Publicada
el 19 de octubre de 2012
Los que no se equivocan
Después de las opiniones "De jefes y
responsabilidades" y "Necesidad de respetar la opinión discrepante",
de fechas 4 y 12 de octubre, trabajos que se empeñan en buscar el
porqué los trabajadores (no todos), no emiten con entera libertad y
seguridad sus criterios, ideas o consideraciones, cuando estas
difieren de las de sus directivos, apreciamos en ambos comentarios
un gran deseo de defender la discrepancia, vieja regla que solo se
usa para llegar a la verdad.
En el último tema se alude la frase "a decir la
verdad mirándonos a los ojos". Más adelante se expresa: "Discrepar
incluso hasta de lo que digan los jefes, cuando consideremos que nos
asiste la razón", donde la palabra "incluso" la interpreto como el
permiso para disentir de las opiniones de estos. ¿Cuándo y por qué
perdí el derecho de hacerlo? ¿Acaso ambas cuestiones no se avienen
con los derechos conquistados, derechos que constituyen las bases de
nuestras nuevas relaciones laborales, donde el trabajador es su
principal protagonista y se encamina, en la actualidad, a ser dueño
de los principales medios de producción?
Para nadie es secreto que el silencio es cómplice de
las malas decisiones de los jefes, de los malos ejemplos personales,
del mal manejo de los recursos, donde todo se conjuga hasta destruir
los más elementales valores éticos, quedando lista la escena para la
comisión del delito. ¿Cuánto nos ha costado la impunidad, la falta
de contrapartida, de alerta, de actuación oficial ante tendencias
negativas que se manifiestan a la vista y conocimiento de todos?
¿Cuántos males pueden evitarse con el ejercicio de poder esgrimir
verdades y discrepar en nuestro colectivo laboral sin sentimientos
de inquietud, sin temor, sin miedo?
La prostitución de estos principios hace aparecer en
escena, el anónimo, cobarde documento que esconde el rostro del
pusilánime, pero que lo protege de la represalia. ¿Qué fuera de esta
infame escritura si la discrepancia tuviera crédito y apoyo?
Ya, a partir de esta introspección, se me hace más
fácil pensar que, "los que no se equivocan", seguirán callados,
seguirán sin expresar sus mejores y más valiosos sentimientos en
aras de encontrar las mejores vías de desarrollo, mientras no
conquisten el derecho de elegir y determinar la persona y actuación
correctas dentro de su colectivo o, en última instancia, ser el
protagonista principal y decidir ante una propuesta que le sea
presentada.
Cuando el dirigente es elegido, lo más seguro es que
responda a las necesidades de "los que no se equivocan", porque son
estos los que identifican con la mayor rapidez cualquier
irregularidad, porque son estos los que determinan si la actuación
puede determinar la necesidad del cambio.
El segundo tema referido a la "Necesidad de respetar
la opinión discrepante", es un principio que cuando se viola, no es
más que una afrenta a quien se esforzó, preparó y se encuentra en su
Patria defendiendo los logros que con dignidad se han conquistado.
H. León Báez
La contratación: un tema polémico y complejo
Motivado por la carta de I. Ezequiel Roque,
publicada el 31 de agosto, que trata el tema de la contratación
económica, en la cual señala irregularidades y violaciones que están
presentes en este ejercicio. Sin embargo, el asunto no es tan
sencillo para su solución y el enfoque empleado pudiera
profundizarse.
Sin ánimo polémico, aunque el tema lo es y también
complejo y se torna más difícil si consideramos como cuestión de
fondo que la base legal que establece tanto la suscripción de los
contratos, como la de la litis que se resuelven por el órgano
jurisdiccional, además de estar dispersa no está en correspondencia
con los cambios que se están operando en las entidades y en la
sociedad.
En tanto ocurre que cada organismo ha implementado
su propia proforma de contrato de acuerdo a sus intereses y en
consecuencia se ha perdido el sentido de colaboración entre las
partes y la proforma se convierte en un documento leonino y quizá lo
más grave que sucede con frecuencia, que no se le reconoce el
derecho a discrepar a quien recibe la propuesta en un acto contrario
a derecho y en caso de no aceptarse las condiciones ventajosas
requeridas, sencillamente no suscriben el documento y esto ocurre
lamentablemente hasta en producciones del balance nacional.
Otro elemento de gran importancia que se consigna en
todas las proformas de contratos es una cláusula de calidad y en
todos los casos tiene un carácter formal en razón de que los
directivos no exigen por el cumplimiento de las normas cubanas
relativas a la calidad y de otros procedimientos que la establecen.
Y qué decir de los olvidados comités de calidad que creó el Che en
los centros de trabajo y que nadie puede negar su pertinencia allí
donde funcionaban.
Distinción aparte merece el hecho absurdo que
resulta cuando cierto organismo por fijar en la computadora algunas
normas cubanas de la calidad cobra más de cinco mil pesos ($ 5 000
MN), siendo evidente que este proceder lesiona la rentabilidad de
las unidades.
Por otra parte raras veces se realiza el proceso de
negociación entre las partes a partir de la proforma que presenta
aquella que tiene o pudiera tener la iniciativa contractual y así
los directivos suscriben de inmediato el documento sin previo
análisis en el Comité de Contratación, que en muchas unidades no
está constituido y donde existe no funciona, y si añadimos que
muchas entidades no tienen asesoría jurídica, nadie puede negar que
se encuentran en estado de completa indefensión, máxime cuando el
funcionario que suscribió el contrato no controla su cumplimiento ni
lo lleva a dicho comité para tomar decisiones colectivas; mientras
tanto al no existir el proceso de negociación pocas veces se
consigna en anexos el precio de la transacción comercial, cuya
omisión constituye una infracción grave en razón que puede originar
ilegalidades y actos de corrupción. En efecto, corresponde formular
una pregunta: ¿Cómo se puede firmar un contrato sin que se acuerde
el precio? La respuesta es obvia.
En cuanto al tema de las cuentas por cobrar y pagar,
ya resuelto por muchas entidades, mientras otras se desgastan
mediante grandes esfuerzos, reuniones de control, exigencia de
informaciones, controles, inspecciones, conciliaciones, procesos
ejecutivos, reclamaciones, contactos personales y telefónicos,
correo electrónico y demandas ante el tribunal. Sin embargo, la
solución es sencilla, las entidades que tienen cuentas por cobrar y
no hicieron lo que la legislación vigente le franquea, en su caso
comprobar la capacidad de pago, considero que solo tienen dos
alternativas cobrar las deudas de las cuales son responsables y en
lo sucesivo no fiar.
El tema no está acabado y pueden existir, y de hecho
existen, otros problemas que están en debate desde hace bastante
tiempo.
H. Santiago Casamor
Haz lo que yo digo, no lo que yo hago
He escrito a las distintas secciones de la prensa
que se dedican a difundir criterios que le traslada la población.
Soy del criterio que la única forma efectiva para resolver las
deficiencias que se trasladan es señalando con nombre y apellidos,
sin miedo y sin tapujos, al culpable o culpables, y que estos se
vean señalados ante la opinión publica.
Voy a referirme a una opinión publicada por
Granma el pasado día 7, con el titulo "Hay que enderezar el
árbol de la disciplina social", de R. E. Carela, con la cual estoy
de acuerdo, pero considero y le agrego, que para lograr la
disciplina, esto debe comenzar porque los organismos e instituciones
cumplan ellos disciplinadamente con sus responsabilidades, con lo
que tienen que hacer.
Para lograr esto, los organismos municipales,
provinciales y centrales, tienen que ser ejemplos, y en algunos
casos no lo son e incumplen las funciones para las que están
creados. Ejemplo, Carela se refiere, al igual que otros muchos
anteriormente, a los revendedores de productos industriales
(acaparadores), y yo pregunto: ¿Por qué si esta actividad no es una
figura del trabajo por cuenta propia y es una actividad ilegal, la
ONAT y el Consejo de la Administración Municipal no actúan sobre
ellos y lo permiten y por qué la Fiscalía no actúa para exigir que
se hagan cumplir las leyes?
En la actualidad en estas actividades existe un gran
relajo. En Ciego de Ávila, al lado de la ONAT municipal, sita en
calle Cuba # 110 entre Martí y Narciso López, en el portal de la
casa no. 112, hay instalado uno de estos revendedores y todo sigue
igual.
Este es solo un ejemplo del no funcionamiento
eficiente en el cumplimiento de las misiones que tienen asignadas
por el Estado. ¿Hasta cuándo la población va a continuar sufriendo
estas indisciplinas administrativas que le perjudican sus bolsillos
e infringen la ley?
La aplicación de la política "Haz lo que yo digo, no
lo que yo hago" no educa a nadie.
R. Gutiérrez García
Sobre los bustos de José Martí
Deberíamos actuar contra el tratamiento irrespetuoso
que muchas veces se le da a los bustos de nuestro Héroe Nacional,
Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí.
No se debería admitir los lugares donde no se
mantengan presentables estos monumentos y mucho menos donde no se
les dé el adecuado uso político y social.
Pienso que no debía permitirse la existencia de un
busto de Martí, si en el centro donde estuviera erigido, no contara
con un programa de actividades patrióticas y culturales, que
asegurara fundamentalmente que los pioneros, los jóvenes y los
trabajadores de la localidad, se reunieran junto a él, para recordar
las fechas patrias, actos de estimulación y festividades políticas,
sociales y otras iniciativas.
Al centro que no fuera capaz de mantener y cumplir
dicho programa, debería obligársele a retirar el busto de Martí.
Igual debía procederse, incluso con multas, a los
centros y a sus funcionarios administrativos y políticos, que
permitan el deterioro de esa sagrada representación de la Patria.
Debería estudiarse la promulgación de una norma
jurídica que limite la existencia de los bustos de Martí, si no se
les garantizara su ornato y el programa de actividades políticas.
J. R. Pulido
Inconformidad con respuesta
Con sorpresa y un poco de decepción leí
detenidamente la respuesta que el Banco Metropolitano ofreció a mis
comentarios y fue publicada en esta sección el viernes 28 de
septiembre.
Es cierto que recibí en dos ocasiones la visita de
funcionarios del Banco Metropolitano que profesionalmente analizaron
conmigo cada elemento de los planteados en el escrito, dieron sus
criterios y escucharon mis puntos de vista, también es verdad que
comprendí las limitaciones actuales que ellos tienen para el
servicio de tarjetas magnéticas y espero sean resueltas en corto
plazo para poder acceder a él.
Pero en ambas oportunidades quedó claro que no
entendía, y sigo sin comprenderlo, por qué depositar un cheque en
una sucursal bancaria diferente a donde está radicada la cuenta, no
se permite. Las razones expuestas no me convencieron y ellos lo
saben. La respuesta oficial hace alusión a dos elementos esenciales:
"no garantiza la legitimidad de las operaciones tramitadas por el
banco" y "solo en la sucursal donde se opera la cuenta es posible
verificar si los depósitos están en correspondencia con su objeto
social".
Si en algo coincidimos es en que la función del
banco es la de ser tramitador de una operación financiera. Entonces,
¿tener control de la persona que deposita el cheque garantiza la
legitimidad de la operación tramitada? Si en vez de un cheque el
cliente realiza una transferencia bancaria ¿garantiza la legitimidad
de la operación tramitada?
La recepción del cheque está avalada por un recibo
de ingreso en la caja de la unidad que es entregado por el
profesional que prestó el servicio y controlado por su jefe
inmediato, cada cheque tiene como subyacente una factura reconocida
por el cliente y una cuenta por cobrar, mensualmente se concilia con
la unidad la gestión de cobro que ella efectúa para con el cliente.
¿es el banco quien tiene que garantizar la legitimidad de la
operación o solo tramitarla?
Reitero que la dirección provincial que
económicamente dirijo posee 24 unidades dispersas por todos los
municipios de la ciudad de La Habana y miles de personas reciben
mensualmente los servicios profesionales que ofertamos, miles de
pesos en efectivo son depositados mensualmente en nuestra cuenta a
través de cualquier sucursal bancaria, ¿cómo garantiza el banco la
legitimidad de las operaciones tramitadas?, ¿cómo garantiza el banco
que el depósito en efectivo está en correspondencia con nuestro
objeto social? ¿o solo le interesa al banco garantizar legitimidad y
comprobar correspondencia cuando el depósito se hace a través del
cheque?
La acción es la misma: el depósito, la preocupación
es la misma: la legitimidad, el banco no controla quién deposita el
efectivo, pero sí quiere controlar quién deposita el cheque... ¿y el
cheque? Es emitido por el banco y aunque este se lo vende a la
entidad, su emisión per se garantiza la existencia de una cuenta, no
se endosa, en el acto de recepción por el banco se comprueba su
autenticidad, y se exige en el reverso la explicación de la
naturaleza del depósito. ¿Cómo hace la Sucursal 264 para comprobar
que en cada entidad que me emite cheque existe un profesional de mi
organización prestando servicios, y así poder verificar que los
depósitos están en correspondencia con mi objeto social?
Al final de cada debate prevaleció la Instrucción
26/06 como el cuerpo legal que no permite otras opciones. Hoy estoy
más confundido, por lo que solicito a la superintendencia del Banco
Central que me ayude a comprender la naturaleza técnica de esta
prohibición. Estoy convencido de que la emisión de un cuerpo legal
no se hace festinadamente, pero nunca está de más revisar su
oportunidad en el tiempo o permitir diferenciaciones. La práctica
sociohistórica de mi país me ha demostrado que muchos aspectos que
en un momento histórico parecían imposibles de cambiar, se han
transformado. Eso es Revolución.
En la segunda visita, los funcionarios del Banco
Metropolitano conocieron de mi desacuerdo con la opción de la Cuenta
de Ingreso porque después de buscar información sobre el tema en mi
sucursal, evalué el costo-beneficio de la utilización de la misma.
El instrumento puede ser muy efectivo para necesidades de otras
organizaciones, pero para mi única necesidad de poder depositar los
cheques, el costo es un andamiaje de documentos, aprobaciones y
solicitudes que incluye hacer una solicitud a un ministro para que
autorice el proceso, lo que en mi caso supone solicitar a mi jefe,
que solicite a su jefe, que este solicite al Ministro, todo para
tener más cuentas bancarias que realmente no necesito para cumplir
un objetivo, que estoy convencido, puede tener otra solución.
C. M. Santos Cid
Situación del basurero de Aldabó
La situación que tenemos con la higiene y
epidemiología, así como la agresión al medio ambiente en nuestra
zona, debe calificar como una de las más graves de la ciudad y
además una de las más longevas.
Aledaño a nuestra vivienda corre un arroyo que
siempre se mantuvo limpio, pero a medida que ha crecido el
vecindario y además por necesidades objetivas del periodo especial,
se han sembrado y se siembran parcelas y patios, y se han dedicado
muchos vecinos a la cría de cerdos, carneros, aves, caballos, ocas,
etc., prácticamente en medio de la ciudad.
Como resultado de todo ello, unido a que no se hacen
cumplir las leyes de ornato y al inestable trabajo de Comunales, el
lugar de vertimiento de los residuales es la ribera del río y los
mismos se recogen cada 40 o 50 días o más por medio de buldóceres,
camiones, palitas, etc. Esto hace que varias decenas de toneladas de
basura permanezcan por meses, creando con ello focos de vectores,
criaderos de ratas, depósito de animales muertos, etc.
Al venir los equipos de recolección (buldóceres y
camiones), una buena parte de la basura y escombros ha ido tapando
el río y ello ha provocado serias inundaciones en las viviendas más
próximas al mismo.
Adicional a todo ello comúnmente, alguien le prende
candela a esta basura y entonces todo el humo contaminante de bolsas
y gomas, pasa a afectar durante días y noches a los habitantes de
allí que no pueden ni dormir por ello. En varias ocasiones han
venido los bomberos de Capdevila por la gran intensidad de las
llamas y han ayudado a aliviar la convivencia en la zona.
Esta grave situación epidemiológica no solo tiene
que ver con Salud Pública, sino que también tiene que ver con el
CITMA y el Instituto de Recursos Hidráulicos, pues este río
desemboca en el Almendares y durante las crecidas le pasa por encima
y por los lados a los puentes y arrastra todo al río y al mar.
El colmo es que llegan camiones que traen basura y
la voltean, autos con remolques que hacen lo mismo, carretillas,
carretas tiradas por caballos, en fin es un vertedero establecido.
R. Castañeda Ruedas
Un procedimiento que no se entiende
Somos licenciadas en Psicología, graduadas el pasado
curso en la sede universitaria del municipio de Santo Domingo,
provincia de Villa Clara. Las dos adquirimos la carrera a través del
Curso de Superación Integral para jóvenes que llegó como una
bendición que supimos aprovechar, obteniendo resultados
satisfactorios que nos permitió ser ambas el número uno del
escalafón (en cursos diferentes, salvo que una de nosotras se atrasó
por problemas de maternidad) y acceder a la mejor carrera que
ofertaban: la Licenciatura en Psicología.
Durante la carrera nos destacamos por nuestros
resultados e integralidad, estuvimos inmersas en proyectos sociales,
participamos en foros científicos, fuimos alumnas ayudantes, etc. En
segundo año durante todo el curso realizamos prácticas como
psicometristas en el policlínico de la comunidad de Manacas. Cuando
cursábamos el tercer año por un convenio entre el Órgano de Trabajo
y Educación, y ante la premisa de que debíamos vincularnos
laboralmente nos ubicaron como técnicas de adiestramiento en dos
escuelas indistintamente cumpliendo con las funciones propias de un
psicólogo educativo (disciplina a la cual el programa de la carrera
dedica varias asignaturas).
El trabajo fue más allá de la detección y solución
de necesidades educativas especiales, nuestra preparación nos
permitió hacer terapias con maestros para reducir el estrés,
dinámicas para fomentar el amor por la profesión de maestro y con
los estudiantes en la formación de valores, hasta el diagnóstico
organizacional del centro. Nuestra labor comenzaba a dar frutos,
pero todo se terminó, cual efímero sueño, cuando nos graduamos.
Los directores de las escuelas en las que
laborábamos y ante los resultados del trabajo durante los tres años,
nos hablaron de una plaza de psicopedagogo que seguramente podríamos
ocupar, pues se ajustaba a nuestro perfil y su función no difería de
la labor que veníamos realizando. Cuando llenas de esperanzas
acudimos a educación municipal, se nos informó que los psicólogos no
podían ocupar esas plazas, que estas estaban reservadas para
graduados del pedagógico. Allí lo dejaron muy claro "educación no
los puede ubicar, tiene que ser salud porque la plaza a la que
ustedes aspiran, el único requisito que pide es que la persona que
la ocupe sea un buen maestro". Esta respuesta fue dada por la jefa
de recursos humanos. Sin embargo, nos ofrecieron plazas de maestros
en cualquier enseñanza, según las necesidades del municipio.
¿Cómo entenderlo? ¿Dónde quedaron los resultados que
obtuvimos durante tres cursos desempeñando la labor de un psicólogo
educativo que poco se diferencia de la de un psicopedagogo, salvo
algunos aspectos que a través de cursos de posgrado no podamos
afianzar? (actualmente ya matriculadas en un curso de
psicopedagogía).
¿Cómo no poder ocupar una plaza que se ajusta a
nuestro perfil, y sí una plaza de maestro en cualquier enseñanza
para lo cual consideramos necesitaríamos mayor preparación?
¿Por qué esas plazas continúan sin ser ocupadas en
las escuelas en las que trabajábamos y sin ellas la labor que
realizábamos sin continuidad?
Salud no nos ubica porque está formando sus propios
psicólogos y Educación no nos acepta porque las plazas de
psicopedagogos que se ajustan a nuestro perfil deben ser ocupadas
por maestros. ¿Entonces estamos en tierra de nadie? ¿Ni Salud ni
Educación?
M. Pulido Pérez
Y. Chinea Monzón
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