Respuestas triunfalistas y falta de respuestas
Comparto el criterio de C. A. Hernández Moreno en
cuanto a su preocupación por la respuesta triunfalista de la Empresa
de Restaurantes de La Habana y más si se trata del sector de la
gastronomía, que tantos problemas tiene a la vista de todos, pero en
lo que no coincido es en la parte final de su mensaje, que critica a
la sección de Cartas a la dirección de Granma o más bien, le
solicita que no permitan estas respuestas.
Pienso que la función de esta sección es
precisamente publicar y si la Empresa de Restaurantes es capaz de
justificar lo injustificable, es una muestra más de los problemas
que tenemos.
Aprovecho, además, para añadir a las preocupaciones
justas de C. A. Hernández Moreno, la cantidad de empresas y
ministerios que quedan en silencio, sin dar respuestas a las cartas
publicadas en esta sección.
Cito algunos ejemplos de las cartas sin respuestas
en las últimas semanas: las relacionadas con la venta de uniformes
escolares, las construcciones ilegales, el atraso de los pagos a
trabajadores de las UBPC y el horario de la distribución del agua.
Los problemas con las respuestas triunfalistas y con
el silencio o la falta de respuestas a la población, solo competen a
las entidades municipales, provinciales y los ministerios, que deben
unirse al objetivo fundamental de esta sección, que es continuar
mejorando nuestra sociedad.
E. Pérez
¿Es lícita la tala de árboles?
¿Es lícito talar un árbol? ¿Los vecinos son los
dueños de los árboles que están frente a sus casas? Pregunto esto
porque en el Vedado, lugar arbolado por excelencia en la ciudad de
La Habana, es cada vez más frecuente ver la tala de grandes y
frondosos ejemplares. Los argumentos son múltiples y variados, pero
el más utilizado es el de las raíces que se introducen en las
tuberías de agua y gas. ¿No sería mejor cortar y cegar la raíz
intrusa que hacer desaparecer la planta protectora de las
temperaturas cada día más elevadas?
Hace un tiempo en el tramo de la calle 2 entre 11 y
Calzada, se talaron cinco grandes árboles, los restos de dos de
ellos, me consta, fueron luego paciente y concienzudamente quemados
hasta no dejar ni siquiera el recuerdo. Hace solo unos días, fueron
talados seis grandes árboles en la intersección de las calles 2 y
15. Se dice que hubo autorización. ¿Quién autorizó la tala de
árboles que resistieron, hasta el momento y aún estaban fuertes, los
embates de todos los ciclones pasados?
Los árboles del Vedado son la herencia de sus
fundadores, algunos de ellos luchadores por la independencia, que
llegaron con sus familias a residir allí. Por ejemplo: la actual
sede nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, en 13 y Paseo,
perteneció al hijo de Manuel de la Cruz, colaborador de José Martí
en Nueva York. El Centro de Estudios Martianos, en Calzada y 4, fue
el hogar del hijo de Martí. Estos son solamente dos ejemplos, pero
esas casas y muchas más están rodeadas y tienen en sus jardines
hermosos árboles. Los próceres no solo legaron Patria, sino también
sentido común, sensibilidad y cuidado por la naturaleza, en suma,
legaron cultura.
En estos momentos en que se aboga por la
reforestación de campos y ciudades, se cometen estos actos de franca
barbarie. ¿Es eso lícito? Si no lo es, ¿quién responde?, ¿queda
impune y sirve de mal ejemplo a seguir por otros? Y ¿dónde queda,
además, aquello de que por cada árbol talado deben plantarse dos en
su reemplazo?
A. Sanmartino
Consecuencias de asfaltar elevando el nivel de
las calles
Escribo para discrepar de las consideraciones de los
periodistas que hicieron el reportaje "Necesaria integración para
salir del bache", acerca de las dificultades derivadas de la
pavimentación vial de las calles secundarias (y de las principales
también), como consecuencia de elevar el nivel de las calles por
sucesivas capas de asfalto que se vierten sobre estas.
El que los registros de las redes estén desnivelados
es porque se altera el nivel de las calles vertiendo capas de
asfalto sobre las que ya existían. Lo que está ocurriendo es que al
elevar el nivel de las calles, además de desnivelar los registros,
estas alcanzan, y a veces sobrepasan, la altura de las aceras, de
manera que las aceras pierden su función de proteger al transeúnte y
los vehículos pueden invadirlas, incluso parquear sobre ellas;
además, cuando llueve, al ser más altas las calles, el agua inunda
las aceras y a los drenajes de las casas se les dificulta evacuar el
agua.
El asunto no es colocar los registros al nivel de
las calles, sino pavimentar esas al nivel de los registros, que son
los que dan el nivel al que fueron diseñadas originalmente. ¿De qué
modo? Pues retirando la capa de asfalto vieja, como siempre se ha
hecho. Si se sigue la práctica novedosa y fácil de pavimentar
echando capas de asfalto, unas sobre otras cada vez que se reparen,
las calles continuarán elevando su nivel y al correr de los años no
serán tales, sino pasos superiores.
Las ondulaciones que ya se observan en varias vías
principales (ejemplos: Cristina, Calzada de Diez de Octubre), que
fueron reparadas cuando se introdujeron los nuevos metrobuses, es
producto de las sucesivas capas de asfalto que contienen y el
asfalto de por sí es solo una capa de rodamiento y no relleno de la
vía, como está ocurriendo.
Creo que los expertos y sobre todo quienes dirigen
Viales, deberían reparar en esto. Viales es el causante del problema
y les está soltando la "papa caliente" a las demás entidades para
que lo resuelvan.
M. Rodríguez González
Los mecanismos no van a construir el socialismo
Escribo sobre este tema partiendo de un concepto
medular defendido y argumentado ampliamente por el compañero Fidel
en un discurso que pronunció el 4 de abril de 1987, en la clausura
del V Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, y que recomiendo
por su indiscutible actualidad.
Se trata, esencialmente, de la tendencia de algunas
personas y funcionarios a creer que es a través de legislaciones,
procedimientos y normas que vamos a avanzar hacia la sociedad que
queremos, con los valores y principios que hemos defendido a lo
largo de tantos años.
Las regulaciones y procederes ayudan lógicamente a
un orden y una coherencia a la hora de dirigir y edificar los
destinos de un país pero, es la actuación consciente o no,
responsable o no, comprometida o no, de los hombres, la que
determina la eficacia de estas normas y por tanto, en buena medida,
el rumbo de un sector determinado, en este caso la economía.
Los ejemplos ilustran lo decisivo de este tema pues
no basta con la ya anunciada implementación de mecanismos de control
económico-financieros, si no se ponen a igual nivel los de carácter
administrativo y hasta político (el Che decía que un cuadro
administrativo también es un cuadro político), ya que, por ejemplo,
no causaría pérdidas a una empresa la venta a sobreprecio de algunos
productos, a instancias de su administrador, en el mercado informal,
siempre y cuando este ingrese a las finanzas las ganancias
planificadas, el resto iría a sus bolsillos y a los de sus
cómplices, la ilegalidad estriba en que utilizó capital y recursos
del Estado para su enriquecimiento aun cuando no le haya causado
daños, en apariencia; ¿y el consumidor qué?
Por otro lado, se da el caso de una cremería en la
que se vende la leche asignada para hacer helados en lugar de
utilizarla para lo que es la razón de ser de la entidad;
sencillamente se afecta el servicio a los clientes solo porque
resulta más rentable, no para el Estado o el pueblo, eso está claro.
Un sistema de control meramente económico podría ser burlado en
casos como estos, que solo son dos ejemplos entre tantos que podrían
citarse. Cabría citar aquí una idea central del Guerrillero Heroico
respecto a la construcción del socialismo: es la racionalidad
económica la que debe subordinarse a la racionalidad social y no a
la inversa, lo que no quiere decir que tengan que ser poco rentables
e ineficientes nuestras instituciones.
Resumiendo, la responsabilidad de utilizar bien los
recursos y controlarlos rigurosamente está en manos de personas, en
la mayoría de los casos, las mismas que los manejan directa o
indirectamente. He aquí la importancia capital de apuntalar desde la
formación de valores en nuestras escuelas hasta la incidencia real y
definitiva de las políticas y tareas de nuestras organizaciones,
sobre todo el Partido, la UJC y los sindicatos, que deben ser los
primeros en prevenir, detectar y denunciar, si es preciso, el delito
y sus responsables, sin tener que esperar a la llegada de "los
mecanismos".
No es un tema exclusivamente de la economía, el
fenómeno se aprecia en otros sectores de igual o mayor importancia.
El acierto de los revolucionarios cubanos que realmente están
convencidos de la necesidad de cambios en nuestra sociedad, estará
en conducir cada una de sus acciones bajo la premisa de que el
socialismo es un sistema totalmente nuevo como totalmente justo,
pues debe construirse, básicamente, con el esfuerzo de hombres y
mujeres que tienen, además, el reto de ir rectificando en el camino
los errores propios y ajenos.
Parafraseando al Maestro, no seamos nosotros los que
dejemos caer la espada ni la descuidemos de forma tal que pueda
nuestro enemigo arrebatárnosla.
P. J. Reyes Acuña
Seguridad en la transportación de pasajeros
Aumentan los accidentes del tránsito y al parecer
disminuye la conciencia de la existencia de este flagelo en la mente
de muchas personas que utilizamos la vía pública. Casi todos
pensamos igual:
"Eso no tiene que ver conmigo".
Los potenciales pasajeros que diariamente circulamos
por las calles de nuestra capital, vemos y sentimos la preocupación
de ser víctimas de lamentables accidentes del tránsito en cualquiera
de las vías por donde circulan, rápidos y furiosos, numerosos
vehículos particulares que compiten como si fuera en una autopista
para ganar el pasajero más próximo y así llegar primero o
posiblemente no llegar al destino final si tenemos en cuenta el
riesgo que corren al circular a altas velocidades por vías
congestionadas de vehículos y peatones.
Es imposible aceptar que el señor dinero vuelva tan
egoístas y acaparadores a muchos conductores, los cuales corren
numerosos peligros que acechan a los pasajeros y a ellos mismos con
los consiguientes sufrimientos personales y familiares que traen
aparejados los lamentables accidentes del tránsito, una de las
causas principales de muerte en nuestro país. Muchos de estos
accidentes se pueden evitar, pero para eso tiene que operar
diariamente un sistema de vigilancia policial no para dar consejos,
sino para aplicar las correspondientes multas establecidas en el
renovado Código de Seguridad Vial, el cual tiene que ser de
obligatoria observación y cumplimiento por parte de conductores y
peatones. Se sabe y comprende que los agentes del tránsito no pueden
estar en todas partes a la vez, pero habrá que hacer puntos de
control sobre todo en la Avenida Boyeros, porque algunos choferes de
autos con cara de Willis, Toyotas y otros más viejos no respetan la
Ley y sobre todo lo relativo a la seguridad en la transportación de
pasajeros.
Hay que reconocer que existen vehículos en que
dueños-conductores, no muchos, son ejemplo a seguir donde el
pasajero monta y siente, además del buen trato, responsabilidad y
seguridad en la vía, no paran en los espacios destinados para los
ómnibus, no circulan a exceso de velocidad y no compiten con otros
iguales para ganar más ni se aprovechan de la hora pico o de la
noche para subir el precio del pasaje. Estos operadores del
transporte tienen conciencia de que allí puede viajar su médico, el
que fue su maestro o lo es de sus hijos, un amigo, un vecino, en
fin, alguien que puede ser muy cercano en los sentimientos de
solidaridad.
Hay que prevenir para conservar la vida que es una
sola. Todos queremos llegar a viejos. Evitar los accidentes del
tránsito es posible desde el puesto de conductor y también desde la
posición del peatón.
E. Rodríguez Rivera
Indisciplinas y falta de exigencia en la
no-higiene de La Habana
Todo ciudadano que ama su país y desea una linda
imagen de la capital, La Habana, quiere, ante todo, que permanezca
limpia. Más aún si ha recorrido otras ciudades de Cuba y se
vislumbra la ausencia total de desechos. Incluso, visité
recientemente la ciudad de Bayamo y no existe ni siquiera un latón,
o sea el sistema de recogida y la disciplina de sus pobladores no
necesita la presencia en sus calles de esos depósitos.
Puedo mencionar diferentes calles que en estos días
he caminado por La Habana: San Rafael, a dos cuadras de la calle
Infanta, la calle Salud entre Gervasio y Escobar, hay un cúmulo de
desechos, incluyendo restos de madera, que denotan la indisciplina y
la falta de exigencia, primero de los ciudadanos que habitan en esa
zona y de las autoridades y sistema de recogida de los Servicios
Comunales. Ni hablar de los céspedes que están llenos de latas,
papeles, etc., producto de todo aquel que no encuentra un depósito
cerca y decide botarlo en cualquier parte. Eso es indisciplina
social.
En La capital habitamos los habaneros y todo cubano
que por diversas causas ha decidido constituir su hogar en esta
linda ciudad. Además de miles de extranjeros que nos visitan a
diario o que también viven en ella. Por tanto es de vital
importancia mantenerla sana y la higiene es un factor esencial en
esta cualidad para sus habitantes y cuidado del medio ambiente.
Considero que es necesario restablecer el sistema
que regula la higiene de la capital. Si todas las ciudades de Cuba
lo logran, ¿por qué no en este territorio? Todos conocemos la
complejidad de La Habana, pero ¿cuál es el sistema que existe en
esta ciudad? Se impone exigir a las autoridades competentes y
activar las medidas legales para aquellos que incumplen con lo
establecido. El orden y limpieza de La Habana es indispensable entre
todos.
R. Tablada Pérez