Publicada
el 9 de noviembre de 2012
No solo es criticar, hay que destacar lo bueno
Recientemente nuestro periódico publicó en varias
ediciones un trabajo muy importante acerca del servicio de salud, el
cual tituló: "Tu servicio de salud es gratuito, pero ¿cuánto
cuesta?" Hemos coincidido con varias personas que esta información
causó un impacto positivo y nos esclareció a muchos, pues siempre
fijamos la importancia social y política y no puntualizamos el
aspecto económico y financiero.
Considero oportuno expresar, que al igual que Granma
y la Televisión, los demás medios deben enfatizar más en divulgar lo
relacionado con la salud, por ser una de las más apreciadas
conquistas de nuestra Revolución, la cual en el mundo se destaca
como un ejemplo verdadero de los derechos humanos y se comparte con
decenas de países hermanos. Opino que también deben reconocerse
aquellos colectivos que en la esfera de la salud se destacan en
elevar la calidad de vida de los pacientes que padecen enfermedades
diferentes, así como a personas que asumen con verdadera
responsabilidad y dedicación su tarea de salvar vidas por amor a su
profesión.
Creo que el sindicato de este sector puede
desempeñar un papel muy activo en este sentido.
Tengo una experiencia como paciente de oncología que
deseo exponer, porque no solo es criticar, hay que destacar lo
bueno. El 30 de mayo del 2011 concurrí al consultorio Nº 10 de mi
barrio. Por los síntomas que presentaba, la doctora me indicó un PSA
y que con el resultado fuera a ver al urólogo, este ordenó otro PSA
y un ultrasonido; cuando evaluó mi caso, me indicó una prueba
(biopsia), la cual resultó positiva; trasladándome para el oncólogo,
este indicó rayos X y decidió ponerme un plan, consistente en
vacunas trimestrales y una tableta diaria, con proyección de uno a
dos años.
En la siguiente consulta evaluó mi situación y
determinó un tratamiento con radioterapia superficial, para lo cual
tuve que ir a Pinar del Río porque en el hospital Comandante Pinares
no existe este servicio, pero aquí recibí una esmerada atención por
los médicos, enfermeras y personal administrativo. En el hospital
Oncológico de Pinar del Río no ingresé porque una de mis hijas vive
cerca. Recibí treinta y tres radiaciones y concluí el 11 de marzo
del 2012, regresando a mi hospital de origen a continuar
tratamiento.
Durante mi estancia en el proceso de radioterapia
recibí una atención de calidad, quedé tan complacido que promoví un
reconocimiento a través de la Asociación de Combatientes de mi
municipio, para los trabajadores, médicos y técnicos de ese
prestigioso centro por su seriedad, profesionalidad, respeto y amor,
el que también cura.
Esto no es todo, conocí y comprobé que de los 14
municipios de Pinar, incluyendo los tres que pasaron para la
provincia de Artemisa, viajan a la capital pinareña, tres veces por
semana, en 14 vehículos de diferentes tipos, para llevar y recoger a
los pacientes que reciben variados tratamientos y son acompañados
por enfermeras que llevan un estricto control de cada caso y el
transporte permanece parqueado hasta que terminen todos. Los que son
ingresados reciben una atención de calidad y alimentación adecuada y
por supuesto, nadie tiene que desembolsar ni un centavo, en todo el
proceso de curación.
Son, muchas más, las razones que tenemos para
defender nuestro Socialismo.
J. R. Basulto Abreu
La misma inquietud sobre el combustible que usan los
transportistas privados
Tengo la misma inquietud que Palenzuela Marrero,
sobre el origen del combustible, para autos y camiones, pero difiero
de la solución que plantea. Su propuesta es quedarse en la
superficie y obviar la raíz, si se exige el comprobante del
combustible, en el mejor de los casos, se compran 20 litros y
gastamos 60, sería una "solución" burocrática, "burlable" y no
resolvería el problema.
Lo mismo sucede con el reiterado planteamiento de
los merolicos de productos industriales. Es cierto que se abastecen
de dudosa procedencia, de las tiendas minoristas o son importados.
Pero por prohibirlo no cesará el mercado, porque hay una demanda,
que las tiendas minoristas no satisfacen. Solución: una eficiente
red minorista.
El problema es difícil, como muchos a resolver,
supongamos que por una medida mágica todos los propietarios de
vehículos tengan que abastecerse de combustible en una pista
estatal, al precio oficial, buena parte del transporte es por
cuentapropistas, los precios del transporte seguirían disparándose y
la población asumiría un pago cada vez mayor. Estamos enfrascados en
una empresa enorme y difícil, con la actualización de la economía,
es como reparar una gran estructura, hay que pensar muy bien cuándo
y cómo cambiar un elemento, por muy malo que esté.
No es que quiera dejar las cosas como están. Número
uno, hay que encontrar dónde están las fugas, pero simultáneamente
hay que buscar una solución al asunto.
No sé si podría analizar la situación de los
precios, porque por otra parte no estamos en una urna de cristal,
sería iluso poner un precio al combustible por debajo del costo,
pero quizás sí con un menor margen comercial. Debía hacerse un
estudio de factibilidad y encontrar y tapar la fuga de combustible.
J. A. Rodríguez Sarmiento
¿El ruido como “cultura”?
Hablar de ruido en Cuba es como hablar del aire, la
luz, la noche, la naturaleza. Es omnipresente y casi permanente.
Aparece por doquier, y hay personas que lo consideran como un
componente de nuestra idiosincrasia e identidad. Como si ciertos
cubanos parafrasearan a Descartes, afirmando: "grito, hago ruido,
luego existo".
Estamos rodeados de bafles con cualquier tipo de
sonoridad escandalosa colocados en áreas de viviendas, bicitaxis
convertidos en instrumentos rodantes de tortura auditiva, vendedores
callejeros con pregones que muy poco se parecen a los que integraron
las costumbres criollas de tiempos coloniales y republicanos,
comunicación oral exagerada, uso de la voz fuerte como indicador de
machismo o de hembrismo, vehículos automotores que suelen
contaminarnos con sonidos molestos, perros que ladran a cualquier
hora y sin que sus dueños tengan el más mínimo respeto por los
demás, borracheras ruidosas que obligan a ser "sentidas" por quienes
no participan de ellas, chillidos y griterías que nos hacen dudar
sobre si la evolución de la especie ha sido un proceso general de
los que alcanzaron la forma humana. Todo ello invade
destructivamente al paisaje sonoro que nos envuelve.
Y lo peor de todo: o no existen leyes para controlar
esas agresiones o si existen no se aplican, las instituciones de
orden público nada hacen en la lucha legal y necesaria contra el
ruido, lo deforme se convierte en castigo para unos y hábito
insensible para otros; quienes viven distanciados de los ámbitos
populares se olvidan de las enormes extensiones de la sociedad,
donde escandalizar y generar ruidos constituyen actos frecuentes, y
la pérdida de la audición o la disminución de una efectiva recepción
del escucha devienen —cada vez más— efectos malévolos de esa
epidemia afirmada en la vulgaridad, en una falsa condición
antropológica tradicional, en la indisciplina comunal, el bajo
coeficiente de desarrollo intelectual y el haber confundido lo
específico de la instrucción con lo diverso de la educación. Parece
que acá no se ha entendido bien esa sentencia de Marx, cuando
expresó: "si las circunstancias forman al hombre, hay que humanizar
las circunstancias".
¿O es que ya hemos aceptado al ruido como una
dimensión obligada de la cultura nacional?
M. López Oliva
Identificación de los ómnibus urbanos
Nuestro país ha hecho y hace importantes inversiones
para mejorar el transporte. La entrada de los ómnibus chinos nos ha
permitido mejorar el transporte en la capital y otras provincias.
No me voy a referir al maltrato que individuos
inescrupulosos le infringen a los mismos ni al impago o desvío del
pago que, como manifestación de la indisciplina social, suceden con
frecuencia, o a los tirones, frenazos y acelerones que nos hacen
perder el equilibrio durante el viaje, estas son cuestiones tratadas
en varias ocasiones en esta sección, me referiré a la señalización
de las diferentes rutas.
Al introducir los nuevos ómnibus fue muy agradable
identificarlos por las bandeloras de la parte superior del frente de
los mismos, que se iluminaban por las noches y permitían saber con
facilidad de qué ruta se trataba, el paradero de procedencia y el
final de su recorrido. Con el tiempo, esto se fue perdiendo y si
bien es cierto que existe la necesidad operativamente de cambiar un
ómnibus de ruta, en realidad no se crearon las condiciones para
introducir los cambios de banderolas de identificación, y en la
mayoría de los casos se eliminaron y se sustituyeron por un letrero
artesanal en el parabrisas, escrito hasta a lápiz, que hace a veces
imposible identificar el vehículo a más de veinte o treinta metros
de distancia.
Considero que la Empresa de Ómnibus Urbanos debe
hacer un esfuerzo y restablecer la identificación de sus equipos
que, además de las molestias a los usuarios, dan una deplorable
impresión a quienes visitan nuestra capital.
J. R. González Cid
Sobre el delegado: mucho por donde cortar
Estuve detenidamente leyendo los tres escritos
publicados el viernes 2 de noviembre, por tres personas que, según
alegan, han vivido en carne propia las experiencias como delegados
de circunscripción en diferentes etapas de sus vidas, y comparto
plenamente sus reflexiones, porque para saber lo que es ser delegado
a esa instancia solo es posible ejerciendo esa función.
En mi caso me sentí muy atraído en dar mi modesta
opinión al respecto, ya que considero el tema abordado muy
interesante y oportuno por coincidir con el proceso electoral que se
desarrolla en estos momentos y que requiere más que nunca de la
activa participación de todos los cubanos.
Al igual que quienes me antecedieron con sus
acertadas opiniones, fui delegado de una circunscripción del
municipio de Diez de Octubre durante diez años y presidente de uno
de sus consejos populares por espacio de siete años, que me
permitieron ganar alguna experiencia en cuanto al desempeño de esta
voluntaria labor, pocas veces reconocida y agradecida tanto por
parte de nuestros propios electores y por las direcciones
administrativas que, en su mayoría, se desentienden de sus
obligaciones con el pueblo, recayendo la culpa de los
incumplimientos de estas en los hombros del delegado, injustamente
cuestionado y en ocasiones hasta injuriado como acostumbramos
escuchar a muchos ciudadanos expresar: para qué voy a votar si el
delegado no hace ni resuelve nada.
No es menos cierto que hay delegados que asumen la
tarea con honor y otros que la detractan al no considerarla un
sentido de la vida y asumirla como un modo de vida, sobre estas
actitudes también tenemos amargas y dañinas experiencias.
Comparto con los que me antecedieron con sus
opiniones que el delegado tiene que ser el líder natural del barrio
porque es el elegido libremente por la voluntad de la mayoría de sus
electores sin distinción alguna de raza, sexo, ocupación laboral,
etc.; no obstante, yo agregaría que el liderazgo se nace con él o se
gana con el ejemplo y la actitud que seamos capaces de asumir ante
la vida.
Pienso, además, y que me disculpen los que
consideran que esta voluntaria labor debe adquirir un carácter
profesional con vistas a facilitar las acciones de esta persona ante
la comunidad que representa, que sería una manera de burocratizar la
misma; recordemos que los delegados se agrupan en los consejos
populares, junto a las representaciones de las organizaciones de
masas y las más importantes entidades administrativas de la
localidad que los mismos consideren y que no rebasen el 50 % de la
composición de los delegados en el Consejo Popular, que a su vez
constituyen una autoridad estatal en esa demarcación, que aunque no
son un órgano intermedio de gobierno ni de la administración,
ejercen el control y la fiscalización sobre todo el aparato local
administrativo y de servicios.
La Constitución de la República en su Artículo 104
refrenda sobre el papel que juegan los consejos populares en las
ciudades, pueblos, barrios, poblados y zonas rurales, cuyas
funciones están recogidas y bien definidas en la Ley 91,
exclusivamente aprobada para estos. Debemos tener presente, además,
que el Presidente y Vicepresidente del mismo son profesionales, que
aunque no sustituyen al delegado en sus funciones, dado que estos
son autónomos en la circunscripción por donde fueron elegidos, les
corresponde apoyar, coordinar y viabilizar la gestión de estos ante
las administraciones durante la ausencia de los mismos.
Con toda certeza aseguro que cuando un Consejo
Popular trabaja unido, tiene autoridad moral y además se respeta,
los resultados en la localidad son diferentes y los delegados se
sienten más libres, apoyados y seguros.
Resulta significativo destacar que cuando llegan las
elecciones, a pesar de toda la propaganda por los medios de difusión
masiva en la que se nos exhorta a votar por el mejor y más capaz, en
ocasiones no nominamos al ciudadano con mayores posibilidades de
representarnos ante el pueblo por las razones ya antes planteadas y
además conocidas.
No resulta nada fácil para un delegado enfrentar un
proceso de rendición de cuenta ante sus electores sin una respuesta
de su gestión que informar y donde, casi siempre, comparece solo
enfrentando las opiniones, en muchas ocasiones, de una población
irritada por la deficiente respuesta de la administración que no se
presenta oportunamente a dar respuesta de la solución a los
planteamientos reiterados de la población.
Cuántas veces en la preparación que recibe el
delegado para enfrentar ese complejo momento que representa para él
rendirle cuenta a su población sobre su labor, la información que
recibe de los directores de los organismos representados o con más
planteamientos recibidos, se convierte en un teatro de lamentos y
justificaciones. A cuántas rendiciones de cuenta asisten nuestros
diputados y delegados provinciales elegidos en esos distritos, por
lo menos para con su acto de presencia darle apoyo moral al
delegado, o simplemente pregunte si se conocen en la base los
principales dirigentes del municipio.
Como dijera uno de los que me antecedieron con sus
opiniones, este es un tema que tiene mucho por donde cortar, serían
interminables las opiniones al respecto.
Como expresara el General de Ejército Raúl Castro
Ruz en el Séptimo Periodo Ordinario de Sesiones de la ANPP, y cito:
Sin cambiar la mentalidad no seremos capaces de acometer los cambios
necesarios para garantizar la irrevocabilidad del carácter
socialista.
A. Ochoa Moré
Los medicamentos a distancia
Llevo varios meses realizando viajes de la ciudad de
Nuevitas a la ciudad de Camagüey (municipio cabecera de la
provincia), a una distancia de 75 kilómetros, con el único objetivo
de comprar en una farmacia de este propio municipio el medicamento
Calvedilol, indicado por el especialista en Cardiología del hospital
Martín Chan Puga, de nuestro municipio a mi suegro.
Según pude conocer en la propia unidad, sita en
avenida Finlay de la ciudad de Camagüey, en la misma tienen situados
los medicamentos de este tipo de otros municipios de la zona norte
de la provincia.
Pienso y estoy de acuerdo con el control de los
medicamentos, pero lo que no es lógico y práctico que estos solo se
sitúen en determinadas farmacias a decenas de kilómetros para el
alcance de los pacientes o a instancia provincial, que ocasionan un
serio problema a los enfermos que, por lo general, son personas de
avanzada edad, sin apenas poderse mover o sin familiares o personas
a su cuidado que les puedan buscar dichos medicamentos, solamente en
el trayecto de ida y regreso con las dificultades de la
transportación intermunicipal que se afronta por las carencias de
este, son un serio problema a las personas jóvenes y sanas.
En el análisis realizado telefónicamente con la
subdirectora comercial de la Dirección Provincial de Medicamentos el
31 de octubre, la misma me ratificó que ello obedece a una
resolución ministerial que dispone la ubicación de dichos
medicamentos próximos a los hospitales provinciales, lo cual, a mi
modo de pensar, está en contradicción con el sistema asistencial de
salud de nuestro país que es cada día más comunitario, con las
consultas y asistencia de los galenos especialistas a los
consultorios médicos y policlínicos.
Considero que el sistema de farmacias de cada
localidad debe resolver el incómodo problema a los pacientes de los
distantes municipios de las cabeceras provinciales, para que estos
adquieran los medicamentos controlados con mejor facilidad en cada
territorio.
O. Núñez Echavarría
Guayabas a la deriva
Desde hace cuatro años tengo contrato con la
industria de conservas y vegetales de Sancti Spíritus para la
entrega de guayaba en aras de elaborar compotas para niños,
fundamentalmente, el cual cumplo sin problema alguno, por estar
consciente de la importancia que tiene para el país sustituir
importaciones (la tonelada de pulpa de guayaba en el mercado foráneo
ronda los 2 000 dólares cada una, sin contar fletes y otras
operaciones).
Sin embaroo, lo que está sucediendo este año con mis
producciones contradice las indicaciones de la máxima dirección de
la Revolución, de potenciar la producción de frutales y ahorrar
divisas por concepto de disminuir importaciones de lo que en nuestra
tierra producimos.
Nuestro contrato con Acopio este año era de 80
toneladas de guayaba, y antes del 8 de octubre, fecha en que
vencimos el compromiso y dadas las potencialidades de las
plantaciones, nuestra CCS recontrató con Acopio unas 20 toneladas
más.
El primer tropiezo llegó el jueves 11 de octubre,
cuando llegamos al punto de Acopio de Meneses con 235 cajas y nos
dijeron que no recibirían la guayaba porque la industria ya había
cumplido sus planes del año.
Después de múltiples gestiones con Acopio y la
Delegación de la Agricultura del municipio de Yaguajay, nada pudo
resolverse y esas 235 cajas hubo que botarlas. No llegó a ningún
destino y perdimos nuestro trabajo y la inversión que lleva.
Pocas horas después, la dirección de Acopio en el
municipio de Yaguajay nos informa que volviéramos a cosechar, que se
había resuelto la situación con la industria.
Hicimos una cosecha de 293 cajas (unos 136
quintales) y se llevaron para la industria, pero al mismo tiempo nos
dijeron que no recolectáramos más guayaba que la industria no
aceptaba más del fruto. Desde ese momento, la guayaba se está
echando a perder en el campo, sin llegar a ningún destino.
Hasta el momento de redactar esta carta, las
pérdidas superaban las 35 toneladas (unos 51 mil pesos) y serán
superiores porque noviembre es un mes de producción alta y nos queda
mucha guayaba madura, pintona y verde en las cuatro hectáreas en
producción.
Sé que se pudiera argüir que debimos venderlas por
nuestra propia cuenta en los mercados, pero ¿es que acaso las
necesidades alimentarias están cubiertas para que una industria
procesadora de frutas y elaboradora de compotas haya cumplido con
dos meses de antelación sus planes de producción? ¿Fue eficiente la
planificación?
¿Cuánta pulpa, mermelada, dulce en barras puede
elaborarse con la guayaba que hemos perdido?
S. Díaz Hernández
Árboles perjudiciales
Deseo exponer la situación de decenas de familias
residentes en calle 100 del municipio de Marianao, en el tramo
comprendido entre las avenidas 31 hasta 51; en estas cuadras existen
plantados en sus parterris de medio metro de ancho, numerosos ficus
(los llamados usualmente laureles), su sombra es maravillosa y los
beneficios a nuestro medioambiente son indiscutibles; sin embargo,
desde hace muchos años el hermoso ficus situado frente a mi puerta
me ha ocasionado serias molestias, ha desbaratado la acera, ha
ocasionado serios daños en las redes hidráulicas y en los exteriores
de mi propia vivienda, ya que su follaje se proyecta hacia la misma,
los transeúntes sufren caídas (la población que transita en general
son ancianos, mujeres embarazadas y escolares, dada la proximidad de
un hogar de ancianas, hospital obstétrico e infantil y Ciudad
Libertad).
Inicié hace años las gestiones para solucionar este
problema, me dirigí al departamento de Forestales de la Agricultura
Urbana, recibí atención, visitas de inspectores, pidieron un
dictamen técnico, todo se fue logrando, hasta que se determinó por
Forestales la tala del árbol en cuestión. Me dirigí a Comunales de
mi municipio y allí empezó el peregrinar a Comunales Provincial,
Empresa Eléctrica, otras dependencias¼ el
ficus sigue disfrutando de excelente salud y vigor, capaz de
destruir una vivienda y sus ocupantes ante un fenómeno, ¿qué hacer?
El ficus que viva en parques espaciosos o áreas
grandes ofreciéndonos sus bondades, pero en parterris deben ser
otras variedades apropiadas. En nuestro caso, es un árbol
perjudicial.
N. Fernández Díaz
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