Publicada el 26 de julio de 2013

Basta de respuestas justificativas y autocomplacientes

Los lectores de esta sección Cartas a la Dirección hemos podido apreciar con satisfacción que cada día son más (aunque todavía insuficientes) los organismos e instituciones estatales que dan respuestas a nuestras opiniones, muestra de que se nos escucha y se nos tiene en cuenta. Sin embargo, en no pocas ocasiones hemos leído reiteradas opiniones criticando estas respuestas, muchas de ellas plagadas de justificaciones y autocomplacencias.

Como también se ha expresado, la mayoría de los que opinamos, no pretendemos que se nos visite para darnos una respuesta, ni queremos escuchar que se creó una comisión integrada por no se sabe cuántos personajes para analizar el asunto. Basta ya de comisiones y reuniones, lo que queremos son soluciones definitivas, no respuestas a casos puntuales, los cuales se repiten a diario en muchas partes del país.

El problema fundamental es el que señalaba nuestro Presidente Raúl recientemente, "nadie se quiere meter en problemas", y no se debe perder de vista que los funcionarios y dirigentes del Estado están para velar porque no ocurran cosas que provocan daños a nuestra sociedad, ellos están ahí para buscarse problemas, para enfrentarlos y el que no se crea capaz, que se aparte y deje que otro lo haga.

J. de Armas Tomás

Hay que predicar con el ejemplo

El Estado está enfrascado en combatir las indisciplinas sociales entre las que señala con énfasis la contaminación auditiva con la música puesta a altos niveles de volumen, con lo que estoy de perfecto acuerdo. Pues bien, el día 21 de julio de este año montaron una tarima a la puerta de mi casa en la calle 13, entre 76 y 78, Playa, para hacer un espectáculo musical, con pantalla electrónica, grandes amplificadores y todo lo que se usa en estos casos.

Todo comenzó con un espectáculo infantil y juvenil. Ya desde la 1:00 p.m. comenzaron a sonar los equipos de música a todo volumen, de tal forma, que dentro de mi vivienda no se oía el timbre del teléfono, ni se podía oír la televisión, ni nada.

Como a las 6:00 p.m. llegaron los artistas y las cosas empeoraron, ya que los equipos en vivo suenan con más potencia aún.

El espectáculo terminó a las 10:30 p.m., pero después empezaron a recoger todos los implementos usados en la tarima y las cercas, que son metálicos y cuando logré dormirme, sobre las 2:30 no habían terminado.

O sea, 9 horas y media de música y más de tres horas recogiendo. Si el espectáculo hubiera durado un par de horas más o menos, hubiera sido tolerable en aras de que era fiesta y que se hace una vez al año.

No es la primera vez que suceden cosas de esta naturaleza en mi cuadra, que tiene viviendas a ambos lados de la calle.

Tengo entendido que estas actividades son organizadas por Cultura. Aquí cerca, de las calles 70 a 82 y desde 7ma. a 9na. está el Parque Ecológico donde hay gran espacio abierto que queda más alejado de las casas que ocupan una sola acera. Quizás allí no afectarían tanto a la población con esa bulla infernal.

¿Cómo vamos a exigirle a la ciudadanía que no ponga alto los volúmenes de la música si los primeros que no respetan esas medidas son los encargados de predicarlas?

¿Cómo se hace una actividad así sin siquiera averiguar si hay enfermos en la cuadra o algún otro obstáculo?

Espero que los responsables de estas actividades tomen nota de esto para el futuro y busquen una solución para no perjudicar a la ciudadanía.

D. Daranas Valdés

¿Cómo rescatar la verdadera esencia de la convivencia social?

Los cubanos tenemos fama en todo el mundo de ser un pueblo educado, respetuoso, alegre y con un alto nivel de instrucción. Así lo comentan los turistas que regularmente nos visitan. Sin embargo, la realidad que hoy estamos viviendo nos obliga a reflexionar sobre muchos aspectos negativos que nos están golpeando y que han obligado a nuestro Presidente Raúl Castro a pronunciar un medular discurso el 7 de julio de este año, en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En primer lugar me solidarizo con su contenido y en segundo, me siento obligado a exponer algunas ideas que tengo sobre este difícil y complejo problema. El corto espacio de que dispongo no me permite extenderme en demasiadas consideraciones sobre un tema que casi amerita escribir un libro de texto.

Los que vivimos gran parte de la etapa capitalista de nuestro país —antes de 1959— sabemos que las indisciplinas sociales, la corrupción, las ilegalidades y otros muchos males sociales ya existían en nuestro país. La Revolución vino a rescatar la independencia, la dignidad, el decoro, la justicia social, la salud, la educación, el deporte, entre otros muchos beneficios. La tarea no ha sido fácil, el camino ha estado plagado de dificultades, enemigos poderosos nos han estado agrediendo constantemente, la desaparición del campo socialista fue un duro golpe a las ideas del socialismo mundial, nuestra inexperiencia nos hizo cometer errores, sin embargo, Cuba fue capaz de resistir pero, evidentemente sufrió sus consecuencias y entre ellas la exacerbación de manifestaciones negativas de nuestra convivencia social, sin olvidar los difíciles problemas económicos que hemos tenido que afrontar.

El 10 de noviembre del 2012, el periódico Granma me publicó una carta que titulé: El cambio de mentalidad, una necesidad impostergable, en la que alertaba sobre los fenómenos negativos que ya nos estaban molestando.

Recientemente presenté ese tema en un evento nacional que se celebró en la Cátedra de Ciencias Sociales de la Facultad de Medicina del Hospital Calixto García y sé de compañeros divulgadores en la Red que lo han enviado a múltiples compañeros. Lo que en este trabajo dije tiene una vigencia actual, trato de exponer las causas de ese agravamiento, la forma de combatirlo, el papel que nuestro Partido debe jugar en esa batalla y concluyo con la siguiente reflexión: "Lo que quiero afirmar es que la sociedad cubana debe estar preparada para el proceso en que hoy estamos enfrascados, o sea, la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, que cada ciudadano sienta que participa activamente en las decisiones y que lo que pueda ocurrir —bueno o malo— nos afecta a todos por igual.

Si no somos capaces de lograr eso, el pueblo se desentenderá de todo lo que va sucediendo, concentrándose en tratar de solucionar sus problemas personales y las dificultades de su vida cotidiana, se estimularía el individualismo y el "sálvese quien pueda".

Es necesario crear un ambiente político de confianza en la participación ciudadana, crear la sensación de que los problemas se van solucionando y que avanzamos. La máxima dirección política y de Gobierno hace grandes esfuerzos por lograrlo, pero los organismos políticos de base del Partido tienen un papel fundamental en esta tarea.

E. Regalado García

Atrasos en el pago salarial

Soy una trabajadora con 28 años de trabajo y redacto este documento en representación de mi colectivo de trabajo que junto a mí, sumamos 91 trabajadores pertenecientes a la granja Forestal, La Oriental, Nuevitas, Camagüey. Escribo este documento motivada por una seria problemática que existe en mi centro laboral.

Mi centro de trabajo presentó hace aproximadamente un año una malversación de fondos dirigida por la administración que existía hasta ese momento; esto fue resuelto judicialmente, la administración fue sustituida, pero desde entonces los problemas salariales son insostenibles, ya que se tardan hasta tres meses para pagarnos, y hay que mencionar que debemos cobrar quincenal. Debo destacar además que eso no es causado por la nueva administración pues somos conscientes del esfuerzo que realiza la compañera a cargo.

La respuesta que nos dan es que el dinero de La Forestal lo mandan desde La Habana y que no tienen fondos suficientes; esto para nosotros es inaceptable ya que exigimos que nos retribuyan el resultado de nuestro trabajo, pero además estos atrasos de salario son sumamente perjudiciales pues es nuestra única fuente de ingresos para mantener nuestras familias y cubrir todas las necesidades básicas.

Hay que tener presente también, que aunque somos campesinos y vivimos en una zona rural, tenemos conocimiento sobre lo que es una violación o no; tenemos una sección sindical y cumplimos con su pago en tiempo y forma, y somos conscientes que el pago salarial es inviolable, y algo a destacar muy importante, es que aún con todas estas violaciones, todos los trabajadores se han mantenido firmes y nunca han dejado de trabajar respondiendo siempre a los principios de nuestra Revolución, de la cual esperamos eficacia a la hora de dar solución a estas acciones incorrectas y retribuyendo nuestro trabajo.

A. R. Rojas Basaltos

Sobre las Pruebas Finales: ¿Pedir revisión? Imposible

La educación en secundaria básica es hoy mucho mejor que hace solo años atrás. La falta de profesores obligó al surgimiento de aquellos maestros emergentes que si bien tenían muy buena disposición (digna del mayor de los homenajes) les faltaba la experiencia y los conocimientos. Esta situación fue suplida con unas clases por televisión a las que muchos estudiantes no atendían. Hoy ya eso es historia pasada. Nuestros maestros de secundaria tienen ya varios años de experiencia y son muy buenos. Se eliminaron las clases por TV y se volvió a la necesaria especialización docente.

Un ejemplo de lo anterior son los maestros que tiene mi hijo, que cursa el séptimo grado en la secundaria Ormani Arenado, del Vedado. Todos sus maestros son magníficos y las clases son adecuadas para los programas actuales. ¿Dónde surge el problema? En las evaluaciones finales. Es decir, en el momento donde se valora el trabajo de todo un año.

Las evaluaciones son de dos tipos: 1. un trabajo escrito que luego se defiende oralmente y 2. exámenes. No hay dudas que la primera forma de evaluación ha logrado que los estudiantes aprendan a hacer exposiciones. Como profesor universitario veo que los alumnos de la educación superior actual tienen muchas más habilidades para exponer un trabajo oralmente que los de hace 20 años. Pero, siempre ese pero, los parámetros que se toman para evaluar los trabajos escritos no son correctos y debían ser reanalizados. Un solo ejemplo: se exige que todos los trabajos tengan anexos. Esto es absurdo porque solo una pequeñísima fracción de todos los trabajos de ese tipo lleva anexos y seguro que estos no lo llevan porque son pequeñas revisiones bibliográficas.

Respecto a los exámenes finales (el 2do. tipo de evaluación) se podrían escribir tres ediciones completas del Granma del viernes. Pero quiero referirme a un solo punto que creo que es crítico: las reclamaciones.

Es esperado que ocurran equivocaciones al calificar los exámenes porque son cientos de pruebas a calificar en un corto periodo de tiempo. De hecho, todo el que ha tenido a un hijo, pariente o conocido en la educación media, sabe que se cometen errores, tanto al sumar lo alcanzado en las distintas preguntas, como al calificar un respuesta específica. Repito que esos errores son esperados por el volumen tan grande de trabajo que enfrentan los calificadores. ¿Y qué está ocurriendo en este curso? Que reclamar una nota es casi uno de los trabajos de Hércules. Nunca te muestran el examen, lo cual es absurdo y casi me parece que ilegal. Es un mecanismo macarrónico donde el profesor tiene que ir con el padre/alumno al municipio y ahí lo miran como si quisieran hacer algo muy malo. ¿Por qué se ha llegado a eso? ¿Será posible que unos pocos fraudulentos hagan que todo un sistema colapse? Digo esto porque el comentario "de pasillo" es que eso se debe a que algunos maestros han recalificado fraudulentamente.

Resolvamos esta situación. No permitamos que un problema en el momento final del curso destruya la buena impresión (gracias al excelente trabajo de los profesores) que tenemos hoy de la secundaria básica.

J. A. Ramón Hernández

La violación de la institucionalidad

En este andar de violaciones de nuestras costumbres, institucionalidad y leyes me he preguntado cómo hemos llegado a este punto de que las administraciones no respetan y mucho menos dan cuenta a lo expresado y solicitado por el pueblo a través de su Delegado.

¿Es el Delegado gobierno del pueblo? Parece que para muchos de esos administrativos, ellos están por encima del pueblo. ¿Por qué se llama Poder Popular? Porque responde al poder del pueblo a través de su Representante que es el Delegado quien se apoya con los factores de la comunidad en un solo cuerpo de acción.

Ahora pretendemos y sí, lo haremos, rectificar todo lo malo que hemos estado haciendo a diferentes niveles donde ha aflorado la anarquía en muchas estructuras administrativas. Cada cual tiene su propia instrucción, resolución dejando omisa nuestra Constitución, leyes, decretos leyes y decretos que son en sí el sistema principal del orden constitucional.

Cuando existe una indisciplina, violación, omisión de nuestras leyes es porque no se aplican las ya legisladas. Nosotros no necesitamos legislar más, sino aplicar las aprobadas en algunos casos desde hace más de 50 años y otras más jóvenes que llevan vivas más de 20 años pero son letras muertas para los que tienen el deber de hacerlas cumplir.

¿Gobierna el Delegado en representación del pueblo? En nuestra opinión dista mucho de serlo; es un simple tramitador de asuntos, situaciones y problemas que se presentan en su comunidad; tiene el amargo sabor de transmitirle a la población en su asamblea de rendición de cuenta (cada 6 meses) lo que un ciudadano ha expresado.

En años atrás, cuando un Delegado citaba a una administración para que explicara algo específico ante sus electores, dichos administrativos disciplinadamente y de forma subordinada se presentaban ante el pueblo reunido en asamblea.

Hoy, y es nuestra experiencia, cambian y ponen; hacen y deshacen en cualquier centro que afecta a la comunidad y el último que se entera es el Delegado. ¿Dónde está el respeto? ¿Dónde está la gobernabilidad? ¿Dónde está la credibilidad del Delegado? El Delegado es para el pueblo su brazo de acción contra lo mal hecho, los asuntos y problemas que se presentan en la comunidad. Démosle el pleno respaldo a las facultades que tiene en las leyes y reglamentos y el pleno poder que tiene en concreto.

¿Qué falta para trabajar profundamente en las indisciplinas, violación de leyes y otros aspectos del bien actuar socialmente? Sabemos que cuando un dirigente de cualquier nivel no permite violaciones de ningún tipo, no existe ni la indisciplina social, laboral, cultural de sus subordinados y si pudiera existir, para eso tenemos los órganos judiciales y policiales para prevenir y actuar sobre ellas.

Existen las leyes y demás disposiciones que, incluso, en ocasiones, ni los propios abogados pueden conocer por lo innumerables que son y nadie las entiende.

Somos un país de Derecho, no de hecho como muchos pretenden hacerlo porque no hay exigencia; de ahí comienzan las indisciplinas sociales y las violaciones de las leyes bien estudiadas y establecidas. Hagámoslo simplemente aplicando las leyes y si necesitamos la coacción aplicarla en su justa medida sin que dejemos de trabajar en lo educativo, reflexivo y de convicción en todo nuestro pueblo, el cual desde hace muchos años está altamente preocupado por las vías en que se han ido desarrollando las relaciones sociales.

Necesario por tanto es tener las instituciones efectivas a las cuales cualquier ciudadano pueda acudir y se les dé la respuesta debida con el mayor respeto pues el pueblo es el mayor dirigente de nuestro país.

H. Muñiz Álvarez

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