Publicada el 17 de agosto de 2012

Respuestas triunfalistas y falta de respuestas

Comparto el criterio de C. A. Hernández Moreno en cuanto a su preocupación por la respuesta triunfalista de la Empresa de Restaurantes de La Habana y más si se trata del sector de la gastronomía, que tantos problemas tiene a la vista de todos, pero en lo que no coincido es en la parte final de su mensaje, que critica a la sección de Cartas a la dirección de Granma o más bien, le solicita que no permitan estas respuestas.

Pienso que la función de esta sección es precisamente publicar y si la Empresa de Restaurantes es capaz de justificar lo injustificable, es una muestra más de los problemas que tenemos.

Aprovecho, además, para añadir a las preocupaciones justas de C. A. Hernández Moreno, la cantidad de empresas y ministerios que quedan en silencio, sin dar respuestas a las cartas publicadas en esta sección.

Cito algunos ejemplos de las cartas sin respuestas en las últimas semanas: las relacionadas con la venta de uniformes escolares, las construcciones ilegales, el atraso de los pagos a trabajadores de las UBPC y el horario de la distribución del agua.

Los problemas con las respuestas triunfalistas y con el silencio o la falta de respuestas a la población, solo competen a las entidades municipales, provinciales y los ministerios, que deben unirse al objetivo fundamental de esta sección, que es continuar mejorando nuestra sociedad.

E. Pérez

¿Es lícita la tala de árboles?

¿Es lícito talar un árbol? ¿Los vecinos son los dueños de los árboles que están frente a sus casas? Pregunto esto porque en el Vedado, lugar arbolado por excelencia en la ciudad de La Habana, es cada vez más frecuente ver la tala de grandes y frondosos ejemplares. Los argumentos son múltiples y variados, pero el más utilizado es el de las raíces que se introducen en las tuberías de agua y gas. ¿No sería mejor cortar y cegar la raíz intrusa que hacer desaparecer la planta protectora de las temperaturas cada día más elevadas?

Hace un tiempo en el tramo de la calle 2 entre 11 y Calzada, se talaron cinco grandes árboles, los restos de dos de ellos, me consta, fueron luego paciente y concienzudamente quemados hasta no dejar ni siquiera el recuerdo. Hace solo unos días, fueron talados seis grandes árboles en la intersección de las calles 2 y 15. Se dice que hubo autorización. ¿Quién autorizó la tala de árboles que resistieron, hasta el momento y aún estaban fuertes, los embates de todos los ciclones pasados?

Los árboles del Vedado son la herencia de sus fundadores, algunos de ellos luchadores por la independencia, que llegaron con sus familias a residir allí. Por ejemplo: la actual sede nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, en 13 y Paseo, perteneció al hijo de Manuel de la Cruz, colaborador de José Martí en Nueva York. El Centro de Estudios Martianos, en Calzada y 4, fue el hogar del hijo de Martí. Estos son solamente dos ejemplos, pero esas casas y muchas más están rodeadas y tienen en sus jardines hermosos árboles. Los próceres no solo legaron Patria, sino también sentido común, sensibilidad y cuidado por la naturaleza, en suma, legaron cultura.

En estos momentos en que se aboga por la reforestación de campos y ciudades, se cometen estos actos de franca barbarie. ¿Es eso lícito? Si no lo es, ¿quién responde?, ¿queda impune y sirve de mal ejemplo a seguir por otros? Y ¿dónde queda, además, aquello de que por cada árbol talado deben plantarse dos en su reemplazo?

A. Sanmartino

Consecuencias de asfaltar elevando el nivel de las calles

Escribo para discrepar de las consideraciones de los periodistas que hicieron el reportaje "Necesaria integración para salir del bache", acerca de las dificultades derivadas de la pavimentación vial de las calles secundarias (y de las principales también), como consecuencia de elevar el nivel de las calles por sucesivas capas de asfalto que se vierten sobre estas.

El que los registros de las redes estén desnivelados es porque se altera el nivel de las calles vertiendo capas de asfalto sobre las que ya existían. Lo que está ocurriendo es que al elevar el nivel de las calles, además de desnivelar los registros, estas alcanzan, y a veces sobrepasan, la altura de las aceras, de manera que las aceras pierden su función de proteger al transeúnte y los vehículos pueden invadirlas, incluso parquear sobre ellas; además, cuando llueve, al ser más altas las calles, el agua inunda las aceras y a los drenajes de las casas se les dificulta evacuar el agua.

El asunto no es colocar los registros al nivel de las calles, sino pavimentar esas al nivel de los registros, que son los que dan el nivel al que fueron diseñadas originalmente. ¿De qué modo? Pues retirando la capa de asfalto vieja, como siempre se ha hecho. Si se sigue la práctica novedosa y fácil de pavimentar echando capas de asfalto, unas sobre otras cada vez que se reparen, las calles continuarán elevando su nivel y al correr de los años no serán tales, sino pasos superiores.

Las ondulaciones que ya se observan en varias vías principales (ejemplos: Cristina, Calzada de Diez de Octubre), que fueron reparadas cuando se introdujeron los nuevos metrobuses, es producto de las sucesivas capas de asfalto que contienen y el asfalto de por sí es solo una capa de rodamiento y no relleno de la vía, como está ocurriendo.

Creo que los expertos y sobre todo quienes dirigen Viales, deberían reparar en esto. Viales es el causante del problema y les está soltando la "papa caliente" a las demás entidades para que lo resuelvan.

M. Rodríguez González

Los mecanismos no van a construir el socialismo

Escribo sobre este tema partiendo de un concepto medular defendido y argumentado ampliamente por el compañero Fidel en un discurso que pronunció el 4 de abril de 1987, en la clausura del V Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, y que recomiendo por su indiscutible actualidad.

Se trata, esencialmente, de la tendencia de algunas personas y funcionarios a creer que es a través de legislaciones, procedimientos y normas que vamos a avanzar hacia la sociedad que queremos, con los valores y principios que hemos defendido a lo largo de tantos años.

Las regulaciones y procederes ayudan lógicamente a un orden y una coherencia a la hora de dirigir y edificar los destinos de un país pero, es la actuación consciente o no, responsable o no, comprometida o no, de los hombres, la que determina la eficacia de estas normas y por tanto, en buena medida, el rumbo de un sector determinado, en este caso la economía.

Los ejemplos ilustran lo decisivo de este tema pues no basta con la ya anunciada implementación de mecanismos de control económico-financieros, si no se ponen a igual nivel los de carácter administrativo y hasta político (el Che decía que un cuadro administrativo también es un cuadro político), ya que, por ejemplo, no causaría pérdidas a una empresa la venta a sobreprecio de algunos productos, a instancias de su administrador, en el mercado informal, siempre y cuando este ingrese a las finanzas las ganancias planificadas, el resto iría a sus bolsillos y a los de sus cómplices, la ilegalidad estriba en que utilizó capital y recursos del Estado para su enriquecimiento aun cuando no le haya causado daños, en apariencia; ¿y el consumidor qué?

Por otro lado, se da el caso de una cremería en la que se vende la leche asignada para hacer helados en lugar de utilizarla para lo que es la razón de ser de la entidad; sencillamente se afecta el servicio a los clientes solo porque resulta más rentable, no para el Estado o el pueblo, eso está claro. Un sistema de control meramente económico podría ser burlado en casos como estos, que solo son dos ejemplos entre tantos que podrían citarse. Cabría citar aquí una idea central del Guerrillero Heroico respecto a la construcción del socialismo: es la racionalidad económica la que debe subordinarse a la racionalidad social y no a la inversa, lo que no quiere decir que tengan que ser poco rentables e ineficientes nuestras instituciones.

Resumiendo, la responsabilidad de utilizar bien los recursos y controlarlos rigurosamente está en manos de personas, en la mayoría de los casos, las mismas que los manejan directa o indirectamente. He aquí la importancia capital de apuntalar desde la formación de valores en nuestras escuelas hasta la incidencia real y definitiva de las políticas y tareas de nuestras organizaciones, sobre todo el Partido, la UJC y los sindicatos, que deben ser los primeros en prevenir, detectar y denunciar, si es preciso, el delito y sus responsables, sin tener que esperar a la llegada de "los mecanismos".

No es un tema exclusivamente de la economía, el fenómeno se aprecia en otros sectores de igual o mayor importancia. El acierto de los revolucionarios cubanos que realmente están convencidos de la necesidad de cambios en nuestra sociedad, estará en conducir cada una de sus acciones bajo la premisa de que el socialismo es un sistema totalmente nuevo como totalmente justo, pues debe construirse, básicamente, con el esfuerzo de hombres y mujeres que tienen, además, el reto de ir rectificando en el camino los errores propios y ajenos.

Parafraseando al Maestro, no seamos nosotros los que dejemos caer la espada ni la descuidemos de forma tal que pueda nuestro enemigo arrebatárnosla.

P. J. Reyes Acuña

Seguridad en la transportación de pasajeros

Aumentan los accidentes del tránsito y al parecer disminuye la conciencia de la existencia de este flagelo en la mente de muchas personas que utilizamos la vía pública. Casi todos pensamos igual:

"Eso no tiene que ver conmigo".

Los potenciales pasajeros que diariamente circulamos por las calles de nuestra capital, vemos y sentimos la preocupación de ser víctimas de lamentables accidentes del tránsito en cualquiera de las vías por donde circulan, rápidos y furiosos, numerosos vehículos particulares que compiten como si fuera en una autopista para ganar el pasajero más próximo y así llegar primero o posiblemente no llegar al destino final si tenemos en cuenta el riesgo que corren al circular a altas velocidades por vías congestionadas de vehículos y peatones.

Es imposible aceptar que el señor dinero vuelva tan egoístas y acaparadores a muchos conductores, los cuales corren numerosos peligros que acechan a los pasajeros y a ellos mismos con los consiguientes sufrimientos personales y familiares que traen aparejados los lamentables accidentes del tránsito, una de las causas principales de muerte en nuestro país. Muchos de estos accidentes se pueden evitar, pero para eso tiene que operar diariamente un sistema de vigilancia policial no para dar consejos, sino para aplicar las correspondientes multas establecidas en el renovado Código de Seguridad Vial, el cual tiene que ser de obligatoria observación y cumplimiento por parte de conductores y peatones. Se sabe y comprende que los agentes del tránsito no pueden estar en todas partes a la vez, pero habrá que hacer puntos de control sobre todo en la Avenida Boyeros, porque algunos choferes de autos con cara de Willis, Toyotas y otros más viejos no respetan la Ley y sobre todo lo relativo a la seguridad en la transportación de pasajeros.

Hay que reconocer que existen vehículos en que dueños-conductores, no muchos, son ejemplo a seguir donde el pasajero monta y siente, además del buen trato, responsabilidad y seguridad en la vía, no paran en los espacios destinados para los ómnibus, no circulan a exceso de velocidad y no compiten con otros iguales para ganar más ni se aprovechan de la hora pico o de la noche para subir el precio del pasaje. Estos operadores del transporte tienen conciencia de que allí puede viajar su médico, el que fue su maestro o lo es de sus hijos, un amigo, un vecino, en fin, alguien que puede ser muy cercano en los sentimientos de solidaridad.

Hay que prevenir para conservar la vida que es una sola. Todos queremos llegar a viejos. Evitar los accidentes del tránsito es posible desde el puesto de conductor y también desde la posición del peatón.

E. Rodríguez Rivera

Indisciplinas y falta de exigencia en la no-higiene de La Habana

Todo ciudadano que ama su país y desea una linda imagen de la capital, La Habana, quiere, ante todo, que permanezca limpia. Más aún si ha recorrido otras ciudades de Cuba y se vislumbra la ausencia total de desechos. Incluso, visité recientemente la ciudad de Bayamo y no existe ni siquiera un latón, o sea el sistema de recogida y la disciplina de sus pobladores no necesita la presencia en sus calles de esos depósitos.

Puedo mencionar diferentes calles que en estos días he caminado por La Habana: San Rafael, a dos cuadras de la calle Infanta, la calle Salud entre Gervasio y Escobar, hay un cúmulo de desechos, incluyendo restos de madera, que denotan la indisciplina y la falta de exigencia, primero de los ciudadanos que habitan en esa zona y de las autoridades y sistema de recogida de los Servicios Comunales. Ni hablar de los céspedes que están llenos de latas, papeles, etc., producto de todo aquel que no encuentra un depósito cerca y decide botarlo en cualquier parte. Eso es indisciplina social.

En La capital habitamos los habaneros y todo cubano que por diversas causas ha decidido constituir su hogar en esta linda ciudad. Además de miles de extranjeros que nos visitan a diario o que también viven en ella. Por tanto es de vital importancia mantenerla sana y la higiene es un factor esencial en esta cualidad para sus habitantes y cuidado del medio ambiente.

Considero que es necesario restablecer el sistema que regula la higiene de la capital. Si todas las ciudades de Cuba lo logran, ¿por qué no en este territorio? Todos conocemos la complejidad de La Habana, pero ¿cuál es el sistema que existe en esta ciudad? Se impone exigir a las autoridades competentes y activar las medidas legales para aquellos que incumplen con lo establecido. El orden y limpieza de La Habana es indispensable entre todos.

R. Tablada Pérez

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