Publicada
el 10 de agosto de 2012
Para enrumbar la economía es necesario concatenar tres
conceptos: eficiencia, eficacia y efectividad
Regresaba el viernes 3 de agosto de una larga
búsqueda de plátanos vianda, cuando me topo con el magnífico,
valiente y oportuno artículo de Sheyla Delgado Guerra, titulado
"Indolencia ‘por racimos’", publicado en ese órgano de prensa.
Cuán mal uno se siente cuando ve un reportaje como
ese donde se prueba cómo toneladas de un producto ausente en el
mercado habanero, se pierden por problemas tecnicistas y
organizativos. Ese día solo se podían encontrar, al menos en el
Consejo Popular de Miramar, municipio de Playa, en el mercado de 19
y 42, a un precio oscilante entre tres y cuatro pesos la unidad.
Hilvanando publicaciones recientes me saltan de
inmediato otros dos escritos instructivos y oportunos: "¿Eficientes
o eficaces?" y "La hora de los más aptos", de Félix López y Luis
Sexto, respectivamente, publicados por Granma y Juventud
Rebelde los días 13 y 29 de julio, por ese orden. En ellos se tratan
aspectos básicos para enrumbar la economía de nuestro país: la
eficiencia, la eficacia y la efectividad, y la necesidad de
concatenar estos tres conceptos si de verdad se quiere cumplir con
la máxima de la economía socialista de satisfacer las crecientes
necesidades materiales y espirituales del pueblo.
Para cumplir con ello lo primero que tiene que
existir es racionalidad a la hora de establecer los planes. Lo
primero es conocer la demanda de un producto dado y hasta qué precio
se está en condiciones de pagar por él, pero desgraciadamente el
Instituto de la Demanda Interna desapareció hace bastante y hoy día
no sé de qué forma esta se establece con bases sólidas. Así se
podrán cumplir planes de producción y distribución y hasta se puede
ser formalmente eficiente, pero nunca eficaces y mucho menos
efectivos.
Como dijera el compañero Raúl en la clausura de la
última sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular:
"Se trata... , de que junto con la actualización del modelo
económico dejemos de pensar (solo) en la supervivencia y pasemos a
proyectar con racionalidad, profundidad y optimismo las principales
líneas de desarrollo sostenible de la economía y los recursos e
infraestructura que se requerirán para ello".
Gracias a los tres periodistas por sus
aleccionadores artículos y a quienes corresponda, de favor les pido
que recuerden que la racionalidad es la base de la economía y todo
lo que se haga es para satisfacer las necesidades del pueblo. Llega
la hora de que solo demos por cumplidos los planes que se logran con
eficiencia, eficacia y efectividad. Solo así estaremos
verdaderamente actualizando nuestro modelo económico.
T. Sáenz Coopat
Desatención sí, desconocimiento no
Muchos son los temas actuales que se tratan en esta
sección, algunos con respuestas inmediatas y otros no, pero
quisiera, si se entendiera, tratar uno que también reviste suma
importancia especialmente para un sector tan sacrificado de la
población como somos los trabajadores, y es lo concerniente a todo
lo que se viene haciendo en una de las esferas más sensibles del
derecho laboral cubano que es la Seguridad y Salud en el Trabajo,
actividad a la que no todos los que tienen que velar por ella le
prestan igual atención y en otros casos me atrevería a decir a
título propio que hasta muchos se muestran inmunes ante las
violaciones derivadas de visitas, controles etc., y no creo que el
problema sea el desconocimiento.
Si en nuestro país la protección e higiene de los
trabajadores en su concepción teórica y práctica, se sustenta en
tres principios básicos que son lo político, constitucional y
jurídico, ¿cómo es posible entonces que todavía a estas alturas,
transcurridos ya 53 años de Revolución, existan directivos,
funcionarios o jefes a cualquier nivel que se desentiendan de ello.
La Ley No. 13 no derogada aún, establece, entre
otras obligaciones, "incluir en la propuesta de los planes, los
medios necesarios de protección personal y contra incendios y,
después de incluidos, que se obtengan, así como su correcta
distribución, el adiestramiento para su uso, la supervisión del
empleo y la supervisión adecuada de los mismos".
Estas y otras cuestiones contempladas en la citada
Ley, así como otras previstas en la Resolución No.50 de 2008 y 39 de
2007, Anexo 2, sección 9, ambas del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, son vulneradas restándoseles la importancia que
realmente requieren y un ejemplo claro está en la poca o nula
atención que las administraciones hacen de los señalamientos sobre
violaciones que las inspecciones que realiza el MININT u otros
organismos facultados para ello detectan cuando visitan cualquier
empresa, entre las que están la falta de aterramiento contra
descargas eléctricas, carencia de medios de extinción de incendios
tanto para la preservación de las instalaciones como para los autos,
por citar solo dos casos, llevándose por formalismo a planes de
medidas que nunca se ejecutan, pero lo más triste no es en sí el
incumplimiento de la tarea sino la insensibilidad y el irrespeto con
que enfrentan la actividad y ante este mal actuar no se observa
accionamiento alguno, es como si los que tienen responsabilidad en
ello gozaran de total impunidad.
Hay organismos que ni siquiera tienen implementada
la actividad, otros la tienen y es como si nada pues no le prestan
atención, es solo puro formalismo. Cuando se elaboran los planes
anuales se incluyen en ellos por cumplir, los medios de protección,
que escasamente las administraciones consideran necesarios y
subestiman muchos otros. ¿Justificación?: la de siempre, falta de
financiamiento; en otros casos, que no hay mercado donde
adquirirlos, o que como solo es en divisa y el organismo no tiene
este tipo de moneda, no se pueden planificar.
Sin embargo, y no me voy a detener en ello, todos
conocemos y hemos visto como para otras cosas que no tienen nada que
ver con el objeto social de cualquier empresa sí aparece
financiamiento rápidamente. Ejemplo: compra de aditamentos y
accesorios que en nada son imprescindibles para el funcionamiento de
los autos, prefiriéndose a veces comprar dos radio-caseteras que
tres extintores, incluso, para los propios autos o ropa y calzado
necesarios para los trabajadores. Pudiéramos seguir enumerando
prioridades pero con las señaladas es suficiente.
Quisiera que de salir este tema a colación, existan
otras personas que se interesen en escribir sobre esto, ya que en
este país son muchos los que dominan esta especialidad y pudieran
contribuir con su conocimiento y experiencia a alertarnos sobre
cosas que estamos dejando de hacer o que se están haciendo mal,
recordemos que nuestro Héroe Nacional dijo en una oportunidad que
"la verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave".
J. Llorente López
Sobre restaurantes de La Habana
Esperé varios días para leer la respuesta del
periódico a la carta del director de Restaurantes de La Habana. Se
suponía que el periódico diera más argumentos y pusiera en su sitio
a un funcionario que al parecer ignora lo que sucede en los
restaurantes que él dirige, e intentó sacudirse una crítica con
justificaciones.
Un lector ha calificado la carta como triunfalista,
yo creo que se quedó corto. Pues el director ha querido demostrar
que su empresa funciona, evadiendo la crítica que le realizaron.
Restaurantes de La Habana debería ser una vergüenza para la empresa
socialista cubana: porque ni es eficiente (sus establecimientos
están vacíos, y si no vendes no eres eficiente) y mucho menos es
eficaz porque tampoco cumple con los objetivos para los que se creó
la empresa (dar un buen servicio al pueblo).
Hay muchas cosas que le podemos preguntar al
director. Por ejemplo, si los restaurantes están vacíos y eso es un
hecho público a la vista, ¿a dónde van a parar todos los suministros
que le entrega el Estado? ¿Por qué la mayoría de los paladares le
han ido dejando sin clientes? ¿Qué dinero produce diariamente uno de
esos restaurantes y si con eso se justifica que estén abiertos?
Granma, si quiere contribuir a que nuestro país
y nuestra sociedad se encaminen por los senderos trazados en los
Lineamientos aprobados en el Congreso del Partido, entonces debe
colocarse a la cabeza de la batalla periodística contra la
indolencia, el triunfalismo y la mentira. Sus periodistas deben ir a
la raíz de los asuntos y decir las cosas como son, con ejemplos, con
pruebas, con investigación, con valor, para que no den oportunidad a
esa respuestas.
Raúl ha dado misiones muy claras a la prensa. Pero
con medias tintas no vamos a ninguna parte. Esta sección de cartas
es para poner las cosas en su sitio no para que se burlen del
pueblo.
R. Álvarez Chang
Ninguna medida higiénica a favor de la salud
sería exagerada
En octubre del 2009, escribí una carta a esa sección
con el título "La lucha contra las epidemias", y se publicó. En ella
reflexionamos sobre un grupo de dificultades que se manifestaban con
la higiene en nuestra capital, no resueltas aún y destacábamos que
muchas de ellas tenían solución si aparecía la voluntad y el interés
por remediarlas. Incluso hicimos algunas proposiciones de cómo
afrontarlas, pero no se observa voluntad ni se acometen acciones
destinadas a mejorar esta importante dirección, lo que nos preocupa
sobremanera, puesto que daña directamente la salud de la población,
y subrayábamos que las medidas preventivas resultaban tan o más
importantes que las curativas.
De manera que se observa poca correspondencia entre
el gran esfuerzo que hace nuestro Estado y el proceder de algunas
instituciones y sectores de la población, veamos:
No es lógico que los tanques de basura permanezcan
destapados casi todo el tiempo, algunos desbordados, otros incluso
con vísceras de animales putrefactas tiradas cercanas al tanque y
otros dañados por descuidos u otras razones, fuente de vectores de
todo tipo y una fetidez insoportable, además, no es casual observar
un poco de escombros a unos centímetros del tanque y encima del
escombro bolsas con desperdicios de todo tipo, por lo que se impone
más vigilancia colectiva, mayor accionar de las autoridades y más
rigor en las medidas legales contra quienes ponen en peligro real la
salud y la vida de los demás.
Muchas personas insensibles arrojan agua contaminada
por el balcón y otras cosas a cualquier hora y cualquier día, y
mientras no se adopten medidas contra esas indisciplinas seguirán
ocurriendo, como un riesgo más para la salud.
Siguen los perros deambulando por todas partes con
su secuela de contaminación, dejando heces por todas partes e
incluso algunos mueren abandonados y después nadie los recoge, a
ello incluimos los caninos con dueños que también en cifras no
despreciables utilizan las aceras y portales de los edificios para
sus necesidades, aumentando la cantidad de moscas y otros insectos
que se posan encima de los alimentos destapados que se venden en la
calle, incluyendo nuestro pan, como el más vulnerable y no
exageramos al reiterar que con estas acciones se pone en riesgo no
solo la salud, sino también en muchos casos hasta la vida de las
personas.
Algunas panaderías nuestras están situadas en áreas
de poca higiene, con aguas pútridas y otras suciedades a un metro o
menos de donde se despacha el pan, y el riesgo de contaminarse este
es alto, además, los que despachan el pan y otros alimentos, con las
mismas manos que manosean el dinero, apuntan en la libreta y
realizan otras acciones, toman el pan y aún a nadie se le ha
ocurrido una variante para resolver esto, y alternativas: ¡claro que
las hay!, basta pensar un poco: si hay dos personas, una cobra y
apunta y la otra solamente entrega el pan y eso incluso ahorra
tiempo. Además, en casi todas las panaderías los trabajadores fuman
encima de los alimentos y los que los despachan también fuman y
hablan encima de los alimentos.
Basta de permitir que en muchos sitios estatales y
particulares comercialicen productos alimenticios destapados, con
insuficiente higiene, hablan encima de estos, espantan las moscas
con un cartón o con las manos y otras anomalías que, evidentemente,
ponen en peligro la salud de los demás, pienso que es hora de
erradicar estas manifiestas deficiencias y en ello debemos ser
severos, sistemáticos y sin compromisos con nadie, con la salud de
la población no se juega y eso debe quedar claro. Con un poco de
voluntad e interés podemos: ninguna medida a favor de la salud sería
exagerada.
Siento la necesidad de destacar que, a pesar de la
campaña que se desarrolla contra el tabaquismo, en casi todos los
lugares que prestan servicios a la población, las personas fuman y
te lanzan el humo encima como lo más natural del mundo, incluyendo
centros comerciales y de gastronomía, por supuesto que esto va
contra la salud y lo más importante: ¿cuándo y quién le pone orden a
estas manifestaciones contrarias a los objetivos que nos proponemos?
N. Valdés Pereda
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