva después de la operación a ver qué podía hacer por mí.

No he podido ir nuevamente porque me siento mal de la operación, llamé nuevamente a la misma compañera y me respondió que fuera en septiembre para ver qué puedo hacer por ti.

¿Hasta cuándo tengo que esperar? Por favor, necesito respuesta de mi caso porque la verdad ya estoy cansado y no me siento bien después de mi operación, tal parece que me están trajinando.

C. M. Smith Ordóñez

Cuatro meses en espera de un cambio de reloj

El día 11 de abril me personé en la oficina comercial de la OBE, sita en la calle Avellaneda, Camagüey, para solicitar el cambio de reloj contador dentro de la sala de mi casa, pues se le puso placa a la misma. El trabajo consiste en mover el reloj unos 30 centímetros del lugar actual y poner la instalación eléctrica de nuevo a través de la placa.

En la oficina comercial me dijeron que hiciera el reporte para que fuera un inspector para verificar el trabajo, y así fue. Pocos días después fue el inspector (18/04/13) y me dejó un comprobante para que fuera a la oficina comercial a pagar el trabajo

($ 6.00 el 24/04/13), pero me dijo que el trabajo se iba a demorar... Todos los meses paso por la oficina comercial, y pregunto que cuándo van a ir a hacer el trabajo y la respuesta es siempre la misma: "Camagüey no tiene carro para eso. Tiene que seguir esperando a que el municipio tenga un carro para ello". Tengo en mi poder los documentos que me dejó el inspector y el del pago del trabajo.

¿Cómo es posible que en Camagüey no tengan un carro en la OBE para hacer este trabajo? ¿Seré el único o como yo hay muchos más que ya pagaron hace casi medio año el trabajo y no se ha hecho? Por otra parte, si hago el trabajo por la libre, la OBE me sanciona y me pone una multa.

Conocemos de la rapidez con que los compañeros linieros de Camagüey se movilizan para ayudar a restablecer los daños que nos causan los huracanes en otras provincias y valoramos muy alto ese gesto, pero también tenemos que dar un poquito de ayuda a los casos sencillos de la provincia como este.

G. Álvarez Domínguez

Prima la indiferencia de los responsables

Al leer la nota titulada Última queja ante lo mal hecho, de R. Castañeda Rueda, publicada el pasado viernes 16, he vuelto a leer el artículo en Granma el 30 de mayo del 2001, redactado por la periodista María Julia Mayoral con el título La gente necesita respuestas convincentes, donde ella relataba el desarrollo de una reunión de rendición de cuentas del delegado a sus electores en la que se señalaban algunas dificultades existentes en la circunscripción tales como dificultades con el alumbrado público, las redes de alcantarillado, el abandono del parque, los escombros arrojados donde quiera, la situación de los viales, etc.

Han transcurrido 12 años desde la publicación del artículo, con tres administraciones municipales en ese mismo periodo de tiempo y los problemas no solo se mantienen (excepto el alumbrado público) sino que se han agravado.

Concuerdo con Castañeda Rueda en que prima la indiferencia de los responsables, pero la única manera de lograr que esas actitudes se rebasen es cuando logremos, como señaló el General de Ejército Raúl Castro al clausurar el seminario a los primeros delegados del Poder Popular en 1974, y cito: "Los delegados no deben ser jamás portadores, ante las masas, de explicaciones absurdas o de razonamientos formales ‘para salir del paso’ que no convencen a nadie. Los delegados deben exigir en el seno de las asambleas a las que pertenecen, todas las explicaciones que sean necesarias, a fin de trasladarlas satisfactoriamente a las masas".

Estoy convencido que solo enfrentando resueltamente tanto las indisciplinas sociales como la indolencia e inacción de las administraciones, podremos llevar a cabo la construcción de un socialismo próspero y sustentable.

Como señaló el compañero Raúl al clausurar la Primera Conferencia Nacional del Partido, de lo que se trata es de trabajar y perseverar con orden, disciplina y exigencia, dejar atrás el lastre de la vieja mentalidad.

Solo luchando contra lo mal hecho, en la cuadra, la comunidad, sumando voluntades, teniendo presente que los revolucionarios estamos dispuestos a explicar cuando no hay recursos, a convencer a los demás del porqué vivimos muchas limitaciones, y pensando que eso es imposible o muy difícil cuando pasa el tiempo y no encontramos explicaciones precisas, los problemas se agravan y los responsables de solucionarlos sencillamente desaparecen de nuestra vista. Es hora de exigir a todas las instituciones el cumplimiento de sus responsabilidades.

R. Cuesta Gutiérrez

Queja recurrente: requieren carné de identidad para sacar un pasaje en nombre de otra persona

Les escribo porque el 12 de julio salió publicada en su sección una nota de la Dirección de Identificación y Registros del Ministerio del Interior, aclarando que los ciudadanos deben portar su documento de identidad en cualquier circunstancia; este no puede ser portado por otra persona ni dejarse en depósito, esto en respuesta a la queja del ciudadano R. Hernández Arjona del 7 de junio, de que no se le permitió realizar la compra de pasajes para su familia sin presentar el carné de identidad de los mismos.

Imagine mi sorpresa al llegar a las siete de la mañana del miércoles 14 de agosto a la terminal de Viajero de Santiago de Cuba, a anotar para la lista de espera a mi madre para un viaje a La Habana, y al presentarle el papel con los datos me dijeron que tenía que ser con carné de identidad. Traté de explicarle lo que había salido publicado en este periódico y me enviaron con la jefa de turno Nuris Nápoles Despaigne, la cual me atendió, escuchó lo que tenía que decir y luego me dijo que ellos no tenían que ver con eso que se había publicado en el periódico, que eso era una directiva y ella solo estaba haciendo su trabajo al cumplirla.

Le pregunté el porqué de esta decisión y la respuesta fue la misma: una directiva que hay que cumplir.

Ll. Benavides Cesar

Peligro con las alcantarillas

Desde hace un tiempo me he fijado que cada vez son más las personas que quitan las tapas de las alcantarillas cuando las calles se inundan debido a a ocurrencia de fuertes lluvias, pensando que sería una solución para que el agua escurra rápidamente. Muchas veces de las mismas sale agua de fosa, pero no escribo esta carta para comentar sobre eso, sino para que aquellas personas que quitan estas tapas de las alcantarillas sepan del peligro que nos ponen a todos.

En San Antonio de los Baños, donde vivo, las zonas bajas se inundan y el agua unida a la tierra, no dejan dar pasos seguros. Estas alcantarillas se encuentran lo mismo a orillas de la calle o en el mismo centro de las mismas y tanto para las personas que andamos a pie, en bicicletas, motos o carros es un peligro ya que no tenemos que saber la ubicación de cada alcantarilla cuando las calles se inundan y menos si estamos en lugares desconocidos.

N. Sánchez

Salvar a quienes compran materiales de quienes los venden

Sé que las nuevas medidas y métodos de gestión que se han empezado a implementar en todas las esferas de nuestra sociedad, son producto del análisis y el consenso representativo que nos incluye a todos; pero es sabido que no es hasta que son puestos en vigor, que se pueden ajustar realmente para que constituyan un verdadero salto cualitativo en la transformación cada vez más eficiente y justa de nuestro modelo económico socialista.

Es por eso que a mi juicio y modesta forma de analizar lo que ha venido sucediendo hasta ahora en la capital con la venta de materiales de construcción en los llamados rastros, es hora de realizar necesarios ajustes para poder hacer que la tan esperada liberación en la venta de estos productos, llegue verdaderamente a satisfacer a la población necesitada y no se convierta en medio de lucro para un grupo de empleados y directivos oportunistas de estos establecimientos, encargados de comercializarlos.

Y digo esto, ya que en la mayoría, por no decir que en todos los rastros de la capital, al ir a comprar arena lavada, cabillas, polvo de piedra, entre otros enseres, solo se escucha una respuesta: eso que queda es para subsidio.

Es prácticamente imposible poder acceder a uno de estos materiales sin tener que pagarlos a un precio superior. Aun cuando se piense en bajar los precios de estos, para hacerlos más asequibles al poder adquisitivo de la mayoría de la población, no constituiría tal ayuda hasta tanto no se acabe con ese problema. Esta situación radica en la cobertura que tienen los rastros de poder vender estos productos tanto a subsidiados como a clientes comunes.

De ahí que vea una solución al problema en la capital, en restringir la venta de materiales subsidiados solo a ciertos establecimientos y exclusivamente a permitir realizar esta actividad a los mismos, no a todos como se ha venido haciendo hasta ahora. Separando estas dos modalidades de la venta, no habría justificación para que todo el material que actualmente está a la vista de todos en estos establecimientos y que no es posible llegar a ellos, pueda ser adquirido a su verdadero precio por aquel que acuda allí necesitado de su compra.

Otro aspecto importante en la compra-venta de áridos es que se venden por su volumen, como es lógico, pero no puede depender de una pala, de un cubo o de un saco como referencia para el despacho de un metro cúbico, la unidad de medida establecida. Nos estamos tropezando con que en un rastro un metro cúbico es una cierta cantidad de palas o cubos, y en otro, ese mismo metro cúbico es otra cantidad. Lo que está claro es que en ninguno de los casos uno se va con la cantidad por la que está pagando. Esto bien pudiera solucionarse si cada establecimiento se equipara de especies de cubetas o recipientes cúbicos, ya sean de medio metro, un cuarto o un octavo de metro, de manera que se pueda hacer contable lo adquirido.

Estoy seguro que estas medidas —si estas fueran aplicadas—, serían bien recibidas por la población y ciertamente nos sentiríamos ayudados y protegidos, además de haber dado un paso más en la lucha contra las ilegalidades.

G. Gómez González

Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

SubirSubir