Publicada
el 5 de abril de 2013
La necesidad de informar a la Población
El pasado 14 de marzo, día de la prensa cubana, se
cumplieron 5 años de que se comenzó a publicar esta seguida sección,
donde los lectores hemos tenido la posibilidad de expresar
opiniones, críticas, sugerencias y denuncias, con el objetivo de
perfeccionar nuestro socialismo.
En mi opinión y en las de muchos, esta sección ha
jugado un importante papel de vinculación con el sentir de la
población, que le sigue todos los viernes, y pudiera ser mejor si
los ministerios o direcciones aludidas respondieran a las quejas y
propuestas, como recientemente lo hiciera la compañera Ena Elsa
Velázquez Cobiella, ministra de Educación, porque aunque no siempre
los que escribimos tenemos la razón, ni es posible resolver lo que
planteamos, sí merecíamos una respuesta argumentada.
Entre los muchos temas que hemos reiterado los
lectores que no han tenido explicación o solución, está el
incremento de los precios de los transportes particulares (coches,
bicitaxis, autos, camiones) y de los productos de primera necesidad
que el estado produce o importa y después se venden al doble del
precio oficial por los llamados trabajadores por cuenta propia en
los mercados de oferta y demanda a la vista de todos.
Por lo que me parece que los ministerios o
direcciones que tienen que ver con esta preocupación generalizada u
otra que afecte a la población tienen la obligación de responder a
través del periódico y no todos lo están haciendo.
De esta forma, se estaría cumpliendo con lo
orientado por nuestro Primer Secretario, General de Ejército Raúl
Castro, cuando en la clausura al Sexto Congreso del Partido, entre
otras cosas señaló.
"También será necesario desarrollar una intensa
labor de divulgación a la población sobre cada medida que vayamos
adoptando y al mismo tiempo mantener los pies sobre la tierra para
rectificar los fallos que cometemos en su aplicación".
A. Arteaga Pérez
Por el desarrollo y la defensa de la Cultura
Cívica
Leo en el Granma de hoy, sábado 30 de marzo
del 2013, en primera plana, un cable que inmediatamente captó mi
atención. Fechado en Ciudad de México, refiere la existencia allí de
un cuerpo legal denominado "Ley de Cultura Cívica del Distrito
Federal", y menciona su aplicación, en este caso, a quienes
desperdicien agua en esa ciudad.
No conozco esta ley en su totalidad, pero supongo
que contenga todas las reglas y normas que regulan la convivencia,
la limpieza, el ornato y otros aspectos necesarios para mantener una
vida citadina normal, ordenada y sana, así como las sanciones para
quienes atenten contra los derechos colectivos y los derechos
personales de los demás.
Eso me llevó inmediatamente a pensar en las decenas
de cartas que recibe esta sección sobre las conductas, tanto
asociales como antisociales, que constantemente afectan a nuestros
pueblos y ciudades: basura y escombros arrojados en la vía pública,
ruidos de todo tipo, afectaciones en general al ordenamiento
citadino y al derecho ajeno. Mucho se habla sobre todo esto, pero
poco se resuelve. Y me pregunto si no habría que comenzar por la
promulgación de un cuerpo legal único, integral, que establezca
todas las disposiciones necesarias al respecto en nuestro país, y
que hoy, al estar dispersas en varios instrumentos normativos, hacen
complejo su conocimiento por la ciudadanía y dificultan el debido
ejercicio por parte de esta de las acciones encaminadas a su
implementación por las autoridades. Es decir, algo así como la
mencionada Ley de Cultura Cívica del DF.
Entretanto, no sería mala idea que el Ministerio de
Justicia —o el del Interior, o la Fiscalía General de la República—
recogiera y compendiara, en un tabloide, todas las disposiciones
vigentes hoy día aquí sobre estos aspectos, de forma tal que se
facilitara su consulta por los ciudadanos y la precisa
fundamentación de sus denuncias o reclamos ante las autoridades
competentes en cada caso. También este compendio resultaría muy útil
para las propias autoridades, porque facilitaría su
intercomunicación con los afectados y su accionar sobre los
infractores. El desconocimiento de la ley no exime de su
cumplimiento, pero su conocimiento pleno ayuda a que se aplique con
mayor prontitud y efectividad.
F. Á. Gómez
La familia es importante, pero las escuelas
tienen que jugar su rol
El pasado 29 de marzo leí en su diario un
interesante artículo de Alfonso Nacianceno, bajo el sugerente
título: "Crecer junto a ellos". Se aborda el urgente tema de la
disciplina y la formación de valores en la juventud. Con razón se
enjuicia el papel de no pocos núcleos familiares en este
trascendental asunto, en cuyo análisis se centra el trabajo
publicado. Considero que el tema de las indisciplinas en nuestros
jóvenes rebasa el marco del seno familiar. Es un fenómeno social con
el que interactúan diariamente nuestros hijos.
Comparto con el periodista sus preocupaciones con
relación al papel educativo de la familia, pero me preocupa también
el rol que están jugando hoy nuestras escuelas. Reconozco la
existencia de un gran número de profesores y maestros abnegados que
merecen todo reconocimiento. Lamentablemente, esa no es la
generalidad.
El 6 de febrero del 2004, el líder histórico de
nuestra Revolución, el compañero Fidel, durante el IV Congreso
Internacional de Educación Superior, se lamentaba de la situación
existente en nuestro sistema de enseñanza y explicaba las decisivas
medidas que se estaban tomando para revertir la situación. En
aquella ocasión expresaba: "No me cabía en la mente la idea de lo
que nos estaba ocurriendo: constantemente faltó el maestro, faltó el
profesor que no llegó; a correr, a buscar un profesor, y no había
manera de resolver el problema, apelando a todo el mundo, a los
estudiantes universitarios, para que llenaran el espacio, que muchas
veces estaba vacío, en nuestras escuelas de secundaria básica". Han
pasado nueve años y la situación, en el marco de mi referencia, es
similar.
¿Puede lograrse disciplina cuando faltan profesores
en niveles tan importantes como el de secundaria básica? ¿Puede
haber disciplina cuando las aulas quedan sin una autoridad al frente
durante varios turnos de clases por falta de profesores? ¿Puede
haber disciplina en aulas con 30, 35, 40 y más alumnos? ¿Puede algún
profesor dar clases de calidad en esas condiciones? ¿Puede haber
disciplina si hay mala calidad en no pocas clases para que los
estudiantes, cuyos padres tienen alguna solvencia económica, vayan a
parar a profesores particulares para vencer los objetivos docentes?
¿Pueden desarrollarse las motivaciones en nuestros jóvenes de hoy
para seleccionar la carrera pedagógica con el cuadro que hoy están
viendo? Hay un principio marxista: para educar hay que estar
educado. ¿Son todos nuestros profesores y maestros verdaderos
educadores? No pocos tienen los mismos problemas educativos que
nuestros hijos.
Muchos padres de hoy son resultado de las
deformaciones de ayer. Los de mañana tendrán los mismos defectos o
quizás, mayores. La educación es un gran logro de la Revolución.
Urge actuar con mayor acometividad para revertir la situación hoy
existente. A los buenos padres les preocupa la educación en la
escuela y en la calle. Hoy no caben el conformismo, la
autocomplacencia, el relato de estadísticas frías. Lamentablemente,
no todo está garantizado en la educación, como proclamamos no pocas
veces al inicio de cada curso. Y no me refiero solo a lo material.
R. Zagovalov Montero
Falta de control y exigencia llevan a estas
situaciones
Recientemente en una Mesa Redonda dedicada a la
venta de materiales de construcción a la Población observé con
satisfacción el avance que dicho programa ha tenido, no sin
dificultades, y el propósito de continuar elevando los niveles de
oferta de aquellos productos en que la demanda es aún insatisfecha.
Sin embargo, la corrupción en la comercialización minorista de
algunos de dichos productos no fue abordada y afecta económicamente
a la población.
En estos días en que he tenido que comprar áridos en
el punto de venta del Reparto Antonio Guiteras del municipio La
Habana del Este, he comprobado cómo se estafa a la población al
entregarle una cantidad menor del material que aquella por la cual
pagó.
La situación es la siguiente:
La unidad de medida que se emplea para la venta de
los áridos es "el saco", partiendo del supuesto de que un saco
equivale a "seis cubos de 14 litros de capacidad" y de que "12 sacos
equivalen a un metro cúbico".
Como es muy engorroso medir el árido en cubos, en la
práctica se utiliza como unidad de medida "la pala"; es decir, el
"saco" debe contener la cantidad de "palas" del producto empleadas
para llenar 6 cubos de 14 litros.
En el referido punto de venta tienen establecido que
el contenido de un saco de áridos son 10 palas, sin embargo comprobé
que las 10 palas equivalen a cuatro cubos de 14 litros y no a seis
por los cuales pagué.
Al comprobar en otros puntos de venta la cantidad de
palas que tenían establecidas para la venta de un saco de áridos,
resultó lo siguiente:
-Punto de venta de Cojímar--------------12 palas.
-Puntos de venta de Campo Florido, Casa Blanca,
Regla, Guanabacoa y Centro Habana------------15 palas. Se observa
una diversidad de medidas.
Como puede apreciarse, en el Reparto Antonio
Guiteras, por cada saco o metro cúbico de áridos que se vende, el
punto de venta se apropia ilegalmente de la tercera parte.
Por lo general este punto de venta recibe
semanalmente, para la comercialización, 20 metros cúbicos de cada
tipo de árido (arena lavada, polvo de piedra y piedra) apropiándose
de la tercera parte, la cual expresada en términos monetarios (de
acuerdo al precio de cada producto) representa que el punto de venta
se apropia ilegalmente cada semana de casi cuatro mil pesos.
Con el cemento a granel sucede algo similar. La
unidad de medida del cemento a granel es "el cubo", cuyo precio es
de $29.40 CUP.
En el punto de venta existe un cartel que informa
que la venta del cemento a granel es un cubo de 14 kg (se supone que
el contenido).
En estos días compré un cubo de cemento a granel, y
observé que el cubo que sirvió de medida fue llenado completamente;
sin embargo, al comprobar el peso de la cantidad que me habían
despachado constaté que eran 10 kg; es decir, 4 kg menos de lo
establecido; por lo que es de suponer que el cubo que se utiliza es
de una capacidad inferior al que corresponde.
De lo anterior se desprende que por cada cubo de
cemento que se vende, el punto de venta se apropia ilegalmente de
$8.40 CUP.
Únicamente la falta de organización y de control del
sistema del Comercio Interior dedicado a esta actividad, en todos
los niveles de dirección, hace posible que del esfuerzo que hace el
país para impulsar este importante programa, haya personas que
lucren con ello, afectando económicamente a la población.
M. Martínez
Lo más importante: la vida de las personas
Los accidentes de tránsito cobran cada año un precio
muy alto en nuestro país, ¿cuántos niños crecen sin padre o madre?
¿Cuántas madres o padres cargan por el resto de sus vidas el dolor
de la pérdida de un hijo? ¿Cuánto le cuesta al sistema de salud la
atención de los heridos, la rehabilitación de los lesionados y otros
gastos materiales y de tiempo de todos los que intervienen en la
atención a ellos?
Según los especialistas, de cada diez accidentes,
nueve se pueden evitar, ya que la principal causa es el error
humano, entiéndase irresponsabilidad, falta de respeto a las leyes,
la agresividad en la vía pública, etc.
En nuestro país una de las prioridades es la
prevención de los factores de riesgo y el desarrollo de estrategias
encaminadas a desarrollar una cultura vial responsable de todos los
que intervienen en la vía publica.
quisiéramos llamar la atención sobre una
problemática que se está dando en las provincias de Holguín y Las
Tunas, esto debe ser en toda Cuba, a partir del otorgamiento de
licencias operativas de transporte con carácter nacional a
particulares, este sector de transportistas que tanto ha ayudado a
la población, ha crecido en cantidad, pero no siempre en calidad.
Recientemente en el municipio de Mayarí ocurrió un
lamentable accidente, que como se explica en Granma, por la
opinión de testigos, se debió al exceso de velocidad y el
adelantamiento, entiéndase competencia de habilidades con el único
objetivo de recoger más pasajeros y ganar más, a toda costa y a todo
costo.
En el caso del transporte privado de Las Tunas a
Holguín trabajan unas camionetas que todo el mundo las conoce como
el telegrama, por el exceso de velocidad con el que desarrollan este
viaje. Por la opinión del pueblo sabemos de las angustias que pasan
sobre todo personas de la tercera edad, madres con niños pequeños y
otras personas que tienen que utilizarlas para viajar. Creo que es
el momento de exigir con todo el rigor las leyes, normas y
disposiciones para disminuir este flagelo de los accidentes en
nuestro país que nos cobra más vidas y daños que cualquier epidemia.
E. Díaz Rodríguez
El pan de los cuentapropistas
No soy de los que piensa que el cuentapropismo es un
"mal necesario".
Sí estoy convencido de que si no lo hacemos parte de
nuestra sociedad adecuadamente, puede ser un mal... bastante
perjudicial.
He seguido con atención las opiniones acerca del
tema a través de las cartas publicadas en esta importante sección. Y
me he motivado a sumarme al intercambio al leer la carta de Estrada
Espinosa del pasado 29 de marzo, "Llegó la hora de pasar de las
palabras a los hechos", ... y al chocar una vez más con los "tercos
hechos" de la cotidianidad, que dan título a la mia. Tercos, porque
por mucho que busquemos no verlos, la vida nos impone sus
consecuencias.
No debería ser noticia para nadie decir que los
cuentapropistas se están abasteciendo del pan que se vende en la
"cadena", y, con todo el derecho —dirían muchas personas— se llevan
30 panes de diez pesos o doscientos panes de 80 centavos, por citar
ejemplos reales. Pero lo que ya es "noticia" es llegar a una
panadería y conocer que hay una cola aparte, esperando por el "pan
de los cuentapropistas". Y comprobar posteriormente que salió del
horno y se realizó la venta a estos consumidores en sus cajas y
sacos, mientras los demás pacientemente esperaban a otra tanda de la
producción para satisfacer sus necesidades. Ciertamente esto es
noticia, como comprobé al planteárselo al Vicepresidente del Consejo
de la Administración que atiende esta actividad, quien se sorprendió
e incomodó por la situación ajena a orientación alguna de este
órgano.
Estamos ante un dilema objetivo, como conversamos
con este funcionario: el pan se vende por la libre, y el
cuentapropista necesita el pan. Y diría más, las personas necesitan
de las cafeterías, —de cuentapropistas o estatales—, pero necesitan
del pan "liberado" para sus casas. Cuando solo funcionaban las
estatales, habíamos aprendido a ordenar las cosas, y se hacía una
producción destinada directamente a ellas, priorizando siempre el
pan de la población por la libreta. Ahora la cosa parece ser más
compleja y pienso que efectivamente lo es, porque como reflexiona
Estrada en su carta, el tema de los insumos y los productos que
ofrecen los cuentapropistas abarca un espectro muy amplio.
El cuentapropismo tiene que ser visto como algo
mucho más que una fuente de empleos o un generador de bienes y
servicios: el cuentapropismo, que ya hoy sirve para denominar a
formas empresariales privadas con todas las potenciales
implicaciones de ellas —como bien apuntó un delegado al Sexto
Congreso del Partido, cuentapropista por cierto—, tiene que ser
tratado como una de las formas de propiedad que vamos a tener en
nuestra sociedad, como un espacio de relaciones sociales. Y
necesitamos que todas las diversas formas, todos los sujetos a ellas
vinculadas —personas y grupos diversos—, contribuyan efectivamente a
nuestro desarrollo socialista, tarea nada sencilla, que no se puede
enfrentar con ingenuidad. No se logra por generación espontánea, ni
por imposiciones autoritarias.
Pero volvamos al cuentapropismo, sin poder abarcar
en este espacio todo lo que el tema requiere.
Hay mucho que ordenar para que esta forma de
propiedad sea positiva en todos los sentidos para el desarrollo
socialista de nuestra sociedad, insertándose armónicamente con las
formas estatales, las cooperativas y todas las que consideremos
necesarias. Hay que regular, perfeccionar lo regulado, y hacerlo
cumplir, porque es inconcebible que se vendan productos de
elaboración industrial, que sea vox pópuli la existencia
incluso de "vías" de importación de productos para este mercado,
algo ajeno totalmente a la esencia planteada para esta forma de
trabajo. Pero hay algo que salta a la vista y se muestra como fuente
de ilegalidades y de problemas en general: la no existencia de un
mercado mayorista.
Necesitamos del cuentapropismo, como necesitamos de
las cooperativas, las entidades estatales eficientes y eficaces, y
de todas las formas que seamos capaces de implementar con
creatividad y flexibilidad inseparables del rigor y la profundidad
desde su concepción. Tenemos que lograr que todas contribuyan a
fortalecer nuestro socialismo, y esto implica ordenar. El orden
empieza por crear condiciones, y si por determinadas urgencias
tenemos que dar pasos sin tener todas las necesarias, no demorarnos
demasiado en crearlas. No hay "males necesarios", sí hay necesidades
que mal atendidas pueden ser muy perjudiciales. Depende de nosotros
mismos.
Jesús P. García Brigos
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