Publicada
el 15 de junio de 2012
Alarma que no alarma
Desde que se creó Cartas a la Dirección me ha
tocado leer muchísimas cartas, enviadas por personas que se quejan
del ruido que, como un mal (¿incurable?) de las más variadas
"etiologías", se propaga a placer, invade todos los espacios y nos
golpea a diario. Resido en la novena planta de un edificio "alto" y,
a unos metros, existe un punto de distribución de gas licuado. Como
es conocido, en esos puntos se reciben desde CUPET las balas llenas
de gas que se distribuyen a los usuarios y a su vez allí los
usuarios reintegran las balas vacías. La edificación donde radica el
punto está dotada de una alarma que, en determinadas "condiciones"
(que confieso desconocer a ciencia cierta), se "dispara" y emite,
durante cinco interminables minutos, un sonido sumamente intenso,
estridente y penetrante.
Hasta ahí el asunto parece ser claro, no así la
queja, que puede incluso parecer infundada. El primer problema
radica en que ese verdaderamente insoportable y ensordecedor sonido
suele hacerse escuchar repetidamente. Un buen "botón de muestra"
vivido en carne propia, es un caso reciente de dos "disparos" nada
menos que a las 3:10 a.m. y a las 6:20 a.m. hace pocos días.No es
difícil imaginar cuán "placentero" ha de haber sido nuestro sueño
esa aciaga noche. El ejemplo citado es apenas uno entre los cientos
de casos de "disparos" de la alarma, que se han producido de forma
totalmente aleatoria durante estos años, es decir, a cualesquiera de
las horas del día, la noche y la madrugada.
No están claras para mí, y supongo que le ocurre lo
mismo a la mayoría de las víctimas de la referida agresión acústica
de que estamos siendo víctimas, las causas que suelen inducir los
respectivos disparos. Lo que sí puedo asegurar es que ni la vez
mencionada ni ninguno de los cientos y cientos de veces, de día y de
noche, en que se produjeron "condiciones" de "disparo" se personó
nadie en las proximidades del edificio donde está montada la alarma
acústica, con excepción del personal que labora en el punto y
estrictamente en los horarios laborales normales. En otras palabras,
que esta es una "alarma que no alarma".
Cabe entonces preguntarse: Si absolutamente nadie
acude a nada cuando suena ¿qué lógica tiene tener instalada y
funcionando una alarma acústica (que no sea para molestar a los
vecinos, claro)? Cabe suponer que exista algún dispositivo central,
donde radiquen responsables, técnicos y equipamiento para controlar
todo el sistema de alarmas, incluyendo registros de los "disparos",
e incluso los compañeros de ese dispositivo podrían verse obligados
a aplicar casuísticamente medidas que eventualmente reclame la
situación. Pero esas personas, en la mayoría de los casos prácticos,
son incapaces de escuchar siquiera el sonido de la alarma, pues
suelen estar físicamente alejados (en su lugar de trabajo, sus
casas, u otros lugares). En otras palabras: lo más seguro es que
ellos ni hicieron acto de presencia ni les tocó, como a mí,
"levitar" esa madrugada. De modo que, en el mejor de los casos, se
enterarían por alguna vía electrónica no acústica.
Pero llevamos muchos años sufriendo la secuela de
esta inexplicable situación. Es rara la semana en que no se
produzcan varios "disparos" de la alarma. El compañero Delegado de
nuestra circunscripción conoce (y padece como los demás vecinos) tal
situación, pero no solo la conoce sino que nos consta que lleva
largo tiempo intentando infructuosamente solucionarla, a pesar de
haber acudido a las instancias correspondientes. La respuesta
sempiterna es que "no se puede quitar la alarma acústica".
R. Haber Haber
Inquietudes de un trabajador por cuenta propia
Somos un grupo de trabajadores por cuenta propia que
luego de un extenso estudio de mercado efectuado nos hemos dado
cuenta de que los trabajadores por cuenta propia, al menos los que
pensamos brindar servicios a las entidades estatales
fundamentalmente, nos encontramos en una batalla de "león pa’ mono",
como diríamos en el argot callejero.
El porqué resulta muy sencillo, además del rechazo
inicial por parte de algunos directivos de hacer negocios con
cuentapropistas surgió uno no tan nuevo, un papel que estableció una
norma. Pues sí, tan simple como eso, y es que muchas de las empresas
visitadas luego de ver nuestras fichas de precios quedaban
enamoradas de primera instancia pues estas cumplían sus tan
anhelados sueños de bajar costos por concepto de servicios y porque
al fin iban a poder solucionar problemas que llevan años arrastrando
como equipos rotos, en la mayoría de sus casos, debido a la falta de
divisas para ejecutar reparaciones, mantenimientos programados,
etcétera.
Todo bien y lindo hasta ahí, pero, y que casi nunca
son buenos, el paraguas se traba pues muchas de ellas solamente
podían efectuar sus mantenimientos y reparaciones con las empresas a
las cuales sus ministerios les habían ordenado, por resolución, que
podía hacer este tipo de negociaciones, debido a que eran empresas
creadas con ese objeto social dentro de estos organismos y que en su
momento pudieron tener un efecto positivo, pero en los momentos
actuales que vive el país en cuanto a su reordenamiento estructural
y debido a la escasez de dinero por lo alto de los costos de los
alimentos a adquirir, me parece que resultan inoperativas ya. La
fundamentación de ello es sencilla.
Pongamos un ejemplo simple, cada empresa de estas
tiene al menos una representación provincial, a ello súmele gastos
por reparación y mantenimiento de los inmuebles que posee, salarios
no pocas veces bajos, gasto energético, porque todas poseen aire
acondicionado, al menos un auto y el combustible de este y todo un
largo y extenso grupo de etcéteras que las vuelven inoperativas por
la falta de insumos para sus servicios, teniendo que solventar todo
eso con precios sumamente elevados para los clientes.
Entonces, cabe preguntarse si según lo planteado en
el Lineamiento número 2 sobre el reconocimiento y promoción de todas
las formas productivas y que cada una de estas formas productivas en
conjunto deben contribuir a elevar la eficiencia del país, ¿por qué
no dejar que las empresas sean las que libremente determinen con
quién desean hacer los contratos y quién les brinda el servicio de
forma más eficiente? ¿O es que se pretende mantener con vida
empresas cuya ineficiencia e inoperatividad causan malestar a sus
clientes, además de los gastos al Estado en cuanto a importaciones
de productos que muchas veces terminan en destinos para los cuales
no fueron concebidos, además de la insatisfacción y el deterioro
paulatino y progresivo de los indicadores de las entidades que se
encuentran amarradas a ellos y que los llevan como lastre que no
pueden soltar por un papel de arriba.
Pienso que debemos cambiar aún muchas cosas para que
realmente podamos llegar a alcanzar los parámetros de eficiencia y
calidad que nuestra máxima dirección pide y que nuestro país
requiere, es algo en lo que se debe reflexionar y que bien valdría
la pena.
J. R. Cañete Álvarez
Sobre los especuladores: Les estamos pagando por robarnos
Tantas cartas sobre el mismo tema, reportajes de
televisión, entrevistas, nada cambia y seguimos esperando a que
alguien haga algo. Algunos tratan de justificarlos con la nueva
modalidad del trabajo por cuenta propia y que el culpable es el
Estado porque no crea comercios con ventas mayoristas, esa es la
falacia que no nos deja ver. Todos estamos equivocados, los
revendedores o para ser exacto: especuladores, no tienen ningún
amparo legal, no lo he buscado y si está contemplado (creo que es un
gran error como el del vendedor de CD y DVD), el oficio por cuenta
propia de vendedor de artículos industriales no existe en Cuba ¿o es
que alguna industria o importador aquí es particular? Tampoco soy de
la opinión de que en realidad resuelvan algún problema a alguien, la
demanda es grande y la oferta es acaparada por ellos con la
complicidad de los que trabajan en comercios y almacenes. Ellos
lucran con el sudor de los que trabajamos y generamos riqueza para
este país.
Para mí la solución es combatirlos y extender el
horario de los centros comerciales, ferreterías, etcétera, para que
las personas que tienen un horario de trabajo puedan acceder a
satisfacer sus necesidades sin abandonar su jornada laboral. Creo
que el único país del mundo en el que los comercios cierran tan
temprano es aquí, todo el que ha viajado sabe que lo normal en
cualquier parte es 9:00 o 10:00 p.m.
A la par de esta medida desarrollemos una campaña
nacional: ¡No le compre a los especuladores! Cada vez que
"resolvemos" alguna necesidad con ellos, me refiero a los artículos
que nos hacen el "favor" de comprar en las tiendas para luego
revendernos, les estamos pagando por robarnos, al menos yo me siento
así: estafado. Como mismo hacemos campañas contra el hábito de fumar
y las adicciones o contra el cáncer digámosle ¡¡¡NO!!! a los
especuladores. Somos nosotros mismos los que los estamos
alimentando.
I. E. Rodríguez Pérez
Lo peor es la impunidad
Leer el periódico diariamente es algo cotidiano y
necesario para mí. Conocer del acontecer nacional e internacional es
algo vital para todos. Cartas a la dirección es una sección
que no pierdo cada viernes, por la sinceridad, por la crítica, por
la libertad, por la forma enérgica de enfrentar los problemas, que
son, cada vez más, causados por nosotros mismos. Coincido al más
alto porcentaje con la lectora L. García González, en su escrito
titulado "¿Cuándo comenzaremos a actuar enérgicamente con los
indisciplinados?".
La pérdida de valores es algo que ha desquebrajado
la sociedad y a su vez la cultura, trayendo consigo males que
afectan la buena convivencia, la disciplina y el orden. Me pregunto,
¿a quién le corresponde velar por esto, por la música hasta altas
horas de la noche, por la carrera de autos en la vía, por el
vertimiento de desechos sólidos fuera de lugar, por la venta de
productos en mal estado, por las demoras en los servicios, por las
malas ofertas, por los precios altos, por la reventa de mercancías?
Sería grande la lista de cosas que acometen personas
inescrupulosas y que conllevan a indisciplinas sociales. Llamémonos
a salvar la identidad, a cuidar nuestros valores, a respetar al
prójimo, a respetar y cuidar lo colectivo. Existen las leyes,
hagámoslas cumplir, porque lo peor que puede existir es la
impunidad.
Y. Rodríguez
Un problema que muchos afrontamos
Soy trabajador de la División Copextel Granma. Mi
misiva va dirigida a hacer reflexionar a los encargados que dictan,
modifican, instrumentan y aplican leyes en el tema económico.
Los pagos menores que se realizan en las empresas
son necesarios. Hoy existen muchos servicios que ellas mismas no
pueden solucionar, y esta es la vía recomendada y obligada en aras
de continuar trabajando. Llámense a estos pagos, los realizados a:
cerrajeros, poncheros, mecánicos, electricistas, pago de sellos en
los estanquillos de correos, pago al somatón, etcétera. Por los
organismos involucrados en el proceso de actualización, se tomó la
sabia decisión, de eliminar el límite a pagar a trabajadores por
cuenta propia (100 CUP). ¿Dónde esta mi inquietud?
No es posible que, en los momentos actuales, para yo
hacer una demanda de una entidad por incumplimiento de impago a
final de mes, tenga que comprar con mi salario el sello de 10 pesos
que solucionará la legalización de este documento, por el cual si
incumplo, puedo por ley, perder el estímulo, lo que me pone en una
disyuntiva. ¿Cómo es posible que para pasar el somatón un carro, yo
tenga que pagar de mi bolsillo para solucionar el tan deseado
trámite? ¿Cómo es posible que para reparar una bomba de freno o
cualquier agregado menor de los motores, la confección de una junta
de motor o la confección de una llave, yo tenga que pagar desde 15 y
hasta 500 pesos de mi bolsillo, según el mercado de la oferta y la
demanda? Estos casos son a diario. Aun así, todos tratamos de
enfrentar esta situación, por la necesidad del cumplimiento de un
plan de producción y la obtención del estímulo.
Ahora usted dice: déjame aportar hoy, pero la
devolución del efectivo pasa por una cantidad de trámites que ronda
en el mejor de los casos, las dos semanas, en el peor, el mes. Es
necesario buscar la vía de solución de esta problemática que hoy
afecta a varios trabajadores y conozco de varios casos similares en
otros sectores. A la administración le corresponde solucionar esta
deficiencia.
L. Álvarez Montero
Sin agua… es complicado vivir
Desde hace más de cinco años, está rota la maestra
que suministra agua a mi cuadra en la calle C y la siguiente, en
Monterrey, San Miguel del Padrón. En el barrio el agua llega a todas
las casas un día sí y otro no, pero el día que nos toca existe esta
rotura, es de suponer que no tenemos acceso a ella.
Mis vecinos y yo hemos hecho varias gestiones con
las autoridades del municipio sin encontrar respuesta alguna.
En una ocasión vinieron los de Aguas de La Habana,
midieron el salidero y expresaron que no tenían materiales para
arreglarlo, que en cuanto estos entraran al país, sería una de las
prioridades este problema. Señores, esto fue hace más de tres años,
y hasta ahora nadie se ha acercado siquiera a darnos alguna
respuesta.
L. López Estévez
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