Publicada
el 22 de marzo de 2013
Correos de Cuba... ¿mejorando servicios?
Hace varios días, Granma publicó un aviso de
Correos de Cuba donde informaban que se realizarían cambios en sus
métodos de trabajo, específicamente con los giros postales, que el
método de pago para los giros postales sería modernizado para
garantizar una mayor calidad. En esencia el contenido de la nota era
esa.
Al parecer, Correos de Cuba ya realizó las
modificaciones pero para los usuarios del municipio de Placetas, en
Villa Clara no hay nada más lejano de la verdad que eso.
Hace más de una semana mi madre posee varios giros
postales retenidos en la oficina de correos de Placetas. ¿El motivo?
No hay dinero para pagar. Ahora tampoco los carteros llevan los
giros a domicilio. ¿El motivo? No hay dinero para dar a los
carteros, solo se puede cobrar personalmente en la oficina. La
realidad es que durante estos días son varios los giros que se van
acumulando, yo soy cuentapropista y varios clientes utilizan esa vía
para hacerme llegar sus pagos. Tengo acumulado por retrasos de
Correos de Cuba, casi 1 500 pesos cubanos. Llamé para reclamar, un
poco ya indignado por tan mal trabajo y la respuesta fue que podía
ir a buscar solo 900 pesos. ¿El motivo? Ahora solo pueden cobrarse
900 pesos en un día (No importa cuantos días hacen ya desde que mi
dinero esta ahí y hubiese podido cobrarlo de 100 en 100 diarios).
M. Hernández Ramos
Los cuentapropistas y la compra de productos
liberados
Las circunstancias del momento hacen que recurra a
esta sección, la cual sigo desde sus inicios, para que mediante la
misma se aclare, a mí y a otros colegas cuentapropistas, una
situación que pasa a menudo a la hora de adquirir productos
liberados en moneda nacional.
Les explico: me siento sin argumentos legales para
defenderme cuando acudo a un establecimiento de estos y comprar
entre otros: huevos, chocolatín, azúcar, etc., hasta el pan; sus
dependientes o administraciones tienen diferentes normativas en
cuanto a cantidades a despachar por persona y creo que debe existir
alguna Resolución Ministerial para estos lugares de productos
"liberados".
Otro caso muy habitual es cuando el dependiente te
dice "cómo vamos a cuadrar la cosa", porque yo nada más puedo dar 3
ó 5 cartones por persona.
Para mi está muy claro que por la libre es por la
libre, además de ser cuentapropista y pagar impuestos son productos
liberados. Una observación: No pasa así en las tiendas en divisas.
Otro asunto al margen es el vale de compra para poder demostrar lo
lícito del producto tanto en la calle a la hora de transportarlo
como a la ONAT. Yo me hice de un prototipo de vale para que me lo
firmen y me ha dado resultado, aunque en lugares determinados me
miran y después que explico lo llenan y lo firman.
Al margen de que aún no se pueda contar con
establecimientos adecuados para los cuentapropistas y que sabemos de
las dificultades de algunos productos, creo que administraciones y
población en general deben entendernos. No botemos el sofá pensando
en los revendedores, los cuentapropistas poseemos carnet para
identificarnos: usémoslo.
Lo que ya es imprescindible es saber lo estipulado
por Comercio Interior, tanto para las administraciones como para los
clientes. Evitaríamos de esta manera la posible extorsión por una de
las partes y/o la discusión desagradable e innecesaria por exigir
simplemente derechos que creemos tener.
R. Bedias González
Un comentario sobre lo que pasó con Muebles
Imperio
Sobre Muebles Imperio, si de algo puede servir,
comento algunos puntos.
De mucho valor la advertencia de la AEI, pues muchas
veces estas cosas ocurren, pero no se habla de ellas y menos se
rectifican imprecisiones de un artículo periodístico, por miedo a
confrontaciones. También es correcto que el diario decida
esclarecer, cosa que espero hagan en el 100 % de los casos de este
tipo, pues sería imperdonable no hacerlo por las causas mencionadas
en el artículo.
Respecto al seguimiento puntual y concertado del
caso concreto, a mí me caben dudas. Durante los meses anteriores
tienen que haber existido reiterados incumplimientos de determinados
puntos para haber llegado al 9º inning con el 66 % de entrega
solamente; dígase disposición de la madera a tiempo en las unidades
productoras y calidad de la misma acorde a un cinco estrellas,
elemento que después repercutió; cronograma de producción modular
acordado entre cliente y productor y auditado periódicamente para
garantizar la eficacia, cuestión que influyó finalmente; selección
más precisa en el proceso de licitación de la especialidad, pues los
prototipos son la base para la selección del productor, y aunque es
estimulante asumir cada vez más producciones con la industria
nacional, esta debe estar preparada para las necesidades requeridas,
elemento también determinante a posteriori.
Yo aplaudo al director y el reconocimiento de sus
problemas, pero no concuerdo totalmente. La inversión tiene que
aprobar la madera a usar (valerse de los laboratorios para
realizarle pruebas técnicas específicas, acreditaciones escritas de
su calidad por una entidad a quien se pueda reclamar después, etc.).
La inversión debe verificar que todo el herramental, los
aditamentos, los barnices, selladores, tintes, maquinarias, etc.,
están realmente a disposición del productor en la fábrica. La
inversión debe tener un cronograma de verificaciones de producción
acordado en el contrato, que de cumplirse le hubiera alertado,
digamos que con mayor antelación, de los problemas por venir.
Conocemos y muchas veces estimulamos y aplaudimos el
exceso de entusiasmo, la sobrevaloración de capacidades productivas,
pero tres meses más sin explotar un hotel nos cuesta, quizás más,
que si se estudia con antelación y realismo la capacidad objetiva de
producción de entidades nacionales y, repito, con antelación, se
adquieren todos los recursos necesarios para llevar estas unidades
al punto deseado para asumir con seguridad las producciones que de
ellas se necesitan.
Claro que cuando la empresa se vio con la soga al
cuello, apeló al esfuerzo de sus trabajadores con vergüenza, que
casi siempre son la gran mayoría, y arremetió con el maratón,
enemigo añejo de la calidad, la eficiencia y la productividad. Pero
el director debe comprender que aunque él cuente en un futuro en su
Empresa con un buen sistema de calidad implantado, y quizás le sirva
de alerta para la elaboración del mismo, deben siempre pactar en el
sagrado Contrato, la verificación de la calidad de la madera (venga
de donde venga, pues aunque a veces la pone la misma División de
Compras Nacionales de ALMEST, eso tampoco garantiza su calidad), los
prototipos a producir, que siempre estarán acordes al herramental,
maquinarias y aditamentos disponibles en la fábrica, el cronograma
de producción por prototipos y etapas, el plan de verificación por
el cliente de las etapas de producción, el cronograma de definición
(a veces necesario) de precisiones como nivel de lijado, color,
sellado, tipo de barniz, uniones, etc., el nivel de prefabricación
en la fábrica y montaje en obra (punto donde se debe prever el
embalaje hasta su mínimo detalle, incluyendo proyectos y croquis,
como en ocasiones han hecho productores extranjeros, lo cual tiene
un costo en aditamentos y materiales protectores que son muy
necesarios), el cronograma de transportación por elementos, al igual
que los siempre atendidos cronogramas de facturación, aprobaciones,
pagos, garantías, etc.
ALMEST está haciendo, a mi entender, uno de los
mejores y más concretos esfuerzos por la sustitución de
importaciones con su División de Compras Nacionales, con personal
muy trabajador, atento y presto a soluciones, pero si el resultado
final sigue costando meses de explotación turística, entonces no se
logra el objetivo de tal esfuerzo. Ellos brindan a los productores
nacionales facilidades y oportunidades en el acceso a la información
y los Contratos, facilitan materias primas y productos a disposición
en sus almacenes, el albergamiento, la alimentación y la atención a
los trabajadores a pie de obra, la transportación del producto
terminado a obras o almacenes territoriales, etc. Pero evidentemente
no es suficiente.
No es que el cliente sea el culpable de los
desastres de los productores nacionales ni tenga que ocuparse de
ellos como niños chiquitos, es que en nuestra economía el
financiamiento está en el cliente y en nadie más, muchas veces los
ministerios no tienen cómo potenciar sus producciones, y lo más sano
sería estudiar a fondo las capacidades productivas reales de la
Industria Nacional, para potenciarla de verdad, con todo lo que
lleva, con todos sus detalles y complejidades, y lograr que la cosa
sea contratar y entregar muebles o cualquier otra producción para
nuestros hoteles y otras necesidades. Creo que en el punto en que
estamos, falta menos que antes, pero es necesario ese nivel de
detalle final para lograr el gran sueño. Yo creo en ese sueño y me
entusiasma.
En cuanto al error periodístico, lo importante es lo
que se hizo, sacar experiencia quizás más para el corresponsal y
para quienes lo deben guiar.
Y me permito repetir la frase del artículo:
"Promover y alentar el análisis de las misiones relacionadas con la
sustitución de importaciones constituye una de las prioridades del
periodismo de hoy". Ojalá eso sea así, tan objetivo como ese
artículo.
L. Ríos
La cultura económica y la economía de mi
“cachito”
Estoy por pensar ya que nuestro ilustre y sempiterno
problema de ignorancia económica se está convirtiendo en un placer o
es un regalo bien recibido —de esos bien caros que casi nunca
llegan—-, ¿lo dudan?, veamos.
Desde que tengo uso de cierta razón —algo antes de
empezar a trabajar o quién sabe si algo después—, vengo escuchando
la consigna de discutir el Plan con los trabajadores como una
necesidad. Ya paso del cuarto de siglo participando en reuniones
donde escucho cifras, grandes, medianas y pequeñas, que no puedo
saber a ciencia cierta para qué son ni por qué son. Te pueden decir
que los gastos del comedor serán de 75 mil pesos y quizás te sientas
preocupado porque vayas a empezar a engordar mucho, pero es que
nunca te dicen que tu plato de comida debe costar 1 peso y 20
centavos diarios, aunque lo perfecto es que fuera 1,45, pero que no
hay para más. Esto sería otra cosa, y los 75 mil pesos en vez de
preocuparte te empiezan a asustar.
Pero aquí te explicaron lo que tú entiendes
claramente y a eso debemos llegar: al cuánto cuesta mantener tu
"cachito" de lugar en este centro de trabajo y al cuánto debes
producir en él para no convertirte en una carga irrentable.
¿Nos hemos preguntado alguna vez cuánto cuesta una
hora de encendido de las lámparas de nuestro local de trabajo, hemos
preguntado o nos han dicho cuánto produzco en una hora y cuánto
cuesto parado?, pues cuando sepamos esto hasta podremos saber cuánto
hemos ganado cada día —si estamos vinculados a los resultados.
Desgraciadamente, hoy tenemos que esperar a ver qué dice el sobre de
la quincena o el mes.
Estoy convencido de que en esto es que tenemos que
hacer hincapié los economistas y directivos: en que nuestra gente
sepa cuánto cuesta y genera el "cachito" de espacio que ocupamos.
Solo ese día podremos pedir que se participe de manera activa en la
discusión de los planes y que este se controle a diario de manera
colectiva y creativa. Ese día que puede estar tan cerca como
queramos. Si no, gastar o no gastar, producir más o menos, será
siempre un problema "de los de Economía" y por tanto, la falta de
cultura económica será bienvenida, pues no lleva ningún esfuerzo.
Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que
cada cual domine y conozca cómo hacer más eficiente su "cachito",
pues la suma de todos ellos es Cuba. Entonces seremos
permanentemente eficientes porque seremos competitivos.
T. Sáenz Coopat
Sin control de los precios
Soy un asiduo lector de la sección "Cartas a la
Dirección" y he visto que en innumerables artículos se han criticado
los elevados precios de algunos productos, tanto de los
cuentapropistas como de los mercados estatales; sin embargo, la
situación parece que no tiene solución, por lo menos hasta el
momento.
Por otro lado, nunca dejo de ver por los diferentes
medios de prensa los discursos de nuestros principales dirigentes,
los cuales analizo minuciosamente. No olvidaré que durante las
sesiones del Sexto Congreso del Partido, tanto el compañero Marino
Murillo, como el General de Ejército Raúl Castro, llamaron la
atención sobre la posibilidad de algunas empresas de lograr su
rentabilidad sobre la base del incremento de los precios de sus
productos o servicios, pero veo que en varias de ellas no se tiene
en cuenta este anticipado llamado de atención.
El ejemplo más reciente al que puedo hacer alusión
es el de la llamada "salsa vitanuova", que produce la empresa
pinareña "La Conchita". Resulta que precisamente ahora, en plena
cosecha de tomate, han incrementado su precio y el frasco de 1,5
litros, que hasta hace poco costaba 14 pesos, su valor actual es de
21 pesos. Cuál no sería mi asombro al preguntar al administrador de
la carnicería donde compro este producto, la razón, cuando este me
respondió que no traía ningún nuevo ingrediente, pero que a partir
de esos días todos los productos de "La Conchita" incrementaban sus
precios.
Creo que estamos en tiempo de analizar todas estas
situaciones que afectan el bolsillo de la población (que por cierto,
ya está bien afectado) y para lo cual no acaba de aparecer una
medida que lo frene, pues en este mal llamado "comercio de oferta y
demanda", estos problemas se dan a diario. Lo que más molesta, sobre
todo, es que los precios se incrementan y no hay quien dé una
explicación convincente al respecto.
Esperando sea atendida mi preocupación, les saluda,
E. Lezcano Mederos
¿Y con la música alta de los vecinos, qué
hacer?
Quiero referirme precisamente a los afectados
directamente por este tipo de ruido como es el de la música alta, no
soy aún una anciana pues tengo 46 años pero convivo con mi padre que
sí lo es y tengo unos vecinos que ponen su música alta a cualquier
hora y además cualquier día y tanto a mí como a mi padre nos es
bastante molesto el tener que cerrar las ventanas para poder
escuchar el televisor y si se hace muy tarde sencillamente esperar a
que apaguen la música para conciliar el sueño.
Soy del criterio de que cuando estén ocurriendo
indisciplinas de este tipo se llame a la policía pero considero que
no debiera quedar esto solamente en un llamado, sino que esta
autoridad tenga potestad para poner una buena multa y en caso de que
la indisciplina sea reiterativa la multa sea mayor, así los
indolentes se limitarían más a la hora de molestar a los demás pues
eso les costaría caro.
También quiero decirle que considero que una de las
estrategias que debe seguir el país para ir erradicando los errores
que se han cometido, es volver a penalizar el escándalo público.
B. Jiménez
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