Publicada
el 28 de septiembre de 2012
Una respuesta inusual: mecanismo efectivo y
vergüenza revolucionaria
El pasado 6 de agosto escribí a Cartas a la
Dirección, planteando una situación relacionada con el emblemático
Parque Lenin, y el escrito fue publicado en la edición del 31 del
propio mes.
Como fiel lector del periódico les puedo afirmar que
la referida sección, es un mecanismo muy efectivo en la comprensión
y solución de muchos de los problemas de diversa índole, que se
manifiestan en nuestro proceso revolucionario y que con
transparencia, ética y racionalidad política aquí se abordan, y el
hecho de que al pueblo trabajador se le permita expresar sus puntos
de vista e interactuar con temas que hoy vive nuestro país, es una
muestra de democracia socialista.
Refiriéndome a la publicación de mi carta, les puedo
informar que al día siguiente, en horas de la mañana, me llamó a mi
casa el administrador del Restaurante Terraza El Dragón, que se
encontraba de vacaciones y, en primer lugar, con espíritu
autocrítico se disculpó por el mal servicio que había prestado su
unidad y me explicó en detalles la problemática presente en la
instalación y las medidas que se toman para solucionar los
problemas.
En días posteriores recibí en mi casa la visita de
la directora del referido parque, la secretaria del Comité del
Partido y el administrador del restaurante; la primera me explicó
que es una política de trabajo la atención personalizada a los
compañeros que manifiestan inconformidad con algunos de los
servicios brindados por la instalación y con espíritu autocrítico y
transparencia asumió la responsabilidad de la situación presentada,
además, me refirió que se hizo un análisis con todo el colectivo de
trabajadores del lugar, analizando los problemas presentados y las
posibles soluciones, se tomaron medidas administrativas con los
responsables directos que propiciaron la situación presentada y me
dio una explicación detallada de la situación actual del Parque
Lenin, sus logros y dificultades y el trabajo que realizan para
mantener la instalación prestando servicios a la población, todo
esto con una sencillez y cordialidad esmeradas.
Como dije en mi carta, conozco la complejidad de
esta gran instalación, que por razones de trabajo de una forma u
otra conocí y, atendiendo a lo que se aprecia en el Parque de forma
general y la información dada por su directora, es justo reconocer
el trabajo de esta al frente de su colectivo de trabajadores, además
de su sencillez, vergüenza y dedicación al trabajo.
Les puedo afirmar que después de la visita de los
directivos del Parque y la forma en que abordaron el problema, me
sentí en deuda con estos y me dispuse a escribir esta nueva carta
porque se trata de compañeros abnegados que aman su trabajo y estoy
seguro de que esta pequeña mancha que una vez existió, quedó borrada
por su vergüenza revolucionaria.
A. Rodríguez Rodríguez
La disciplina es una cuestión de hacerla cumplir
Leo regularmente la sección. He notado que el tema
de las indisciplinas sociales es recurrente, y no es para menos. La
situación en verdad desborda el límite de la razón y causa malestar
y preocupación en las personas que tratan de convivir atenidos a
ciertas normas de conducta.
La responsabilidad por tales actos la tienen, toda,
las autoridades. No puede apelarse a los desgastados discursos de
que "la familia, las organizaciones, los medios, etc." Esos factores
pueden y deben influir a través del ejemplo, la educación, la
orientación, programas de intervención para determinados sectores y
todo lo que se quiera.
Pero la disciplina, al fin y al cabo, es una
cuestión de hacerla cumplir. El orden y la disciplina se imponen
cuando es necesario, o de lo contrario hay que resignarse al
cataclismo social.
Hace unos días estaba por la mañana, con un amigo,
en una céntrica avenida de mi ciudad manzanillera. Vi venir en
nuestra dirección a un grupo de jóvenes que parecían haber
trasnochado una juerga.
Caminaban de un lado al otro de la acera, sin
camisas y profiriendo las peores palabrotas jamás oídas. Para mi
asombro veo que un policía que transitaba en sentido contrario se
arrimó lo más que pudo a los edificios para cederles el paso. Al
pasar el uniformado por nuestro lado hice un comentario con la
intención de que me oyera.
Su respuesta fue la siguiente: ¿Qué voy a hacer?, si
acaban de pasar frente a la unidad y nadie les ha dicho nada.
Ciertamente, a unos veinte metros del lugar un grupo numeroso de sus
compañeros esperaban frente a la "Delegación" para comenzar su turno
de trabajo, justamente por donde acababan de pasar los descamisados.
C. E. Zamora Linares
Filtros de agua… en manos de revendedores
En la mañana del sábado 22 de septiembre me
informaron que en la tienda de Carlos III estaban vendiendo filtros
de agua a menos de la mitad del precio que hasta la fecha se habían
comercializado en el país. De inmediato fui para la ferretería
gruesa, donde los vendieron, y ya en la cola un empleado informó que
solo quedaban tres, por lo que evidentemente me había puesto fatal.
Al salir escuché a varias personas criticando fuertemente el hecho
de que habían vendido a revendedores hasta 50 o más de estos
filtros.
Ya el domingo 23 estos ciudadanos inescrupulosos
piden por cada uno hasta 60 CUC y el Estado se los vendió a 28 CUC,
contribuyendo a que estos forajidos se ganaran el 100 % en su venta.
¿Por qué esta tienda facilita tamaña especulación
con un producto que está vinculado con la salud del pueblo?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que estos bandidos
ganen más dinero en 30 minutos que un obrero agrícola durante un
mes, los cuales trabajan de sol a sol para alimentar a nuestra
población?.
¿Quién puede entender estas medidas? ¿Es que los
directivos no son capaces de evaluar el costo político y lo hacen
para crear problemas irresponsablemente?
F. Sánchez Mesa
El productor de arroz, sí tuvo afectación económica
En la respuesta a Granma del Grupo Agroindustrial de
Granos se hizo un análisis más allá de la queja del productor y
mediante la cual se le atribuyen violaciones técnicas en la cosecha
y en la contratación económica, por "no haber aplicado fósforo y
potasio", "haber dejado arroz para autoconsumo y semillas sin
autorización (2,3 toneladas)", "violó el contrato pues los
productores deben vender al Estado el 100 % de la producción" y "la
semilla tiene que ser autorizada por la dirección de la empresa".
Es bueno para la salud de la economía, y
especialmente si está referido a la producción de alimentos, que los
análisis abarquen todo el espectro de los problemas, pero como
sistema habitual de trabajo, para direccionar y controlar el
cumplimiento de los contratos y los planes, y no solo para responder
en los casos de las quejas que se publican en la prensa, pues tal
estilo puede interpretarse como un mensaje del Grupo Agroindustrial:
Si te quejas de algo, aunque sea cierto, te sacamos a relucir
también tus problemas. Creo que así se coarta la opinión
transparente y oportuna que el país necesita para que la prensa se
haga eco de todos los defectos que nos agobian y que deben
resolverse.
En la respuesta, además del ataque al productor, se
reconoce como cierto que existieron en la cosecha atrasos por 36
días, lo que se justifica con "ocasionado por no poder alistar a
tiempo todas las cosechadoras por falta de piezas de repuesto; no
contar con el parque suficiente de equipos para enfrentar el volumen
de arroz acumulado en esa fecha por haberse sembrado sin
escalonamiento, y por último, las lluvias".
Salvo las lluvias, que son impredecibles, lo demás
denota falta de organización y previsión por parte del Grupo
Agroindustrial o la empresa bayamesa, al no garantizar en tiempo las
piezas de repuesto, con la prioridad que tiene la producción de
alimentos, y por no haber orientado y controlado la siembra
escalonada del arroz que permitiera su cosecha en los momentos
óptimos, tanto para la empresa como para los productores.
También la respuesta, en forma contradictoria, dice
que al haberse cosechado el arroz con solo 15 % de humedad, Cisneros
perdió 1,9 toneladas equivalentes a 6 300 pesos (que dejó de recibir
por mermas en el peso), en tanto en el penúltimo párrafo se dice que
tuvo un margen de ganancia de 51 mil pesos y "por lo tanto no tiene
ninguna afectación económica". Tal apreciación denota una visión
estrecha del asunto. Sí, está afectado el productor en 6 300 pesos
que dejó de cobrar.
En cuanto a lo que se refiere sobre el contrato
económico, se infiere que se trata de un contrato en que está
mutilada la voluntad del productor y que este no tiene otra
alternativa que adherirse al mismo, y firmarlo, vendiendo el 100 %
de la producción al Estado, sin libertad para decidir su autoconsumo
y solo recibir la semilla "autorizada por la Dirección de la
empresa". Y, ahí, está la problemática que destruye la naturaleza
del contrato económico y su fundamento jurídico.
Es elemento esencial del contrato que las partes
actúen con absoluta libertad y en condiciones de igualdad y sin
cláusulas impositivas. Cuando alguien está obligado a adherirse y
firmar un contrato sin tener posibilidad de negociar sus cláusulas,
so pena de que no le vendan el "paquete tecnológico" o le retiren el
usufructo, no puede hablarse de contrato, pues este es una carga
donde su voluntad está forzada y por ello hace todo lo posible para
evadirlo, pues cómo entender que un productor de arroz tenga que
adquirir, para su consumo, el arroz en el mercado, o, cómo
cuestionar que las 2,3 toneladas que dejó para semilla y autoconsumo
son muchas sin saber cuántas personas dependen de ese arroz para su
alimentación.
Parece que el asunto de la contratación lleva otro
análisis y reflexión. Mucho hay que andar, no solo en el Grupo, para
que los contratos económicos jueguen el rol movilizador de la
economía y pierdan el formalismo que padecen.
Por eso, cuando en su respuesta el Grupo
Agroindustrial dijo: "Llegamos a la siguiente conclusión", induce a
los lectores del diario a sacar sus propias conclusiones, y por
supuesto, pueden haber muchas y distintas a las del Grupo
Agroindustrial.
R. Cruz Cardoso
Todos los niños y jóvenes tienen el derecho a ser
educados y a contar con los medios necesarios
En la edición del pasado viernes apareció en la
sección Cartas a la Dirección una que denominaron El Estado no tiene
por qué fomentar el despilfarro de recursos en la cual el remitente
plantea que "la idea de entregar en forma gratuita o a precios
subsidiados, prácticamente simbólicos, uniformes, material escolar,
libros, meriendas y otros muchos bienes, incluso en la enseñanza
superior¼ ", es una forma de derrochar
recursos.
No está bien informado el remitente, al no tener en
cuenta que los libros que son una parte muy importante de este
costo, en la forma actual se reciclan y se recupera casi el 90 % de
un año a otro, siendo utilizado en muchos cursos. Si se vendieran,
el costo a nivel social sería muy superior ya que las personas que
los adquieren no los van a reciclar.
Además, desde un principio, nuestra Revolución creó
la conciencia de que los libros tenían que devolverse al terminar
los cursos y si se perdían o deterioraban tenían que ser pagados por
los familiares, sin ello no se entregaban los certificados de
estudios o títulos. Esto sí tiene que seguirse aplicando con rigor.
Por otra parte, si los uniformes u otros artículos
escolares en vez de venderse a precios subsidiados, las familias
tuvieran que comprarlos a los precios que generalmente tienen en las
tiendas, habría muchas familias que no pudieran acceder a ellos, se
perderían muchas de las conquistas logradas por la Revolución.
Porque la Educación es una de las cosas que más orgullosos nos hace
estar.
Es un orgullo para todos los cubanos ver a los niños
y jóvenes con sus vistosos uniformes en las primeras horas de la
mañana formando parte del paisaje de nuestro país. Todos los niños y
jóvenes tienen el derecho por igual a ser educados y a contar con
los medios necesarios para su desarrollo, por cierto, es algo por lo
cual luchan los estudiantes y profesores en muchos países de nuestra
América y del mundo.
La forma en que plantea las cosas el remitente,
tiene un sabor a neoliberalismo económico, modelo bien fracasado en
todas partes.
Entonces, no podríamos decir que en Cuba todos
pueden llegar en la educación a los niveles tan altos como se lo
permitan sus facultades y que en este país no se pierde un solo
talento, por modesta que sea su cuna.
Como se verá, las cosas no son tan sencillas como
las ve el lector que escribió y quizás tratando de ahorrar pesos, se
pierdan millones.
O. Villaverde González
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